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General: 21 eurodiputados preocupados por la seguridad de Iván Cepeda en Colombia .-
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 05/11/2011 13:42 |
21 Eurodiputados preocupados por la seguridad de Iván Cepeda en Colombia
Los Eurodiputados le piden al presidente Santos que vele por la seguridad del Representante a la Cámara, Iván Cepeda y la de sus colaboradores, luego de las graves denuncias que ha hecho el Congresista del Polo que compromete aún más al ex presidente Álvaro Uribe, con la creación de grupos paramilitares en Antioquia.
Doctor Juan Manuel Santos Calderón
Presidente de la República de Colombia
Palacio de Nariño
Bogota - Colombia
Excelentísimo Señor Presidente:
Por la presente queremos expresar nuestra profunda preocupación y solicitar respetuosamente su pronta intervención en relación con la seguridad de Iván Cepeda Castro, representante a la Cámara por la bancada del Polo Democrático Alternativo (PDA) y de las personas que le colaboran en su importante labor a favor de la justicia y la democracia en Colombia.
Poco a poco la justicia colombiana ha ido esclareciendo cómo del Senador Manuel Cepeda Vargas, el propio padre del diputado Iván Cepeda, fue vilmente asesinado por un grupo paramilitar el 9 de Agosto de 1994, a instigación de un alto funcionario del DAS, encarcelado recientemente.
Pero ahora Iván Cepeda Castro, quien sufrió el exilio y es un muy reconocido defensor de los Derechos Humanos, fundador del MOVICE (Movimiento de Víctimas de Crímenes del Estado), ha sido el blanco en días recientes de múltiples amenazas y de una tentativa fallida de asesinato. El señor José Obdulio Gaviria Escobar lo señalo en un reciente artículo como vinculado a las FARC, lo cual es una acusación clásica para señalar una futura víctima a los asesinos.
Con enorme valor, Iván Cepeda Castro ha entregado a la justicia colombiana y revelado al público unos testimonios invaluables que muestran como miembros del antiguo gobierno del Doctor Álvaro Uribe Vélez, y el mismo ex-presidente, han promovido y trabajado de manera estrecha con grupos paramilitares.
Pero estos aportes esenciales para la vigencia de la democracia en Colombia han puesto al diputado Iván Cepeda y quienes colaboran con él en enorme peligro.
Por esta razón estamos solicitando su intervención urgente, para que el Diputado Iván Cepeda Castro, los testigos, los abogados y los jueces quienes con enorme valor hacen progresar la justicia y la democracia colombiana reciban de parte Suya, como máxima autoridad del Colombia, y de su Gobierno, un claro respaldo político público, y sean cobijados con protecciones concretas y adecuadas para proteger su integridad física y su derecho a vivir en Colombia.
Reciba, Señor Presidente, le expresión de nuestra alta consideración,
1. Helmut Scholz
2. Bernd Lange
3. Paul Murphy
4. Richard Howitt
5. Ole Christensen
6. Jürgen Klute
7. Thijs Berman
8. Ana Gomes
9. Catherine Bearder
10. Marie-Chrsitine Vergiat
11. Wolfgang Kreissl-Dorfler
12. Willy Meyer-Pleite
13. Maria Matias
14. Miguel Portas
15. Bairbre de Brun
16. Soren Sondergaard
17. Elie Hoarau
18. Joao Ferreira
19. Ulrike Lunacek
20. Catherine Grèze
21. Rui Tavares
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La familia del diputado colombiano Iván Cepeda aceptó este martes el “perdón” ofrecido por ese Estado suramericano por el asesinato de su padre, Manuel Cepeda, cometido en 1994. En el acto oficial el representante del Polo Democrático Alternativo (PDA) aseveró que su aceptación simboliza la convicción de que puede construirse la paz nacional.
En su discurso, emitido en el Congreso, Cepeda dijo que a nombre de su familia, en su calidad de defensor de derechos humanos y de representante, “acepto esta petición de perdón como signo de un tiempo nuevo en Colombia en el que sea posible la participación democrática de todas las fuerzas políticas”.
