VII. REIVINDICACIONES TRANSITORIAS
Cada sindicato, cada región minera, tienen sus problemas peculiares y los sindicalistas deben ajustar su lucha diaria a esas peculiaridades. Pero existen problemas que, por sí solos, sacuden y unifican a los cuadros obreros de toda la nación: la miseria creciente y el boycot patronal que se hacen cada día más amenazantes. Contra esos peligros la FSTMB propugna medidas radicales.
1.- Salario básico vital y escala móvil de salarios.- La supresión del sistema de pulpería barata y la excesiva desproporción existente entre estandart de vida y los salarios reales, exige la fijación de un salario básico vital.
El estudio científico de las necesidades de la familia obrera debe servir de base para la fijación del salario básico vital, es decir, del salario que permita a esas familias llevar una existencia que pueda llamarse humana.
Como sostuvo el Tercer Congreso Minero (Catavi-Llallagua, marzo de 1946), ese salario vital debe ser complementado con el sistema de la escala móvil de salarios. Evitemos que la curva del alza de los precios no pueda nunca ser alcanzada por los reajustes periódicos de salarios.
Pongamos fin a la eterna maniobra de anular los reajustes de salarios mediante la depreciación del signo monetario y por la elevación casi siempre artificial, de los precios de los medios de subsistencia.
Los sindicatos deben encargarse de controlar el costo de la vida y exigir a las empresas el aumento automático de salarios de acuerdo a dicho costo. El salario básico, lejos de ser estático, debe seguir a la curva del aumento de los precios de los artículos de primera necesidad.
2.- Semana de 40 horas de trabajo y escala móvil de horas de trabajo.- La tecnificación de las minas acelera el ritmo del trabajo del obrero. La propia naturaleza del trabajo en el subsuelo convierte la jornada de 8 horas en excesiva y que aniquila en forma inhumana la vitalidad del trabajador. La lucha misma por un mundo mejor exige que en alguna medida se libere al hombre de la esclavitud de la mina.
Por esto, la FSTMB luchará por la consecución de la semana de cuarenta horas, jornada que debe ser complementada con la implantación de la escala móvil de horas de trabajo. La única manera de luchar eficazmente contra el peligro permanente del boycot patronal contra los obreros, está en conseguir la implantación de la escala móvil de horas de trabajo en la misma proporción en que aumenta el número de desocupados. Tal disminución no debe significar una disminución del salario, puesto que éste es considerado vital necesario.
Solamente éstas medidas nos permitirán evitar que los cuadros obreros sean destrozados por la miseria y que el boycot patronal aumente artificialmente el ejercito de desocupados.
Nota.- El Primer Congreso Extraordinario de la FSTMB, complementando este punto, acordó luchar por la implantación de la semana de trabajo de treinta y seis horas para mujeres y niños.
3.- Ocupación de minas.- Los capitalistas pretenden contener el ascendente movimiento obrero con el argumento de que están obligados a cerrar sus minas en caso de tener pérdidas. Se pretende poner un dogal a los sindicatos presentándoles el espectro de la cesantía. Además, la paralización temporal de las explotaciones, lo demuestra la experiencia, solo ha servido para buscar los verdaderos alcances de las leyes sociales y para recontratar a los obreros, bajo la presión del hambre, en condiciones verdaderamente vergonzosas.
Las grandes empresas tienen el sistema de doble contabilidad. Una para exhibirla ante los obreros y pagar los impuestos al Estado y otra para establecer el monto de dividendos. No podemos ceder en nuestras aspiraciones ante los guarismos de los libros de contabilidad.
Los obreros que han sacrificado sus vidas en aras de la prosperidad de las empresas tienen el derecho de exigir no se les niegue trabajar, aún en épocas que no sean bonancibles para los capitalistas.
El derecho al trabajo no es una reivindicación dirigida a tal o cual capitalista en particular, sino al sistema en su conjunto, por esto no puede interesarnos el lamento de algunos pequeños empresarios quebrados.
Si los patronos se encuentran incapacitados de otorgan a sus esclavos un pedazo más de pan; si el capitalismo para subsistir se ve obligado a atacar el salario y las conquistas alcanzadas, si los capitalistas responden a todo intento reivindicacionista con la amenaza del cierre de sus instalaciones, no les queda a los trabajadores más recurso que ocupar las minas y tomar por su cuenta el manejo de la producción.
