Contexto
El mundo entró a partir de 1955 en un período en que las dos superpotencias enfrentadas y sus ideologías respectivas parecieron dispuestas a aceptar la común presencia en el mundo. La coexistencia, sin embargo, nunca dejó de ser competitiva durante los años que van desde mediados de los cincuenta a los primeros sesenta. Eso significa que hubo varias ocasiones -Berlín, Cuba...- en que existió el peligro objetivo de que se desencadenara un holocausto nuclear como consecuencia de la confrontación. Sólo tras estas experiencias se inició al camino para evitar que esas circunstancias se reprodujeran y pudieran dar lugar a tan fatal desenlace.
Pero lo que antecede supone también que cada uno de los contendientes estaba convencido de la bondad del sistema político, económico y social que defendía, e incluso del hecho de que acabaría prevaleciendo sobre el contrario. En Estados Unidos, el crecimiento económico y el nacimiento de una civilización de consumo por el momento no conflictiva transmiten esa sensación. En el mundo soviético, la reforma de Kruschev no se llevó a cabo ni remotamente con un propósito de desmantelamiento. Por el momento, ni los líderes de la URSS ni los occidentales vieron en la fragmentación del mundo comunista un cambio decisivo para el futuro. En cambio, pareció mucho más decisiva la descolonización que completó un proceso iniciado con anterioridad, cambió la composición de la ONU, permitió un comienzo de protagonismo a nuevos países y creó un nuevo campo de competición para las superpotencias. Por eso fue éste, quizá, el cambio más fundamental de todo el período.
La crisis
La mayor confrontación entre los Estados Unidos y la Unión Soviética no se dio en Europa, sino en el Caribe. Tuvo lugar durante la llamada "crisis de los misiles" en Cuba, en octubre de 1962.
Para entonces la revolución cubana, había dejado de ser un proceso impulsado por sectores democráticos contra la dictadura de Fulgencio Batista, para convertirse en la coartada con la que la URSS establecía una base de operaciones militares y de inteligencia en el corazón de occidente. Este paso agudizó los conflictos entre las superpotencias (Estados Unidos de un lado, la URSS y China Popular del otro) . Poco faltó para que se desencadenara la tercera Guerra Mundial y primera termonuclear. Una catástrofe en la que el pueblo de Cuba, habría sido, el primer objetivo a desaparecer de iniciarse un eventual bombardeo atómico.
En abril de 1961 Fidel Castro proclamó oficialmente el carácter socialista de su gobierno. Con ello daba un giro radical al programa original de la revolución cubana. Ahora se trataba de establecer en Cuba un socialismo de corte soviético, por lo que el primer ministro de la URSS, Nikita Krushchev no tuvo reparos en fortalecer el subsidio del nuevo régimen de La Habana. La URSS no solo garantizó a Fidel Castro grandiosos recursos económicos, sino también asesores militares y armas de todo tipo, incluidos entre ella los misiles balísticos nucleares de medio e intermedio alcance. Así se inició la construcción en Cuba de rampas para el lanzamiento de cohetes capaces de llegar en minutos a la zona sur oriental de los Estados Unidos. El objetivo fundamental desde el punto de vista soviético era el de modificar el equilibrio de armas atómicas desplazadas por el mundo, hasta entonces desfavorable a la URSS.
La presencia de misiles en Cuba había sido negada públicamente por Krushchev hasta que el 14 de octubre de 1962, aviones espías norteamericanos fotografiaron las bases de lanzamiento balístico construidas en Cuba bajo el asesoramiento soviético.
El presidente de Estados Unidos, J. F. Kennedy, consultó con sus asistentes diversas opciones para enfrentar el hecho: bloqueo militar, una invasión, un ataque aéreo, la diplomacia etc. Al final optó por la primera alternativa. El 22 de octubre Kennedy anunció el bloqueo naval para evitar el arribo de nuevos cohetes atómicos a la isla. Al mismo tiempo demandó a la URSS la inmediata retirada de las armas atómicas de Cuba. El país fue declarado en "cuarentena", por el único bloqueo verdadero que ha sufrido la isla después de la revolución.
