Convaleciente por las secuelas de los 135 días de su vigesimotercera huelga de hambre y sed desde los años 90, Guillermo Fariñas no daba abasto a atender a los medios que buscaban su reacción por la concesión del Premio Sájarov. Con paciencia repetía que sentía «tristeza» porque para ganarlo tuvo que morir Orlando Zapata tras 85 días de ayuno.
Desde la oposición interna celebraban el tercer galardón concedido a un compatriota en ocho años, mientras que, como era previsible, no hubo reacción oficial, salvo la difusión de un mensaje escrito y en vídeo de Fidel Castro, afirmando que «en una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad. Todas las armas nucleares o convencionales, todo lo que sirva para hacer guerra, deben desaparecer», como una forma de minimizar el impacto del efecto Fariñas en los medios.
El disidente, de 48 años y conocido por 'Coco', dedicó el premio a Zapata y a los «mártires» que «han muerto por la democracia» en Cuba. «Este premio no lo ganó Fariñas sino el pueblo cubano», aseguró tras señalar que se trata de un reconocimiento a los presos políticos en prisión. También admitió que es un premio «táctico, flaco (…) El premio al que yo aspiro es a la democracia de Cuba, ese es el Premio Gordo de Cuba y por ese seguiré luchando aunque me cueste la vida».
Para las Damas de Blanco es un «ejemplo de persona abnegada y dedicada por entero a un ideal». La Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRNN) lo felicitó «por su trayectoria cívica y su generosidad al exponer su vida» por «la libertad de los prisioneros de conciencia cubanos».