"Estoy en condiciones de anunciar al mundo que una operación militar conducida por Estados Unidos ha conseguido matar a Bin Laden", declaró Obama desde la East Room de la Casa Blanca, sin duda una de las frases más importantes que pronuncia desde que es presidente, unas palabras que marcarán su gestión y que abren una nueva era en una guerra contra el terrorismo que ha consumido las energías de Estados Unidos y ha definido sus relaciones internacionales de forma decisiva. Con la caída de Bin Laden no solo se acaba con el principal autor intelectual del 11-S, sino que se descabeza al terrorismo islámico.
Obama informó que las primeras pistas que apuntaban hacia la localización de Bin Laden llegaron el mes de agosto de 2010, y que la semana pasada ordenó lanzar la operación de captura una vez comprobado que las pruebas de que se disponía sobre su situación eran concluyentes. Fuentes oficiales norteamericanos añadieron que el fundador y líder de Al Qaeda resultó muerto en una residencia situada en la ciudad de Abottabad, en Pakistán.
Aunque no se conocen aún todos los detalles de la operación, se ha informado que Bin Laden murió como consecuencia de los disparos realizados durante el asalto del comando norteamericano a una casa situada en un barrio de mansiones de lujo en el que viven varios oficiales retirados del Ejército paquistaní. La acción duró unos 40 minutos y participaron en ella únicamente miembros de las agencias de seguridad de Estados Unidos.
El comando norteamericano utilizó helicópteros para realizar el ataque y encontró poca resistencia. Algunos de los colaboradores de Bin Laden murieron junto a él, entre ellos uno de sus hijos. Ninguno de los estadounidenses que participaron en el ataque, al parecer dirigido por la CIA, resultó muerto o herido. Estados Unidos tan solo perdió un helicóptero, al parecer debido a problemas de carácter técnico. Obama afirmó que su país contó en esta misión con la cooperación de Pakistán, cuyo gobierno, dijo, comparte con el de Estados Unidos, la satisfacción por el resultado de la operación.
Los agentes que seguían la pista de Bin Laden disponían, aparentemente, de información procedente de alguno de los individuos que rodeaban al líder terrorista en los últimos días. La prueba última de que se encontraba en esa residencia horas antes del asalto fue la detección de un significativo volumen de mensajes hacia su interior. El espionaje norteamericano ha confirmado que esa residencia, en una ciudad de los alrededores de Islamabad, existe desde hace cinco años, aunque no conoce desde hacía cuánto tiempo estaba siendo utilizada por Bin Laden.
El anuncio de su muerte, que sorprendió a los norteamericanos en las últimas horas de una noche de domingo, supone una enorme reivindicación para los cientos de soldados norteamericanos que han perdido la vida estos años en la guerra contra el terrorismo y los miles que han participado en las campañas de Irak y Afganistán. Pero, especialmente, representa el momento más esperado por los familiares de los cerca de 3.000 muertos en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y Pennsylvania. Varios grupos de personas, especialmente jóvenes, se concentraron anoche frente a la Casa Blanca para cantar el himno nacional y celebrar la noticia.
Obama advirtió que, probablemente, Al Qaeda seguirá intentando atacar a Estados Unidos después de la muerte de su líder. Pero es evidente que la desaparición del hombre que concibió esa red y tuvo la osadía de atacar los símbolos más claros del poder militar y económico de Estados Unidos -el Pentágono y las Torres Gemelas- significa un golpe moral para el entramado que justificaba el terrorismo en nombre de la defensa del Islam.
El presidente norteamericano insistió ayer en que Bin Laden no era un líder musulmán y en que Estados Unidos no está en guerra contra esa confesión religiosa. Es imprevisible, no obstante, las reacciones que la muerte de este personaje, un auténtico mito entre una corriente radical del pensamiento islámico, pueden provocar en el mundo. El Gobierno norteamericano puso en estado de alerta a todas sus embajadas ante el riesgo de que sean blanco de posibles represalias.
Obama mencionó en su intervención el nombre de George Bush, el presidente que primero declaró la caza de Bin Laden, misión a la que consagró su presidencia. No pudo, sin embargo, atraparlo cuando, poco después de la invasión de Afganistán, el líder de Al Qaeda se encontraba acorralado en las montañas de Tora-Bora, en ese país.
Desde aquel momento, Bin Laden consiguió huir a Pakistán, donde se cree que ha permanecido durante todo este tiempo protegido por sus secuaces y por los simpatizantes que Al Qaeda tiene en un territorio en el que el extremismo islámico ha crecido considerablemente en los últimos años.
