Mucha gente considera al sistema educativo cubano como un buen ejemplo a seguir. Incluso, organismos internacionales como la OCDE, la UNESCO y el Banco Mundial se muestran complacidos con las estadísticas cubanas. ¿Qué hay de cierto?
Desde el primer minuto de vida de la Revolución Cubana, el nuevo gobierno toma la decisión de desmantelar el viejo el sistema educativo y construir uno nuevo. Todas las escuelas y universidades privadas quedan abolidas y los planteles pasan a manos del gobierno. Por tanto, el Estado socialista por medio del Ministerio de Educación asume el control total de todo tipo de escuelas en la isla. El primer plan estratégico de gran envergadura consistió en eliminar el analfabetismo. Aunque Cuba tenía uno de los índices más bajos de analfabetas en toda América Latina (menos del 25 por ciento, México más del 30 por ciento) el nuevo gobierno de ninguna manera se sentía satisfecho y deseaba dar al mundo una muestra de que podían ofrecer mejores resultados que el régimen anterior. La propuesta educativa del gobierno tuvo consenso de casi todo el pueblo, y los disidentes optaron por salir de Cuba. Bastaba que el régimen ordenara y todos los cubanos letrados actuarían como un solo hombre obedeciendo las disposiciones del estado.
El gobierno organizó a los intelectuales, estudiantes, amas de casa, jóvenes y ejercito para que fueran hasta el último rincón, prácticamente a cazar a cuanto analfabeta encontraban. El resultado fue exitoso: salvo algunos ancianos, todo cubano aprendió a leer y escribir. La siguiente tarea consistió en tener las suficientes escuelas para que todos los niños en edad primaria y secundaria pudieran no sólo asistir a clases, sino alimentarse y desarrollar su físico, aprender las técnicas de producción agrícola, el respeto a la patria, el amor al socialismo, al gobierno, etc. El gobierno no escatimó recursos. Se construyeron escuelas primarias y secundarias en toda la isla. Ningún padre de familia podía quejarse de que no hubiera una aula para su hijo pues "para eso hicimos la revolución". Incluso, se construyeron muchos internados donde los niños y niñas podía pasar todo el año. Por supuesto, estos internados poseían servicios médicos y deportivos para los niños y jóvenes.
El gobierno socialista de Cuba estableció la obligatoriedad de la educación primaria y secundaria. Desde ese momento se considera un delito que los padres de familia no enviaran a sus hijos a la escuela y podían ser castigados incluso con la cárcel.
Cuando un alumno termina el ciclo de educación obligatoria, puede elegir los siguientes caminos:
- El Estado le aplica un examen para determinar su capacidad y aptitud para continuar estudios de bachillerato y posteriormente universitarios. Si lo aprueba, recibirá todo el apoyo del gobierno para seguir estudiando, si no…
- Se incorpora a alguna escuela técnica estatal de dos o tres años para especializarse en topografía, enfermería, electricidad u otras similares para después alistarse en una empresa estatal, y si no…
- Se incorpora al trabajo en alguna fábrica del gobierno o en alguna granja estatal.
Con esta descripción a grandes rasgos, ya se puede extraer las principales características del sistema educativo cubano.
- El gobierno socialista construyó un enorme monopolio educativo controlado desde un centro burocrático.
- Desapareció el sector privado educativo. Es decir, quedó prohibido que algún individuo tuviera en propiedad algún plantel educativo.
- Todas las escuelas y universidades son propiedad de todos, es decir, de nadie, o del gobierno, si acaso esto tiene sentido.
- Solo el gobierno, desde el Ministerio de la Educación, tiene la prerrogativa de formular los planes y programas de estudio. En otras palabras, ni particulares, ni docentes, ni directivos tienen el derecho de modificar o establecer lo que los niños, jóvenes o adultos debían aprender.
- A los niños y jóvenes se les educa para que al terminar sus estudios se incorporaran como burócratas, funcionarios o trabajadores del Estado.
- En consecuencia, quedó prohibido todo tipo de educación que tuviera el objetivo de formar profesionistas con visión empresarial o de negocios.
- Todo el sistema educativo depende exclusivamente del financiamiento del gobierno.
