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General: zoe valdes el negocio del fascismo
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De: albi (Mensaje original) |
Enviado: 07/12/2010 02:50 |
Zoé Valdés: el negocio del fascismo (1)
GUIÓN DE UN EXCELENTE VIDEO
“El Odio es un borracho al fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida”. Charles Baudelaire. (Frase dedicada a Zoé Valdés. Tomada del blog personal de Zoé Valdés).
Jose Manzaneda Parte 1. Apología del dictador Batista “Batista hizo mucho bien por su país”. Zoé Valdés.
La escritora Zoé Valdés es uno de los más conocidos personajes del llamado “anticastrismo” o contrarrevolución cubana. Promocionada por grandes grupos mediáticos y editoriales, cada novela de Zoé Valdés tiene asegurada su rampa de lanzamiento en poderosos diarios, radios y televisiones de varios países. Zoé Valdés es, además, columnista habitual de publicaciones de gran tirada. En sus artículos y entrevistas, la justificación de la invasión de países por parte de Estados Unidos, de las acciones militares de Israel contra el pueblo palestino, o la apología del asesinato político de líderes del Tercer Mundo, son las travesuras permitidas y rentabilizadas por importantes editoriales y medios de comunicación. La Cuba de Batista: un modelo de democracia y desarrolloEn los últimos años, Zoé Valdés encabeza una corriente de revisionismo histórico que reivindica la figura del dictador cubano Fulgencio Batista, derrotado por la Revolución en 1959. Sobre él ha afirmado cosas como las siguientes: “No fue el dictador que se dijo, hizo mucho bien a su país (...), y vivió un exilio digno hasta su muerte”. “Cuba era un modelo de democracia y desarrollo para muchos países. La figura protagónica del escenario cubano (...) lo fue sin duda el presidente Fulgencio Batista, admirado por personalidades (...) como (el presidente) Roosvelt” (" La verdad sobre Batista"). Este discurso revisionista, creado en Miami, que trata de ensalzar el sistema cubano anterior a 1959, para finalmente desmentir logros sociales de la Revolución que hoy son refrendados por diferentes organismos de Naciones Unidas, en los últimos tiempos es reproducido sin sonrojo por periodistas y cargos políticos de la derecha europea. Rescatemos dos citas recientes: Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, afirmaba el 15 de enero de 2009 en entrevista a Libertad Digital TV que “Cuba en el año 59 era uno de los países más prósperos, en aquel momento bastante más rico y más próspero que España” (Libertad Digital, La Tertulia, Entrevista a Esperanza Aguirre, 15 de enero de 2009); la tertuliana Isabel San Sebastián aseguraba en el espacio “La mirada crítica”, del canal privado Telecinco, el 16 de abril de 2009 que “la sanidad y la educación eran mucho mejor entonces (en la época de Batista) que ahora” (Telecinco, La mirada crítica, 16 de abril de 2009.). En octubre de 2008, Zoé Valdés afirmaba en uno de sus artículos lo siguiente: “en el año 1957, Cuba era uno de los países más importantes, desde el punto de vista económico del área, (...) hoy resulta vergonzoso conocer el puesto que ocupa, apenas por encima de Haití” ( “¿Que cincuenta años no son nada? Las consecuencias del régimen de Castro”). Pero, si accedemos al Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), vemos que Cuba ocupa el lugar número 51 entre los 177 estados del mundo, en la sexta posición de América Latina, y dentro del grupo de países con desarrollo humano alto ( PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008). Haití, país citado por Zoé Valdés, ocupa el lugar 146, Nicaragua el 110 o Brasil el 70. En la presentación de este informe, el 23 de marzo de 2008, Susan McDade, representante de Naciones Unidas, afirmó que Cuba ocupa ese destacado lugar gracias a su alta inversión en el gasto público y en los servicios universales de educación y salud (“Reconoce el PNUD alto índice de desarrollo humano de Cuba”).Los “éxitos” de la sanidad de Batista
El 15 de agosto de 2005, Zoé Valdés publicaba en el diario “El mundo” un artículo titulado “La verdad sobre Batista” (“La verdad sobre Batista”), en el que unía la más descarada apología del dictador con la negación de los éxitos de la sanidad cubana tras la Revolución: “Es mentira que los más grandes hospitales cubanos los creó Castro. Todos fueron construidos por Fulgencio Batista, igual que las escuelas, los centros educacionales y sanitarios, que eran inmejorables”. Hay que señalar que, antes de la Revolución, la gran mayoría de la población cubana, básicamente campesina y obrera, no tenía capacidad para pagar seguros y mutuas, que gestionaban la mayor parte de los servicios médicos. Aunque una parte de los grandes hospitales actuales de Cuba ya existían, la Revolución universalizó y mejoró sus servicios, construyó muchos otros hospitales, y creó un sistema público, integral, gratuito y universal de salud que, a diferencia de tantos otras naciones del Sur, hoy llega a todas las comunidades del país. Las mentiras de Zoé Valdés sobre la salud cubana chocan con todos los informes de la Organización Mundial de la Salud, de UNICEF, o del PNUD, que reconocen el sistema de salud de Cuba como modélico para el conjunto de los países de América Latina y Tercer Mundo (“Elogia la OMS sistema de salud primaria en Cuba”). Las tesis de Zoé Valdés sobre las bondades del sistema de salud en el gobierno de Batista son, realmente, reproducción de las defendidas desde Miami por un sector de antiguos médicos privados que abandonaron la Isla al plantearse la organización del actual sistema público de salud que, sin duda, constituyó un atentado directo contra sus intereses económicos ( Sobre el Miami Medical Team). Reivindicación explícita de la mafia de Miami
