Monday, May 2, 2011 | Por Francisco Chaviano González
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – Carlos Marx criticó la
ganancia de los capitalistas como una extorsión del sudor obrero que
definió con la palabra "plusvalía", y Lenin puso en práctica la
dictadura del proletariado.
El socialismo real, como se le conoce por ser lo opuesto a su filosofía,
es una maquinaria cuyo fundamento práctico es el engaño, y a ello
dedican la mayor parte de sus esfuerzos y recursos los gobiernos que lo
imponen. Su vehículo inicial fue la Internacional Socialista, que
enfatiza en su himno: "Ni César, ni burgués, ni Dios, debemos de ser los
obreros, los que guiemos el tren". Bajo este manto se fomentan los
sindicatos izquierdistas, caracterizados por la intransigencia y la
violencia.
Cuando estas huestes llegan al poder sitúan a su caudillo entre César y
Dios, y el clan que le rodea ocupa de hecho el lugar de los burgueses,
de quienes se diferencian por ser malversadores, deshonestos y malos
trabajadores.
Al principio el pueblo se llena de expectativas al beneficiarse con los
mendrugos del despojo perpetrado contra los capitalistas y algunas
facilidades de empleo, educación, salud pública, pero las efímeras
ventajas iniciales pronto desaparecen por la desidia y los malos manejos
del poder, mientras se entroniza una represión integral que siembra
temor hasta para pensar.
Si, en 1940, Jesús Menéndez, un conocido sindicalista comunista cubano,
luchó por la causa del diferencial azucarero: fracciones de centavos
dejadas de pagar en el equivalente a las 50 libras diarias por cortador
de caña; hoy el partido que representaba aquel líder obrero y por el que
entregó su vida, paga la decima parte a los obreros por una producción
mucho mayor. Lo mismo ocurre con todos los empleos, con un salario medio
general de menos de un dólar al día, a contrapelo de lo establecido por
la Organización Internacional del Trabajo.
Para colofón, desaparecen los sindicatos independientes y surge uno
centralizado que responde sólo a los intereses del gobierno y es un
flagelo contra el obrero. Los trabajadores cubanos son dependientes e
indefensos ante el gobierno, su empleador, y la relación establecida es
una neo esclavitud. Esto se hace más evidente en las contrataciones de
empleados cubanos a compañías extranjeras, tanto en el país como en el
extranjero, donde el trabajador, luego de la plusvalía que dejó al
capitalista extranjero, es despojado del 95% de su paga por el gobierno
comunista, una especie de "plus estafa".
A esta explotación se suman los precios exorbitantes a que nos vende el
gobierno los bienes más indispensables. En Cuba, un par de zapatos de
mala calidad cuesta el salario de dos meses y hacen falta 10 días de
salario para comprar un pollo congelado. Ahora pretenden eliminar la
canasta alimentaria básica, que venden a precios subsidiados a través de
la libreta de racionamiento y que apenas alcanza para los primeros días
del mes. Agrava la miseria el gravamen que impone el gobierno sobre las
remesas familiares que envían los cubanos del exilio.
El pueblo vivió esperanzado con que al fin se resolverían algunos de
los problemas en el VI Congreso del Partido y, como siempre, terminó
defraudado. Ahora los sueños deben esperar hasta la I Conferencia
Nacional de los comunistas, a finales de 2011.
Ayer, 1ro de mayo, muchos extranjeros estuvieron en la Plaza de la
Revolución para celebrar el Día del Trabajo junto a los comunistas
cubanos, sin saber que los trabajadores de este país, víctimas de la
plus estafa comunista, no tienen absolutamente nada que festejar.
http://www.cubanet.org/articulos/de-la-plusvalia-a-la-estafa-comunista/