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General: SOCIALISMO Y CAPITALISMO : SE SONRIEN Y SE VISITAN ...
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 24/01/2011 22:53

lunes 24 de enero de 2011

Socialismo y capitalismo: Se sonrien y se visitan…

 
Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)
 
Como suele ocurrir con todo lo nuevo, la globalización está plagada de sorpresas y paradojas más difíciles de aceptar en la medida en que se opera con vetustos estereotipos, el anticomunismo que presume al marxismo-leninismo como algo intrínsecamente perverso o la idea de que la confrontación socialismo-capitalismo es perenne y antagónica son de aquellos que el actual perfil de las relaciones internacionales, al menos en los escenarios globales, pone a prueba.

Hu Jintao no fue a Washington para alagar a los Estados Unidos, tampoco para confrontarlos; aunque hubo de todo un poco. Las palabras Taiwan, Tíbet, Corea, armas, yuan, democracia, derechos humanos, Teherán, uranio y respeto mutuo, así como el nombre del Nóbel asociado al de Liu Xiaobo deben haberse mencionado. La sutiliza asiática, los buenos modales de Barack Obama y la presencia de intereses mayores crearon una química, hasta hoy imposible en escenarios asimétricos donde impera la crispación.
 
China es un competidor de Estados Unidos, no un adversario; un socio que compra 50 mil millones de una sola vez. Al gigante asiático no le interesa arruinar a Estados Unidos que es su principal mercado ni a Estados Unidos ralentizar el crecimiento de China, que es un excelente cliente y un factor clave en la economía mundial.
 
En la guerra de las divisas, en la cual ahora los estados compiten para ver cual vale menos, la sangre no llegará al río y, aunque bajo presión, los mercados pueden operar. El cometido de definir mejor el papel de cada cual en el mundo global parece haberse alcanzado.
 
China pagará a Estados Unidos no con yenes sobrevaluados sino con dólares. Los norteamericanos no incurrirán en el absurdo de aceptar en calidad de pago papeles sin valor; son imperialistas, no idiotas. Es preferible asumir la evidencia de que el mundo global funciona de otra manera; el hecho de que unos lo comprendan más rápido o mejor que otros, no cambiará las cosas, aunque hará más o menos expedita la inserción en tales ambientes.
 
Nadie debe suponer tampoco que el entendimiento es ajeno a enormes tensiones o que funciona como una “entente cordial” exenta de contradicciones y de riesgos, o que se trata de conspirar contra el resto del mundo. La alianza bilateral no pretende sacar del juego a otros actores que son imprescindibles, sino que los ubica mejor. Europa Occidental, Japón y los países emergentes tienen sus espacios y sus roles.
 
Debido a la popularidad que en cierto momento en la izquierda ilustrada de América Latina alcanzó la agenda propuesta por CEPAL de sustitución de importaciones y a la lectura temprana de: El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo, escrito en 1916 y en el cual Lenin afirmó que: “…Lo que caracterizaba al viejo capitalismo…era la exportación de mercancías. Lo que caracteriza al capitalismo moderno…es la exportación de capital”, suponía que el comercio internacional perdería presencia; cosa que no ha ocurrido.
 
Si bien la mayoría de los países, excluyendo África y a aquellos que aplicaron políticas erróneas, tienen posibilidades naturales, económicas y tecnológicas para producir muchos de los alimentos y bienes de consumo de la industria ligera que necesitan, el comercio mundial no ha disminuido ni su significado económico se ha reducido.
 
De hecho, por razones económicas visibles, por deformaciones estructurales y debido a fenómenos ligados a la “ideología del consumo” y a la no menos ideológica versión de la “competitividad” que se ha impuesto a parte del Tercer Mundo, la dependencia de muchos países de las importaciones no ha disminuido. A ello se suma la distribución geográfica mundial de los grandes yacimientos de petróleo y gas considerablemente alejados de los principales consumidores.
 
