Los manifestantes que desde hace tres semanas se mantienen acampados en la madrileña Puerta del Sol para protestar por la situación política y económica actual, continúan con su campamento pese a las crecientes dudas sobre su utilidad, que podría alienarles el apoyo público.
A falta de un consenso sobre el mantenimiento o no del campamento, los representantes del movimiento anunciaron que "el campamento se mantiene", a pesar de las disensiones cada vez más evidentes en sus filas, mientras se organizan nuevas movilizaciones para las próximas semanas.
Así, la "comisión de Arte" ha decidido marcharse este domingo y sustituir su gran tienda por un taller de pintura, que tomará la forma de seis paneles de madera formando un hexágono, donde los manifestantes podrán dar rienda suelta a su creatividad.
"Es una evolución. Hemos terminado nuestro trabajo y queremos ocupar menos espacio, para molestar menos. Tratamos de avanzar", afirmó Raquel Pintado, una estudiante de efectos especiales de 28 años, ocupada en quitar trozos de material.
El movimiento de los "indignados", testimonio del malestar de millones de españoles acosados por el desempleo –que afecta directamente al 21,29% de la población activa- y la precariedad social, sigue beneficiándose de un amplio apoyo tres semanas después de su aparición el 15 de mayo.
Un 66% de la población afirma tener "simpatía" por el movimiento, frente al 21% que expresa su "rechazo", según un sondeo publicado este domingo por el diario El País.
Un 81% de los encuestados cree que los manifestantes "tienen razón" sobre el fondo, aunque también un 57% cree que "es algo de lo que se habla mucho ahora, pero de lo que dentro de poco nadie se acordará", según este sondeo de Metroscopia para El País efectuado el 1 y 2 de junio sobre un universo de 1.001 personas.
El mantenimiento, cada vez más problemático, del campamento que desfigura la Puerta del Sol, en pleno centro turístico de Madrid, amenaza con acabar con el apoyo popular. Los manifestantes que manejan la organización reconocen que los problemas sanitarios y de seguridad, especialmente la presencia de sin techos que se han instalado en el mismo, "perjudica mucho" al movimiento.
"Cuesta mucho trabajo. Debería ser reducido bastante. Es la opinión de la mayoría de los que trabajan aquí", explica un representante del movimiento. Pero los centenares de participantes en la asamblea general creen que "el campamento es una especie de símbolo. Hay miedo de que si se desmonta, se acaba todo", concluyó.
Desde el viernes, los representantes de 56 acampadas que protestan en varias ciudades españolas por los efectos de la crisis y la "inacción" de los políticos, se han reunido en la Puerta del Sol para hablar de las acciones llevadas a cabo en sus localidades, dijo un portavoz del movimiento, Paco Andrés.
Se han previsto manifestaciones el 11 de junio, día en que los alcaldes serán investidos tras las elecciones locales del 22 de mayo pasado, antes de varias manifestaciones el 19 de junio. Ese día, cinco "caravanas" deberían salir de distintas partes de España y recorrer el país para converger en Madrid en una gran manifestación el 17 de julio.