La ocupación de las minas por si misma sobrepasa el marco del capitalismo, puesto que plantea la cuestión de saber quien es el verdadero dueño de las minas: los capitalistas o los trabajadores. La ocupación no se debe confundir con la socialización de las minas, se trata solamente de evitar que el boycot patronal prospere, que los trabajadores sean condenados a morirse de hambre. La huelga con ocupación de minas se convierte en uno de los objetivos centrales de la FSTMB.
Por tales proyecciones, es evidente que la ocupación de las minas adquiere categoría de medida ilegal. No podía ser de otro modo.
Un paso que desde todo punto de vista supera los límites del capitalismo no pueden encontrar una legislación preestablecida. Sabemos que al ocupar las minas rompemos el derecho burgués y nos encaminamos a crear una nueva situación, que después los legisladores al servicio de los explotados se encargarán de introducirla en los códigos e intentarán estrangularla mediante reglamentaciones.
El decreto supremo de la Junta de Gobierno prohibiendo la incautación de las minas por los obreros no afecta nuestra posición. Sabíamos que no es posible contar en tales casos con la colaboración gubernamental y teniendo la evidencia de no obrar bajo el amparo de las leyes, no nos queda más recurso que ocupar las minas sin derecho a indemnización alguna en favor de los capitalistas.
La ocupación de las minas debe hacer surgir los Comités de Minas, que deben formarse con la concurrencia de todos los trabajadores, incluso de los no sindicalizados. Los Comités de Minas deben decidir los destinos de la minas y de los obreros que intervienen en la producción.
Trabajadores mineros: ¡para rechazar el boycot patronal OCUPAD LAS MINAS!
4.- Contrato colectivo de trabajo.- en nuestra legislación el patrón puede escoger libremente entre el contrato individual y colectivo. Hasta la fecha y por que a las empresas así les interesa no ha sido posible llevar a la práctica el contrato colectivo. Tenemos que luchar por que se establezca una sola forma de contrato de trabajo: el colectivo.
No se puede permitir que la prepotencia del capitalista arrolle al trabajador individual, incapaz de dar un libre consentimiento allí donde la miseria del hogar obliga a aceptar el más ignominioso contrato de trabajo.
A los capitalistas organizados, que obran en común acuerdo para extorsionar al obrero mediante el contrato individual opongamos el contrato colectivo de los trabajadores organizados en los sindicatos.
a)El contrato colectivo de trabajo debe ser sobre todo, revocable en cualquier momento por la sola voluntad de los sindicatos; b) de adhesión, es decir, obligatorio aún para los no sindicalizados, el obrero que vaya a contratarse encontrará preestablecida las condiciones pertinentes; c) no debe excluir las condiciones más favorables que se hubiese conseguido mediante contratos individuales; d) su ejecución y el contrato mismo deben estar controlados por los sindicatos.
El contrato colectivo debe tomar como punto de partida nuestra plataforma de reivindicaciones transitorias.
¡Contra la extorsión del capitalismo: CONTRATO COLECTIVO DE TRABAJO!
5.- Independencia sindical.- La realización de nuestras aspiraciones será posible si somos capaces de liberarnos de la influencia de todos los sectores de la burguesía y de sus agentes de “izquierda”. La sífilis del movimiento obrero constituye el sindicalismo dirigido. Los sindicatos cuando se convierten en apéndices gubernamentales pierden su libertad de acción y arrastran a las masas por el camino de la derrota.
Denunciamos a la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB) como la agencia gubernamental en el campo obrero. No podemos confiar en organizaciones que tienen su secretaría permanente en el Ministerio de Trabajo y envían a sus miembros ha realizar propaganda gubernamental.
La FSTMB tiene absoluta independencia en relación a los sectores burgueses, al reformismo de izquierda y al gobierno. Realiza una política sindical revolucionaria y denuncia como traición toda componenda con la burguesía o con el gobierno.
¡Guerra a muerte contra el sindicalismo dirigido!
6.- Control obrero en las minas .- La FSTMB apoya toda medida que tomen los sindicatos en sentido de realizar un efectivo control de los obreros en todos los aspectos del funcionamiento de las minas.