Debido a que el nacionalismo no es una cualidad de las burguesías ni de las oligarquías latinoamericanas, incluso tampoco de algunos presuntos empresarios socialistas que se pliegan al hecho aritmético de que resulta más “barato” adquirir determinadas mercancías en el extranjero que producirlas en el país, el error se impone como virtud, llegándose a aberraciones como los tratados de libre comercio, mediante los cuales se consagra la dependencia del comercio exterior.
 
En la historia económica y social europea, asiática y norteamericana esta descrito el modo como los países hoy desarrollados avanzaron hacía rangos aceptables de autarquía económica y el modo en que importaron sólo lo imprescindible. Quien se acomoda a vivir de lo importado y asume la actitud arrogante de “el que compra manda”, económicamente se suicida. Es cierto que de ese modo se ahorran gastos en inversiones, no se necesitan obras de infraestructura y no se incurre en riesgos, aunque tampoco se desarrollan los países.
 
Cuando se avanza en la industrialización, surgen las necesidades directas y colaterales de materias primas, insumos y herramientas que forman una cadena productiva natural, se desarrollan ramas y actividades capaces de tirar de la economía como una locomotora remolca un convoy, se demanda mano de obra con diferentes rangos de calificación, se fundan escuelas técnicas y universidades, se crean puestos de trabajo y lo mejor de todo, se consume. De ese modo no sólo se fomenta el mercado interno, sino que se profundiza la cultura del trabajo, se crean tradiciones laborales, se alcanzan los estándares de una real competitividad. También crece la clase obrera.
 
De cualquier modo, lo cierto es que el comercio mundial no es hoy menos importante de lo que era en los tiempos en que la libertad de los mares era uno de los ejes de la política internacional y la fuente de guerras y conflictos.
 
Aunque con tareas por resolver, dejar atrás el subdesarrollo ha dejado de ser una prioridad para China que toca el cielo con las manos, es ya la segunda economía mundial mas grande, el principal acreedor de los Estados Unidos y el país que más dinero presta e invierte en el Tercer Mundo, camino transitado por otras economías asiáticas y por donde avanzan India y Brasil, que se integran cada vez mejor a los circuitos económicos mundiales.
 
Tanto ha cambiado el mundo global que el país más poblado de la tierra que, con asignaturas pendientes o no, se plantea como objetivo estratégico la construcción del socialismo bajo la dirección del Partido Comunista es recibido en la Casa Blanca, no para cumplir una agenda protocolar ni descurtir acerca de limitación de armas, sino para tratar de influir en la arquitectura económica, comercial y financiera del mundo global.
 
Las complejidades del mundo de hoy, a veces desconcertantes, no deben ser asumidas como estereotipos del pasado. China no fue a Washington como vocero del Tercer Mundo ni ningún país emergente desempeña ese papel en el G20, aunque su presencia en ambos escenarios pueda ser asumida como un hecho positivo.
 
Por paradójico que resulte, desde la perspectiva socialista e internacionalista, el clima de avenencia entre las grandes economías mundiales es una buena noticia, no sólo por el premio que significa a los esfuerzos de pueblos magníficos como los de China y el resto de las economías emergentes, sino por lo que ello aporta a la búsqueda de soluciones que devolverán la salud a la economía mundial y abrirán nuevas perspectivas al desarrollo.
 
Como para probarle que estaba en la tierra de “El Diablo amarillo”, Obama llamó a la mesa del banquete de gala a los presidentes de Goldman Sachs, JP Morgan, Chase, Microsoft, Motorola, General Electric, Boeing y Carlyle Group, no cabía más dinero en la sala.
 
Entre los tiburones de la industria, la banca y la bolsa, Hu se movió como pez en el agua y en su mente puede haber evocado la máxima de Mao Sedong: “El imperialismo es un tigre de papel”…verdes acotaría ahora.
 
Allá nos vemos.

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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/01/2011 14:29
!!


 
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