El pueblo griego ha obligado al gobierno a convocar un referéndum para decidir si hay que arrodillarse ante los mercados, ante el capital, o decir NO a que la crisis la paguen los de siempre.
Se trata de decidir si la crisis la van a pagar los culpables de la misma, los capitalisas y banqueros, las grandes fortunas, o la va a pagar el pueblo (con paro masivo, recortes de todo tipo, precariedad y pobreza).
El de Grecia es EL EJEMPLO A SEGUIR EN TODA EUROPA.
Se trata de que la Democracia triunfe, y "democracia" quiere decir que manda el pueblo, y NO los mercados.
Otro caso de no aceptar la salida convencional a la crisis, la del rebaño que obedece al Fondo Monetario Internacional o al Banco Mundial, la salida que quiere imponer también la Unión Europea, es el digno caso de Islandia
Está también ahí el ejemplo de Islandia, pequeño país nórdico de 317 mil habitantes que tenía una deuda equivalente a 15 veces su PIB, que se negó a pagar a los usureros británicos y holandeses que habían prestado dinero irresponsablemente a banqueros aventureros de la isla. El gobierno, al principio, resolvió pagar la deuda externa y condenar al país, por siglos, a la esclavitud financiera (habría debido pagar su deuda en 15 años al 5.5 de interés).
Pero el presidente, un ex comunista, rechazó esa posición, lo cual llevó a un referéndum, organizado por la presión popular mediante movilizaciones y asambleas, el cual declaró que dicha deuda era impagable y, en vez de premiar a los banqueros ladrones, los metió presos y nacionalizó los bancos. Islandia sigue en la Asociación Europea de Libre Comercio y los banqueros extranjeros tuvieron que contentarse con el dinero que consiguieron de sus gobiernos.
Ahora, el país logró un acuerdo de pagos mucho más favorable (40 mil millones de euros en 37 años con el 3 por ciento de interés, a partir de 2016, lo cual representa, de todos modos, cerca de 100 euros por día, por cabeza de habitante, durante 10 mil 950 días) cuyo pago también rechaza.
Islandia, con un gobierno socialdemócrata y rojiverde, pelea siempre para entrar en la Unión Europea y contra la presión del FMI y de sus acreedores y no ha perdido su independencia.
Grecia, hace ya mucho tiempo, salvó al mundo de la “ignorancia y la esclavitud”. En la segunda guerra médica, ante el imperio persa, el pueblo griego sometió la invasión asiática y aseguró el pleno desarrollo de la civilización occidental. Sin esa victoria sería muy complicado, sino es que imposible, conocer lo que hoy es el mundo occidental.
Ahora bien, contemporáneamente Grecia libra una batalla más que cimbra los pilares de su nación y que conlleva los cimientos de los países del mundo occidental: la crisis económica. Crisis que nace por un endeudamiento público excesivo y, a estas alturas, impagable. Y es que, no es solamente que el estado griego no sea solvente, sino que la crisis económica atrae consigo aspectos sociales y políticos que demuestran con el resquebrajamiento financiero la punta de un gigantesco iceberg de problemas que ponen en manifiesto una honda crisis, ya no económica, sino estructural del sistema financiero occidental y del estado mismo.
Dos notas profundas, dos lecciones brinda la actual Grecia al mundo moderno: la primera consiste en que el estado ha sido rebasado completamente por entes ajenos a él. Es decir, que los problemas en su interior, en este caso financieros, no pueden ser ya sustentados o solventados por el estado mismo, y que el estado en este momento, como aparato rector de la realidad que lo integra, no es suficiente y no tiene en sí mismo la capacidad para remediarlos.
El elemento esencial de la soberanía del estado, que anteriormente estaba ya debilitado o superado totalmente en estados pobres, es una ficción en la práctica. El estado griego no persigue el bien común como finalidad para su población, sino que obedece a los intereses del capital extranjero que lo maniata y amordaza brutalmente para el pago de una deuda que, en lugar de afianzar su desarrollo, lo conmina a alimentar la riqueza de los bancos.
En este sentido, la estructura del estado se muestra débil, endeble, incapaz. El estado griego está a punto de perder el principal elemento para su formación, la soberanía, para convertirse en una entidad económica que la haga sustentar. La primera lección de los nuevos griegos consiste en que el estado debe reformarse, de una u otra manera para adecuar la realidad económica a él o adecuarse él hacia la realidad económica.
