La Habana.- La posibilidad de cosechar alimentos ininterrumpidamente, teniendo bajo control los factores climatológicos, la calidad de los suelos y las plagas, hace de la casa de cultivo protegido una alternativa atrayente para no pocos productores de hortalizas.
La industria sideromecánica (SIME) viene trabajando desde hace tres años en el perfeccionamiento de la fabricación de casas de cultivo.
La producción en las casas de cultivo protegido semeja a una fábrica: funciona con eficiencia y genera rendimientos cada vez más significativos.
Hoy, más que una estructura en sí misma, los especialistas insisten en denominarla como una tecnología que propicia el desarrollo de una agricultura diferente, cuya producción semeja a una fábrica: funciona con eficiencia y genera rendimientos cada vez más significativos.
Apegados al avance científico-técnico, los trabajadores del Ministerio de la Industria Sideromecánica laboran en esa propuesta que, además de tener en la casa de cultivo el componente principal, abarca una serie de instalaciones complementarias cuya integración conforma una estructura funcional, capaz de asegurar el ciclo productivo de las hortalizas desde la siembra hasta la recolección.
La experiencia de las 40 hectáreas evidenció las potencialidades de la industria para la producción y montaje de las estructuras metálicas.
Justamente la variante de plantas completas, las cuales incluyen diseño, ingeniería, montaje y puesta en marcha, constituye uno de los rubros exportables del organismo, aunque este no renuncia a la comercialización de productos independientes.
COMO EN BOTICA
El vínculo del SIME con la confección de casas de cultivo comenzó en el año 2007, tras un proyecto que abarcó 40 hectáreas distribuidas en todas las provincias, excepto Pinar del Río, Artemisa y el municipio especial Isla de la Juventud . Con resultados halagüeños, la práctica evidenció las potencialidades de las fábricas del Ministerio para la producción y montaje de las estructuras metálicas.
A partir de la experiencia, el Grupo de la Rama Mecánica (GEM) logró insertarse en un programa destinado a la exportación. Por ello actualmente se trabaja, según Leonardo Márquez, especialista principal de la vicepresidencia del área externa de GEM, en un pedido de 56 hectáreas de cultivo protegido.
La Empresa Mecánica de Bayamo, de conjunto con otras entidades del SIME, aporta fundamentalmente los perfiles galvanizados, entretanto se importan las cubiertas plásticas para los techos y laterales, unido a otros insumos.
Si bien estas entregas aún distan de las llamadas fábricas agrícolas, las ofertas del año próximo ya contemplan la asociación de los elementos que, en materia tecnológica, ofrecen mayor posicionamiento en el mercado internacional.
Hablamos entonces de un módulo de cultivo protegido compuesto por una casa de siembra donde se garantiza la calidad del proceso de plantación y germinación de las plántulas. Refieren los especialistas que del manejo adecuado en esta área, depende casi el 30% del rendimiento esperado por hectárea.
También resultan imprescindibles el equipamiento de una caseta de ferti-riego y un sistema de humidificación, los cuales permiten regular el comportamiento de determinados factores medioambientales.
Asimismo, los insumos agroquímicos existentes deberán agruparse en un local habilitado para ello, siempre desde la perspectiva de que dicha modalidad precisa un uso mínimo de sustancias tóxicas.
Como cierre del ciclo figura la conformación de un galpón de recepción y beneficio, espacio destinado al tratamiento final de los productos.
En pos de ofrecer mayor valor agregado, se estudia la inserción de aperos e implementos específicos, en cuya fabricación intervendrían otras entidades de la industria sideromecánica.
Y si de integración se trata, no pueden faltar la capacitación y asesoría que ofrecen los técnicos del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI), pues como señala Márquez, ahí radican los principales niveles de cohesión tecnológica y, sobre todo, las mayores potencialidades.
Además, unido a los beneficios que desde el punto de vista estructural ofrece el nuevo diseño, los niveles de rendimiento pueden incrementarse hasta 10 veces, en dependencia de las hortalizas.
El tomate, por solo citar un ejemplo, sembrado en condiciones normales, denominadas "a cielo abierto", promedia unas 20 toneladas por hectárea, mientras que con el diseño de fábricas agrícolas, donde se integran en un mismo perímetro todas las instalaciones complementarias, puede alcanzar las 200 toneladas.
LO MÍO PRIMERO
El sistema de cultivo protegido como modalidad de la horticultura intensiva cobró auge en Cuba desde la década de los 90, después de desarrollarse la variante de cosecha en hidropónicos.
Hoy el Ministerio de la Agricultura tiene en explotación 1 660 instalaciones, en las cuales se produjo, al cierre del 2010, 12 500 toneladas de tomate, pepino, melón, sandía, pimiento y ají picante. Estas cifras muestran cómo se han multiplicado los rendimientos, teniendo en cuenta que al inicio del programa, solo se obtenían unas 3 000 toneladas.
No obstante, aún existen reservas relacionadas con el incremento de los niveles productivos y el manejo de las siembras por parte de los obreros que operan en las casas. De ahí el interés de los especialistas del MINAGRI en elevar la eficiencia de las áreas disponibles y restablecer las estructuras deterioradas.
César Hernández, responsable del grupo encargado del cultivo protegido en ese organismo, comenta que para el 2011 solo requieren piezas de repuesto con el fin de restablecer 130 casas, las cuales han sido dañadas por diferentes eventos meteorológicos.
Aunque la Agricultura no pretende incorporar por ahora nuevos módulos, resulta apropiado destacar las ofertas nacionales, de modo que en el futuro no recurran a las compras en el extranjero, víctimas de la descoordinación y falta de integralidad que han signado en muchas ocasiones la gestión entre las empresas.
Liar de modo irreversible ciencia y desarrollo industrial, aprovechando al máximo nuestras capacidades fabriles, deviene alternativa viable para preservar la economía.