La capital catalana, sociológicamente considerada de izquierdas, ha dejado de serlo tras las elecciones del domingo. Convergència i Unió aventaja en 130.000 votos al PSC. La coalición nacionalista ha barrido en toda la ciudad menos en el distrito de Nou Barris, ubicado de un extremo y de tradición obrera. Con igual idiosincrasia, se han perdido otros cuatro distritos rojos. En todos ellos la caída de los socialistas ha sido proporcional al ascenso de CiU, de entre cinco y ocho puntos.