En este sentido, recalcó que con este acto el Gobierno también hacía un reconocimiento de responsabilidad por el asesinato de su padre y se mostró satisfecho por esto.
“Acepto esta petición solemne de perdón como un acto que simboliza la convicción de que al eliminar sectores de la oposición se hizo un daño irreparable a la sociedad colombiana, y que el gobierno afirma que es una situación que no puede ni debe volver a repetirse”, subrayó.
Las palabras fueron dadas durante una ceremonia simbólica sin precedentes en ese país, donde el Estado admitió la responsabilidad en el crimen del dirigente político, quien fue ultimado en 1994 por agentes estatales apoyados por paramilitares.
Ante el perdón ofrecido, Cepeda también se mostró satisfecho de que con la solicitud, Colombia “cumple con un acto de justicia en uno de los miles de hechos del genocidio contra la UP (Unión Patriótica, partido extinto)”.
“El Gobierno Nacional no solo honra su deber de acatar y poner en práctica las medidas de reparación dictaminadas por el tribunal internacional en un caso particular”, aseguró.
Vida truncada
En el “acto del perdón”, el ministro colombiano de Interior y Justicia, Germán Vargas Lleras, reconoció que el homicidio del ex congresista “truncó la vida política de un gran líder”.
"Un Estado como el nuestro no puede permitir la repetición de un hecho como este (...) en nombre del Estado pido un perdón público (…) Mis condolencias más sinceras a sus hijos (...) este execrable crimen causó la violación a los derechos a la vida, a la dignidad, libertad de pensamiento y expresión", aseveró el titular.
Antes del evento, en las calles de Bogotá (capital) se realizaron movilizaciones en memoria a Manuel Cepeda, cuyo asesinato fue catalogado como un crimen de Estado.
En tanto, la activista humanitaria, Piedad Córdoba, aseguró a través de su cuenta en la red social Twitter que “las víctimas asesinadas de la Unión Patriotica no han muerto, permanecen en nuestras memorias, no a la impunidad “.
Uribe cómplice
Pese a esta “noble” posición del Gobierno colombiano, Cepeda no excluyó en su discurso, una serie críticas en contra del mandato del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), a quien calificó como “cómplice con los autores de muchos crímenes de lesa humanidad”.
El diputado señaló que “el anterior presidente de la República cuando fue notificado de la sentencia internacional que hoy (martes) respetuosamente se acata”, criticó el acto afirmando que "habíamos formulado falsas acusaciones“ agraviando "nuevamente a las víctimas con calumnias”.
Para Cepeda, esta actitud de Uribe “es lastimosamente reveladora del sentimiento de complicidad con los autores de muchos de los crímenes contra la humanidad que se han cometido en Colombia”.
“También demuestra la persistencia de algunos sectores de la extrema derecha del país en seguir justificando sus actuaciones violentas y del desafío a la justicia internacional para mantener la impunidad de crímenes estatales en Colombia”, agregó.
El pasado 23 de junio de 2010, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) encontró responsable al Estado colombiano y lo condenó por el homicidio de Manuel Cepeda Vargas.
En ese entonces, el presidente colombiano Álvaro Uribe acató el fallo de la justicia internacional, pero no reconoció que el homicidio de Cepeda hubiera sido un crimen de Estado.
Esta fue la primera condena al Estado colombiano por el homicidio de un dirigente político de oposición. Y en la sentencia, que va más allá que una indemnización, obligó al Estado a pedir perdón por el crimen.
Dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y miles de militantes del partido Unión Patriótica fueron asesinados sistemáticamente por grupos paramilitares, las fuerzas de seguridad del Estado y narcotraficantes. Algunos de los sobrevivientes al extermino abandonaron el país.
teleSUR- El Espectador- Semana.com / lp - FC
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Iván Cepeda, líder de derechos humanos en Colombia y vocero del Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado ha vivido una historia personal y familiar marcada por la violencia y la persecución. Sandra Pérez, colaboradora de Conexión habló con él y sus allegados para descubrir algo más de la historia de este líder social y de derechos humanos colombiano.