Es difícil anticipar el impacto definitivo que la muerte de Bin Laden puede tener en el terrorismo internacional. Al Qaeda había evolucionado últimamente como una especie de franquicia de la que formaban parte distintos grupos extremistas unidos únicamente por su fanatismo y su odio a Estados Unidos. No se conoce hasta qué punto las órdenes de Bin Laden eran obedecidas por todo ese complejo entramado. Pero lo que sí es indudable es que su figura constituía, además de un banderín de enganche para nuevos terroristas, un punto de referencia que le daba coherencia y vitalidad a todo ese movimiento.
La muerte de Bin Laden, por otra parte, le da sentido, como recordó ayer Obama, a la guerra de Afganistán, de donde Estados Unidos empezará la retirada el próximo mes de julio sin que hasta ahora hubiera signos evidentes que hicieran sentir que ese esfuerzo militar había valido la pena.
Finalmente, la desaparición de Bin Laden es un momento crucial de la presidencia de Obama. Aunque su muerte es el fruto, seguramente, de muchos años de un meticuloso y silencioso esfuerzo de espionaje, Obama será el presidente que pasará a la historia como el que abatió al enemigo que más daño causó a Estados Unidos en su propio territorio continental en toda la historia.
“Se ha hecho justicia”. Bin Laden, un ser humano, ha sido, al parecer, asesinado (junto a otras cuatro personas más) en Pakistán. Eliminado. Que los muertos no hablan. “Se ha hecho justicia”, dice el Presidente de los Estados Unidos que, además, es Premio Nobel de la paz. Un hombre justo. No convenía que Saddam hablara y fue colgado. Tampoco que lo hiciera Bin Laden. Acribillado. El siguiente en la lista, Gadafi. Decisiones de hombres justos. “Qué Dios les bendiga”, termina Obama. Los dioses y los terroristas tienen la ventaja de que sólo los ven los que tienen fe. Los demás sólo vemos los efectos, no las causas. Curiosidades teológicas.
En un país conocido como España, donde los principales partidos y los jueces prohíben a otros partidos presentarse a las elecciones por su “apología de la violencia”, la orgía verbal que ha desatado el asesinato del ex-agente estadounidense Bin Laden no deja de ser otra vuelta de tuerca más en el disparate de esta fase decadente del sistema. Cuentos para ingenuos en un momento de la historia donde muy pocos están engañando a muchos demasiado tiempo. ¿Pero de verdad nos creemos que Bin Laden había estado viviendo cerca de la capital de Pakistán, “rodeado de fuertes medidas de seguridad”, sin que nadie lo notara?
Por el principio de no contradicción, pensábamos que un poco de coherencia vendría bien para las cosas del pensamiento. Si sabemos que en Irak no había armas de destrucción masiva, ¿significa eso que Bush podría ser abatido en una acción de comando por asesino? Nosotros sabemos que no, pero parece que no es el caso de los principales partidos políticos españoles y europeos. Si la violencia viene de un lado es terrorismo, cobardía, vesania. Si viene de otro, bendita justicia y ponderado uso de la fuerza.
Mientras se santifica por el procedimiento express al gran encubridor Juan Pablo II o se asesina, con modos shakespearianos a los hijos de Gadafi –por parte, puro Macbeth, de quien fuera su anfitrión unos meses atrás-, viene el Nobel de la paz Obama a colocarse el galardón sueco sobre el pecho y, en un momento complicado por el encumbramiento de Guantánamo como el referente mundial de la negación de los derechos humanos, aprieta el gatillo de su aportación al bienestar del mundo e invita a los infantiles acompañantes de esta sarta de cuentos a continuar con la segunda parte del entretenimiento. Se trata ahora de un poco de sangre después de la amorosa boda real de la Casa de Windsor y el más provinciano duelo (aunque con extensión por el mundo latinoamericano) entre el decadente Real Madrid y la potencia emergente Barcelona. La muerte de Bin Laden es de película: “Una boda y ningún funeral”. Un diferente post primero de mayo que se ahorra pensar por qué la administración estadounidense está protestando en la calle y a punto de colapsar. Mientras el tea party propone entregar a corporaciones privadas la gestión de los ayuntamientos, los estadounidenses podrán dormir tranquilos porque ya se ha hecho justicia. No confundir prioridades.