Tenemos que romper los secretos patronales de explotación, de contabilidad, de técnica, de transformación de minerales, etc., para establecer la directa intervención de los trabajadores como tales en dichos “secretos”. Ya que nuestro objetivo es la ocupación de las minas, tenemos que interesarnos en sacar a la luz del día los secretos patronales.
Los obreros deben controlar la dirección técnica de la explotación, de la contabilidad, intervenir en la designación de empleados de categoría y, sobre todo, deben interesarse en publicar los beneficios que reciben los grandes mineros y los fraudes que realizan cuando se trata de pagar impuestos al Estado y de contribuir a la Caja de Seguro y ahorro obrero.
A los reformistas que hablan de los sagrados derechos del patrón, opongamos la consigna de CONTROL OBRERO EN LAS MINAS.
7.- Armamento de los trabajadores.- Hemos dicho que mientras exista el capitalismo la represión violenta del movimiento obrero es un peligro latente. Si queremos evitar que la masacre de Catavi se repita tenemos que armar a los trabajadores. Para rechazar a las bandas fascistas y a los rompehuelgas, formemos piquetes obreros debidamente armados.
¿ De donde sacamos armas? Lo fundamental es enseñar a los trabajadores de base que deben armarse contra la burguesía armada hasta los dientes; los medios ya se encontrarán. ¿ Hemos olvidado acaso que diariamente trabajamos con poderosos explosivos?.
Toda huelga es el comienzo potencial de la guerra civil y a ella debemos ir debidamente armados. Nuestro objetivo es vencer y para ello no debemos olvidar que la burguesía cuenta con ejércitos, policías y bandas fascistas. Nos corresponde, pues, organizar las primeras células del ejército proletario. Todos los sindicatos están obligados a formar piquetes armados con los elementos jóvenes y combativos.
Los piquetes sindicales deben organizarse militarmente y a la brevedad posible.
8.- Bolsa pro-huelga.- Las empresas tienen un arma de control de las pulperías y en los miserables salarios que obligan a los obreros a no tener más recursos que las remuneraciones diarias. La huelga tiene su peor enemigo en el hambre que sufren los huelguistas. Para que la huelga llegue a feliz término se tiene que eliminar la adversa presión familiar. Los sindicatos están obligados a destinar una parte de sus ingresos a engrosar la bolsa pro-huelga,, para poder, en su caso otorgar, a los obreros el socorro necesario.
¡Destruyamos el control patronal de las huelgas mediante el hambre, organizado de inmediato bolsas pro-huelga!
9.- Reglamentación de la supresión de la pulpería barata.- Ya dijimos que el sistema de pulpería barata permitía a los patronos un enriquecimiento indebido a costa del salario del trabajador. La simple supresión de la pulpería barata no hace sino agravar la situación de los trabajadores y se convierte en una medida contraria a sus intereses.
Para que la supresión de pulpería barata cumpla su función debe exigirse que el reglamento respectivo complemente dicha medida con la escala móvil de salarios y el establecimiento del salario básico vital.
10.- Supresión del trabajo a “contrato”.- Las empresas, para burlar la jornada máxima legal y explotar en mayor medida al trabajador, han ideado las diversas modalidades de trabajo que se llaman “contratos”. Estamos obligados a romper esta nueva maniobra capitalista que se utiliza con fines de rapiña. Que se establezca el único sistema de salario por jornada diaria.
VIII. ACCION DIRECTA DE MASAS Y LUCHA PARLAMENTARIA
1.- Reivindicamos el lugar de preeminencia que corresponde, entre los métodos de lucha proletaria, a la acción directa de masas. Sabemos sobradamente que nuestra liberación será obra de nosotros mismos y que para conseguir dicha liberación no podemos esperar colaboración ajenas a las nuestras. Por esto, en esta etepa de ascenso del movimiento obrero, nuestro método preferido de lucha constituye la acción directa de masas y dentro de ésta la huelga y la ocupación de minas. En lo posible evitemos las huelgas por motivos insignificantes, a fin de no debilitar nuestras fuerzas en un solo punto. Toda huelga debe nacer con la intención de convertirse en general. Algo más, una huelga de mineros debe extenderse a otros sectores proletarios y a la clase media. Las huelgas con ocupación de minas están a la orden del día. Los huelguistas desde el primer momento deben controlar los puntos claves de la mina y sobre todo los depósitos de explosivos.
