RONNY PADRÓN | EL UNIVERSAL
miércoles 29 de junio de 2011 03:03 PM
El título, más que pesimista persigue ubicarnos ante una realidad en pro de mejorarla. De allí que, nada mejor que trabajar sobre lo que suponemos tener, sin quitarle siquiera una coma.
Entonces qué tenemos como país, pues, lo que titulamos, ni más ni menos. Afirmar lo contrario, seria deshonestidad, por lo menos intelectual. Si bien es cierto que el régimen de Hugo Chávez constituye paradigma de barbarie socialista, con sus inherentes factores: mediocridad, sectarismo, corrupción, nepotismo y demás vicios políticos; no lo es menos que en 12 años de caos, la dirigencia demócrata no ha logrado encarnar una propuesta alternativa de poder, de allí nuestros reiterados fracasos ante la brutalidad gobernante. Lo anterior permite medir sin reparo la calidad de ese, nuestro liderazgo democrático.
http://www.eluniversal.com/2011/06/29/venezuela-el-caos-sobre-un-mar-de-petroleo.shtml
Para los que en algún momento creímos en la "mala suerte" como causa del fracaso para aquel 11 de abril, tesis peregrina que acompañamos incluso hasta el RR, hoy, ante el injustificable silencio de la MUD frente a la ausencia temporal que por dolencia física "desconocida", aleja al teniente coronel socialista del poder, y la superior anarquía que tal incertidumbre avizora, no podríamos menos que reflexionar.
En primer lugar, es de Perogrullo afirmar, que en Venezuela, la voluntad popular mayoritaria es partidaria de apoyar la inmediata restauración constitucional que dé lugar al Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia consagrado en la Carta Magna, algo que el socialismo en gobierno nunca tuvo como pretensión. Pero en segundo término podemos igualmente aseverar, que a la fecha presente no hay en Venezuela un liderazgo demócrata, individual o colectivamente considerado, merecedor de la suficiente confianza popular como para encabezar tal reemplazo. Grave escenario éste, igualmente reflejado por la generalidad de estudios de opinión al tiempo presente.
Es el asunto, que por fortuna quienes creemos en la pertinencia de regímenes democráticos de libertades, tenemos oportunidad de operar los cambios necesarios, con mayor eficiencia en comparación con los regímenes totalitarios. De allí qué, es muy válido afirmar la gran ventaja comparativa que tiene nuestra MUD, para corregir rumbos y superar deficiencias, en relación a su contraparte: el PSUV.
Veamos. La actual coyuntura política, marcada por la ausencia indefinida del teniente coronel socialista, principal factor político en Venezuela durante 12 largos años, impone a nuestra MUD el accionar inmediato, ello ante la apertura de un espacio político otrora inexpugnable, plaza que "algún" factor llenará.
La movilidad y el debate, características "naturales" en el seno de organismos democráticos como la Mesa de Unidad Democrática, harán posible que en los próximos días operen los reajustes necesarios en pro de alcanzar ese espacio ahora en liza. Si la actual directiva no estuviere en capacidad de cumplir con eficiencia el reto, como no lo ha estado luego del 26-S, no faltará en medio de la misma MUD, quienes sí puedan hacerlo, pues el premio político resulta con demasiado atractivo: un vacío de poder superior al verificado para aquel 11 de abril.
Por el lado del PSUV, el asunto de los reemplazos tiene mayor complejidad. Ello por cuanto el mesianismo del teniente coronel, fundamento de esa organización y del régimen en gobierno, es intransferible, por ende, en lo adelante, el sostenimiento de ambos en el poder, dependerá más del nivel de violencia que puedan imprimir los aspirantes al mando, que de su habilidad política, algo desconocido en el PSUV más allá de Hugo Chávez.
Más que un adagio, es un hecho: "Cada pueblo tiene el gobierno que se merece", pero también una verdad, aquel nuestro derecho como sociedad de trabajar cada día para alcanzar un futuro mejor. ORA y LABORA.
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