El apoyo de Zoé Valdés a las posiciones más extremas de Miami se concreta, por ejemplo, en la reivindicación en sus escritos de figuras como Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana y financiador durante años de acciones terroristas en Cuba; de Lincoln Díaz-Balart, congresista republicano que aboga por la guerra económica total a Cuba; o Carlos Alberto Montaner, prófugo de la justicia cubana por la colocación de bombas en los primeros años de la Revolución (“¿Que cincuenta años no son nada? Las consecuencias del régimen de Castro”). Defensa de colaboracionistas de la CIA en el Escambray
Asimismo, Zoé Valdés defiende el papel que jugó lo que denomina “guerrilla anticastrista de (la Sierra del) Escambray” (Op. cit.). Estos grupos fueron armados por la CIA y el gobierno de Eisenhower, tras el triunfo de la Revolución, para apoyar los intentos de invasión a Cuba por parte de tropas de EEUU. Fueron derrotados definitivamente en el año 1966 por el Ejército Rebelde. Zoé Valdés es un personaje público construido en torno a la provocación y el culto al odio. Un personaje rentable, sin duda, para medios y editoriales, necesitados de constantes shows mediáticos que aumenten ventas y audiencias. Estos medios y editoriales son, finalmente, los responsables de haber dado difusión y espacio privilegiado al mensaje de Zoé Valdés: el mensaje del odio, la violencia y el fascismo.
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De: albi |
Enviado: 07/12/2010 03:01 |
MIAMI, ENTRE LA MENTIRA Y LA VERDAD
Enrique Ubieta Gómez | La Habana
A Raúl y Felipe, nuevos amigos
Miami habla español. En el aeropuerto, una empleada de seguridad le increpa a una usuaria desentendida: ven acá mamita, ¿tú crees que yo estoy pintada en la pared? Miami se anuncia como una auténtica ciudad hispana: auténticos café, comida y sabor latinos. Los cubanos no son mayoría, pero hablan más alto, se anuncian y se venden con más énfasis: esta es la verdadera cerveza cubana. Y uno queda atónito ante semejante anuncio: la verdadera, sea de mejor o peor calidad, está allá, en La Habana, o en Holguín. Los anunciantes lo saben. Los compradores también. Es la añoranza de una autenticidad perdida.
En Miami hay tres o cuatro, quizás cinco rascacielos. Aparecen en todas las postalitas, sirven para recordar que aunque te parezca el Sur, eso es el Norte, la antesala hispana del sueño americano. Pero las tiendas del centro no tienen clientes. No lo tenían antes del 11 de septiembre. Y hay dos o tres homeless por cuadra. En el lujoso apartamento que visito trabaja una sirviente nicaragüense. Aun no tiene papeles y no puede visitar a los suyos. Ella quería que Daniel Ortega ganara las elecciones. En realidad, no tiene preferencias políticas, pero confesaba con picardía el secreto de su esperanza: si Ortega gana, nos declaramos refugiados políticos y quizás nos den la residencia. Miami es la ciudad de las simulaciones. Muchas personas mienten para comprar el boleto de entrada. Otras, a falta de mejor empleo, mienten para vivir. Una conocida organización terrorista desfila por sus calles para condenar el terrorismo, y apoyar la guerra contra el pueblo afgano. El Duke Hernández no tiene que mentir para vivir, sólo lanzar la bola en los estadios de béisbol. Sería absurdo que dijera que tuvo una mala preparación técnica en Cuba o que era reprimido en su país, en cuyo equipo nacional olímpico militó. Sencillamente, optó por abandonar a su pueblo, a sus fieles seguidores del estadio del Cerro, y hacerse rico. Es una opción de vida. Le deseo suerte.Pero hay otros que viven de las palabras y ese es un oficio que suele hermanar la decencia y la pobreza o, por el contrario, la indecencia y la riqueza. En ese oficio no puedes optar por hacerte rico o por vivir, digamos, con cierta holgura económica, y aferrarte a la verdad. No te vas de Cuba, donde vives pobremente pero con garantías, para ser un pobre sin garantías. Y todos los escribas, vivan donde vivan, publican sus textos en Miami. O miamizan las publicaciones que tocan, como lo haría un inverso Rey Midas. Miami habla español y piensa en inglés. La inautenticidad, la simulación, las frustraciones políticas y personales, engendran el odio. En realidad, aun diciendo mentiras, muy pocos se hacen ricos. Y los ricos, incluso los muy ricos, no son necesariamente felices.
