Como institución, la Iglesia católica es un lobby político y económico de los más influyentes a escala mundial, sus miembros actúan en todos los órdenes de las estructuras de poder, intentando influir en cualquier decisión donde vean atacados sus principios de fe. Para ello no han dudado en aliarse con el mismísimo diablo. Luego vienen las justificaciones y los rezos. Durante el nazismo y el fascismo, los papas Pío XI y Pío XII, amén de cardenales, obispos y sacerdotes, dieron su beneplácito a Hitler y Mussolini, siendo corresponsables de regímenes de muerte y exterminio. En América Latina Juan Pablo II, mientras excomulgaba a los teólogos de la liberación, se hacía cómplice de crímenes de lesa humanidad, justificando el asesinato de cristianos, protestantes, ateos y agnósticos a manos de los cancerberos de la religión católica. Pinochet, Videla, Banzer, Somoza y otros se contaron entre sus amigos personales. En España su comportamiento no ha sido diferente. Durante la tiranía franquista elevaron a su mayor asesino, Francisco Franco, a la categoría de caudillo de España por la gracia de Dios. De esta guisa, los mensajeros de Cristo en la tierra avalaron los fusilamientos de cientos de miles de republicanos bajo la acusación de ateos, comunistas y masones. Para ellos no hubo perdón. Sin embargo, esta práctica no es nueva. Siglos atrás, durante las Cruzadas y, más tarde, durante la Inquisición, científicos, brujas y agnósticos fueron torturados hasta morir por su condición de herejes. En este sentido, le cabe a la Iglesia católica el nefasto honor de haber legado al mundo tormentos que fueron aplicados con celo único por jesuitas, dominicos y franciscanos durante siglos. Hoy, desde el Estado vaticano, se encubre a curas pedófilos y se mantiene la política de pedir perdón, en ningún caso excomulgar a los inculpados.
El Estado vaticano es un propagandista de conductas racistas, homófobas y xenófobas, y en los siglos XVII y XIX, de la esclavitud. El papa Pío IX escribe en 1866: "en términos absolutos, en modo alguno repugna a la ley natural y divina, y puede haber muchas justificaciones para la esclavitud, como se puede ver consultando a los teólogos e intérpretes aprobados del canon sagrado. Porque el dominio que tiene un amo respecto de un esclavo no se debe entender más que como el perpetuo derecho de disponer aquél, para su provecho, del trabajo del siervo, siendo legítimo que una persona le ofrezca el dominio a otra". De esto se deduce que no repugna a la ley natural y divina que un esclavo sea vendido, comprado o regalado, en tanto en esta venta, compra, regalo o cambio se observen las condiciones que aquellos autores hayan aprobado.
Para divulgar sus propuestas cuentan con radioemisoras, periódicos, editoriales y canales de televisión. En cuanto Estado, el Vaticano es una economía saneada. La crisis le afecta poco. Su riqueza se multiplica exponencialmente. Para mantenerla no recurre al milagro de reproducir los peces y los panes, de forma menos glamurosa actúa como un empresario capitalista. Se dedica a la actividad especulativa y financiera. Invierte en las bolsas de Nueva York, Tokio, París, Londres, Roma o Madrid. Es terrateniente, dueña de bancos y entre sus posesiones destacamos palacios, castillos, edificios, centros de recreo, clínicas, colegios, etcétera. La Iglesia atesora el mayor patrimonio cultural del mundo. Obras de arte, esculturas, joyas, pinturas, amén de sus lugares de culto, auténticos hitos arquitectónicos: sin ir más lejos la Sagrada Familia, en Barcelona. Poseen universidades, colegios e institutos para adoctrinar a niños en la concepción de la familia y el matrimonio, mostrando su rechazo al divorcio, al aborto y vindicando la abstinencia sexual. En España el episcopado organiza manifestaciones en contra del ordenamiento jurídico y llama a la desobediencia civil y la insumisión de maestros, médicos y padres de familia, amparando conductas anticonstitucionales. Incluso el viaje de Benedicto XVI tiene como agenda oculta verificar las políticas y las acciones contra las nuevas leyes del aborto y el matrimonio de familias homosexuales. Resulta curioso que el gobierno del PSOE haga público, en estos momentos, en pleno viaje del Papa, su renuncia a proponer en el parlamento la ley de libertad religiosa, por considerarla inapropiada y fuera de la tradición católica española.