Declaramos que al colocar en primer plano la acción directa de masas, no negamos la importancia de otros métodos de lucha.
Los revolucionarios deben encontrarse en todas partes donde la vida social coloque a las clases en situación de lucha.
2.- La lucha parlamentaria es importante, pero en las etapas de ascenso del movimiento revolucionario adquiere un carácter secundario.
El parlamentarismo para jugar un papel trascendental debe subordinarse a la acción directa de las masas en los momentos de reflujo, cuando las masas abandonan la lucha y la burguesía se apropia de los puestos que aquellas han dejado, puede el parlamentarismo colocarse en un primer plano. De un modo general, el parlamento burgués no resuelve el problema fundamental de nuestra época: el destino de la propiedad privada. Tal destino será señalado por los trabajadores en las calles. Si bien no negamos la lucha parlamentaria, la sometemos a determinadas condiciones. Debemos llevar al parlamento a elementos revolucionarios probados, que se identifiquen con nuestra conducta sindical. El parlamento debe ser convertido en tribuna revolucionaria. Sabemos que nuestros representantes serán una minoría, pero también que se encargarán de desenmascarar, desde el seno mismo de las cámaras, las maniobras de la burguesía. Y, sobre todo, la lucha parlamentaria debe estar directamente ligada a la acción directa de masas. Diputados obreros y trabajadores mineros deben actuar bajo una sola dirección: los principios de la presente Tesis Central.
3.- En la próxima lucha electoral, nuestra tarea consistirá en llevar un bloque obrero, lo más fuerte posible, al parlamento. Recalcamos que siendo antiparlamentaristas no podemos dejar libre éste campo a nuestros enemigos de clase. Nuestra voz se escuchará también en el recinto parlamentario.
¡Ante las maniobras electorales de los traidores de izquierda, opongamos la formación del BLOQUE PARLAMENTARIO MINERO!
IX. A LA CONSIGNA BURGUESA DE UNIDAD NACIONAL, OPONGAMOS EL FRENTE UNICO PROPETARIO.
1.- Somos soldados de la lucha de clases. Hemos dicho que la guerra contra los explotadores es una guerra a muerte. Por esto destrozaremos todo intento colaboracionista en las filas obreras. El camino de la traición se abrió con los famosos frentes populares, es decir, los frentes que, olvidando la lucha de clases, unen a proletarios, pequeñoburgueses y algunos sectores de la misma burguesía. El frente popular ha costado muchas derrotas al proletariado internacional. La expresión más cínica de la negación de la lucha de clases, de la entrega de los oprimidos a sus verdugos, del punto culminante de la degeneración de los frentes populares es la llamada “ unidad nacional”. Esta consigna burguesa ha sido lanzada por la boca de los reformistas. “Unidad nacional “ significa unidad de los burgueses con sus sirvientes para poder maniatar a los trabajadores. “Unidad nacional” significa derrota de los explotados y victoria de la rosca. No podemos hablar de “unidad nacional” cuando la nación está dividida en clases sociales empeñadas en una guerra muerte. Mientras existe el régimen de la propiedad privada solo los traidores y los agentes a sueldo del imperialismo, pueden atreverse a hablar de “unidad nacional”.
2.- A la consigna burguesa de “unidad nacional” opongamos el Frente Unico Proletario (FUP). La unificación en un bloque granítico de los explotados y de los elementos revolucionarios es una imperiosa necesidad para destrozar al capitalismo que está unificado en un solo bloque.
Por que utilizamos los métodos de la revolución proletaria y porque no nos salimos del marco de la lucha de clases es que forjaremos el FUP.
