Pobreza en Cuba alienta el juego ilegal
La lotería antes de la Revolución de 1959 era un instrumento de recaudación para fines educativos principalmente, aunque algunos de los gobernantes corruptos de la República la usaron para enriquecerse.
Alberto Muller / martinoticias 27 de mayo de 2011
Foto: Reuters
Nadie con más intensidad que el Creador jugó al azar cuando creo al Hombre y a la Mujer.
Los cubanos más necesitados han vivido pendientes de acertar un número de la bolita, que se juega ilegal coordinada con la lotería de La Florida, también han estado atentos a apostar en la pelota nacional -Industriales contra Villaclara-, en el béisbol de Grandes Ligas -Yankees contra Boston- y hasta en los gallos, que sólo se puede jugar clandestino porque el régimen lo prohibió para el pueblo, algunos altos dirigentes, como Guillermo García y otros, juegan gallos en sus vallas privadas.
Hay algunos pensadores que han dicho que los juegos y las apuestas vienen de la mano de Dios, porque nadie con más intensidad que el Creador jugó al azar cuando creo al Hombre y a la Mujer.
Como casi todos los países de tradición hispana, en Cuba se apuesta mucho en los juegos de todo tipo, a pesar de que Fidel Castro cuando asumió el poder, tras el triunfo de la Revolución de 1959, prohibió oficialmente el juego y las apuestas en toda la isla, lo que obligó a apostadores y jugadores a pasar al mundo clandestino y subterráneo.
Sin embargo, producto de esas paradojas de la historia, hoy en Cuba se juega en todos los rincones de la isla con más fuerza que antes, explicó el periodista independiente, Iván García.
Definitivamente algo mal ha hecho el gobierno castrista en este complejo proceso de las prohibiciones durante más de medio siglo de existencia, porque al igual que en el juego, también la revolución prohibió la prostitución y hoy en Cuba la prostitución se ha extendido de forma alarmante.
La lotería antes de la Revolución de 1959 era un instrumento de recaudación para fines educativos principalmente, aunque algunos de los gobernantes corruptos de la República la usaron para enriquecerse.
Pero Renato, un apostador en Cuba que trabaja con los listeros que recogen las apuestas, le dijo al periodista Iván García que él se alegra de que Fidel Castro haya prohibido la ‘bolita’, porque él gana mucho dinero sirviendo de banco de apuestas y eso le permite tener una residencia donde no falta nada, un apartamento discreto para sus escapadas amorosas, un jeep Willy y un Chevrolet del año 57.
Cuando Renato ganó su primer cuarto millón de dólares, confiesa que lo tiró sobre la cama y durmió feliz encima de los billetes. Ahora es más conservador y prefiere no hablar de cantidades, porque en el 80 por ciento de las apuestas, el banco gana.
En el viejo estadio de béisbol del bario del Cerro, un verdadero ícono del deporte de la bola, los guantes y los strikes, lo más popular después de la competencia deportiva, son las apuestas que antes de que el umpire de la voz de juego, ya son voluminosas y atrevidas.
Eso explica que el cubano, como es creyente en Dios, guste del azar aprendido del Creador, que también se la jugó con confianza en la creación del Hombre y la Mujer.
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