El latino cui prodest (a quién beneficia) llena de sospechas todo lo que tenga que ver con Bin Laden. Respondiendo a esta pregunta, vemos que el “terrorista más peligroso del mundo” y su supuesta principal acción (la introducción de dos aviones en las Torres Gemelas) han sido los hechos más productivos para la recuperación de la hegemonía del aparato militar-industrial en los Estados Unidos, además de servir para militarizar la segunda zona de mayores reservas de petróleo, una vez fracasado el intento de controlar la primera, la Venezuela del desobediente Chávez. 2.973 muertos que justificaron decenas de miles de asesinatos en dos guerras. Al igual que ya nadie habla del avión que supuestamente habría entrado en el Pentágono, no tardaremos mucho en saber que la voladura de las Torres Gemelas por culpa de los aviones tampoco se sostiene (véase el esclarecedor libro de Eric Raynaud, 11 de septiembre: las verdades ocultas, Madrid, Akal, 2010).
La preparación del nuevo enemigo una vez derrotados los Estados Unidos, se tomó su tiempo. Como explicó el maestro de Huntington, Zbiegnev Brzezinski, los muyaidines fueron una “reinvención” de los Estados Unidos para derrotar a los soviéticos en Afganistán. No en vano, en la emblemática Rambo III –recordemos que Reagan era un actor de películas B- el excombatiente de Vietnam lucha al lado de ellos contra los malvados comunistas. Tiempos de alianzas extravagantes, que diría Aznar. Bin Laden, como Noriega, estaba en nómina de la CIA, que además de existir en las películas tiene su avatar, mucho más peligroso, en la realidad.
El argumento dado para no presentar el cadáver (a los islamistas se les debe enterrar pasadas 24 horas. Como no había país en donde hacerlo, lo han enterrado en el mar), no deja de aumentar las sospechas. ¿De verdad que los Estados Unidos no sabía en todo este tiempo dónde estaba el jeque? ¿Con ese sofisticado sistema de satélites que te fotografía el DNI desde el espacio? La desaparición del cuerpo deja más dudas que certezas. No hay que creer al que te ha mentido antes. Y los Estados Unidos llevan mintiendo desde que acusaron a los indios de terrorismo antes de exterminarlos (sin olvidar el hundimiento de El Maine por su propia mano y que justificó la guerra contra la decadente España del 98 y la apropiación de Cuba y Filipinas).
¿Qué va a pasar ahora con Al-Qaida? Como escribía John Cloud en el Time ya en 2001 (¿”Qué es Al-Qaida sin su jefe?”), la organización terrorista es una “metáfora” que permite a células independientes reclamarse de ese grupo para obrar con decisiones propias (como dolorosamente sabemos por los atentados de Atocha en Madrid). Recuerda demasiado a aquella novela en la que policías infiltrados en un grupo anarquista iban eliminando a los terroristas pero, por el propio secreto, seguían cometiendo atentados aun cuando la célula ya estaba formada sólo por infiltrados. Con tanto secreto, ¿quién sabrá nunca quién comete realmente los atentados? Desaparecido el peligro soviético, nada mejor que un enemigo interno que justifique la detención del Estado de derecho en este momento de crisis del modelo neoliberal. Orwell redivivo. ¿Tenemos realmente algo que celebrar?
Robert Fisk ha planteado sus dudas acerca de la capacidad operativa de Al-Qaida para poner en marcha una venganza por la muerte de su referente. Es cierto, por el contrario, que la parálisis por la posibilidad de un atentado detendrá una vez más el pensamiento y regalará todo el espacio del cerebro a la esperanza de que el Comandante en Jefe respectivo haga todo lo posible para frenar a los enemigos de la democracia. Obama lo ha recordad: no hay que relajarse.
Bin Laden ha sido “eliminado” justo antes de que Al-Qaida quedara en el olvido. Y en mitad de las revueltas árabes. ¿Para alimentar a los salafistas y frenar el impulso democratizador? El momento escogido para el anuncio de su muerte ha sido muy oportuno. Igual que oportuna será toda la información que, a partir de ahora, será difundida por goteo para mantener candente el asunto. Obama dará portadas después de muerto.
Una pregunta sigue sin respuesta: ¿serán parados los que han ido a celebrar a las verjas de la Casa Blanca la supuesta muerte del terrorista “número uno”?
No, el muerto es OSAMA Bin Laden, si es que está muerto, claro.
Cuando se informó de su supuesta muerte ya se había producido su supuesto "entierro" (más bien sería "enaguo") en el mar.
Todo muy, pero que muy raro.
De ser cierto que mataron a Bin Laden, eso fue un asesinato. Lo que tenían que hacer es detenerlo, no liquidarlo, a no ser que no hubiera manera de detenerlo vivo, cosa que me permito poner en duda.
¿Temían que contara algo que no fuera del agrado de los señores del imperio, esos "campeones de la democracia"? La democracia del dólar, claro, porque no manda el pueblo, como dicen; mandan "los mercados", como eufemísticamente se llama a las grandes empresas industriales y financieras, las multinacionales, etc.