La Iglesia católica, para maquillar su intolerancia y mostrar su compromiso con la sociedad, construye clínicas, orfanatos y residencias de la tercera edad para seguir practicando su proselitismo y acrecentar sus bienes por la vía de testamentos en lechos de muerte. No es extraño que Benedicto XVI, en su visita a Barcelona, ponga la primera piedra en un centro de minusválidos psíquicos como expresión de la caridad cristiana. Todo un detalle por su parte. Por otra parte, la Iglesia posee medios económicos suficientes para sufragar los viajes de sus representantes. Sin duda los costos de esta visita privada no le haría caer en la bancarrota. Y si planteara problemas de liquidez, le queda la opción de pedir limosna a sus fieles. Pero no es el caso. En la visita de Benedicto XVI, los ayuntamientos de Barcelona y Santiago de Compostela sustraerán del erario la suma de seis millones de euros para que Su Santidad se sienta cómodo. Seguridad, parafernalia y retrasmisión televisiva por entes públicos. La justificación de las autoridades civiles es de libro. Señalan que la visita papal constituye un acto extraordinario para llenar los hoteles y que millones de personas contemplen la Sagrada Familia en Barcelona y la catedral compostelana. En total la visita papal retraerá de las arcas públicas una cantidad superior a 10 millones de euros. Cifra nada despreciable en tiempos de crisis. Por consiguiente este viaje, financiado con el dinero de todos los españoles, es un insulto al pueblo español. Pero al mismo tiempo es demostración de la debilidad de las autoridades democráticas pertenecientes a un Estado aconfesional. Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que la Iglesia española, desde sus orígenes, se ha caracterizado por estar ligada a las fuerzas más oscurantistas e inquisidoras, jugando un papel involutivo y hoy antidemocrático.
Tras la noticia de que el Papa Ratzinger visitaría el Estado español se han lanzado diferentes campañas desde diferentes colectivos para reivindicar un Estado laico real y demandar la depuración total de los privilegios de la Iglesia católica. La campaña “No con mis impuestos”, impulsada por diferentes entidades y personas a titulo individual, subraya la incoherencia de que el Papa sea a la misma vez jefe de un Estado y de una Iglesia, y denuncia el hecho de que los ciudadanos y ciudadanas del Estado español tengan que pagar con sus impuestos la visita de alguien que representa unas ideas con las que no están de acuerdo. Algunas de estas ideas son el rechazo de la Iglesia católica a la igualdad de género, su homofobia, la impunidad en los casos de pederastia, su posición respecto al uso del preservativo o sus privilegios estatales.
En Catalunya, se ha creado la Plataforma “Jo no t’espero”, que agrupa a diferentes colectivos que se oponen a la visita del Papa. Uno de ellos es el “Movimiento Laico y Progresista”, que ha convocado una manifestación en la ciudad condal para el 4 de noviembre. Además, la CGT, el sindicato mayoritario de empresas de autobuses de la ciudad ha convocado una huelga para el 7 de noviembre para protestar contra la visita. El mismo domingo también habrá otra manifestación que ha sido convocada por “Dones Feministes contra el Papa” para protestar contra la misoginia del Vaticano y su inacción ante los casos de pederastia dentro de la Iglesia.
La oposición al viaje de Ratzinger viene también de partidos políticos como Iniciativa per Catalunya o Izquierda Unida (y su brazo catalán Esquerra Unida i Alternativa), que aunque forman parte del gobierno tripartito en Catalunya, han mostrado su rechazo a esta visita y se han negado a participar en cualquier acto institucional durante la misma. Por otra parte, las acciones en contra de la visita papal no sólo vienen de colectivos externos a la Iglesia católica sino que colectivos disidentes dentro de la misma también aprovecharán la ocasión para protestar por la visión hegemónica de la jerarquía eclesiástica, la cual difiere de otros colectivos como Cristianos de Base, Mujeres en la Iglesia, Iglesia Plural, etc. Para estos colectivos, Benedicto XVI representa sólo a una parte de la Iglesia católica y no a la totalidad de los ciudadanos y ciudadanas que comparten la fe cristiana.
Esta diferenciación es importante. La oposición a la visita del Papa por parte de los movimientos sociales no viene de la oposición a las personas que comparten la fe cristiana, sino de la oposición a la ideología dominante de la Iglesia católica, representada en la figura del Papa como su máximo propagandista y contra los privilegios que ésta tiene en la relación con el Estado. Dentro de esta Iglesia, sin embargo, existen muchas sensibilidades que no tienen por qué compartir las ideas hegemónicas de la misma transmitidas por la jerarquía.
Existen numerosos colectivos cristianos que están a favor del aborto, la homosexualidad, el uso del preservativo, en contra del celibato y otros que seguro que están en contra de las declaraciones de Rouco Varela de hace unos días, en las que afirmaba que teníamos que regresar a las raíces cristianas de la nación española y reivindicar la familia tradicional como el pilar de la misma.