Julio 21 de 2008
Iván recibió su primer golpe el 8 de julio de 1981 a sus 17 años. Su madre, Yira Castro, murió de cáncer. Yira fue concejal de Bogotá, perteneció a las Juventudes Comunistas (JUCO) y participó en las negociaciones del gobierno de Belisario Betancur con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), por medio de los “Acuerdos de la Uribe” el 28 de mayo de 1985. Desde allí se convirtieron en el brazo político del grupo armado. En las elecciones de 1986 obtuvieron 14 congresistas para Cámara y Senado, 18 diputados y 335 concejales, además de una popularidad del 10% de la votación nacional para el candidato presidencial Jaime Pardo Leal.
En medio de este contexto Yira conoció a Manuel Cepeda Vargas militante de la UP, Senador de la República y editor del Periódico comunista VOZ. La UP fue tomando un lugar relevante en la vida nacional, por lo que intereses políticos y económicos, dieron paso al exterminio del partido. Desapariciones forzadas, asesinatos, torturas para un total de más de 5000 victimas que todavía hoy se mantienen, en su inmensa mayoría, en la impunidad.
El segundo momento crítico de la familia Cepeda Castro ocurrió el 9 de agosto de 1994. En el camino de su casa hacia el Congreso de la República fue asesinado Manuel Cepeda Vargas. Iván lo expresa así: “Hubo muchos atentados en su contra y contra el periódico. Tres ataques dinamiteros contra la sede del partido, y además todo el genocidio contra la Unión Patriótica. En medio de todas estas circunstancias yo ya me había preparado para esa situación. Pero el asesinato mismo, fue una ruptura y una reorientación en mi vida. Allí decidí dedicarme de lleno al trabajo con derechos humanos y con las victimas. Por todos estos crímenes contra la humanidad quise movilizarme e investigar cómo superar la violencia y cómo encontrar caminos de verdad y de Justicia”. Días antes, Manuel había denunciado ante el gobierno las serias amenazas que estaba recibiendo y que eran parte del “golpe de gracia” como llamaron los genocidas al extermino de los dirigentes de la UP.
Iván Cepeda, es hoy blanco de amenazas en medio de una guerra que ha callado a líderes como el periodista, humorista y crítico del poder Jaime Garzón, asesinado el 13 de agosto de 1999, o el caso de Jaime Enrique Gómez, asesor de la senadora liberal Piedad Córdoba, opositora del actual gobierno, quien primero fue desaparecido y luego se encontró muerto en el Parque Nacional en 2006 y Eduardo Umaña Mendoza, abogado y defensor de derechos humanos asesinado en 1998.
Un informe presentado por la Comisión Colombiana de Juristas dio a conocer que desde Julio de 1996 hasta el año 2006, se contabilizan 31.625 victimas entre ejecuciones extrajudiciales, homicidios sociopolíticos y desaparición forzada, además de tres millones de desplazados. En lo que ha corrido del año, según la Central Unitaria de Trabajadores en Colombia CUT van 24 sindicalistas asesinados.
El Activista
Ivan Cepeda se encuentra de pie frente al edifico del congreso colombiano, el primero de mayo de 2008. En ese momento, el 23 por ciento de los parlamentarios estaban vinculados en investigaciones por relaciones con los paramilitares y 32 congresistas se encontraban en la cárcel. Cepeda daba un discurso, en pro de las víctimas que ha dejado el conflicto armado, reclamando justicia e invitando a retomar la memoria de más de 40 años de guerra. Por lo que hoy Cepeda se convirtió en la piedra en el zapato para las grandes cabezas del poder político en Colombia.
Mientras tanto, por la entrada a la plaza sobre la carrera séptima se escucharon los estruendos de cuatro papas explosivas. Iván terminaba su discurso y la Plaza comenzaba a alterarse. Finalizó con un gran grito de apoyo a la Corte (que se enfrentaba al presidente por los vínculos de muchos de sus aliados políticos con paramilitares) y de inmediato bajó de la tarima. La gente al igual que yo, esperábamos que saliera rápidamente, agitado por las explosiones. Pero en respuesta a la agitación de la plaza, Iván Cepeda, filósofo y defensor de derechos humanos, salió lentamente y se enfrentó al Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) que impedía nuestro paso. Cepeda les exigió nuestra salida.
Sobre la carrera octava, en medio del agite por los disturbios Iván se detuvo pensativo y dijo “las ironías que tiene la vida: nunca esperé gritar ‘Viva la Corte’. En el proceso de mi padre yo llevé a la Corte el libro de Castaño en el que confesaba su crimen y no me lo aceptaron como prueba; pero si no fuera por esa Corte ¿en qué estaríamos?”. Esta fue su reflexión, haciendo referencia al libro Mi Confesión, del líder paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia Carlos Castaño que aportaba pruebas al caso del asesinato de Manuel Cepeda Vargas, su padre.
Iván Cepeda creció con las dificultades de vivir en los escenarios de la política en Colombia, en una familia con formación de izquierda: “en general mi infancia fue un momento feliz, a pesar de las persecuciones que fueron muy constantes (…) siempre hubo una vida muy calida, mucha cercanía, protección y realmente nunca nos faltó nada de afecto”. Julio Roberto Bermúdez amigo de más de 35 años de la familia Cepeda Castro cuenta que “tuvo el privilegio de haber nacido en el hogar de unos padres con ideas claras sobre los valores importantes que uno puede crearse en la vida y con los cuales puede guiarse, es decir, principios, objetivos y tiempos para cumplirlos”
Con los legados del partido Comunista y una amplia biblioteca que expresa un proyecto de vida enfocado a la defensa de los derechos humanos, Iván junto con Maria Cepeda, su hermana, padecieron grandes dificultes, que hoy su esposa Claudia Girón recuerda “…desde muy pequeños se vieron sometidos a la persecución de los papás, vieron morir a muchos amigos de la familia y crecieron en un ambiente muy difícil de tener que estar cambiando de casa, durmiendo donde la abuelita, los tíos, el papá en la cárcel, la mamá en la cárcel... Una persecución política impresionante que fue la marca de su historia personal”.
Aunque siempre lo presentan como abogado, Iván es Filósofo graduado en Bulgaria en la Universidad de Sofía. Su experiencia en el tema de las victimas (además de una especialización en Derecho Internacional Humanitario en Francia) lo ubica como un experto en el tema de derechos humanos. Estudió en el Colegio Camilo Torres y en el Politécnico de Kennedy. Inició su vida como militante de izquierda en la JUCO en 1975 y en los ochenta ser retiró del Partido Comunista Colombiano (PCC) “debido a diferencias políticas y debates que hubo” comenta Iván.
Cercano a los círculos de Bernardo Jaramillo (candidato presidencial por la UP asesinado el 22 de marzo de 1990, periodo electoral en el que también es asesinado Carlos Pizarro León Gómez el 26 de abril del mismo año y el candidato liberal Luís Carlos Galán Sarmiento el 18 de agosto de 1989) Ivan ha vivido de cerca la violencia política.
Frente a su historia, Marco Romero, Director de la Consultaría para los Derechos Humanos y el desplazamiento CODHES menciona: “Cepeda es una persona que nunca se planteó la idea de vengar a su padre sino de reclamar justicia.” En este contexto Iván crece hoy como uno de los personajes más representativos de amplios sectores de la sociedad por su trabajo como vocero del “Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado”, movimiento que reúne a más de 200 organizaciones defensoras de derechos humanos.