Ellos mandan y ellos nos dicen que tenemos que estar radiantes de felicidad porque ahora el mundo es "más seguro". Seguro estaría el mundo si ellos se fueran a la puta mierda.
Loa yanquis son tan ...tan..patéticos! El pueblo estadounidense es el más irresponsable del planeta, e hipócrita además,porque le encanta que lo engañen mientras le imponen otra vez un nuevo chaleco de fuerza (ahora corren "peligro de ser atacados en venganza") para que compren lo que al imperio le interesa vender.
Y ya no creo que simplemente sean ignorantes o estúpidos, son irresponsables,poco y nada les interesa la suerte que correrá esta nueva "historieta archiconocida" mientras que a ellos no se les queme el taparrabos.
Hipócritas,porque recuerdo la indignación por los que, después de mucho mascullar rabia e impotencia ante sus atropellos, se dignaron a celebrar de algún modo el supuesto ataque o probable auto ataque a las torres gemelas, y ahora, ante la vista de todo el mundo se los vió festejando como hienas una supuestísima muerte de un más supuesto "terrorista", mientras tanto las pobres víctimas de su propio imperio no descansan ni descansarán en paz hasta tanto no exista una real justicia en el mundo real del cual ellos son ,ni más ni menos, que sus depredadores. Le faltó al ridículo Obama decirse parte de los tiranosaurios Rex.
Lo más impactante : el Premio Nobel de la Paz celebrando el asesinato de un ser humano.
El "Señor de la Guerra", tendrá, algún día la decencia de devolver el Premio. O Noruega el valor de reclamárselo ??????
Creo que ninguno de los dos va a hacer nada, lo mejor sería que Noruega se lo quite y reconozca ante el mundo que fue un tremendo error darle un premio nobel de la paz a uno de los perros de la guerra...lo de señor como que le queda grande
No, Matilda, no estoy de acuerdo con vos. El pueblo gringo es tan victima del capitalismo como lo es el mismísimo pueblo argentino.
¿Mati, vos crees que los “pueblos europeos también están libres de culpa, según tu menara de razonar, cuando también acá en Europa la gente sigue votando a la derecha, y a la extrema derecha, como es el caso de Francia? Y es qué si condenamos a los pueblos por sus gobernantes, Europa no es una “santa”.
Sobre la Muerte de Bin Landen, ¿se ha hecho justicia?
¿Qué es la justicia? Lamentablemente la justicia no es una ciencia, aunque teóricamente el derecho debería de ser parte de las ciencias sociales. De todos modos, así cómo vemos la justicia hoy, la muerte de Bin Laden se puede ver desde dos ópticas: según el derecho internacional, no se ha hecho justicia, sino que se ha cometido un crimen de guerra. Pero según la justicia de los EEUU, sí se ha hecho justicia, dado que en dicha nación se aplica la pena de muerte. Y la justicia en los EEUU, sobre aquellos condenados a la pena de muerte, no existe.
En los EEUU ha sidos muchos los inocentes que han sido matados en la silla eléctrica, como también culpables que con el dinero se han quitado la pena de muerte de encima. ¡En fin, ahí no hay justicia, porque todo se compra con dinero!
Bin Laden, pues, de una de otra forma, hubiese sido matado. Y de está manera, aunque el tipo, nunca fue “santo de mi devoción”, pero es mejor morir peleando que morir humillado.
Correcto, Margarita, como también no se debe de olvidar la brutal represión que hicieron los Talivan cuando gobernaron, que impedían que las niñas fueran a la escuela. Obligaron a los mujeres a cubrirse la cara, y les negaban la salud en los hospitales, según organizaciones de derechos humanos.
Lo que no me queda claro aùn es el papel de Pakistán en todo esto.
Dicen que Bin vivía en un Palacio de una zona residencial.
Pakistán lo protegiò durante estos cinco años ?????
Qué pensará hacer USA con el cómplice gobierno paquistaní ?????
|Domingo, 8 de mayo de 2011
El Caso Bin Laden
Pakistán: antes aliado, ahora cerca del "eje del mal"
A una semana de la muerte de Osama Bin Laden a manos de una tropa de elite norteamericana, el presidente Barack Obama pidió a Pakistán que investigue "la red de apoyos" que le permitió al líder de Al Qaida mantenerse oculto durante años en ese país. Un asesor del presidente bajó el tono: "No tenemos ninguna prueba de que el gobierno de Islamabad supiera dónde estaba Bin Laden", aunque negó que el mandatario estadounidense realizará un viaje al país asiático, que se encontraba programado.
