El empresario que negocie una operación en Cuba debe acostumbrarse a sus características bastante 'especiales', como lidiar con la doble moneda, que se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para propios y extraños.
El problema deriva de la coexistencia del peso cubano (1914), llamado CUP, y el peso convertible (1994), el CUC, sin cotización fuera de la isla. Cuando nació el primero, tenía paridad de cambio con el dólar. Este uso de la otrora proscrita divisa estadounidense fue aprobado en 1993, y estuvo en circulación hasta 2003.
El tipo de cambio aplicado en las casas habilitadas para ello es de 24 CUP por cada CUC. Sin embargo, el tipo oficial para empresas e instituciones públicas es de uno por uno. A su vez, el dólar en efectivo se cambia a 0,92, pero se le añade un gravamen del 10 %. Y el euro cotiza según lo que valga el dólar en el mercado internacional.
El personal local se contrata y paga a través de una empresa. Recibe el salario en CUC y lo paga en CUP. Luego se hace la 'vista gorda' para desembolsos en especie o bajo manga.