La escritora Zoé Valdés es uno de los más conocidos personajes del llamado “anticastrismo” o contrarrevolución cubana. Promocionada por grandes grupos mediáticos y editoriales, cada novela de Zoé Valdés tiene asegurada su rampa de lanzamiento en poderosos diarios, radios y televisiones de varios países. Zoé Valdés es, además, columnista habitual de publicaciones de gran tirada. En sus artículos y entrevistas, la justificación de la invasión de países por parte de Estados Unidos, de las acciones militares de Israel contra el pueblo palestino, o la apología del asesinato político de líderes del Tercer Mundo, son las travesuras permitidas y rentabilizadas por importantes editoriales y medios de comunicación.
La Cuba de Batista: un modelo de democracia y desarrolloEn los últimos años, Zoé Valdés encabeza una corriente de revisionismo histórico que reivindica la figura del dictador cubano Fulgencio Batista, derrotado por la Revolución en 1959. Sobre él ha afirmado cosas como las siguientes: “No fue el dictador que se dijo, hizo mucho bien a su país (...), y vivió un exilio digno hasta su muerte”. “Cuba era un modelo de democracia y desarrollo para muchos países. La figura protagónica del escenario cubano (...) lo fue sin duda el presidente Fulgencio Batista, admirado por personalidades (...) como (el presidente) Roosvelt” ("
La verdad sobre Batista").
Este discurso revisionista, creado en Miami, que trata de ensalzar el sistema cubano anterior a 1959, para finalmente desmentir logros sociales de la Revolución que hoy son refrendados por diferentes organismos de Naciones Unidas, en los últimos tiempos es reproducido sin sonrojo por periodistas y cargos políticos de la derecha europea. Rescatemos dos citas recientes: Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, afirmaba el 15 de enero de 2009 en entrevista a Libertad Digital TV que “Cuba en el año 59 era uno de los países más prósperos, en aquel momento bastante más rico y más próspero que España” (Libertad Digital, La Tertulia, Entrevista a Esperanza Aguirre, 15 de enero de 2009); la tertuliana Isabel San Sebastián aseguraba en el espacio “La mirada crítica”, del canal privado Telecinco, el 16 de abril de 2009 que “la sanidad y la educación eran mucho mejor entonces (en la época de Batista) que ahora” (Telecinco, La mirada crítica, 16 de abril de 2009.).
En octubre de 2008, Zoé Valdés afirmaba en uno de sus artículos lo siguiente: “en el año 1957, Cuba era uno de los países más importantes, desde el punto de vista económico del área, (...) hoy resulta vergonzoso conocer el puesto que ocupa, apenas por encima de Haití” (
“¿Que cincuenta años no son nada? Las consecuencias del régimen de Castro”). Pero, si accedemos al Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), vemos que Cuba ocupa el lugar número 51 entre los 177 estados del mundo, en la sexta posición de América Latina, y dentro del grupo de países con desarrollo humano alto (
PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008). Haití, país citado por Zoé Valdés, ocupa el lugar 146, Nicaragua el 110 o Brasil el 70. En la presentación de este informe, el 23 de marzo de 2008, Susan McDade, representante de Naciones Unidas, afirmó que Cuba ocupa ese destacado lugar gracias a su alta inversión en el gasto público y en los servicios universales de educación y salud
(“Reconoce el PNUD alto índice de desarrollo humano de Cuba”).Los “éxitos” de la sanidad de Batista
El 15 de agosto de 2005, Zoé Valdés publicaba en el diario “El mundo” un artículo titulado “La verdad sobre Batista”
(“La verdad sobre Batista”), en el que unía la más descarada apología del dictador con la negación de los éxitos de la sanidad cubana tras la Revolución: “Es mentira que los más grandes hospitales cubanos los creó Castro. Todos fueron construidos por Fulgencio Batista, igual que las escuelas, los centros educacionales y sanitarios, que eran inmejorables”. Hay que señalar que, antes de la Revolución, la gran mayoría de la población cubana, básicamente campesina y obrera, no tenía capacidad para pagar seguros y mutuas, que gestionaban la mayor parte de los servicios médicos. Aunque una parte de los grandes hospitales actuales de Cuba ya existían, la Revolución universalizó y mejoró sus servicios, construyó muchos otros hospitales, y creó un sistema público, integral, gratuito y universal de salud que, a diferencia de tantos otras naciones del Sur, hoy llega a todas las comunidades del país.
Las mentiras de Zoé Valdés sobre la salud cubana chocan con todos los informes de la Organización Mundial de la Salud, de UNICEF, o del PNUD, que reconocen el sistema de salud de Cuba como modélico para el conjunto de los países de América Latina y Tercer Mundo
(“Elogia la OMS sistema de salud primaria en Cuba”). Las tesis de Zoé Valdés sobre las bondades del sistema de salud en el gobierno de Batista son, realmente, reproducción de las defendidas desde Miami por un sector de antiguos médicos privados que abandonaron la Isla al plantearse la organización del actual sistema público de salud que, sin duda, constituyó un atentado directo contra sus intereses económicos (
Sobre el Miami Medical Team).
Reivindicación explícita de la mafia de Miami
El apoyo de Zoé Valdés a las posiciones más extremas de Miami se concreta, por ejemplo, en la reivindicación en sus escritos de figuras como Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana y financiador durante años de acciones terroristas en Cuba; de Lincoln Díaz-Balart, congresista republicano que aboga por la guerra económica total a Cuba; o Carlos Alberto Montaner, prófugo de la justicia cubana por la colocación de bombas en los primeros años de la Revolución
(“¿Que cincuenta años no son nada? Las consecuencias del régimen de Castro”).
Defensa de colaboracionistas de la CIA en el Escambray
Asimismo, Zoé Valdés defiende el papel que jugó lo que denomina “guerrilla anticastrista de (la Sierra del) Escambray” (Op. cit.). Estos grupos fueron armados por la CIA y el gobierno de Eisenhower, tras el triunfo de la Revolución, para apoyar los intentos de invasión a Cuba por parte de tropas de EEUU.
Fueron derrotados definitivamente en el año 1966 por el Ejército Rebelde.
Zoé Valdés es un personaje público construido en torno a la provocación y el culto al odio. Un personaje rentable, sin duda, para medios y editoriales, necesitados de constantes shows mediáticos que aumenten ventas y audiencias. Estos medios y editoriales son, finalmente, los responsables de haber dado difusión y espacio privilegiado al mensaje de Zoé Valdés: el mensaje del odio, la violencia y el fascismo.