Islamabad, que considera que durante la operación se violó su soberanía territorial, amenazó la semana pasada con rever su cooperación militar con Estados Unidos si se repetía un episodio semejante.
"No sabemos qué tipo de red era. Eso es algo que tenemos que investigar y, lo más importarte, es el gobierno paquistaní el que debe investigar", afirmó el presidente estadounidense en una entrevista a la CBS, que será enteramente difundida esta noche. Las autoridades de Islamabad, ciudad donde estaba el refugio del líder de Al Qaida, prometió investigar pero rechazó que extremistas islámicos hayan encontrado allí un santuario.
Invitado a varios debates dominicales en las principales cadenas de televisión estadounidenses, su asesor en temas de seguridad, Tom Donilon, también pidió a Islamabad que realizara una investigación, pero intentó no echar leña al fuego afirmando que nada permitía acusar a los dirigentes paquistaníes de haber protegido a Bin Laden.
Sin embargo, Donilon estimó que "Bin Laden tuvo redes de apoyo en Abbottabad", la ciudad próxima a Islamabad. Donilon pidió además a Pakistán que entregara a Estados Unidos la información recogida en la ciudad en la que se hallaba Bin Laden y que le permitiera interrogar a las tres mujeres del jefe de Al Qaida que se encuentran detenidas.
Señal de la degradación de las relaciones entre los dos países, Donilon indicó que no estaba prevista ninguna visita de Obama a Pakistán, cuando la Casa Blanca había anunciado en octubre que el presidente estadounidense viajaría este año a ese país.
Islamabad, que considera que durante la operación se violó su soberanía territorial, amenazó la semana pasada con rever su cooperación militar con Estados Unidos si se repetía un episodio semejante.
La oposición paquistaní considera que el presidente, Asif Ali Zardari, y el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, deben explicar cómo fue posible que un comando norteamericano ingresara a territorio nacional o bien dimitir.
Por otra parte, a pesar de la muerte del instigador de los atentados del 11 de setiembre provocó manifestaciones de alegría en Estados Unidos, Dilon reconoció que "no se puede declarar que Al Qaida esté estratégicamente vencida" y subrayó que la red extremista seguía siendo "una amenaza para Estados Unidos".
Ayer, Estados Unidos difundió cinco videos que habrían sido incautados durante la operación. En uno de ellos, se ve a Osama Bin Laden con barba blanca, la cabeza cubierta con un gorro negro acurrucado en una manta marrón viendo la televisión satelital. Sentado en el suelo, usa un control remoto para pasar de un canal a otro, deteniéndose en los canales que difundían imágenes suyas.
La incautación de videos y documentos (discos duros, CD-ROMs, USBs) por los comandos estadounidenses es considerada la "mayor" hecha a un jefe de Al Qaida, afirmó el sábado un responsable de inteligencia, según el cual "Bin Laden seguía siendo un líder activo de esa red, y que daba instrucciones estratégicas, operacionales y tácticas".
Los yanquis son tan ...tan..patéticos! El pueblo estadounidense es el más irresponsable del planeta, e hipócrita además,porque le encanta que lo engañen mientras le imponen otra vez un nuevo chaleco de fuerza (ahora corren "peligro de ser atacados en venganza") para que compren lo que al imperio le interesa vender.
Y ya no creo que simplemente sean ignorantes o estúpidos, son irresponsables,poco y nada les interesa la suerte que correrá esta nueva "historieta archiconocida" mientras que a ellos no se les queme el taparrabos.
Hipócritas,porque recuerdo la indignación por los que, después de mucho mascullar rabia e impotencia ante sus atropellos, se dignaron a celebrar de algún modo el supuesto ataque o probable auto ataque a las torres gemelas, y ahora, ante la vista de todo el mundo se los vió festejando como hienas una supuestísima muerte de un más supuesto "terrorista", mientras tanto las pobres víctimas de su propio imperio no descansan ni descansarán en paz hasta tanto no exista una real justicia en el mundo real del cual ellos son ,ni más ni menos, que sus depredadores. Le faltó al ridículo Obama decirse parte de los tiranosaurios Rex.
mati
A mi no me extraña Santaneco, que no estés de acuerdo con lo que yo digo y recontradigo. El pueblo norteamericano,víctima o no del capitalismo, es un gran irresponsable y un gran hipócrita, nosotros también somos víctimas del capitalismo, tan o más víctimas que ellos y sin embargo no andamos apoyando guerras ,invasiones , campos de concentración ni torturas, tal y como lo hacen ellos, yo no soy, ni quiero ser gringa y me extraña que alguien que haya sufrido los atropellos de los yanquis quisiera serlo.