La segunda lección de Grecia consiste en el análisis, la crítica que debe realizarse hacia el sistema económico que hoy rige al mundo occidental. Los latifundios globales que el financiamiento ha creado en medida mayoritaria de la especulación, ha hecho que unos cuantos ganen en perjuicio de todos los demás. Esas victorias millonarias, específicas para la pequeña porción que rige la economía mundial, prevalecen sobre los intereses de la población, situación que obliga a la reflexión sobre solucionar la crisis económica en ese modelo de pagos e intereses abrumadores para los estados, o pensar en modelos distintos para solventar la crisis.
Se debe reflexionar profundamente sobre el estado y su valor en la economía, priorizar el sentido en que uno debe actuar sobre el otro y plantear, si se quiere, quienes deben ganar más: los dueños del capital o las poblaciones.
Que tal amig@s de T! lo que van a ver aca es el fruto de varias semanas de leer, recopilar, investigar, seleccionar material, hay mucho trabajo aca, la idea es que entiendas un poco de que se habla cuando se habla de la Argentina, origen, evolución, ilegitimidad, presente y futuro, elo post es muy largo, si no andas con ganas de leer mucho, guardalo en Favoritos y leelo despues, te garantizo que algo te vas a llevar. - Si queres tener un pantallazo , mira la sección de videos mas abajo.
Deuda externa, Definición
La deuda externa es la suma de las que tiene un país hacia entidades extranjeras. Se componen de deuda pública (la contraída por el estado) y deuda privada (la contraída por particulares).
La deuda externa con respecto a otros países se da con frecuencia a través de organismos como el o el . Cuando un país deudor tiene problemas para pagar su deuda (esto es, para devolverla junto con los acordados intereses) sufre repercusiones en su desarrollo económico e incluso en su autonomía.[cita requerida]
El principal argumento para que un país contraiga una deuda es que teóricamente permite conservar los recursos propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios. Sin embargo, esto se vuelve un problema cuando dicho dinero no se utiliza en aquello para lo que fue solicitado, cuando se usa de manera ineficiente o cuando las condiciones de devolución se endurecen (principalmente a causa de anteriores incumplimientos del deudor).
Origen
En 1973 el precio del se multiplicó por cuatro. Los países productores ganaban enormes cantidades de dinero, y bancos privados acudieron a estos países con tipos de interés extremadamente bajos. El 60% de los créditos fueron a países empobrecidos. A finales de 1979 sucedieron cuatro hechos perjudiciales para estos países: 1. Subieron los tipos de interés (se multiplicaron por cuatro desde finales del año 1970 hasta principios del año 1980), lo cual precipitó la crisis de la deuda del año 1982, cuando se popularizó la adquisición de nuevos préstamos para hacer frente al pago de deudas impagables, provocando a raíz de esto la catástrofe económica de esa década y la multiplicación de la deuda.[cita requerida] 2. Se apreciaba fuertemente el dólar. 3. Cayó el comercio mundial y se despreciaron las exportaciones del Sur que no eran petróleo. 4. Se iniciaron los planes de ajuste estructural.
Se llegó entonces a una situación, que metafóricamente explicaba el analista Ignacio Ramonet, en la cual los países del Tercer Mundo invertían más dinero en devolver los intereses de esa deuda que en su propio desarrollo:[1] Usted para comprar un piso, pide un crédito de 10 millones con un interés al 5%, pero a los tres meses el banco le sube el interés al 8% y uno no puede quejarse. A los 6 meses, se lo sube al 20%, con lo que el préstamo que pidió podría haberlo pagado pero con este ya no puede (...) Esto es lo que ha pasado con la deuda externa. (...) Ahora [los países pobres] están obligados a exportar para conseguir divisas con las que pagar los intereses de su deuda exterior. De esta forma, el país está volcado al comercio exterior y ello le impide ocuparse de su mercado interior. Entre otras causas, la fuga de capitales privó a estos países de una fuente de ahorro interno imprescindible para el impulso del propio desarrollo. La socialización de pérdidas, una práctica habitual en los setenta por la que el Estado figuraba como aval de las concesiones exteriores de préstamo a agentes privados, también explica parte del origen del problema. Las inversiones fallidas o la insolvencia de estos agentes hizo que determinadas deudas particulares pasasen automáticamente a convertirse en deuda pública. Autores como Rodolfo Terragno también hacen hincapié en una visión algo miope de las sociedades que se endeudaron, al no darse cuenta que aquel modelo antes o después debería terminar.
