Como el emperador está muy atareado en casa intentando evitar la quiebra financiera de los Estados Unidos y perfilando acabar con las guerras de Afganistán e Iraq, decidió enviar a España a Hillary Clinton para que pasara revista al agonizante gobierno de Zapatero. En un solo día ésta se ha entrevistado con Trinidad Jiménez, ministra de Asuntos Exteriores, con el presidente Zapatero y con el rey. A su término, ha comprobado que el patio ibérico sigue con docilidad las órdenes imperiales. Tras agradecer la contribución española a las agresiones de la OTAN en Afganistán y en Libia, Clinton declaró: “Prácticamente no existe desafío [militar] global importante en que no estemos trabajando juntos”.
Ya antes de esa visita, Jiménez despejó toda posible duda al señalar que con ella “se hará visible la estrecha cooperación [entre Estados Unidos y España] en los ámbitos político, económico y militar”. Según la nota oficial del Palacio de la Moncloa, en el examen de la política internacional Zapatero le ha confirmado a Clinton su apoyo al gobierno estadounidense respecto al mundo árabe, es decir, “acompañamiento” (?) a la llamada “primavera árabe”, colaboración en la agresión sine die contra Libia y adhesión a la inconsistente propuesta de Obama de conversaciones de paz israelo-palestinas. Sobre Afganistán, y dado que Estados Unidos ha comenzado un modesto repliegue, España estará a lo que más convenga a los intereses del imperio en cuanto a la permanencia allí de sus 1.500 soldados. La referencia en la nota oficial a América Latina es intencionadamente escueta pero muy reveladora en el fondo: Estados Unidos y España “comparten la visión” sobre los retos a los que se enfrenta.
Ante tan adulador informe, la secretaria de Estado norteamericana ha ido más allá de la habitual cortesía diplomática. Se ha atrevido a hablar de las reformas económicas y de las severas medidas antisociales adoptadas en el último año por el gobierno de Zapatero. Después de elogiarlas, afirmó que le parecen “difíciles políticamente” pero necesarias. Esos cambios llevan tiempo y exigen paciencia “pero hay que seguir adelante con las reformas…hasta el final”, sin importar las críticas que reciban. Todo un programa neoliberal formulado por esta curtida política (llamada “progresista” y “feminista” al otro lado del Atlántico), como si se tratara de unos deberes de fin de curso impuestos a un alumno torpe pero bienintencionado.
La única reclamación planteada por España durante esta visita ha sido la de que EEUU pague una parte de la limpieza del suelo contaminado en Palomares (Almería) por dos bombas atómicas transportadas por aviones militares norteamericanos que chocaron en pleno vuelo y que retire unos 50.000 metros cúbicos de esa tierra envenenada con plutonio. Hace diez años escribí sobre esta tragedia colectiva silenciada por el franquismo del mismo modo que por los gobiernos democráticos que le sucedieron: http://www.andresmlorca.com/documentos/Palomares%20(Prologo).pdf.
Hay que recordar que el accidente nuclear tuvo lugar en enero de… 1966. Según una filtración de Wikileaks (El País, 10-12-2010), el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, escribió una carta a la señora Clinton urgiéndole a que su gobierno cumpliera el compromiso formal firmado en 1969 porque, en caso contrario, temía que la opinión pública española se volviera contra EEUU de conocer el estudio sobre dicha contaminación atómica (estudio que, por cierto, todavía sigue siendo secreto). Según esa fuente, la secretaria de Estado ni siquiera le contestó. Ahora, sí, ahora ha dado satisfacción al gobierno español con esta respuesta de chiste: “El gobierno de Obama se toma muy en serio la preocupación española”. ¡Y hasta dentro de otros 45 años!
Del contenido de la entrevista con el rey, no hay información alguna. Sólo conocemos por la evasiva referencia oficial que en ella “se han abordado los temas de la agenda bilateral y multilateral programados”, o sea, han hablado de lo que tenían que hablar. ¡Cuánta transparencia, por Dios! La participación de España en los conflictos bélicos protagonizados en la actualidad por la OTAN (y, sobre todo, Libia cuya destrucción civil y militar encuentra más dificultades de las previstas) es de suponer que haya estado en el eje de estas conversaciones, pues no debemos olvidar que, además de la jefatura del Estado, el rey ostenta constitucionalmente el mando supremo de las Fuerzas Armadas. “Estoy feliz de volver a verle”, exclamó Hillary Clinton al saludarle. Años atrás, el rey había mantenido asimismo una gran amistad con la anterior secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y con el presidente George W. Bush, ambos de siniestra memoria.
También aprovechó su visita a Madrid para entrevistarse durante poco más de media hora con Mariano Rajoy en la embajada de los Estados Unidos. Acompañó al líder del PP Jorge Moragas, coordinador de relaciones internacionales del partido y estrecho colaborador de los grupos extremistas anticubanos de Miami. Según declaró Moragas a la agencia EFE, el clima de esa reunión fue “de cordialidad y coincidencia”. Rajoy puntualizó que las reformas emprendidas por el gobierno han de ser “sustanciales” y le expresó a Clinton el respaldo de su partido al gobierno de Zapatero en las guerras en curso, pues, según él, España estará siempre al lado de los intereses de sus aliados. Además, tuvo tiempo para manifestarle “la necesidad” de que al-Gadafi abandone “sus pretensiones numantinas”. No sé qué traducción le habrán hecho al inglés de esta referencia a Numancia. Yo tenía entendido hasta ahora que esa ciudad resistió hasta el final defendiendo la libertad de su pueblo ante el asedio de las tropas de Roma y que ello había sido un ejemplo de heroísmo para los patriotas españoles de todos los tiempos. Eso de resistir a un imperio y preferir la muerte a la esclavitud parece que les suena mal a estos modernos derechistas.
Aunque parezca extraño, el tema al que le dedicaron más tiempo no fue ningún problema bilateral (como, por ejemplo, el de Palomares) sino… Cuba. Reaparecen así los viejos fantasmas del PP. Clinton y Rajoy trataron sin pudor alguno del futuro político de la isla y de la deseada por ellos vuelta al capitalismo made in USA, lo que llaman eufemísticamente “la transición a la democracia”. En la misma línea intervencionista, Rajoy le reiteró a la representante del imperio su “total prioridad” a la llamada Posición Común de la Union Europea, política discriminatoria contra Cuba y su soberanía que impide la normalización de relaciones con Europa y que fue introducida por iniciativa del impresentable tercer hombre de las Azores, José María Aznar. Como broche de oro de la entrevista, Rajoy le regaló a Clinton un jamón ibérico extremeño, deshuesado y envasado al vacío. Todo un detalle obsequioso, celtibérico aunque no numantino y saludable, muy apropiado en esta época de vacas flacas, para congraciarse con la representante del imperio.
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