La visita del Papa representa a la ideología de una parte de la Iglesia católica que se alinea con una visión tradicionalista, reaccionaria y clasista de la sociedad en que vivimos. Como consecuencia, la oposición a la misma tiene que ver con la oposición de gran parte de esta sociedad a unas ideas que perpetúan la opresión y discriminación de algunos colectivos sociales. Además, en época de crisis llama la atención el gran gasto que supone este viaje. Es más que ofensivo que las administraciones públicas realicen tal dispenso cuando están recortando gastos en la sanidad y la educación públicas. No hay dinero para los servicios sociales ni para el funcionariado pero sí para la visita del líder de una Iglesia a un Estado laico.
Marxismo y religión
Dentro de los movimientos sociales existen diferentes motivaciones por las cuales diferentes colectivos se oponen a la visita de Ratzinger. Grupos LGTBI o feministas denuncian la postura discriminatoria que mantiene el Vaticano cuando se posiciona en contra del matrimonio gay o en contra del aborto. Otros grupos reivindican la consecución real de un Estado laico, donde no haya ninguna Iglesia privilegiada respecto a otras. Y otros grupos quieren denunciar simplemente el derroche de dinero que hará el Estado mientras hay millones de parados y paradas y precarios y precarias que no llegan a fin de mes.
Para los y las marxistas, todas estas motivaciones son válidas. Todas estas ideas, que conforman un pensamiento conservador y clasista, no surgen de la nada, sino que son una consecuencia del mundo material en el que vivimos. Derivan de la manera en la que los seres humanos nos relacionamos, de cómo producimos y de cómo consumimos. La concepción marxista de la religión parte de la idea principal de que el pensamiento humano deriva del mundo material y no al revés.
Ésta es una visión optimista de la Historia, ya que significa que cambiando esas condiciones materiales se puede conseguir también un cambio de ideas. A lo largo de la Historia se han observado miles de casos en los que el paso de un modelo de producción a otro ha dado lugar también a un cambio en las relaciones sociales. Además, en un momento histórico concreto estas ideas tampoco son permanentes e inamovibles. En un mismo modelo de sociedad conviven diferentes modos de producción y diferentes clases sociales, lo cual da lugar a diferentes interpretaciones sobre la religión. De ahí que, en la actualidad, colectivos cristianos de base disientan de la ideología dominante de la jerarquía católica.
De esta manera, los marxistas no nos oponemos a la religión de manera abstracta, en el campo de las ideas solamente, sino que proponemos una lucha en el campo material para poder derribar el pensamiento conservador y reaccionario. Para los marxistas, la religión es una cuestión individual y privada. La cuestión no es tener fe en Dios o no, sino si esta fe impide la consecución de un mundo sin opresión ni explotación. La religión es un conjunto de ideas inventadas por los seres humanos. Por una parte, es una respuesta a la alienación humana y, por otra, es una herramienta de la clase dominante.
La famosa frase de Marx “la religión es el opio del pueblo” ha sido malinterpretada desde diferentes ámbitos para argumentar que el marxismo está en contra de la religión de manera abstracta y que en el socialismo se prohibiría la religión por decreto. Se le ha adjudicado al marxismo una especie de ateísmo militante aislado de la realidad social. De alguna manera, si analizamos la religión desde un punto de vista materialista podemos decir que ser marxista y creer en Dios al mismo tiempo es incompatible. Sin embargo, la conciencia y la ideología no son estados puros e inmóviles, sino que están condicionados por la realidad social que experimentan los seres humanos. Un ejemplo de ello lo encontramos en Malcolm X, quien en un principio basó su lucha por los derechos civiles en los fundamentos religiosos del Islam y que progresivamente fue incorporando las ideas de la lucha de clase a su pensamiento.
A lo largo de la historia, podemos encontrar casos en los que un movimiento social con ideas religiosas ha jugado un papel progresista y liberador durante un conflicto (por ejemplo, los católicos en Irlanda del Norte que lucharon contra la opresión nacional). Además, también se da el caso que en una misma religión existan colectivos que defienden las posiciones de la clase dominante y otros que defienden los derechos de las clases populares. Ese es el caso, por ejemplo, del cristianismo en América Latina, donde por un lado podemos encontrar a grupos católicos pro-dictadores y a favor de la oligarquía y, por el otro, a seguidores de la Teología de la Liberación, que está al lado de la clase trabajadora y de los oprimidos y oprimidas.
