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General: Estado de Alerta, SuperAznar al rescate
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De: Amaly  (Mensaje original) Enviado: 06/12/2010 08:38

BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS

 

05/12/2010

 

El Rincón del Neocon

 

Estado de Alerta, SuperAznar al rescate

 

La llamada de Mariano me sorprendió jugando a golf con un grupo de amigos con los que suelo practicar en uno de los clubs de lujo de los alrededores de Barajas. Al parecer, el pobre estaba atrapado, como si fuera un ciudadano más, en el aeropuerto de Lanzarote, y me llamaba para ver si desde Madrid podíamos hacer algo para agilizar su salida de las Canarias. Le dije que me diera tiempo para organizarlo y llamé rápidamente al cerebro del equipo, a Esteban.

 

“¿Pero qué dice? – me respondió enseguida Esteban- Lo que tiene que hacer es quedarse en el aeropuerto, conceder entrevistas, grabar vídeos para colgar en su página de Facebook y no echar la culpa, recuérdale esto especialmente –me recalcó el portavoz del partido- a los controladores. Que se mantenga equidistante y que pida que el Gobierno solucione el problema enseguida. ¡Pero ojo! como siempre sin ofrecer una sola propuesta de solución”. “Entiendo Esteban –le respondí- en la línea de siempre”. “Exacto Borja, y tú vete para Barajas y a ver que se cuece por allí, ya me encargo yo de las ruedas de prensa en Madrid, que de ésta sacamos otro puñadito de votos”.

Tras la llamada les comenté a mis compañeros de juego que lo teníamos que dejar ahí, que había un problema en Barajas y que me tenía que ir. “Si lo sabremos nosotros”, me respondieron casi al unísono, mientras entre carcajadas cogían los cochecitos para seguir hasta el siguiente hoyo. Como pude saqué mi modesto Mercedes familiar, entre la marabunta de Lamborghinis y Ferraris que se amontonaban inusualmente, para ser un viernes por la tarde, en el párking del campo de golf, y conseguí llegar a Barajas en pleno apogeo del caos.

Qué gozada ver a todos esos votantes cabreados, yendo de un lado a otro sin rumbo fijo, pero con una idea que les iba creciendo en sus pequeños pero funcionales cerebros: “alguien tiene que pagar esto”. A lo que a mí me vino a la cabeza la conversación con Esteban González Pons: “Y será el Gobierno”. Después de sondear bien el estado de la situación, telefoneé a Esteban para informarle y para preguntarle si podía hacer algo más por el partido. “Quédate si puedes por ahí y me sigues informando, nada más”.

Aburrido yendo de una a otra cola de gente desesperada, me encontré, curiosamente, con quienes había estado jugando a golf sólo un rato antes. “Trabajamos aquí”, me respondieron al ver mi cara de sorpresa”. “¿Y tú?”. “En cierta manera también trabajo aquí hoy –y bajando la voz añadí- Estoy en una misión especial, para el partido”. “Pues no sabes lo que os echamos de menos- me respondió uno de mis nuevos amigos-. Gracias a vuestra reforma llegamos a tener sueldos de más de 600.000 euros anuales, pero con estos…En fin, ahora se van a enterar. ¿Quieres subir a la torre con nosotros y nos tomamos algo?”. Así fue como conseguí acceder al corazón de donde se estaba cociendo todo.

Era la primera vez que estaba en una torre de control. Hacía una noche fría pero clara. Se respiraba paz. Ni un solo avión que estropeara tan bello espectáculo. Los radares completamente vacíos. Una visión irrepetible del aeropuerto. Hasta que un pitido de uno de los radares que seguían trabajando de forma automática, hizo que mis amigos se levantaran nerviosos de sus asientos. “¿Pero quién demonios se atreve a volar hacia aquí?”. El puntito se iba acercando cada vez más, pero no se hacía más grande. “¿Será un pájaro, será un avión?- preguntó uno de los incontrolados controladores. Rápidamente intentaron ponerse en contacto por radio con el extraño y minúsculo objeto volador. Y me bastaron dos palabras para reconocerlo de inmediato, arrebaté el micrófono al controlador que había iniciado el contacto y acerté a decir nerviosamente: “¿José Mari, eres tú?”. “Borjaaa, soy yo, al fin regreso, como le dije al embajador norteamericano: España me necesita”. Y el pobre Mariano, pensé yo, se pierde el regreso de Arturo, ¿cómo se le ocurrió irse precisamente a Lanzarote?

 
 

 
 



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