Te expulsamos de nosotros, quienes quiera que sean, espíritus sucios, todos los poderes satánicos, todos los invasores infernales, todas las legiones malvadas, asambleas y sectas; en el Nombre y por el poder de Nuestro Señor Jesucristo, + que sean extirpados y sacados de la Iglesia de Dios y de las almas hechas a la imagen y semejanza de Dios y redimidas por la Preciosa Sangre del Divino Cordero. + Astuta serpiente, no te atreverás más a engañar a la raza humana, perseguir a la Iglesia, atormentar a los elegidos de Dios y cernirlos como si fueran trigo. + El Dios Mas Alto te ordena. + Él, con quien, en tu gran insolencia, todavía reclamas ser su igual...
"El cual quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad." [ 1Tim. II: 4].
Dios el Padre te ordena. + Dios el Hijo te ordena. + Dios el Espíritu Santo te ordena.+ Cristo, La Palabra de Dios encarnada, te ordena; + Él, quién para salvar nuestra raza perdida a consequencia de tu envidia, "se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte" (Fil. II: 8).
Él quien ha construido Su Iglesia en una roca firme y declarado que las puertas del infierno no triunfarán contra Ella, porque Él residirá con Ella; "Y mirad que Yo con vosotros estoy todos los dias, hasta la consumación del siglo." (S. Mateo XXVIII: 20).
La sagrada Señal de la Cruz te ordena, + como también lo hace el poder de los Misterios de la Fé Cristiana, + La Gloriosa Madre de Dios, La Virgen María, te ordena; + Ella, quién por su humildad y desde el primer momento de Su Inmaculada Concepción, aplastó tu orgullosa cabeza. La Fe de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y los otros Apóstoles te ordenan. + La sangre de los Mártires y la piadosa intercesión de los Santos te ordenan. +
Por lo tanto, maldito dragón, y ustedes, legiones diabólicas, ordenamos por el Dios viviente, + por el Dios verdadero, + por el Dios santo, + por el Dios que "...así amó Dios al mundo: hasta dar su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna." [S. Juan III: 16]; deja de engañar a las criaturas humanas y derramar sobre ellos el veneno de la condenación eterna; deja de dañar a la Iglesia interferiendo con su libertad. Vete, satanás, inventor y maestro de todas las mentiras, enemigo de la salvación del hombre.
Quítate del camino de Cristo en quién no has podido encontrar ninguno de tus trabajos; dale su lugar a la Unica, Santa, Católica y Apostólica Iglesia adquirida por Cristo al precio de Su Sangre. Rebájate por debajo de la toda-poderosa mano de Dios; tiembla y huye cuando invoquemos el Santo y terrible nombre de Jesus, este Nombre, el cual causa al infierno que tiemble, este nombre al cual las Virtudes, Poderes y Dominios del cielo estan humildemente sometidos, este nombre el cual lo Querubines y Serafines alaban incesantemente repitiendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, el Dios de los Ejércitos.