Frente a un hecho o conflicto con connotaciones religiosas, como es ahora la visita del Papa, los marxistas no podemos dejar de lado la cuestión de clase a la hora de determinar cómo nos relacionamos con él. Como afirma John Molyneux, miembro del Socialist Worker Party de Gran Bretaña: “Para determinar la actitud de los marxistas hacia los movimientos populares de tinte religioso, los marxistas no toman como punto de referencia las creencias religiosas de los líderes del movimiento o las doctrinas de esa religión, sino el rol político del movimiento basado en las fuerzas sociales y los intereses a los que representa”.
La visita de Benedicto XVI representa los intereses de la clase dominante y refuerza la ideología reaccionaria que ésta tiene sobre los colectivos oprimidos de nuestra sociedad. Nuestra oposición a la misma viene por el rechazo de estas ideas y no por un rechazo de la religión en general. Seguro que en las manifestaciones contra el Papa nos encontramos marxistas, ateos, cristianos, musulmanes, etc. con un mismo objetivo: denunciar las injusticias y conseguir la liberación de los colectivos oprimidos."
Santiago de Compostela (España), 6 nov (EFE).- Los príncipes de Asturias han recibido a las 11:30 horas de hoy en el aeropuerto de Lavacolla de Santiago de Compostela al papa Benedicto XVI, que inicia en la capital gallega su segunda visita a España.
El Papa es recibido en Santiago de Compostela
El papa Benedicto XVI le reza y abraza al Apóstol Santiago
Viaje en España. Benedicto XVI consagra la Sagrada Familia: "Vosotros sois el templo de Dios"
Viaje en España: El Papa dedica la Sagrada Familia como basílica
¿Por qué los representantes de la monarquía, sin contar con el pueblo, les dan, de la caja común, del presupuesto del Estado, 10.000.000.000 de euros a los delegados de otro Estado como es el Vaticano?
¿Se entendería si se los diese gratis a otro Estado improductivo y rico? ¿Por qué no se le da ese dinero a un Estado que lo necesite?
Para empezar sería difícil saber dónde hay otro Estado improductivo y además rico, porque no hay ninguno igual al Vaticano. Más aún, es un estado que sostiene para si mismo y para los demás todo un programa a implantar –a eso le llaman intervencionismo- en los restantes Estados del mundo, y ese programa intervencionista es clasista como ninguno, con auto atribuciones divinas a los pobres solo caridad, no solidaridad –la solidaridad implica denuncia de los causantes, lucha contra ellos, acción transformadora de la realidad,…- En el programa intervencionista del Estado Vaticano consta la desigualdad entre el hombre y la mujer, y en su conformación como Estado así lo tienen instituido. De la misma manera hacen todo lo posible para impedir que la mujer pueda disponer de sus derechos para decidir por si misma.
También en el programa intervencionista del Estado Vaticanista figura el apoderamiento de los centros de enseñanza, de información y el control financiero, su acción se desarrolla en esos medios, ¿cómo es posible, qué le debe el régimen monárquico, para que se permita todo esto a un Estado teocrático y absolutista?, ¿por qué se les entrega a los hijos de una sociedad que se cree moderna?, una explicación sabida: para atemorizar a quienes están en edad de formación, de igual manera articulan las noticias, para atemorizar a la población, son palabras en el aire, ambientación con la que presionar y someter la conciencia que duda, reflexiona o no acepta el mundo tal y como lo establecen quienes se lo entregan, y controlar y adueñarse de los canales por los que discurre el dinero y del dinero mismo. El capitalismo es la divina pasión que los une.
¿El Estado Vaticano es un Estado democrático, es igualitario, es justo? ¿Por qué el régimen monárquico comparte tu dinero mi dinero, nuestro dinero con semejante cuerpo antidemócrata, improductivo y sin embargo rico? ¿Es una compañía de seguridad para los regímenes injustos y cobra por su tarea?
Es el único Estado que no admite la reproducción entre los que lo conforman, tiene crecimiento cero, y trata de imponer al resto de la población mundial la reproducción de criadero, curioso método de combate contra los desposeídos y su lucha por la libertad y la justicia social, contra la igualdad entre los géneros, contra otras opciones sexuales, contra la naturaleza y la lucha contra el hambre y otros problemas que ocasiona el sistema que defienden.