Algunos motivos típicos para el grave endeudamiento de un país son:
* Catástrofes naturales, epidemias y similares, que obligan a pedir préstamos para paliar sus efectos. * Inversiones en nuevos cultivos, industrias, etc. que pueden fracasar por no haber tomado en cuenta el riesgo de cambios en los mercados u otras razones. * Mala administración de los fondos, los cuales producen un déficit sostenido que supone cada vez más recursos externos para compensarlo. * La negligencia (intencional o no) respecto a los efectos que las deudas excesivas pueden tener, o bien la ausencia de prerrequisitos antes de concederla. Así autores como Marc Reffinot apuntan que un fenómeno parecido ya sucedió en la década de 1930 tras el Crack del 29 y, pese a contar con esa experiencia, se permitió volver a endeudarse a las naciones.[3] * En el Forum 2004 de Barcelona se propuso la llamada Deuda Indigna, como aquella que se contrajo y se permitió contraer pese a saber que ocasionaría serios problemas a la economía y al desarrollo del país que la solicitaba. La llamada Deuda Indigna tiene además como requisito que el organismo o país prestamista le resultara imposible no saber los efectos que dicho crédito ocasionaría al receptor.
Algunas consecuencias del gran endeudamiento de un país pueden ser:
* Imposibilidad de obtener nuevos créditos en caso de necesidad. * Imposición de duras condiciones por parte de los acreedores, incluyendo políticas económicas restrictivas, generalmente muy duras con la población, que impiden competir en igualdad de condiciones con otros países. * Crecimiento desbocado de la inflación, que hace aún más difícil pagar la deuda. * la magnitud de la deuda es tal que el país no es capaz de pagar ni los intereses, con lo que la deuda va creciendo con el tiempo, en vez de disminuir. Así, el desarrollo económico del país puede ser imposibilitado por la deuda, entrando en una espiral sin fin de empobrecimiento. * Malos manejos en las políticas internas del país que conlleva a crisis económicas. * y corrupción política
Condonación de la deuda externa
La progresiva aparición de más y más países lastrados por su enorme deuda causó a finales del siglo XX una progresiva conciencia en muchos sectores sociales de la necesidad de la condonación de la deuda externa a los países del tercer mundo incapaces de pagarla. Esta idea ha encontrado una fuerte resistencia entre los sectores políticos más conservadores de los países desarrollados, que no se resignan a perder el dinero prestado. Aunque no es frecuente, varios países han condonado a otros su deuda (total o parcialmente), generalmente por estar el país reconstruyéndose tras una guerra, una catástrofe o después de un estudio sobre su economía. En España, según la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa, la deuda era de 68.000 millones de dólares en 1970. En una década, la deuda creció hasta 577.000 millones de dólares, aunque aún era asumible si se hubieran mantenido los términos en los que fue contratada. En los años ochenta, recordados como la década perdida para el desarrollo, la deuda se convirtió en impagable y alcanzó tales proporciones que se convirtió en uno de los principales obstáculos para el progreso. En esa década, los países en desarrollo pagaron una factura del orden de un billón trescientos mil millones de dólares en concepto de pago del servicio de la deuda. Con el problema de la deuda externa tras la macro campaña de presión emprendida entre 1998 y 2000 ha pasado algo parecido a lo sucedido con el 0,7%. Los logros conseguidos, muy parciales y más encaminados a lavar la imagen ante la opinión pública que a una reforma de calado, han provocado una mezcla de escepticismo y resignación entre la ciudadanía. Por otro lado, tras el macroatentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas de Nueva York, la coyuntura internacional en la que Estados Unidos aspira a reforzar su hegemonía ha difuminado la visibilidad del problema de la deuda externa. También existen la opinión de que la condonación de la deuda a medio o incluso a corto plaza sería inútil, pues las naciones volverían a endeudarse. Como se ha comentado más arriba la opinión de Marc Reffinot, algo parecido ya sucedió en la década de los 30 y, pese a ello, se olvidó unos cuarenta años después. Sin embargo, nuevos enfoques como el análisis de la deuda ecológica del Norte con el Sur se han ido incorporando como parte de un argumentario más amplio que conecta con la sostenibilidad medioambiental y la exigencia de cambios en la globalización, con movimientos sociales cada vez menos estancos y más interconectados. En todo caso, perviven diferentes organizaciones que se han constituido en observatorios de vigilancia y examinan de cerca el estado de la cuestión, que dista mucho de haberse solucionado. En el caso español, a finales de enero de 2003, Cáritas, Intermón Oxfam y el Observatorio de la Deuda en la Globalización presentaron en Porto Alegre un informe con propuestas para avanzar denunciando "la parálisis" del ejecutivo español ante este asunto. Según el especialista Jesús Barcos: hoy en día la deuda sigue siendo una de las demostraciones de que la existencia de un Tercer Mundo no se entiende sin las decisiones del Primero.
