El gusano es el que se te va hasta adentro
La esquistosomiasis (vamos a tener que familiarizarnos con este nombre, por difícil que suene) es una enfermedad causada por parásitos del género Schistosoma (Platyhelminthes, Trematoda), y es endémica en áreas tropicales y subtropicales de África, Asia y América latina.
La OMS nos informa que:
En nuestro continente, la especie responsable de la enfermedad es Schistosoma mansoni, que se encuentra predominantemente en el Brasil, a nuestro lado.
La infección es producida por unos gusanos que penetran por la piel en contacto con el agua, ocasionando una urticaria en ella, para localizarse luego en las venas de diferentes órganos, principalmente el hígado e intestino, en el caso de la esquistosomiasis intestinal, o en las de la vejiga en el de la esquistosomiasis vesical, donde producen reacciones inflamatorias y cicatrices. Como consecuencia de ellas aparece hipertensión portal y fibrosis hepática en la forma intestinal, o alteraciones urinarias en la vesical.
La esquistosomiasis intestinal es producida principalmente por Schistosoma mansoni. La padecen más de 200 millones de personas en el mundo y puede durar entre 20 o 30 años de la vida, con graves consecuencias. La esquistosomiasis vesical está asociada al cáncer de vejiga por ejemplo.
En el agua dulce viven unas formas larvarias del gusano que penetran por la piel de las personas que entran en contacto con ella al lavar, bañarse o cruzar ríos. Posteriormente pasan al torrente sanguíneo para alcanzar el pulmón e hígado, donde logran la madurez sexual, localizándose finalmente en las venas del intestino; en ellas depositan los huevos que aparecen en las heces con las deposiciones en la esquistosomiasis intestinal. En la forma vesical los gusanos adultos se disponen en las venas de la vejiga, apareciendo los huevos en la orina; si éstas entran en contacto con el agua, los huevos eclosionan, liberándose unas formas larvarias que entrarán en unos caracoles, donde desarrollan parte del ciclo. Posteriormente se liberan al agua, nadando libres hasta alcanzar un nuevo sujeto.
El riesgo es alto para los agricultores de arroz, pescadores, etc., al igual que para los viajeros que ponen en contacto la piel desnuda con aguas infestadas. Toda agua en zona endémica debe considerarse potencialmente contaminada. Conviene recordar que no es necesario bañarse de cuerpo entero para contraer la enfermedad, sino que simplemente con vadear un riachuelo con el agua a media pierna o incluso llevar colgando una extremidad hasta el agua desde un bote o canoa serían suficientes si el río estuviera infestado.
La OMS nos previene:
Es una de las enfermedades tropicales prioritarias para la Organización Mundial de la Salud. Quizás por ello este organismo de la ONU desaconseja que se hagan represas en zonas tropicales y subtropicales, entre los subtrópicos de Cáncer y de Capricornio, entre los paralelos 30 de latitud norte y 30 de latitud sur. Misiones, hay que recordarlo, se encuentra entre los paralelos 25 y 27.
¿Pero que tiene que ver esta parasitosis grave con las represas?
La propagación de estas enfermedades es asociada con la alteración del régimen de los ríos: por lo que ha sido llamada la enfermedad de las represas. Estos mega embalses crean condiciones favorables al desarrollo de la esquistosomiasis. Ya afecta a varios millones de personas en el Brasil (entre 6 y 15 millones de personas), y el nordeste argentino es considerado una zona de riesgo.
Veamos dos mapas y la superposición que encontramos en ellos entre zonas de represas, en Brasil, la expansión de esta enfermedad.
Ya se han detectado enfermos de esquistosomiasis en San Francisco do Sul, lugar cercano a Itajai, Playa Brava y Camboriu, lugares muy visitados por los misioneros en épocas estivales, a 700 Km. de Misiones. También se detectaron casos en Itaipu.
Dos de las tres especies de Biomphalaria (los caracoles) transmisoras en América habitan el país y la infestación experimental de caracoles locales con razas brasileñas del parásito ha resultado positiva. Por otra parte, la dispersión de B. glabrata se expande hacia el sudoeste del Brasil y, por consiguiente, se acerca a nuestra frontera.
El área endémica en nuestro vecino, restringida al empobrecido Nordeste a principios del siglo, se expandió hacia el Sudoeste a causa de los movimientos migratorios y a la construcción de embalses en los estados del sur. Desde la década del 40, el norte del estado de Paraná -que limita con la provincia de Misiones- se ha constituido en una zona hiperendémica sobre los tributarios del río Paraná, donde se construyeron decenas de represas (véanse mapas). Biomphalaria glabrata -especie que hoy no existe en la Argentina- es allí el caracol transmisor. Ya en los años 70 se detectaron poblaciones importantes de esta especie -y focos autóctonos de la enfermedad- a unos 200 km de la frontera argentina. El límite de su distribución fue ubicado en 1965 en Curitiba, donde se produjo un foco; esa población se extinguió en 1982, pero en 1997 B. glabrata fue hallada mucho más al sur, cerca de Porto Alegre. Las poblaciones brasileñas de B. tenagophila -una especie muy frecuente en el litoral argentino- eran refractarias a S. mansoni hace 40 años, pero han manifestado un paulatino ajuste a una raza del parásito. El foco de esquistosomiasis más austral del Brasil -San Francisco do Sul, en Santa Catarina, 1980- se asocia con esta especie.
En las últimas décadas, la región mesopotámica vio alterado el régimen de sus ríos, debido a la construcción de represas como la de Itaipú y Yacyretá, situación que suele asociarse directamente con la propagación de la esquistosomiasis.
Siempre se pensó que esta enfermedad, que cuando se instala y se cronifica tiene secuelas irreversibles, nunca iba a llegar a la Argentina. Pero como la cuenca hídrica está en constante movimiento, el agua contaminada, los caracoles y los seres humanos infectados que en 1976 estaban a casi mil kilómetros ahora están en la frontera y, si no se toman medidas en forma perentoria, en poco tiempo la esquistosomiasis va entrar a la Argentina por Misiones. Y una de las medidas fundamentales es parar, definitivamente, con las megarepresas en esta región, a riesgo de tener que lamentarlo sanitariamente.
En nuestro país, el riesgo se centra en la Cuenca del Plata, que ocupa el 32 por ciento del territorio argentino y que compartimos con los países vecinos como Brasil y Paraguay, donde ya está instalada la enfermedad.
Lo importante es evitar que la enfermedad ingrese al país, porque una vez instalada es muy difícil de erradicar.
http://www.misionesonline.net/opinion/leer/1620
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