Es hora de preguntar a los actuales gerentes que hacen de gobierno ¿cuánto le debe el régimen monárquico al Estado intervencionista Vaticano para que le entregue miles de millones de euros todos los años, además de los centros de enseñanza, los medios de información con su personal más seguidista al frente, para que se instale en las instituciones del Estado a todas las alturas, e imponga sus condiciones y su representación al margen de cualquier método democrático, para que se enriquezca en el mundo empresarial y financiero, y se llegue a ser tan servil que hasta se le paguen los viajes y las estancias por el territorio del Estado español y sea recibido con los mayores honores que empeñan cantidades de dinero fastuosas, mientras un millón doscientos mil trabajadores no tienen ninguna cobertura social, condenados al infierno de la ¡caridad!. ¿Hablamos de la crisis? ¿Hablamos del 20% de los trabajadores en paro? ¿Hablamos del 35 % de los jóvenes subempleados con trabajos temporales y sueldos miserables? ¿Hablamos de la supresión de becas? ¿Hablamos del mercado, porque es un mercado de esclavos, de trabajo por las calles y plazas por ejemplo de Madrid? Hablamos de la situación de l@s pensionistas, sobre todo mujeres que hasta un 60% de ellas perciben apenas unos cientos de euros al mes y viven en la absoluta miseria? ¿Hablamos de la Ley de Reforma Laboral mediante la que se despide diariamente a los trabajadores cerrándoles el camino legal de cualquier recurso? ¿Hablamos de los miles de miembros de la clase obrera que rebuscan en las basuras de los grandes comercios y los basureros de las ciudades como Madrid?..., pero hay que dejar de hablar ya, la desvergüenza de los gerentes del régimen monárquico y quienes aprueban todas y cada una de sus decisiones, como fundirse un montón de millones en fiestas que agraden al capo vaticanista y hacerle la propaganda de su ideario, ahogan, y hace falta tomar aire, respirar.
¿Por qué los representantes de la monarquía, sin contar con el pueblo, les dan, de la caja común, de los presupuestos del Estado, 10.000.000.000 de euros a los delegados de otros Estado como es el Vaticano?
¿Se entendería si se le diese gratis a otro Estado improductivo y rico?
¿Qué le debe el régimen monárquico español al Estado Vaticano?
Supongo que el hecho de que los excesos verbales no figuren todavía expresamente incluidos dentro de los pecados capitales hace que la jerarquía católica haya hecho de su práctica un auténtico leitmotiv. El objeto de sus iras verbales ha incluido a ideologías (todas las imaginables menos el capitalismo), mujeres, gays, seropositivos y hasta meros objetos de latex y poliuretano como el condón.
Y cuando parecía que en el infierno al que nos habían condenado las “iras divinas” ya no cabía ni un alfiler, va el Papa y, durante su visita al Reino Unido, arremete contra el ateísmo, al que compara con el nazismo.
La salida de tono vaticana podría haber pasado sin pena ni gloria como una broma de mal gusto, si tenemos en cuenta que la solidez científica y la rigurosidad brillan por su ausencia entre la jerarquía católica.
Pero el comentario ha destapado la caja de los truenos por proceder de alguien que de adolescente vistió el uniforme de las juventudes hitlerianas y que es la cabeza visible de un “Estado” que existe como tal en virtud de un pacto con el gobierno fascista de Mussolini.
Las vinculaciones y buena sintonía del vaticano con el nazismo y las dictaduras en general son hechos bien conocidos y documentados. Pero, como parece que la existencia de pruebas irrefutables no les hace callar, quizás habría que hacerlo con un toque de humor, como el científico Richard Dawkins, que en su discurso al final de la manifestación de más de 15.000 personas en Londres contra la visita del Papa dijo: “Adolf Hitler era católico. Fue bautizado y jamás renunció a su bautismo (…). Si la Iglesia católica quiere contar a todos los bautizados como católicos, también tiene que contar a Adolf Hitler como uno de los suyos”.
Para Dawkins, la creación de un nuevo chivo expiatorio en el ateísmo tiene una razón de ser, y es la de intentar desviar la atención de los múltiples frentes que tiene abiertos Benedicto XVI, al que algunos ya denominan el jefe de la mayor banda de pedófilos.
Si es que, al final, tiene razón el dicho popular “pones un circo y te crecen los enanos"
O la visita del Papa es la del representante máximo de la Iglesia Católica o es la de un Jefe de Estado. No tengo nada en contra de que venga en calidad de una cosa o de la otra. Me da lo mismo que lo mismo me da.
Ahora bien, de lo que sí estoy en contra es que viniendo en calidad de líder religioso, confunda sus papeles y actúe como Jefe de Estado y viceversa. Y lo que me indigna es que en este Estado aconfesional no sepamos exigirle que venga en calidad de una cosa o de la otra y todas las partes obren en consecuencia.
Porque si viene en calidad de Papa, lo menos que debiera exigírsele es que el coste del tinglado que monta no corra por cuenta del contribuyente sino que lo paguen a escote sus fervorosos seguidores. Igual ya les hace menos gracia divina.
