LA HABANA, Cuba (CNN) — "Fui detenido porque yo era un inmigrante ilegal", contó un conductor de taxi bicicleta mientras toma el manubrio azul de su vehículo en el Parque Central de La Habana. "Y porque ya había estado aquí varias veces, fui deportado".
Pero este hombre que trabaja en la capital no llegó a Cuba procedente de otro país. Él, como otros miles, llegó a La Habana procedente de una de las provincias rurales del país en busca de trabajo y un lugar para vivir, pero fue deportado a causa del Decreto 217.
Se trata de una ley de 1997 que limita la migración del campo a La Habana, haciendo de este taxista un residente ilegal en su propio país.
"Si eres (inmigrante) ilegal no puedes estar aquí en La Habana", dijo el conductor, oriundo de la provincia oriental de Holguín. "Uno no tiene una dirección aquí en La Habana".
Las ruedas chirriantes de los bici-taxis hacen más ruido que sus conductores cuando algún extraño les pregunta sobre la controvertida ley. Pero con este conductor, la ley de 13 años lo hace hablar sobre ella.
CNN decidió no dar a conocer el nombre de este hombre debido a lo delicado del tema y para no poner en riesgo su estado de residencia.
La probación de esta ley se produjo apenas seis años después del colapso de la Unión Soviética y las dificultades que trajo a Cuba en el llamado "periodo especial".
Las condiciones económicas eran en general más difíciles en el extremo oriental de la isla, de acuerdo con el analista cubano Edward González, un profesor emérito de la Universidad de California en Los Ángeles.
"(La región oriental) ha sido siempre la menos opulenta, la más empobrecida de la isla", dijo, "en gran medida dependen de la agricultura, menos en el turismo, y también hay mayoría de gente negra y mulata".
El esfuerzo para mantener y prevenir el hacinamiento de los migrantes cubanos en La Habana ha provocado la discriminación de la policía contra los cubanos de piel oscura a los que consideran como inmigrantes ilegales, dijo González.
"El gobierno ha deportado a decenas de miles de personas o los han obligado a retirarse de La Habana a otras partes de la isla", señaló Daniel Wilkinson, director adjunto de Estados Unidos de Human Rights Watch. "Es simplemente parte de una serie de leyes que establecen severas restricciones a los cubanos sobre cómo vivir, dónde vivir y dónde trabajar".
El taxista cree que cuando los policías de La Habana piden las identificaciones para revisar su estado migratorio, "les gusta meterse con la gente más negra".
El gobierno cubano, que desde hace tiempo promociona la integración racial como un logro supremo de la revolución que llevó a Fidel Castro al poder en 1959, declinó hacer comentarios sobre la migración interna o las actividades de la policía de tránsito. Cuba ha dicho en repetidas ocasiones sus políticas para promover la igualdad racial.
El artículo 42 de la Constitución cubana dice que “la discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquiera otra lesiva a la dignidad humana está proscrita y es sancionada por la ley”.
Pero en la práctica, la policía realiza controles de identificación en las zonas populares como el Malecón o el Parque Central de La Habana, y en algunas ocasiones les arrebatan la tarjeta de identificación para verificar la dirección.
"La policía a veces viene, me preguntan por qué estoy aquí si no vivo cerca," dijo un hombre, sentado en el famoso malecón que delinea el borde norte de La Habana y prácticamente se adentra en el Caribe.
"Justo acabo de decir que el Malecón es un lugar donde todos los cubanos pueden sentarse".