3.- Para evitar las influencias burguesas. Para convertir en realidad nuestras aspiraciones, para movilizar a las masas hacia la revolución proletaria, necesitamos el frente único proletario. Los elementos revolucionarios que se identifiquen con nuestras declaraciones fundamentales y las organizaciones proletarias (ferroviarios, fabriles, gráficos, choferes, etc., serán muy bien recibidos en el frente único proletario. En los últimos días la CSTB agita la consigna del frente de izquierdas. Hasta ahora no se sabe con que fines se pretende formar ese frente. Si solo se trata de una maniobra pre-electoral y se quiere imponer una dirección pequeñoburguesa – es la CSTB- declaramos que nada tenemos que ver con tal frente de izquierdas. Pero, si se permitiese imponer el pensamiento proletario y sus objetivos fueran los que contempla esta tesis. Iríamos con todas nuestras fuerzas a dicho frente, que, en último caso, no sería sino más que un frente con pequeñas variaciones y diferente denominación.
¡Contra la rosca coaligada en un solo frente, contra los frentes que a diario viene ideando el reformismo pequeñoburgues, forjemos el FRENTE UNICO PROLETARIO!
X. CENTRAL OBRERA.
La lucha del proletariado precisa un comando único. Necesitamos forjar una poderosa CENTRAL OBRERA. La historia de la CSTB enseña la forma en que debemos proceder para lograr nuestro intento. Cuando las federaciones se convirtieron en instrumentos dóciles al servicio de los partidos políticos de la pequeña burguesía, cuando pactaron con la burguesía, dejaron de ser representantes de los explotados. Es nuestra misión evitar las maniobras de los burócratas sindicales y de las capas artesanales corrompidas por la burguesía. Sobre una base verdaderamente democrática debe organizarse la central de los trabajadores bolivianos. Estamos cansados de los pequeños fraudes para conseguir mayorías. No vamos a permitir que una organización de un centenar de artesanos pueda pesar en la balanza plebiscitaria igual que la Federación de Mineros que cuenta con cerca de sesenta mil obreros. El pensamiento de las organizaciones mayoritarias no debe ser anulado con el voto de organismos casi inexistentes. El porcentaje de influencia de las diferentes federaciones debe ser determinado por el número de afiliados.
Debe ser el pensamiento proletario y no el pequeño burgués el que prime en la Central Obrera.
Además, es nuestra tarea entregar a ella un programa verdaderamente revolucionario que debe inspirarse en lo que en este documento exponemos.
XI. PACTOS Y COMPROMISOS.
1.- Con la burguesía no tenemos que realizar ningún bloque, ningún compromiso.
2.- Con la pequeña burguesía como clase y no con sus partidos políticos, podemos forjar bloques y firmar compromisos. El frente de izquierda, la Central Obrera, son ejemplo de tales bloques, pero teniendo cuidado de luchar porque el proletariado sea el director del bloque. Si se pretende que vayamos a remolque de la pequeña burguesía debemos rechazar y romper los bloques.
3.- Muchos pactos y compromisos con diferentes sectores pueden no ser cumplidos, pero aún así son un poderoso instrumento en nuestras manos. Esos compromisos, si se los contrae con espíritu revolucionario, nos permiten desenmascarar las traiciones de los caudillos de la pequeña burguesía, nos permiten arrastrar a las bases a nuestras posiciones. El pacto obrero-universitario de julio es un ejemplo de cómo un pacto no cumplido puede convertirse en arma destructora de nuestros enemigos. Cuando algunos universitarios descalificados ultrajaron a nuestra organización en Oruro, los trabajadores y sectores revolucionarios de la universidad atacaron a los autores del atentado y orientaron a los estudiantes. En todo pacto debe colocarse como punto de partida las declaraciones contenidas en el presente documento.
El cumplimiento de un pacto depende de que los mineros iniciemos el ataque a la burguesía, no podemos esperar que tal paso lo den los sectores pequeñoburgueses. El caudillo de la revolución será el proletariado.
La colaboración revolucionaria de mineros y campesinos es una tarea fundamental de la FSTMB, tal colaboración es la clave de la revolución futura. Los obreros deben organizar sindicatos campesinos y trabajar en forma conjunta con las comunidades indígenas Para esto es necesario que los mineros apoyen la lucha de los campesinos contra el latifundio y secunden su actividad revolucionaria.
Con los otros sectores proletarios estamos obligados a unificarnos, a tal unificación debemos llevar también a los sectores explotados del taller artesanal: oficiales y aprendices.
Nota.- El primer congreso extraordinario de la FSTMB ha ratificado el pacto minero-universitario suscrito en Oruro - Bolivia el 29 de julio de 1946.[1]