En realidad aquel cerco duró pocos días. Durante este período a las fuerzas navales de los Estados Unidos se les encargó la tarea de interceptar y revisar todos los barcos que se dirigían a Cuba. El fin era el de comprobar si conducían armas atómicas. Esta medida de Estados Unidos contó con el respaldo de la Organización de Estados Americanos. Según el diario de Nikita Krushchev, Fidel Castro propuso a los dirigentes soviéticos asestar el primer golpe nuclear, hecho que Castro ha desmentido alegando que sus mensajes fueron mal traducidos. Lo cierto es que cuando el gobierno soviético inició conversaciones con el norteamericano, mantuvo al margen de las mismas al régimen de La Habana, precisamente, al que se encontraba en la primera línea de combate. Al final Krushchev aceptó las demandas de Kennedy enviando un mensaje el 26 de octubre en el que anunciaba que los cohetes serían desplazados de Cuba. Como consecuencia de este mensaje pacificador se estableció un pacto según el cual Estados Unidos se comprometía a no invadir a la isla (compromiso cumplido hasta nuestros días), a no permitir que lo hiciera algún aliado, a levantar el bloqueo naval y a retirar los cohetes atómicos norteamericanos que apuntaban hacia la URSS desde bases norteamericanas en Turquía. Por su parte la URSS, además de retirar los misiles de Cuba debió comprometerse a no agredir a Turquía.
Consecuencias
Los analistas no compartían la idea de que la URSS estaba lista para enfrentar un choque armado con EU. Un año después de la crisis de los misiles de Cuba de 1962, analistas de inteligencia discrepaban sobre lo cerca que estuvieron Estados Unidos y la Unión Soviética de enfrentarse en una guerra nuclear, según un documento de la CIA divulgado este mismo año (2001).
El informe, fechado el 27 de agosto de 1963, figuró entre 859 documentos elaborados por analistas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante la Guerra Fría. Los documentos fueron desclasificados y divulgados para coincidir con una conferencia de dos días en la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, sobre los análisis de la CIA en torno a la Unión Soviética. Los analistas de la CIA no estuvieron de acuerdo con una evaluación del Consejo NacionaldeInteligencia (NIC en inglés), de que la Unión Soviética estaba pronta a una posible confrontación militar con Estados Unidos a partir de la llegada de los misiles a Cuba, en septiembre de 1962.
Aunque no fue divulgado, el documento del NIC, órgano que elabora informes basándose en el trabajo de varios organismos de inteligencia estadounidenses, es discutido en el informe de la CIA. El NIC concluyó aparentemente que las fuerzas soviéticas estaban preparadas para un combate de alto nivel en septiembre de 1962, y que estuvieron en estado de ``alerta'' el 11 de septiembre del mismo año. Luego del 20 de septiembre, el alerta fue relajado hasta al menos el 22 de octubre, cuando el presidente John F. Kennedy anunció en un discurso un bloqueo naval a Cuba y advirtió que cualquier misil disparado desde la isla caribeña podía provocar una represalia contra la Unión Soviética, dijo el NIC. Después del discurso de Kennedy, las fuerzas soviéticas se prepararon fuertemente durante varias semanas, indicó el NIC.
``El documento del NIC implica que la Unión Soviética estaba dispuesta a confrontar al ejército de Estados Unidos cuando se descubrió el estratégico despliegue de sus misiles en Cuba'', dijo la CIA.
El final de la crisis constituyó un paso de avance hacia el fin de la guerra fría. Sin embargo para el gobierno de Cuba resulto un hecho frustrante, pues no tuvo en cuenta sus condiciones para la retirada de los cohetes ni se incluyó a Castro como firmante del pacto. Por un tiempo las relaciones de la Habana y Moscú se agriaron a causa de esta exclusión. Fidel Castro no sólo le dio un frío recibimiento a Anastas Mikoyan, encargado de relaciones exteriores de la URSS, cuando este visitó Cuba poco después de la crisis, sino que respondió a la política soviética de distensión con la incentivación de grupos armados en toda América Latina, y en diversos países de África.
La Habana condenó la política reformista de los Partidos Comunistas mucho de los cuales se fragmentaron en grupos de "prosoviéticos" y "procastristas". Estas divergencias se extendieron hasta principios de los de los setenta. Cuba inició realmente la mejoría sus relaciones con la URSS a partir de dos hechos, la muerte de Guevara en Bolivia (1967) y la defensa pública hecha por Castro de la entrada de los tanques soviéticos en Praga (1968). Dentro del exilio cubano en EUA, el pacto Kennedy-Krushchev, tampoco resultó muy bien recibido, pues aquel acuerdo se interpretó como la entrega oficial de Cuba al imperialismo soviético.
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