Y no sólo eso, si no que también debiera exigírsele que se ocupara exclusivamente de los asuntos de la fe -esos para los que no es necesaria la comprensión y el raciocinio y basta con la creencia-, y ni se le ocurriera hablar de cuestiones políticas y, mucho menos, permitirse recomendaciones que le vienen largas y que, puestas en boca de cualquier otro Jefe de Estado, serían motivo de un conflicto diplomático grave.
Y es que tiene narices que el Papa llegue a elevar de categoría a la Sagrada Familia (y eso que no está previsto terminarla hasta el 2026) y se permita, de paso, pontificar sobre políticas públicas para las familias de este país.
Él, que es el jefe de Estado de la última teocracia que queda en Europa y el líder de una religión que niega ese derecho a sus fieles más fieles. Él, que acoge y protege en el seno de su comunidad religiosa a más pederastas que ninguna otra organización social reconocida sin que ello se haya traducido en una investigación policial a nivel internacional. Él, que gobierna un Estado cuya única política pública es la intromisión en las decisiones soberanas de los ciudadanos de otros Estados. Él, precisamente él, se permite decir que "La iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización", (sobre el hombre no ha opinado si debe realizarse en el trabajo y en el bar o en el trabajo y en el estadio de fútbol porque lo del hogar ya se sabe que piensa que es cosa de mujeres) "y para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado" (los demás que se fastidien, ¡por modernos!).
A eso se le llama no tener medida: no sólo viene de gorra sino que, además, se lanza a pedir dinero público para los suyos como si alguien le hubiera demandado su opinión al respecto o no supiéramos decidir entre nosotros lo que queremos hacer o dejar de hacer con nuestros impuestos.
A mí me da que en este país, a base de predicar la tolerancia, nos hemos vuelto tontos y hasta el Papa se ha dado cuenta.
¿Alguien puede pensar qué hubiera pasado si esas mismas declaraciones las hubiera hecho el Jefe de Estado de otra teocracia y líder religioso –léase, por ejemplo, el Líder Supremo de Irán, Alí Jameini-, en una visita para inaugurar una mezquita?
No es muy difícil de imaginar: ¡de momento iba a venir ése a decirle al país que ha ganado el Mundial de fútbol lo que debe de hacer el gobierno con las familias españolas! Y es que una cosa es la Alianza de Civilizaciones y otra que te mienten a las madres y a los padres de este país. Salvo si eres el Papa de Roma, claro está, porque entonces tú mismo te das bula para decir lo que te salga del botafumeiro y más si estás en un país aconfesional que sigue financiando a la Iglesia Católica con más de 6 mil millones de euros al año. Pero ese tema, al igual que la ley de libertad religiosa, no lo toquemos, que estamos en crisis y este gobierno tiene que centrarse en sacarnos de ella y estas cuestiones le distraen.
Alberto Montero Soler (amontero@uma.es) es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga y puedes leer otros textos suyos en su blogLa Otra Economía.
Sumisos, arrodillados, besando manos y pies de impíos y falsarios poderes insacia
Lo recordaba Jesús Bastante en Público [1]: hace pocos días el gobierno había anunciado que la Ley de Libertad Religiosa [2] –que en absoluto era una ley a favor del laicismo ni mucho menos una ley anticlerical- quedaba ubicada definitivamente en un cajón cerrado a cal y canto, en el abultado archivo de las claudicaciones. Unos quince diputados, varios ministros, el presidente del gobierno y el presidente del Congreso de Diputados, la segunda y tercera autoridad de un Estado que dice ser no confesional, han acompañado al señor Ratzinger en su visita privada-pastoral a Santiago y Barcelona.
El máximo responsable de un Estado que no ha firmado la Convención Europea de Derechos Humanos no templó gaitas. Inmediatamente antes de pisar suelo español, denunció con su usual voz falsaria que "en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta" [3]. Añadió: "Y ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz".
Desgraciadamente el Jefe de este Estado teocrático, sesgada y discriminatoriamente varonil, está errado, muy errado. Él lo sabe bien: agita huracanes que esperan sean rentables para sus arcas. No ha nacido en España todavía, en el país de Manuel Azaña, Negrín, Tagüeña, Ibárruri y Alvárez del Vayo, un secularismo fuerte, un movimiento laico equiparable al de la digna y añorada Segunda República española que ponga a la Iglesia católica en su sitio, que sin duda no es donde ahora está, y que, demostrado está, la estrategia del apaciguamiento es inútil. Son insaciables. Sin que ello implique abonar, desde luego, ningún acto incendiario -asunto sobre el que sus insidias, dicho sea entre paréntesis, tampoco tienen parangón por su cortedad de miras, su calculada exageración y su neta incomprensión neta del asunto- ningún desencuentro, ninguna separación entre corrientes y tradiciones de lucha social. Los cristianos y comunistas que lucharon codo a codo contra la fascista dictadura nacional-católica son prueba no olvidada de que no hay sectarismo alguno en la vindicación. De hecho, numerosos cristianos de base están avergonzados con los actuales mandatarios de la Santa Sede y por sus representantes en España
En España, por si faltara poco, y según la profundísima meditación del señor Ratzinger se necesita una “reevangelización", la búsqueda de "un lugar de encuentro entre fe y laicidad", con esta última postrada a los pies de la primera, un nacional-catolicismo renovado en las formas, una mayor subordinación de la sociedad a los símbolos, cultura, intereses e instituciones católicas, en momentos donde los inimaginables privilegios económicos de la Institución, en impuestos, tierras, ayudas y educación, no tienen parangón.
¿Inesperado lo sucedido? Todo estaba en la agenda prevista. No causan extrañeza estas declaraciones del máximo responsable del único Estado teocrático europeo. De un Estado que debe su existencia a los favores del líder fascista italiano, aquel sádico que encarceló a Gramsci y tantos otros comunistas italianos. De un Estado cuyos representantes en España pasearon bajo palio durante décadas al dictador golpista africanista, bendijeron el golpe fascista de 1936 al que etiquetaron de Cruzada, cobrando su colaboración en poder, privilegios, conversiones forzadas de presas y presos antifascistas y en colaboración con la desaparición de hijos e hijas de prisioneros republicanos. Tal como eran, tal como son. Pero… ¿Y el gobierno? Una de bravas que se acerca el invierno… Están algo sorprendidos eso sí. ¡Sorprendidos!
A su llegada al aeropuerto de Lavacolla, esperaban al Jefe teocrático, además de los devotos príncipes de Asturias, el vicepresidente primero y los ministros José Blanco y Francisco Caamaño. En Barcelona, le esperan José Bono, el señor Zapatero y Ramón Jáuregui. Rubalcaba conocía las inefables palabras papeles cuando entró a conversar con mister Ratzinger en la tarde del sábado. Cuatro minutos duró la conversación. La tesis oficial no se alteró ni en una coma: "Las relaciones entre España y la Santa Sede son buenas", afirmó el vicepresidente. Total colaboración del Ejecutivo en esta visita y en la que realizará Herr Ratzinger el próximo agosto a Madrid, añadió el dirigente “socialista”. El presidente, según se afirma, se “vio obligado” a recordar al Papa de la Iglesia romana que España era un Estado aconfesional, reconociendo, eso sí, el peso en nuestro país de la Iglesia católica.
Gaspar Llamazares ha puesto un poco de cordura en todo este disparate, en toda esta infamia. No tuvo ningún reparo a la hora de denunciar que las palabras del señor Ratzinger suponían "una injerencia inaceptable en la vida política del país que ha ido a visitar" [4], añadiendo: "Su intervención es un insulto y una afrenta a la democracia española y a la memoria democrática de los españoles…es un sarcasmo que el líder de la Iglesia católica, cómplice de una de las dictaduras más sangrientas de la historia, venga a dar lecciones". ¡Por fin alguien se atreve a formular, con claridad y distinción, enunciados razonables! ¡Por fin alguien no se postra a los pies de unos caballos desbridados cada vez más insaciables!
Mister Ratzinger tuve además la osadía de lanzar una proclama a favor de la verdad y la libertad. "Entre verdad y libertad hay una relación estrecha y necesaria. La búsqueda honesta de la verdad, la aspiración a ella, es la condición para una auténtica libertad. No se puede vivir una sin otra”, declaró. Añadió: "la Iglesia está al servicio de ambas". ¡Qué cinismo! ¡El mundo al revés! ¡Alicia en el país de la tergiversación y la cara esculpida con hormigón y cemento armado! ¡La verdad y la libertad como señas de identidad de una institución que no movió (en su jerarquía) un dedo contra el nazismo y que apoyó durante cuatro décadas al dictador Franco y a otros dictadores como Videla o Pinochet! ¡La Iglesia que condenó a Bruno y a Galileo, que ha censurado todo lo que ha podido y bastante más, al servicio de la verdad y la libertad, en la senda de la búsqueda honesta de la verdad!
Ni que decir tiene que el Jefe del Estado Vaticano no hizo referencia alguna a las víctimas de abusos sexuales por parte del clero católico. A Carlos Sánchez Matto, de “Iglesia sin Abusos”, no le ha sorprendido su silencio. A muchos otros tampoco. En la tarde del sábado, Ratzinger reivindicó las raíces cristianas de Europa y proclamó que "es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa". ¡Resonar gozosamente! ¡Qué Dios, europeo o no, nos coja confesados… y con las maletas a punto!