Por eso admiro a quienes en Miami han optado por la verdad. Sea cual fuese su pasado, son hombres y mujeres que decidieron conservar o recobrar la dignidad personal. Y llevan en sí el decoro perdido de muchos otros. El pasado 17 de octubre tuve un aleccionador encuentro con cerca de cincuenta miembros de la Alianza Martiana que dirige Max Lesnik. En ese heterogéneo grupo hay algunos que regresan de un largo y complicado viaje ideológico, como el ex-dueño de un periódico habanero o la viuda norteamericana de un ex-magnate azucarero. También hay intelectuales jóvenes, formados en la isla, como el poeta Juan Carlos Zamora y la narradora y dramaturga Carmen Duarte. Allí conocí a un muchacho, hijo de cubanos, que nació en Estados Unidos, y que rompió con su familia para aliarse a la verdad. No hay libertad de palabra en Miami, hay libre mercado y el odio impone libremente la mentira. Pero hay hombres y mujeres valientes que no se venden. Estoy seguro de que hay muchas personas honestas en Miami que en la privacidad de sus hogares escuchan los comentarios de Aruca y de Max Lesnik y leen los artículos desafiantes de Luis Ortega.
Miami no es la ciudad del mal. Sus habitantes son rehenes de un concepto de la vida que prioriza un fin individual y aprueba todos los medios para conseguirlo; son personas que trabajan duramente, de sol a sol, por un futuro difuso, escurridizo y que no pueden ni quieren prescindir del pasado; aquel siempre inalcanzable, éste cada vez más lejano, irrecuperable. La nostalgia de Miami pasó rápida como un rayo por los ojos de una cubana que supo de mi inmediato regreso a la Patria. Pasó y no se detuvo, porque en Miami, a veces, no hay tiempo para la verdad. |
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De: albi |
Enviado: 07/12/2010 05:49 |
Un grito desde Argentina: 'Cierren Guantánamo'
Publicado el 18 de noviembre de 2010
Por Amy Goodman
“Guantánamo va a seguir abierto en el futuro inmediato”, le dijo esta semana un funcionario no identificado de la Casa Blanca al Washington Post. Para tener un ejemplo de cómo proceder con la tristemente célebre base naval estadounidense en Cuba, el Presidente Barack Obama debería fijarse en un viejo edificio de la armada argentina en Buenos Aires.
Cuando Ana María Careaga tenía 16 años y estaba embarazada, matones de las Fuerzas Armadas argentinas la secuestraron en la calle, la llevaron a un centro clandestino de detención y la torturaron durante cuatro meses. Era el año 1977 y las Fuerzas Armadas acababan de dar un golpe de Estado en Argentina. Treinta mil personas fueron “desaparecidas” entre 1976 y 1983 por la brutal Junta Militar en Argentina. La Junta gozaba del apoyo entusiasta del entonces Secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, a quien se le atribuye haber autorizado la creación de una red de terrorismo de Estado integrada por varios gobiernos militares de la región y denominada “Plan Cóndor” que asesinó a 60.000 personas en América del Sur.
Décadas más tarde, Argentina salió de la dictadura y de la reciente debacle económica como una de las nuevas democracias progresistas de América Latina. Ana María Careaga, que ahora tiene 50 años, es la directora del Instituto Espacio para la Memoria en la vieja Escuela de Mécanica de la Armada en pleno Buenos Aires, donde 5.000 personas fueron detenidas, torturadas y, en su mayoría, luego fueron asesinadas. El objetivo del instituto es preservar la memoria de este capítulo nefasto de la historia argentina.