Uno de los actos más significativos en la vida política de Cepeda, fue la marcha del 6 de marzo convocada por el Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado, liderada por Iván. Aunque tuvo una gran acogida en la sociedad, al día de hoy van 6 asesinatos de dirigentes que apoyaron esta jornada en la que los desagrados del gobierno no se hicieron esperar. El asesor presidencial José Obdulio Gaviria, ratificó su distanciamiento y lo enmarco como un apoyo a las FARC: “Yo personalmente no participaré...difícilmente la sociedad colombiana participará en tal tipo de convocatoria cuando precisamente estamos marchando contra los que convocan", dijo José Obdulio Gaviria en una entrevista con Caracol radio, y en el periódico El Tiempo comentó "esa era una marcha totalmente convocada por las Farc".
La perspectiva del gobierno frente a la posición de Cepeda, es la otra mirada de la defensa de las victimas de la guerra. Un ejemplo claro de este fuerte enfrentamiento entre Cepeda y el gobierno fue el discurso del Presidente Álvaro Uribe en Montería el 6 de mayo: “Hay personas en Colombia, como el Doctor Iván Cepeda. Ellos se arropan en la protección de las víctimas. Y la protección de las víctimas les sirve para tener ong’s que piden plata en la comunidad internacional. La protección de las víctimas les sirve para instigar la violación de los derechos humanos en contra de las personas que no comparten sus ideas. Y nada les pasa. (…) Les pido a aquellos que tanto los secundan en la comunidad internacional, que antes de compadecerse por las lágrimas de cocodrilo de estos farsantes de los derechos humanos, vengan a ver qué es lo que está pasando en Colombia: un país que está resueltamente progresando en pluralismo, en transparencia, en seguridad, en confianza inversionista.”
Iván Cepeda es un hombre con graves problemas de seguridad, pues visibiliza a millones de victimas del paramilitarismo y de agentes del Estado. Esa es la vida asumida por él, sin embargo, su esposa considera importante mantener un equilibrio: “No sirve de nada convertirse en un mártir, en un súper héroe; convertirse en algo desarticulado por la propia vulnerabilidad y la conciencia de ser vulnerable…pero lo que nos ha dado fuerza es no paralizarnos frente al miedo, no paralizarnos frente a acusaciones que sabemos no son ciertas”.
Durante sus 44 años ha vivido exiliado dos veces. El primer exilio se dio por las fuertes amenazas a su padre cuando salió de la cárcel. Se refugiaron en La Habana, Cuba y en Praga, Checoslovaquia, desde 1965 hasta 1970. El segundo fue desde 2000 hasta 2004 con Claudia, su esposa, luego de llevar a la cárcel a Justo Gil Zúñiga y Hernando Medina, los suboficiales implicados en el asesinato de su padre. Fue un momento en el que aprovechó para fortalecer su formación académica. Estuvieron en Francia realizando sus estudios en Derechos Humanos, con una beca de Amnistía Internacional, en la Universidad Católica de Lyon y además le sirvió para acercarse más a Maria, su hermana, casada con un griego diplomático y establecida en Grecia luego del crimen de su padre en 1994.
El trabajo de Iván y Claudia (su esposa) como profesionales en la vida política se inició con la muerte del padre de Iván y la creación de la Fundación Manuel Cepeda, el 21 de noviembre de 1994. La fundación se creó con el dinero que estaban ahorrando para el apartamento que querían comprar luego de casados. Desde allí comenzaron a salir las publicaciones de investigaciones que redactan a cuatro manos. Sin embargo las dificultades son grandes ya que según Claudia, los compromisos asumidos por los dos hacen que el tiempo sea muy corto. Decidieron no tener hijos “en parte por el riesgo y para mi fue contundente el cambio de niña uniandina, muy desinformada, de una familia despolitizada, críticos, pero no propiamente de izquierda (…) Sin embargo, mi tendencia en la vida es más a conservar los espacios vitales, como las vacaciones. A Iván toca jalarlo para que descanse, para que duerma. Uno no solamente es un rol sino también es un ser afectivo, entonces logramos un equilibrio entre el actor político y el actor humano”.
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