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General: GUSTAVO BUENO
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Marthola  (Mensaje original) Enviado: 03/08/2011 04:34
 
 
 
 
 

Definido por The Times como el mayor filósofo español, el catedrático de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Universidad de Oviedo de 1960 a 1998, Gustavo Bueno (1924, Santo Domingo de la Calzada) es un intelectual polémico, ajeno a la tiranía del pensamiento único. Se define como ateo de cultura católica, marxista heterodoxo y partidario de una España ilustrada, heredera de las Cortes de Cádiz.

–¿Cuál fue la clave de la feroz resistencia española ante el invasor francés?
–Cuando invadió España, Napoleón se enfrentó a un imperio que todavía era una potencia poderosísima. La reacción estaba justificada porque nuestra historia tenía una trayectoria muy distinta de la historia de Francia. No comparto esa idea de que España era un país atrasado, casi del tercer mundo, frente a una Francia que había entrado en la modernidad y el progreso gracias a la Revolución de 1789. Ese razonamiento me parece erróneo y muy simplista.

–¿Cómo percibieron los españoles la figura de Napoleón?
–El integrismo español lo vio como una especie de anticristo que iba a destruir las iglesias y las custodias del Corpus Christi. Luego todo el pueblo reaccionó contra Napoleón y su ejército invasor. Pero el levantamiento también fue para defender a una monarquía encarnada por un personaje tan vergonzoso como Carlos IV y posteriormente por su hijo Fernando VII, que representó la culminación de esa gran vergüenza.

–¿Cuál es su opinión sobre el emperador de Francia?
–Napoleón fue un personaje realmente admirable. No secuestró ni traicionó la Revolución Francesa, tal y como sostienen el anarquismo y otras corrientes de pensamiento en Francia. Por el contrario, yo creo que Bonaparte trató de extender los valores de la Revolución Francesa por toda Europa porque quería implantar el código francés y ejercer una hegemonía continental al estilo de Carlomagno, algo que todavía pretenden hacer los franceses.

–¿Podría decirse que la Constitución de 1812 fue el primer paso de España hacia la modernidad?
–Siempre se ha dicho que con las Cortes de Cádiz entró la Revolución Francesa en España. Hasta cierto punto eso fue verdad y hasta cierto punto no. En cualquier caso, la Constitución de 1812 fue un avance histórico necesario. Pero su inspiración poco tuvo que ver con la que aprobaron nuestros vecinos. Así como la Asamblea francesa fue totalmente utópica, con la Declaración de los Derechos Humanos, la libertad, igualdad y fraternidad, e iba dirigida a aquellos que hablaran francés, la Constitución de 1812 constituyó una peculiar revolución contra el Antiguo Régimen, al situar la soberanía de la nación no en el rey, sino en el pueblo. Y el pueblo estaba constituido por todos los españoles del imperio, tanto los peninsulares como los de ultramar. Por eso la Constitución de Cádiz es más universal que la francesa.

–Algunos historiadores afirman que España emergió como nación en 1808. ¿Cuál es su opinión?
–El concepto de nación política apareció con la Revolución Francesa y en España ese concepto se fraguó con la Constitución de Cádiz. Sin embargo, debo decir que la idea de nación cultural surgió en España mucho antes. Podemos rastrear ese concepto en el Reino de Asturias y en 1469 con el matrimonio de Fernando e Isabel.

–En sus libros y artículos usted habla de un imperio español católico que se convirtió en universal con la conquista de América.
–La visión de España que tenían los franceses, como un país analfabeto y con escasa preparación científica, era totalmente sesgada. A esa visión contribuyeron los que urdieron la leyenda negra y también algunos españoles, como Antonio Pérez y Fray Bartolomé de Las Casas. Pero en el siglo XIX, España seguía siendo un imperio católico poderoso, cuyo objetivo era organizar el mundo sin limitación alguna desde la ley de Dios. Un Dios que conoce a todos los hombres, cualquiera que sea su raza o condición, y que se preocupa por la libertad de todos ellos. Algo muy distinto del derecho natural que los más fuertes pudieran tener para expropiar y subyugar a los más débiles, como sostuvieron los tratadistas de la Inglaterra de Hobbes.

–Sin embargo, en diversos estudios se sostiene que la filosofía y la ciencia españolas de finales del XVIII y principios del XIX estaban en pañales frente a la ciencia y la filosofía francesas.
–No puedo admitir que se diga que la filosofía francesa de hace 200 años era superior a la española. Descartes fue un matemático de primer orden, pero como filósofo era totalmente arcaico. Todo el automatismo de las bestias lo tomó de Gómez Pereira, que era un médico de Medina del Campo. Los españoles hemos sido tan paletos que hemos despreciado a un precartesiano como Gómez Pereira.

–¿Y esto ocurre con otros aspectos de nuestra cultura?
–Pasa con todo. Es un complejo de inferioridad que nos ha permitido tragarnos hasta el fondo la leyenda negra. Y el problema persiste. Por otro lado, esta leyenda negra ha sido el pasto principal para todos los nacionalismos, sobre todo el catalán y el vasco, que la aprovecharon para ir contra España con objeto de presentarse ellos como los verdaderos campeones del progreso, la ciencia y la civilización.

–¿Qué legado nos queda de aquel imperio español donde nunca se ponía el sol?
–Muchas cosas. Un efecto de aquel imperio es la constitución de la nación española, que es parte de la historia universal. Otro efecto es la lengua española, que ya hablan como propia alrededor de 400 millones de personas. Y esto implica una visión del mundo universal, porque es un producto de muchos siglos de incorporación y asimilación de innumerables culturas. El Leonardo de las ciencias de la vida


Fernando Cohnen



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 06/08/2011 12:44
 
 
¡Atención con Gustavo Bueno!
Este viejito de 86 años, con su voz achacosa y fatigada -pero de entusiasmo intacto-, es tierno ejemplo de filósofo "con todas las letras": toda una vida dedicada a la docencia, a la escritura, a la polémica con otros (¡con todo el mundo; con(tra) ajenos y propios!).
No quiero decir que es mejor filósofo porque se pelea hasta "con Dios y María Santísima" (aunque esto en un sentido es cierto porque es un ateo recalcitrante), pero sí quiero calificarlo como buen filósofo porque le interesan sus enemigos. Y su forma de conocerlos es también polemizando, escuchando qué tienen para argumentar acerca de sus ideas, sus discursos, sus formas, sus señas de identidad, sus cosmovisiones, sus saberes y haceres...
Interesante su rodeo filosófico acerca de la ética y la moral. Les dejo un botón de muestra


 


 
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