Ana temía perder a su bebé. Entre los horrores que tuvo que soportar se cuentan reiteradas descargas eléctricas con una picana en la vagina. Mientras estaba detenida, su madre, Esther Careaga, se unió a otras madres de jóvenes que habían sido desaparecidos. Se reunían en la Plaza de Mayo, llevando las fotografías de sus hijos desaparecidos y marchaban en círculo para concientizar, protestar y lograr apoyo internacional contra la violencia y el terrorismo de Estado argentino.
Luego de que Ana fue liberada y recibió asilo político en Suiza, Esther Careaga no dejó de marchar alrededor de la Plaza de Mayo. Estuve en Buenos Aires esta semana y le pregunté a Ana por qué: “Cuando yo salí en libertad, mi mamá volvió a la Plaza de Mayo y las madres le dijeron 'qué hacés acá si vos ya recuperaste a tu hija' y ella dijo 'yo voy a seguir hasta que aparezcan todos, porque todos los desaparecidos son mis hijos'. Eso mostraba que lo de ella no era una búsqueda individual, sino una búsqueda colectiva”.
Esther Careaga, otras dos Madres de la Plaza de Mayo y dos monjas francesas fueron desaparecidas, torturadas y asesinadas entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. Fueron llevadas a la vieja Escuela de Mecánica de la Armada, donde con macabra sofisticación, el gobierno militar argentino llevaba adelante lo que se conoce como "vuelos de la muerte": luego de torturar a sus víctimas, las drogaban y, mientras estaban aún con vida, apilaban sus endebles cuerpos en aviones. Los aviones sobrevolaban las aguas costeras y lanzaban los cuerpos de las víctimas desde el avión. Tiempo después, un viento y una marea poco frecuentes arrastraron el cuerpo de Esther Careaga y de otras personas a la orilla, y finalmente fueron identificados.
Desde el lugar donde su madre fue vista con vida por última vez en el centro de tortura, Ana me mostró un libro que contiene un memorando diplomático de Estados Unidos, obtenido en virtud de la Ley de Libertad de Información. El documento demuestra que la embajada de Estados Unidos en Argentina sabía que su madre había sido asesinada y que su cuerpo había sido recuperado, cosa que Ana y su padre no supieron durante décadas.
En la actualidad, los sobrevivientes de los campos de detención y el gobierno argentino están juzgando, – y en la mayoría de los casos condenando–a muchos de los represores y torturadores (Kissinger aún no fue juzgado, y se dice que toma muchos recaudos antes de viajar al exterior para evitar ser arrestado). Ana asiste a dos juicios a la vez: los lunes, martes y miércoles asiste al juicio de quienes torturaron y asesinaron a su madre. El resto de la semana, en la misma sala de audiencias, asiste al juicio de sus propios torturadores. Ella es un testimonio viviente de la búsqueda paciente y disciplinada de justicia.
Lo que nos lleva de vuelta a Guantánamo. Mientras Estados Unidos sermonea a Cuba acerca de su falta de democracia y mantiene el bloqueo contra el país desde hace décadas, uno pensaría que debería dar un ejemplo de democracia en la parte de la Isla que está bajo su control. Sin embargo, instaló allí un campo de concentración que ha recibido un enérgico repudio a nivel internacional, un territorio kafkeano fuera del alcance de la ley.
El nuevo Relator Especial de la ONU sobre la Tortura está exhortando a Estados Unidos a que investigue y condene la tortura cometida durante el gobierno de George W. Bush. En la primera entrevista que brindó desde que asumió el cargo como nuevo Relator Especial de la ONU sobre la Tortura, Juan Ernesto Méndez dijo: “Estados Unidos tiene el deber de investigar todos los actos de tortura. Lamentablemente no hemos visto muchas señales de que asuman responsabilidad”. Méndez tiene planes de visitar Guantánamo. Él mismo fue víctima de tortura durante la dictadura argentina.
Hay todavía alrededor de 180 hombres detenidos en la Bahía de Guantánamo, con cada vez menos perspectivas de ser juzgados algún día por un tribunal real. Durante años fueron sometidos a interrogatorios y aislamiento prolongado, lo que se considera tortura tanto de hecho, como en términos legales. El Presidente Obama prometió cerrar la prisión de Guantánamo. Es poco probable que el Congreso financie ahora el cierre de Guantánamo y el traslado de los prisioneros, lo cual deja al presidente encadenado a Guantánamo, condena a los prisioneros allí a la detención y desesperación por tiempo indeterminado, y profundiza la indignación con la que muchos en el mundo miran a Estados Unidos.
Ana María Careaga es una sobreviviente de la tortura que trabaja en el mismo lugar en que su madre fue torturada y donde pasó sus últimas horas. Su consejo al Presidente Obama es simple: “Cierren Guantánamo”.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman
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