- Los sueldos y salarios de los profesores, directivos y personal de apoyo son parte de la nómina del Estado y sólo éste tiene el derecho de modificarlos.
- Se estableció, por lo tanto, que los alumnos estarían sujetos a un régimen de "educación gratuita". Es decir, "el que estudia no paga", pues el gobierno asume todos los gastos.
- Asimismo, el gobierno se encargaría de equipar a las escuelas, dar libros gratuitos a los alumnos, incluso uniformes y alimentos.
- El gobierno formó grandes sindicatos para tener un control directo y efectivo sobre todos los docentes y trabajadores.
- Los docentes universitarios ganan 220 pesos cubanos (10 dólares al mes), pero tienen derecho a la Cartilla de Racionamiento y pueden solicitar casa o departamento.
- La planeación estatal determina la cantidad de profesionistas que debe haber en cada disciplina, independientemente de los deseos y preferencias de los estudiantes.
- "El trabajo es un derecho". Los que concluyen sus estudios (un altísimo porcentaje) tienen asegurado su puesto en las oficinas del gobierno, en las granjas o empresas estatales o donde determine el Estado. No se puede ejercer iniciativa privada para establecer negocios propios.
Una vez detectados los rasgos esenciales del modelo cubano vale la pena preguntarse cuál es el resultado a lo largo de más de cuarenta años de funcionamiento.
"Éxitos"
Se podrían mencionar los siguientes:
- En Cuba no hay analfabetas. Pero la gente únicamente puede leer lo que edita el gobierno. El índice de libros leídos por habitante es ahora más bajo que el de México.
- El promedio de escolaridad de la isla es de bachillerato. La gente puede mostrar un certificado de preparatoria.
- Cuba es el país con mayor densidad de certificados universitarios. Hasta los meseros del Hotel Riviera pueden mostrar título de médico o incluso de doctor en ingeniería nuclear.
- Los profesionistas deben estar adscritos a un sindicato u asociación profesional del Estado. Por ejemplo, la Asociación de Economistas de Cuba tiene 22 mil agremiados.
La Contradicción
La primera pregunta que surge es: ¿Por qué con tanta gente tan bien preparada, Cuba sufre de escasez de granos, carne, verduras, etc.?
Aún bajo el supuesto de que el bloqueo de Estados Unidos implicara que ningún país le comprara o vendiera a Cuba, es decir, que la isla estuviera completamente aislada, ¿no sería posible sobrevivir y desarrollarse con sus propias fuerzas en virtud de la gran cantidad de profesionales con que cuentan?
¿Con los más de diez mil ingenieros marítimos no sería posible que tuvieran la flota pesquera más grande y productiva de Latinoamérica?
¿Un Misterio?
Cuando vemos que una sociedad sufre de pobreza y al mismo tiempo observamos que la gente posee una escasa escolaridad nos parece una situación normal. Pero cuando observamos que un pueblo tiene alto nivel educativo y su gente carece de ánimos por trabajar, producir, innovar, generar nuevos bienes y servicios, e incluso sufre de problemas alimentarios, con vivienda decrépitas, descontentos de todo pero sin ganas de transformar nada o esperando la mínima oportunidad para salir de la isla, entonces algo no funciona bien. ¿Cómo explicar que una sola empresa capitalista como Disney World produce mas riqueza en términos de dólares que el PBI de toda la isla?
¿Dónde está la Falla?
¿Fue un error haberse preocupado porque el pueblo cubano tuviera un alto nivel de escolaridad?
Nadie, en su sano juicio, puede oponerse a que un pueblo sea culto y con alto nivel de escolaridad. Tener un pueblo con alto nivel educativo es un objetivo loable en todos los sentidos.
El problema no está en el objetivo, sino los medios para alcanzarlos. Hay que recordar que el sistema educativo de Cuba es un producto neto de la revolución cubana. Esta revolución se preocupó por hacer de Cuba una isla socialista, es decir, planificada centralmente, organizada y administrada en todos sus aspectos desde el aparato de poder. Necesariamente tenía que edificarse un monopolio centralizado y controlado desde una oficina central del gobierno y básicamente sujeta al capricho de una sola persona. Es decir, la educación en Cuba se ha administrado bajo un esquema cuasi–monárquico donde sólo cuenta la visión del rey.
