Después de pasar tres años recluido en una cárcel de Moscú, en espera de la extradición solicitada por el gobierno colombiano, el reconocido mercenario Yair Klein, de 68 años, fue dejado en libertad este mes y hoy se encuentra al resguardo de Israel, su país de origen.
A pesar de que a su figura se le atribuyen varios asesinatos de civiles y el haber entrenado militarmente a narcotraficantes y paramilitares, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, negó la petición de Colombia el 9 de noviembre. De esta manera, la decisión quedó en manos del gobierno ruso, el cual optó por aceptar la determinación del tribunal para finalmente liberar al israelí, hace dos semanas.
El también llamado Tribunal de Estrasburgo funciona como máxima autoridad judicial en la garantía de los derechos humanos y libertades fundamentales en toda Europa. Klein llegó hasta esa instancia cuando su abogado, Mordejai Tzivin, argumentara que, de irse al país latinoamericano, el mercenario padecería de torturas que pondrían en peligro su vida.
De este modo, uno de los instructores de asesinos más reconocidos de Colombia, quedó protegido por su país. Actualmente se encuentra disfrutando de su familia y cultivando olivos, según ha trascendido en la prensa colombiana.
Klein llegó al país caribeño en 1988, de la mano del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, también conocido como “El mexicano”. Según lo que el mismo israelí contó en una entrevista al canal colombiano Caracol TV: “Me encontré con unos ganaderos de Acdegan (Asociación Campesina de Agricultores y Ganaderos del Magdalena Medio) que estaban asediados por las guerrillas, y fue así como llegué a esta región a preparar grupos de autodefensa. Eran ganaderos y campesinos que no aguantaban más a la guerrilla”, dijo.
Cabe entender que en Colombia, estas asociaciones están ligadas a latifundistas, en general. De otro forma, los 80 mil dólares (alrededor de 40 millones de pesos) que –según investigaciones policiales- se le pagaron a Klein, y a otros mercenarios, por realizar ese entrenamiento militar de tres meses, que ha sido calificado de sanguinario- habrían sido imposibles de costear.
Por su parte, los hombres al mando de este mercenario llegaron a ser expertos en explosivos, tácticas de asalto y técnicas de asesinato; también fueron los responsables de homicidios perpetrados a miembros del entonces partido político, Unión Patriótica (UP) -cuando hubo un intento de desmovilización de la guerrilla de las Farc principiando los años ‘90-, sindicalistas, jueces, candidatos presidenciales y miles de campesinos que fueron asesinados al asociarlos con la guerrilla.
De su instrucción surgieron varios grupos narcoterroristas secuestradores, “Los Tiznados”, “Los Masetos” y “Los Grillos”, fueron algunos de ellos que se dedicaron, según cuenta la historia, a descuartizar personas con motosierras, asesinar sindicalistas, a opositores políticos, y otros.
Además, la mayoría sus “alumnos estrellas”, 10 años más tarde, lideraron las autodenominadas “Autodefensas Unidas de Colombia” en una de las guerras más violentas de la historia de ese país. Entre ellos, Alonso de Jesús Baquero, alias “El Negro Vladimir”; Gerardo Zuluaga, alias “Ponzoña”, segundo al mando de los paramilitares; Ramón Isaza, alias “El viejo” y ex jefe de las “Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio”; y Fidel Castaño, alias “El Escorpión”, uno de los llamados “padres” del paramilitarismo, hermano de Carlos Castaño Gil, principal líder de los paramilitares por años, quien se dice que fue asesinado por el primero.
Es por estas y otras razones que el mercenario está condenado a 10 años y 8 meses de prisión en Colombia, bajo los cargos de “entrenamiento de grupos paramilitares” y “concierto para delinquir”, sentencia ratificada en 2001 por el Tribunal Superior de Manizales. Klein había sido capturado el 28 de agosto de 2007 en el aeropuerto de Moscú, cuando intentaba viajar a la capital de Israel, Tel Aviv. Aunque el gobierno colombiano pidió su extradición, el Tribunal de Derechos Humanos se declaró “sin argumentos” para juzgarlo, pero determinó dejarlo en libertad con el objetivo de salvaguardar su vida.
