Alicia González, directora de la Cátedra de Género, Sexología y Educación Sexual, de la UCP Enrique José Varona.
La Habana, junio (Especial de SEMlac).- Educar sistemáticamente al profesorado es clave para propiciar relaciones de equidad, más plenas y justas, entre adolescentes y jóvenes.
Hacia ese objetivo avanza un proyecto conjunto entre las Universidades de Ciencias Pedagógicas (UCP) Enrique José Varona, de la capital, y José de la Luz y Caballero, de la oriental provincia de Holguín, con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
"Nos propusimos fortalecer la formación del profesorado y el estudiantado de nuestras universidades desde una perspectiva de género, a fin de superar el sexismo y la violencia que limitan su pleno desarrollo personal y profesional", precisó a SEMlac la doctora Alicia González, directora de la Cátedra de Género, Sexología y Educación Sexual, de la UCP Enrique José Varona.
Enmarcado en el eje dedicado a la educación del Plan de Acción de Cuba a partir de la Conferencia Internacional de la Mujer de Beijing, el proyecto realizó, primero, un diagnóstico del sector al que iba dedicado.
"Detectamos, entre estudiantes y educadores, una deficiente preparación para los procesos educativos integrales con enfoque de género, así como problemas de comunicación y algunas manifestaciones de machismo y sexismo en el contexto escolar", explicó González durante las jornadas del recién concluido I Congreso Ibero Cubano de Género, Educación, Salud y Desarrollo Humano, donde se presentaron algunos resultados de la experiencia.
Similares situaciones pueden encontrarse entre el alumnado, e incluso en algunas de sus familias, de las escuelas donde ejercerán su profesión los actuales estudiantes de las UCP, a la vuelta de unos años.
Así lo han confirmado los resultados de estudios anteriores del Ministerio de Educación vinculados a la aplicación del proyecto "Educación formal para conductas sexuales responsables", llevado a cabo en secundarias básicas de varias provincias cubanas, con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Con casi una década de duración, este proyecto del Ministerio de Educción detectó, en ese nivel educacional, la presencia de machismo y sexismo, y también manifestaciones de violencia de género. Igualmente, la ocurrencia de embarazos tempranos, fundamentalmente por falta de información y preparación.
La profesora Anabel Naranjo, de la universidad pedagógica José de la Luz y Caballero, de Holguín, y parte del equipo que puso en práctica el actual proyecto de las UCP, aportó otros elementos.
Según esta especialista, la indagación inicial que llevaron a cabo también buscó saber cómo era el proceso de construcción de la masculinidad y la feminidad del profesional en formación de la educación, y conocer sus necesidades de aprendizaje en materia de género.
"Al principio el diagnóstico nos asustó", reveló a SEMlac. "Les preguntamos si el sexo de sus alumnos influiría en la relación de comunicación que establecerían con ellos y el 90 por ciento de las y los encuestados dijeron que sí, que no sería igual la comunicación, ni el trato, ni los métodos educativos en el caso de enfrentarse a una muchacha o un varón", abundó.
Según esos resultados, se estimula más a las muchachas a estudiar, a ser autodidactas, se les brinda más atención que a sus compañeros varones, lo que indica que el proceso de aprendizaje podría estar marcado por rasgos de sexismo.
En consecuencia, los equipos de Holguín y La Habana previeron la capacitación de 40 profesoras y profesores de sus facultades y sedes. Paralelamente, planificaron la realización de talleres de reflexión grupal con un total de 120 estudiantes; y consultas de orientación individual con quienes presentaran dificultades en su enfrentamiento a la vida sexual, de pareja, familiar, social o profesional.
El 87 por ciento de los estudiantes y el 91 por ciento del profesorado sujetos a la experiencia fueron mujeres, evidenciando una realidad palpable en todo el sistema de educación de la isla: la mayoría de sus miembros son de sexo femenino.
"Basamos la preparación de los estudiantes en los contenidos de una disciplina de estudios que atraviesa el currículo durante los cinco años de todas las carreras, que es la Formación Pedagógica General", detalló Naranjo.
"A través de ella fuimos introduciendo el enfoque de género para verlo de manera integral, holística; no solo desde la educación de la sexualidad, sino desde la sociología, la comunicación, la orientación; desde la misma dirección del proceso docente educativo", agregó.
La ejecución del proyecto en las dos sedes universitarias ha superado todas las expectativas. En total, se logró capacitar a 345 profesores (54 hombres y 291 mujeres) y 565 estudiantes (155 hombres y 410 mujeres), explicó, por su parte, la doctora González.
Otro resultado se relaciona con la búsqueda de espacios permanentes de superación para el futuro.
En ese camino, nacieron dos aulas especializadas, dotadas con el equipamiento técnico necesario para la realización de capacitaciones, eventos, talleres, entrenamientos y otras actividades, una en cada una de las UCP involucradas.
También se consiguió habilitar dos gabinetes de orientación individual y grupal y se editaron libros y folletos con información de valor para propósitos futuros.
En el plano de los beneficios individuales, las encuestas y entrevistas de evaluación evidenciaron que el proyecto ayudó a estudiantes y profesorado a mejorar las relaciones y la comunicación en su vida de pareja, familiar y social.
"También aprendieron a reconocer y combatir la discriminación y la violencia sexual en su vida y con sus alumnos", amplió González.
Una respuesta en particular reveló la utilidad de empeños como este. La totalidad de las y los estudiantes entrevistados demandaron la necesidad de continuar profundizando en los procesos de educación con enfoque de género
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