En cualquier país donde se ha manejado así la educación, sea en la Italia de Mussolini, en la Alemania de Hitler, en la URSS de Stalin o en el México de Lázaro Cárdenas ha terminado en un desastroso fracaso, destruyendo inteligencias y capital.
Las intenciones son buenas, pero falló el método.
En efecto, el proceso de centralización convierte a todos los profesores y funcionarios en burócratas carentes de criterio propio. La centralización genera un sistema de altos costos sociales formando profesionistas carentes de iniciativa, de espíritu emprendedor, que se subordinan a la estructura de poder, encadenándose al salario del gobierno y perdiendo el tiempo para recibir su ración de alimentos.
Metafóricamente, el gobierno revolucionario de Cuba se arrogó el derecho de quemar todos los muebles de la casa a fin de cocinar un caldo de gallina que ahora nadie quiere tomar. Mal negocio para el pueblo que tiene que absorber las malas decisiones de su rey gobernante; para el profesionista, quien estará atado a un puesto burocrático del Estado; para los profesores que, sin mucha motivación, tienen que simular que enseñan; y para el alumno, que no tiene alternativas.
No es Fácil Comprender el Error
Para comprender mejor el error del método, pensemos en que al monarca o cacique de un pueblo se le ocurre que todos los habitantes deben poseer grado de doctorado, maestría o cuando menos de licenciatura. Dedica todos los recursos disponibles para realizar el objetivo. Suena bien, pero el resultado final es la destrucción de esa sociedad. ¿Dónde está el error? Bueno, si todavía no se ve, asumamos que el líder de gobierno se le ocurre que todos debemos ser músicos. El resultado a la larga es que ese pueblo se morirá de hambre. ¿Quién producirá alimentos, zapatos o vestido?
En otras palabras, es muy riesgoso y seguramente perjudicial que la burocracia en el poder, el líder o dictador, dirija u oriente al sistema educativo de un país, porque el riesgo de que tome decisiones incorrectas es alto y costoso. El problema es delicado y si ahora no podemos contestar quién debe dirigir, al menos podemos responder quien no lo debe hacer. En Cuba han pagado muy cara la determinación de centralizar todas las decisiones en manos de una sola persona. Por muy buenas que sean las intenciones del líder, jamás podrá tener toda la información para tomar decisiones eficientes, trátese en el ámbito educativo, turístico, de la producción de azúcar o de la yuca. Pretender que una persona o grupo gobernante puede tener mejor visión de los gustos, preferencias, necesidades o caprichos de la gente es pensar que existen políticos o burócratas más sabios que un dios omnisciente.
La Solución
Los sistemas centralizados, llámense socialistas, fascistas, nazis o populistas dividen a la sociedad en dos clases: la burocracia gobernante (pequeño grupo de tiranos) y la burocracia subordinada. La capacidad de innovación del burócrata tirano y del subordinado es prácticamente nula. Esta es la razón que explica la obsolescencia generalizada en esos sistemas, a pesar de que pudieran lograr algún esporádico éxito. Por eso, en Rusia, Italia, Alemania, o México estos sistemas centralizados han sido objeto de condena y derogación. Lo mismo tendrá que suceder, tarde o temprano, con el sistema educativo cubano. Aunque aún siguen orgullosos del monstruo burocrático que han construido, lo tienen que desmantelar para evitar mayores daños a su economía. La gran tarea de los cubanos es eliminar el monopolio del gobierno y permitir que se manifieste el talento, iniciativa y visión de cada ciudadano en el renglón educativo. Cuba debería privatizar todo su sistema, como una estrategia fundamental para recuperar al individuo destruido por la revolución. La privatización de la educación permitirá paulatinamente eliminar la subordinación de la inteligencia al poder feudal del Estado permitiendo que los sueños y anhelos de cada cubano se hagan realidad mediante su esfuerzo personal. Sólo así la educación se transformará en una palanca para la prosperidad y desarrollo de los cubanos.
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© Panóptico, Santos Mercado–Reyes
Abril 1, 2001