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General: Haydée Santamaría ... Casa de las Américas .-
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 23/11/2011 14:49
   
 
  HAYDÉE SANTAMARÍA  
 
Una vida que le ganó a la muerte
 
  ISABEL SOTO MAYEDO  
 
En la Sierra Maestra, Haydée Santamaría junto a Fidel Castro y Celia Sánchez.
"Fecha de nacimiento: Un 31 de diciembre...

Nivel educacional: Un sexto grado en una escuelita rural...

Títulos: Revolucionaria

Ocupación: Formalmente, directora de la Casa de las Américas. De todos los trabajos que he hecho, este es el menos trabajo.

Actividades políticas: Cuanto trabajo he hecho. A mi juicio en una sociedad como la nuestra, cada actividad que se haga es política.

Esto es lo que puedo decir. A partir de este momento, cualquier compañero que desee completar mi ficha biográfica contará con mi aprobación.

H. Santamaría

Año del esfuerzo decisivo".

Una maltratada hoja de papel me reveló un día parte de la esencia humana de quien fuera reconocida como una de las heroínas del Asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, Haydeé Santamaría Cuadrado.

Los trazos contenidos en esta ficha autobiográfica develan la altura de quien asumió el reto de sobrevivir, fiel a sus muertos y a las convicciones revolucionarias que los animaron, al horror de los días posteriores a esa acción, ocurrida el 26 de julio de 1953.

Quienes la conocieron aseguran que Yeyé se distinguió por su generosidad: tanto el reducido apartamento de 25 y O, en el Vedado, como la sede del Ministerio de Educación en los primeros meses del triunfo revolucionario y la Casa de las América, guardan el calor de quien trascendió también por ser una magnífica anfitriona.

María,

Resultado de la unión de dos emigrantes españoles, Benigno Santamaría y Joaquina Cuadrado, fue la primera de cinco hermanos y para algunos, casi una segunda madre.

Su temple revolucionario y auténtica sensibilidad humana se forjaron a partir de las enseñanzas recibidas en su hogar y en la escuela del batey donde creció, pero sobre todo, del conocimiento de los abusos cometidos contra los campesinos y obreros agrícolas por los dueños del central Constancia (hoy Abel Santamaría) y de parte del personal a su servicio.

También influyó en ella de manera particular su hermano Abel, quien la acercó a importantes figuras del movimiento obrero de su época, como Jesús Menéndez, lo más puro de la ortodoxia e incluso al líder del movimiento insurreccional antibatistiano, Fidel Castro Ruz.

Estas vivencias trocaron la vida de la mayor de los Santamaría Cuadrado en algo más que una simple suma de hechos para una biografía y la llevaron a enrolarse en arriesgadas acciones de protesta contra el status quo reinante.

Poco se conoce sobre su participación en la muestra de rechazo contra Fulgencio Batista, protagonizada por ella, Abel y varios fundadores y miembros del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, en el ámbito de una visita de éste al club del Constancia, luego de ser electo Senador en 1948.

La convivencia con su hermano en el apartamento de la calle 25, esquina a O, en el Vedado, devenido hogar de la juventud cubana más radical de esos tiempos, sugiere además el riesgo al que estuvo sometida en estos años y su vinculación a otras actividades de esa naturaleza.

Seis días después de asestado el golpe militar del 10 de marzo de 1952, los afiliados a la ortodoxia realizaron un acto de repudio en el Cementerio de Colón, frente a la tumba del pionero de esa organización Eduardo R. Chibás, y aunque no se ha comprobado la participación de Haydée, es probable que ella estuviera al tanto de esos hechos por cuanto Abel formó parte del grupo organizador.

Este riesgo se multiplicó luego, al convertirse su vivienda en el centro de reuniones de los más perseguidos por las fuerzas militares aliadas a Batista:

"Conocí a Fidel poco tiempo después del 10 de marzo, en mi apartamento de la calle 25 en La Habana. Abel lo llevó allí un día. Yo recuerdo que había acabado de limpiar y él caminaba de un lado a otro y me echaba cenizas en el suelo. Yo pensaba: ¿A quién me ha traído aquí Abel que me está ensuciando todo?", comentó en una ocasión.

El hogar capitalino de los Santamaría Cuadrado se transformó en el puesto de mando para la preparación de los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. En más de una ocasión, sus inquilinos tuvieron que burlar a los representantes de la dictadura que acudieron al lugar en busca de evidencias en su contra.

Uno de estos fue el sanguinario coronel Irenaldo García Báez, hijo del torturador Pilar García, quien tuvo que marcharse sin lograr esos objetivos gracias al dominio de la oratoria de Fidel y su conocimiento de las leyes, pero también a la suspicacia de Yeyé.

Esta, previendo un nuevo asedio de las autoridades, había colgado con una soguita, por una ventana no visible desde el exterior, una ametralladora marca Halcón, que había sido entregada a ella por Juan Martínez Tinguao para que la guardara.

Como parte del plan trazado para la acción del 26 de Julio de 1953, Haydeé y su compañera Melba Hernández fueron responsabilizadas con trasladar un pesado equipaje compuesto de armas y uniformes hacia Santiago de Cuba.

Juntas viajaron con su cargamento y en la estación ferroviaria de la segunda capital del país las esperaron Renato Guitart y Abel, quienes habían llegado con antelación y las condujeron a su destino final: la Granjita Siboney.

El 25 de julio transcurrió en un constante ajetreo: ambas jóvenes se encargaron de planchar los uniformes y coserles las insignias o monogramas semejantes a los que portaba la soldadesca del Ejército de la tiranía y cerca de las cinco de la madrugada del día escogido partieron en el último carro que salió a cumplir la misión.

Viajaron junto a Raúl Gómez García y al doctor Mario Muñoz Monroy con la tarea de tomar el Hospital Saturnino Lora y atender a los posibles heridos en combate, pero un mal presagio encontraron en el camino: el automóvil donde viajaban Boris Luis Santacoloma y otros compañeros estaba aparcado con las puertas abiertas y probablemente averiado.

Peor ocurrió al llegar a las inmediaciones del cuartel, donde había comenzado el tiroteo tras fallar el factor sorpresa, por lo cual pronto emprendieron el cuidado de los lesionados como resultado del enfrentamiento, sin distinguir el bando en el cual luchaban.

Prueba de ello fue el rescate bajo el fuego del teniente del ejército de apellido Ferrau, quien regresaba de los carnavales santiagueros cuando, al escuchar la balacera, se desprendió del brazo de su esposa y pistola en mano se dirigió al lugar.

Una ráfaga alcanzó al militar y lo hirió en plena frente, por lo que Haydeé y Gómez García decidieron prestarle auxilio, aún a riesgo de sus vidas.

A pesar de que su compañero de luchas había sido herido también, Yeyé se acercó al cuerpo desfallecido de Ferrau y al alzarle la cabeza y tomarle el pulso comprobó que estaba muerto. Consciente de que no quedaba nada por hacer, regresó al hospital entre dos fuegos.

En otro momento, preocupada por la vida de un soldado del ejército que se encontraba herido en el patio de la instalación solicitó a uno de los médicos que la acompañara para asistirlo.

El galeno se negó a poner en peligro su vida. Haydée, sensible como era pero firme de carácter, se enfrascó en una acalorada discusión con el sujeto y le aclaró que los revolucionarios no habían ido allí a matar por matar, como éste le espetaba, que existían las leyes de la guerra y era humanitario auxiliar también al enemigo.

Otro médico, motivado por las palabras de la joven, se ofreció a acompañarla, pero al llegar junto al soldado herido este ya era cadáver.

Al conocer por Abel que la acción había fracasado, Melba y Haydeé recibieron la orden de preservar sus vidas de cualquier manera: "tiene que quedar alguien para contar lo que pasó aquí", les dijo.

Aunque trataron de esconderse entre el personal del hospital, los soldados las detectaron horas después y las trasladaron hacia el cuartel en un automóvil.

El espanto las cundió cuando llegaron a un gran salón a donde las condujeron: bajo unas mesas de billar estaban varios jóvenes sangrando, sin apenas poder balbucear palabras, porque a intervalos eran arrastrados a culatazos a otra habitación y luego los retornaban desmadejados y sin dientes.

"Después fueron los primeros segundos y primeros minutos y luego fueron las horas. Las peores horas, las más sangrientas, más crueles, más violentas horas de nuestras vidas", aseguró una vez.

"Hay esos momentos en que nada asusta… Ni el silencio aterrador que hay en los ojos de los que han muerto… Ese momento en que la vida, por lo mucho que importa y por lo importante que es, reta y vence a la muerte… Y en ese momento uno puede arriesgarlo todo por conservar lo que de verdad importa, que es la pasión que nos trajo al Moncada".

Esta pasión, señaló mientras hilvanaba recuerdos de lo acaecido luego de la gesta, en la cual perdió a su hermano Abel y a su entonces novio, Boris Luis Santacoloma, "puede llamarse Abel, Renato, Boris, