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General: Una histórica entrevista del cura Manuel Pérez
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 04/11/2011 15:48

Me siento colombiano sin renunciar a España

Entrevista con Cristina Fernández

Diario El Mundo de Madrid

25 de Mayo de 1997

Tras un lustro de silencio, Manuel Pérez, el cura aragonés que dejó la sotana para liderar la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, (ELN), ha concedido al periódico El Mundo una entrevista ideológica. Unos le conocen como Poliarco. Otros le llaman El Depredador. Para la mayoría es el cura Pérez, el sacerdote español que lidera el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el grupo guerrillero más radical del país.

Nacido en el pueblo de Alfamén, a unos 40 kilómetros de Zaragoza, de cejas pobladas y pelo lacio, lleva casi tres décadas intentando conciliar el cristianismo, el marxismo y la revolución. A mediados de los sesenta, Manuel Pérez, de 54 años, llegó a Colombia como misionero. Trabajó en los barrios marginales de Cartagena, fue expulsado del país y volvió ocho meses después. Al calor de la revolución castrista y de las lecturas del Che, cambió la sotana por el fusil. Su primera aparición pública como cura guerrillero fue en enero de 1972, en la toma de la población de Remedios. Después de combate, los vecinos se arrodillaron para recibir su bendición.

Desde aquel suceso han transcurrido 25 años. Entonces se dormía en las guardias; ahora es un comandante inflexible, que dirige a 5000 hombres que luchan en 30 frentes. El gobierno colombiano ofrece 150 millones de pesetas por su cabeza Vive en algún lugar de las montañas de Colombia: inaccesible a la prensa. Sin embargo, Manuel Pérez contestó a las preguntas enviadas por El Mundo e hizo llegar las respuestas grabadas en una cinta.

Usted se integró al ELN en 1969 ¿Se imaginaba entonces que 30 años después seguiría en el monte?

Mi decisión fue optar por los pobres dentro de la dialéctica de la lucha de clases, la contradicción entre los ricos y los pobres. No pensaba cuanto tiempo viviría en las montañas. Mi opción por los humildes era de por vida, hasta las últimas consecuencias.

¿Cómo era la lucha armada entonces y cómo es ahora?

Lo que encontramos distaba mucho de ser la guerrilla ideal que habíamos soñado, que habíamos leído en los escritos del Che. Era una guerrilla nómada, esa guerrilla de “muerde y huye”, en la cual se dan muchos roces, muchas dificultades internas, poca relación con la población. Hoy la lucha armada tiene otro enfoque. Está más ligada a la gente. Se sabe en qué pueblos está establecida. Los dirigentes somos públicos, reconocidos y contamos con su apoyo.

¿Cómo justifica la lucha armada?

No hay otra alternativa real para transformar las actuales estructuras de gobierno, de Estado y de poder La insurgencia surgió porque la lucha del pueblo era sofocada de forma violenta. El terrorismo de Estado provocó la violencia revolucionaria. Por eso es legítima la lucha armada. También mantiene la esperanza en una nueva sociedad, en un hombre nuevo.

¿Cómo logró reconciliar la doctrina cristiana con la violencia?

Para mí la opción cristiana siempre fue la opción radical por los más pobres, como motivación de vida, como motivación de fe, esto traía como consecuencia un compromiso político y asumía los enfoques revolucionarios que regían y eran la guía en aquel tiempo y que hoy son válidos. Si hay pobres es porque hay ricos que excluyen, que viven del trabajo y de la explotación. Por tanto, asumir el marxismo y el socialismo no era una contradicción. Efectivamente, eso llevaba a romper muchos dogmas, muchos esquemas. El capitalismo no ha resuelto los grandes problemas de la humanidad. El mundo es destruido irracionalmente en aras de la producción que va a parar a manos de unos pocos. No importa que el mundo se destruya con tal de que la ganancia sea cada vez mayor.

¿Qué ocurrió para que dejara la Biblia?

Ni yo ni otros compañeros hemos necesitado abandonar la Biblia. Desde la fe llegamos a ese compromiso radical de ser uno más del pueblo explotado. Integrarnos en un movimiento insurgente era la única responsabilidad que teníamos de seguir acompañando y formando parte de ese pueblo.

¿Tiene relación con su familia en España?

Sí, aunque poca y de forma indirecta. Quiero mucho a mi familia, pero ellos viven su vida en España y yo vivo mi compromiso con el pueblo colombiano. Me siento parte de él.

¿Se considera más colombiano que español?

Me siento colombiano sin renunciar a España, a mi nacimiento allá, a mi familia, a la gente con la cual conviví. Quiero y aprecio mucho aquella vida que llevé. Pero sigo comprometido con mi lucha.

¿Desde cuando no visita su pueblo, Alfamén, en Zaragoza?

Desde hace 30 años, desde que me vinculé definitivamente a esta lucha guerrillera.

¿Sí o no al diálogo con el gobierno de Samper?

No. El gobierno de Samper sigue siendo ilegítimo, sin personalidad, sin palabra. Se ha arrodillado ante el imperio, al neoliberalismo. Eso no quiere decir que no estemos buscando alternativas, soluciones, para construir una paz con justicia social, con democracia, con participación de las mayorías, con distribución de las riquezas...

¿Están agotados los caminos de la desmovilización en Colombia?

Sí. No se puede entender cómo unos dirigentes dejan las armas a cambio de prebendas. La guerrilla surgió de las entrañas del pueblo, como reacción y consecuencia del descontento social, del hambre, de la falta de vivienda, de salud, de democracia, del sufrimiento. No se puede pensar en la desmovilización sino en la transformación de las causas que originaron la violencia.

Se les acusa de intransigentes, de financiarse con el secuestro, de ejecutar a los que abandonan las tilas de la insurgencia.

Detenemos a gente que se ha enriquecido ilícitamente. Hoy el gobierno también lo está haciendo con los narcotraficantes. Detenemos a los terratenientes, se les juzga, se analiza sus riquezas y se les exige fianzas a cambio de la libertad. Se les explica que ese dinero va a manos del pueblo, a manos de una causa justa y noble como es la lucha por ideales. Efectivamente, exigimos impuestos de guerra a multinacionales.

Pero es falso que los compañeros que quieran abandonarnos sean ejecutados. Cuando se incorporan asumen libremente su compromiso, pasan por un tiempo de reflexión, de prueba, y libremente pueden plantear su retirada. Si el compañero desea no asumir ningún compromiso, se le deja en libertad. Se le exige únicamente que guarde los secretos que haya conocido en la organización, sin comunicárselos al enemigo.

¿Están dispuestos abandonar los atentados contra los oleoductos si el Gobierno cambia su política petrolera?

Queremos impedir que ese petróleo llene los bolsillos de grandes multinacionales. Queremos que haya una explotación racional, que se acaben los Contratos de concesión, que es casi regalar los pozos de petróleo. Queremos también que los precios sean acordados por el Gobierno y no por las empresas. Luchamos también por motivos ecológicos. Grandes regiones quedan asoladas. Planteamos que se destine un dólar por barril extraído al desarrollo social y económico de los municipios implicados en la explotación del petróleo.

¿Van a incrementar los ataques? ¿Cuáles son los objetivos militares del ELN?

Estamos en guerra y los ataques de una y otra parte dependen siempre de la actitud del contrario. Lo único que decimos es que no abandonamos las armas, que seguimos esta lucha, que queremos la paz, que queremos que esa paz sea con justicia social y que no nos amedrenta lo sanguinario que es el ejército colombiano, las políticas retorcidas y las mentes retorcidas de los dirigentes que representan a las oligarquías de este país.

 
Hay que hacer notar que la periodista Cristina no es la K.-


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