RIO NEGRO ON LINE
Salto fue secuestrada en un barrio del noroeste bahiense el 29 de diciembre de 1975, junto a Bombara y Laura Manso. Estaba allí ese año porque "mi estadía en el Valle era insostenible. Yo era delegada de la Juventud Peronista de Río Negro, que tenía relación directa con Montoneros. Tenía amenazas de la triple A y sabía, y luego se comprobó porque allanaron a mi casa, que me iba a ir a buscar la Policía Federal.
En las tareas barriales conoció a Bombara, que era no docente de la UNS "y coincidíamos en la militancia barrial". Está convencida que su estadía en el "infierno de la tortura" fue menor a lo que habían planificado sus captores. "Lo que apresura nuestra legalización es porque en la tortura se les queda Bombara", opinó.
"Hubo un ensañamiento especial con él. A Laura y a mi nos llevaban de los pelos, a la rastra, al piso o al catre donde nos iban a torturar. Pero de él yo sentía las patadas que le daban, una vez que estaba en el piso o cuando lo iban llevando. Sentía ese sonido sordo que es el golpe de los puños, y sus gemidos y sus gritos", recordó.
Describió que a las dos mujeres "nos aplicaban picana en la zona interior de muslos y brazos, genitales, senos, plantas de los pies y la boca, con el adicional de "un mecanismo perverso", que era controlado "por algún especialista". "Consistía en tapar la boca con un trapo de tal forma que cuando tu cuerpo se arqueaba por la electricidad, tenías la necesidad de gritar o sacarte eso de encima, y no podías: eras como un globo a punto de reventar".
Dijo que "eso le hicieron a Daniel" e hizo un relato desgarrador: "sentí el interrogatorio, los insultos, una especie de gemido del cuerpo cuando no puede gritar. Y luego se hizo un silencio absoluto. Luego sentí susurros, pasos rápidos, puertas que se abrían y cerraban y muy rápidamente nos vuelven a agarrar a nosotras del piso y nos suben y acuestan en una camioneta. Al lado mío iba lo que había sido Daniel.