Uno de los valores más confusos dentro del mundo
y la espiritualidad, es la verdad...
¿En que lugar del mundo reside la verdad?.
La buscamos en nuestra familia, en los amigos,
en las religiones, en nuestra vocación.
Y no logramos encontrarla.
El mundo en el que vivimos, es un círculo viciado de la verdad,
la oculta, la disfraza... la mata.
A final de cuentas, eso nos enseñan,
y eso aprendemos.
La verdad no tiene un sitio en especial para vivir,
no es exclusiva del cielo, ni de las Sagradas Escrituras.
Si quieres buscarla, encontrarla y vivir dentro de ella,
solo tienes que asomarte a tu corazón.
Ahí se encuentra la verdad... tu verdad.
La verdad no se puede generalizar
porque parte de cada corazón, de cada ser.
Cada persona es un ser único,
por lo tanto guarda un mundo diferente
y una verdad diferente.
Todas las verdades son válidas si provienen del corazón.
La verdad es un compromiso con nosotros mismos,
es asumir nuestra responsabilidad y dejar de culpar al destino,
a la gente y a las circunstancias de nuestra mala suerte.
Es afrontar al mundo entero por una sola razón...
La Libertad de Vivir.