Hace años, casi veinte, un pensador, él sí, que siempre ha buscado honestamente –y sin descanso- la verdad, la justicia, la igualdad y la libertad auténticas, un amigo de lucha de muchos combatientes cristianos-comunistas como Alfonso Carlos Comín, abrió sus Discursos para insumisos discretos [5] con un poema en el que expone, como si fuera una película, lúcida y veraz, de política-ficción, lo sucedido en estas dos décadas de escarnio e infamia. Vale la pena recordarlo. Lleva por título “Bienvenido, Mr. Ratzinger” y está escrito antes de que el responsable del Santísimo Tribunal inquisidor se hiciera con las riendas del máximo poder de esa institución falsariamente llamada “Santa Sede”:
Cuando el asunto parecía finalmente liquidado
y era ya seguro que “aquello” no regresaría
para inquietar atormentadas mentes infantiles,
cuando su crisis había sido diagnosticada como última
y “aquello” era tan sólo materia para chistes académicos,
cuando podíamos ya airear nuestras miserias
sin las viejas restricciones moralistas,
cuando ya el otro Karl [6] no tenía adversarios
de talla
y el canto al final de las ideologías
bajaba de la Academia a la calle,
cuando ya nada se oponía, amigos,
a que pudiéramos ser tan cínicos
como nuestros enemigos,
cuando empezábamos a identificarnos con la Auténtica Vida,
esto es, la de los otros,
y el ser de una pieza resultaba de mal gusto,
cuando la divisa del día era ya todo vale
y todos estábamos de acuerdo
en que todo está permitido
menos alterar las sabias leyes del mercado,
la bicha volvió.
La desenterró el Inquisidor Ratzinger, oh maravilla,
contra los nuevos teólogos.
Y entonces quedó definitivamente demostrado
que el marxismo no era una ciencia,
compañeros.
Definitivamente demostrado: el marxismo no es una ciencia, no es sólo saber, conocimiento teórico, es también dignidad, lucha política. El coraje que debe acompañar a todo ciudadano socialista, a todo ciudadano, que se precie de serlo. ¡Sin postrarse de rodillas, sin besar manos de inquisidores que arremetieron y arremeten contra todo indicio de liberación, contra todo signo de razonable y no sectario laicismo, contra el enorme caudal de liberación social que representan tantos y tantos cristianos de base que en el mundo luchan y combaten por un mundo justo, libre e igualitario que no esté en manos de mandarines religiosos! De ellos o de los otros, claro está.. Rubén .-
Santiago de Compostela (España), 6 nov (EFE).- Los príncipes de Asturias han recibido a las 11:30 horas de hoy en el aeropuerto de Lavacolla de Santiago de Compostela al papa Benedicto XVI, que inicia en la capital gallega su segunda visita a España.
El Papa es recibido en Santiago de Compostela
El papa Benedicto XVI le reza y abraza al Apóstol Santiago
Viaje en España. Benedicto XVI consagra la Sagrada Familia: "Vosotros sois el templo de Dios"
Viaje en España: El Papa dedica la Sagrada Familia como basílica
Benedicto XVI expresa su preocupación por el "laicismo agresivo" que existe en España (fue un encarguito de la sacrosanta conferencia episcopal española)
El Papa vincula el laicismo de la España de Zapatero con el anticlericalismo de la II República
El 'bombazo' soltado por el Sumo Pontífice deja estupefacto al Gobierno socialista
"En la España de ZP, laicista light, no se queman iglesia ni se persigue a los curas; al contrario, el Estado recauda fondos para la Iglesia y ayuda a restaurar las catedrales"
La Iglesia pidió perdón "un pelín" tarde por el genocidio de la Inquisición durante siglos, pero no pidió perdón por su total implicación con el franquismo, y además este papa se negó a condenar las penas de muerte para los homosexuales en algunos países islámicos, no dice nada de las lapidaciones, etc. El anterior, Woijtila, se declaró en contra del proceso a Pinochet.
Definitivamente demostrado: el marxismo no es solamente una ciencia, no es sólo saber, conocimiento teórico, es también dignidad, lucha política. El coraje que debe acompañar a todo ciudadano socialista, a todo ciudadano, que se precie de serlo. ¡Sin postrarse de rodillas, sin besar manos de inquisidores que arremetieron y arremeten contra todo indicio de liberación, contra todo signo de razonable y no sectario laicismo, contra el enorme caudal de liberación social que representan tantos y tantos cristianos de base que en el mundo luchan y combaten por un mundo justo, libre e igualitario que no esté en manos de mandarines religiosos! De ellos o de los otros, claro está.. Rubén .-