Ante la decisión, Juan Manuel Santos, el Presidente colombiano, señaló: “Creo que esto es una señal muy negativa. Un país que ha tenido tanta violencia, que está queriendo reparar a sus víctimas, que está queriendo poner en práctica los principios de verdad, justicia y reparación; que en este momento un tribunal europeo prohíba la extradición de una persona que supuestamente cometió todo tipo de crímenes y que además sembró la semilla de buena parte de la violencia que sufrimos los colombianos durante tanto tiempo, me parece que es una contradicción de fondo”.
Sin embargo, hay quienes dudan de la buena fe del Gobierno de Colombia relacionada con el fallo favorable a Klein. Los grupos paramilitares han sido señalados de tener vínculos con cercanos al ex Presidente colombiano, Álvaro Uribe, y a él mismo; las dudas en torno a la presión gubernamental que se ejerció para que Klein fuera realmente extraditado están presentes en diversos medios de ese país, y considerando que el actual Presidente Santos fue ministro de Defensa de Uribe.
Así, en una publicación realizada por la Agencia Latinoamericana de Información, el periodista colombiano Juan Alberto Sánchez, hace una fuerte crítica al Gobierno afirmando que la culpa no la tuvo ni el gobierno ruso, ni el tribunal de Estrasburgo, sino que “el ex canciller colombiano Jaime Bermúdez, que viaje tras viaje a Moscú fue convenciendo a su par ruso, Serguéi Lavrov, de lo contrario de lo que siempre afirmó que pretendía: No extraditarlo”, señaló.
SU PREPARACIÓN BÉLICA
Yair Klein pasó por varios entrenamientos militares en Israel, uno de los países más militarizados del mundo. En 1978 ingresó a la Fuerza de Paracaidismo del Ejército, donde prestó servicio militar por 6 años hasta 1978. En su paso por esta institución, conoció los secretos de la defensa militar e incluso participó del exitoso rescate, en 1972, de decenas de rehenes en el aeropuerto de Lod, en Tel Aviv, que duró apenas 7 segundos y medio.
Después de su retiro, Klein intentó montar varios negocios, incluyendo una estación de servicio y un restaurante, fracasando en ambos intentos y volviendo a insertarse en las filas militares de su país. Comandó un batallón y una brigada de infantería que lideró durante la guerra del Líbano y se retiró en 1983 con el grado de coronel, para montar una firma de asesoría en seguridad llamada Speardhead.
La confianza del mercenario en el conocimiento de la guerra es tal, que llegó a afirmar a medios colombianos que podría exterminar a las Farc en 6 meses. Asimismo, aseguró que lamentaba “no haber hecho más” por el exterminio “terrorista”.
RELACIÓN COLOMBIA–ISRAEL
“Colombia es el país de América Latina con mayor relación política con Israel, con un intercambio militar muy fuerte”, afirma el presidente del Centro Israelita de Bogotá, Marcos Peckel en una entrevista al sitio web prensajudía.com.
En este sentido, el flujo de estrategias bélicas entre ambos países está enraizado profundamente. Tanto así, que incluso Ingrid Betancourt, cuando fue liberada en 2008, agradeció al ejercitó israelí por haber participado en su rescate, en las primeras palabras que emitió públicamente.
Según señalaron los periódicos israelíes Yediot Aharonot y Haaretz en esa fecha, la liberación de Betancourt y de sus compañeros de cautiverio, implicó decenas de expertos en seguridad que fueron contratados a la empresa Global CST, de propiedad del ex jefe de planificación del Estado Mayor de Israel, Israel Zivn. El costo de la operación ascendería a los 10 millones de dólares.
El actual presidente Santos explicaría, el 8 agosto de 2009 -mientras era ministro de Defensa de Álvaro Uribe- al periódico El Espectador, que si bien Colombia e Israel están separados por diez mil kilómetros de distancia, tienen como “enemigo común al terrorismo” y que por eso, además de suministros económicos, comparten información de inteligencia militar.
Fuentes y más información en el sitio Web colombiano: www.verdadabierta.com