"La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla". José Martí
La figura del Ché Guevara es una de las más controvertidas del mundo; unos los ven como la efigie de todas las revoluciones del mundo, quizás asociado a que no le importó lejanía para ir a luchar por lo que él creía que era justo y otros como uno de los culpables de los asesinatos que se realizaron en Cuba luego de finalizada la revolución.
Su diáspora fue esparcida tanto en América Latina como África. Latinoamérica vivía una de sus épocas más lúgubres con la existencia de varias tiranías que enlutaron nuestros países, su viaje le permitió conocer aún más las interioridades del sufrimiento al que estaba sometido gran parte del subcontinente. Mientras tanto el continente negro vivía su era dorada con la proclamación de la independencia de la mayoría de los países que lo componen.
Esta articulación de fenómenos, es lo que hicieron que la lucha por las armas fuese una de las pocas soluciones que se le podían dar a las grandes aspiraciones de los residentes de cada uno de los países que formaban estos continentes e indudablemente, el Ché, fue una de las figuras que más se destacó en la década del 60.
Sin embargo, en Cuba luego de triunfar la revolución, fue considerado como la segunda persona más importante de esta y por tanto su firma era de gran peso en muchas de las ejecuciones no solo de los llamados criminales de guerra, asociados a la tiranía de Fulgencio Batista, sino también de muchos de sus compañeros de armas, que se oponían a varios de los proyectos revolucionarios de los primeros años. Esta incertidumbre provocada por el miedo, fue lo que permitió que la mayoría de los opositores abandonaran el país.
Los nacidos en Cuba luego de su muerte, nos encontramos con una figura casi santa y tanto es así que el lema (muy asociado a la ideología socialista) de los menores de edad en Cuba es “Pioneros por el comunismo: Seremos como el Ché
La repetición una y otra vez de los spots revolucionarios que endiosaban a su persona, la obligatoriedad de estudiar a mayor profundidad la historia pre-revolucionaria, etc., fueron encumbrando aún más su figura, rematado con el acuñamiento de su silueta y fotografía en la moneda de tres pesos, por encima incluso de figuras de tanta importancia y calibre como Antonio Maceo y Máximo Gómez, dos de las tres figuras más relevantes de la independencia en Cuba.
Mi generación no conocía (ni conoce aún dentro de Cuba) del sin número de veces que su firma sentenció a muerte a varios de los cubanos que lucharon codo a codo con él. La consigna que aprendimos, incluso antes del Himno Nacional, cada vez va cayendo más en unas palabras sin sentido y que sirvieron para tenernos a todos como que hipnotizados por un tiempo; pero que cada vez es más difícil de creer y mucho menos ejecutar, especialmente tras las recientes noticias de corrupción que se están dado en La Habana, y que ha puesto esta vez sobre el tapete a uno de los Generales más “respetados” y por cierto, uno de los pupilos del Ché.
Esperemos. Aún hay tiempo y, quizás no nos toque a nosotros. Veamos si la figura de Ernesto Guevara de la Serna, es reivindicada por la historia.
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