Deuda odiosa
Existe también el concepto de Deuda odiosa, aplicado por primera vez en 1898 para establecer como ilegítima la deuda que Filipinas tenía con España, una vez que España había sido derrotada y perdido su colonia frente a Estados Unidos. La doctrina de deuda odiosa significa que un pueblo no es responsable de la deuda en que hayan incurrido gobernantes impuestos por la fuerza. Esta doctrina está presente en la discusión de la deuda externa de algunos estados donde la deuda externa ha sido engrosada por dictaduras y gobiernos no representativos, con fines de enriquecimiento personal o corporativo o para la represión social y política. En 1927, Alexander Sack,un especialista internacional en deuda pública, definía en estos términos la deuda execrable: Si un poder despótico incurre en una deuda no por las necesidades o los intereses del Estado sino para otorgar mayor fuerza a su régimen despótico, para reprimir a la población que se le enfrenta, etc., esta deuda es odiosa para la población de todo ese país. El economista Jeff King, luego de aclarar que no es "su" definición sino un resumen de todo cuanto leyó acerca de la deuda execrable u odiosa, la define con precisión: Deudas odiosas son aquellas contraídas contra los intereses de la población de un país y con el completo conocimiento del acreedor. Para fortalecer esta posición es necesario añadir que muchos investigadores consideran que la mayoría de las deudas odiosas o execrables de los países del Tercer Mundo ha sido últimamente contraída por gobiernos "democráticos"
Movimiento por la abolición de la deuda
A partir de los años noventa creció a escala internacional un importante movimiento a favor de la abolición de la deuda externa, ligado al ascenso del movimiento antiglobalización. Uno de sus momentos álgidos fue durante la cumbre del G8 de Birmingham en 1998. Desde entonces el movimiento por la abolición de la deuda ha estado presente en las actividades del movimiento antiglobalización y en el Foro Social Mundial. En 2008, diez años después de la cumbre de Birmingham, a modo de balance de la trayectoria del movimiento, la autora y activista antiglobalización Esther Vivas señaló que: “las protestas contra la deuda consiguieron algunos avances, especialmente, en el terreno de lo simbólico y en la percepción que la sociedad tenía de esta problemática. En los países acreedores, se difundieron las causas y las consecuencias de su pago y los vínculos con la pobreza. Mientras que en los países deudores, se puso énfasis en la responsabilidad de las instituciones internacionales en la generación y el mantenimiento de esta deuda. Sin embargo, en el terreno institucional, más allá de situar la cuestión de la deuda en la agenda política, los cambios conseguidos fueron muy pocos.”
de google ... lo mismo que el anterior escrito mío .-
La Deuda Odiosa.
En 1898, al cabo de la guerra con España por la isla de Cuba, Estados Unidos inventó la doctrina de la Deuda Odiosa, cuya formulación más simple es la inexigibilidad de las obligaciones que se contraen y pesan sobre el pueblo sin que las mismas hayan significado algún beneficio para éste. Se trataba de que los banqueros españoles no pudieran cobrar los préstamos hechos al gobierno colonial de Cuba. Se decía, con razón, que el pueblo de Cuba " no tuvo voz" en el endeudamiento. Ahora mismo, en Irak, Estados Unidos reflota sin mayor estruendo la teoría, tratando de que ese país ocupado se alivie de la deuda contraída con los europeos.
Menor tacha de oportunismo tiene ?el caso Tinoco?, el más resonante ejemplo de absolución de un Estado por las responsabilidades de sus deudas. Involucró, en el primer cuarto del siglo XX, a los gobiernos de Costa Rica y Gran Bretaña. El presidente Federico Tinoco, un dictador costarricense (5), había garantizado a una petrolera británica una concesión autorizada por él y aprobada por la Cámara de Diputados. Simultáneamente, el Royal Bank of Canadá otorgó un préstamo a Costa Rica. Sin embargo, según la Constitución de Costa Rica, un contrato que estipula ventajas impositivas (era el caso), necesitaba la aprobación de las dos cámaras legislativas, como ocurre en Argentina con el arreglo de la deuda externa. Luego de la caída de Tinoco, el nuevo gobierno repudió el contrato argumentando que quienes lo habían acordado actuaron fuera de su competencia. La disputa suscitó una controversia ante la Corte Internacional de La Haya, donde las partes confiaron el conflicto a un árbitro peculiar: el ex presidente de Estados Unidos William Taft, a la sazón presidente de la Corte Suprema de su país. En 1923, el fallo del juez Taft desestimó la demanda y respaldó la posición costarricense. En sustancia el fallo alegaba que las "transacciones (?) que en sí mismas no constituyeron transacciones de naturaleza ordinaria y estaban viciadas de irregularidades?? como las que padece el endeudamiento argentino por falta de participación del Congreso.
Haber invocado en estos años la Doctrina de la Deuda Odiosa hubiera tenido doble pertinencia. Por un lado, es claro que la deuda externa, en alguno de sus segmentos dominantes, fue una alquimia financiera que permitió que nada entrara realmente al país y que, a través de simbolismos digitalizados, bancos y multinacionales se pudieran transferir dólares a casas matrices o cuentas en el exterior. No hay una sola obra pública, un solo hospital, un solo programa vial o de cualquier otro ámbito del desarrollo que se haya financiado con el endeudamiento externo.
Uno de los actos de más insolente usurpación del poder público cometido durante la dictadura militar ocurrió hacia el final de esa etapa. Consistió en el "Comunicado A-251" del Banco Central, que declaraba con una impudicia sin límites la "transformación de la deuda externa privada en deuda pública", como dice el documento. Esto ocurrió el 17 de noviembre de 1982. En ese mes y el siguiente el gobierno de la dictadura dictó tres decretos complementarios de ese peculiar "Comunicado". El año siguiente en febrero, cuando la dictadura empezaba ya a colocarse en estado de fuga, ratificó esos decretos mediante una sedicente ley 22.749.
Adviértase bien, la Constitución quiere que sea el Congreso y sólo el Congreso quien contraiga deuda pública. En el caso de la deuda privada convertida en pública en 1982, no fue el Congreso, ni el Poder Ejecutivo (inconstitucionalmente delegado por el art. 48 de la ley permanente complementaria del presupuesto), ni siquiera un ministro del Poder Ejecutivo sino un órgano subministerial el que creó uno de los segmentos onerosos de la deuda externa pública externa. Si no hay duda que toda la deuda externa contraída al margen del Congreso debe ser arreglada por éste para que valga como tal, ¿qué decir de esta deuda privada transformada en pública por un acto de prestidigitación del Banco Central, de los cómplices de la dictadura ocupantes de esa institución? No hay la menor duda de que este engendro clama a gritos destemplados la muy razonable invocación de la doctrina de la Deuda Odiosa. ¿Qué más "viciado de irregularidad", para usar las palabras de William Taft? Ningún hecho expresa mejor la evidente voluntad de utilizar el endeudamiento de todo el pueblo a favor de un limitado grupo de personajes y empresas, cuyos nombres debieran estar inscriptos en algún lugar público para contrarrestar la débil memoria colectiva y como simple anuncio de un asomo de decencia en la vida pública argentina.
La doctrina de la Deuda Odiosa no es una antigualla perdida en la historia económica. Como se ha dicho, Estados Unidos la invoca ahora contra Alemania, Francia y Rusia, acreedores de Irak, para quedarse, si puede, con un país petrolero libre de deudas.
Martinez de hoz no solo nos endeudó a todos estatizando la deuda, sino que además liberó los intereses, así es como los argentínos de la mano del terrorismo de estado nos convertimos en siervos del fmi y los acreedores, hasta llegar al punto de no poder ni siquiera pagar los intereses, cosa que este gobierno K logró revertir en parte....por suerte y por eso entre otras cosas hoy podemos soñar con un futuro.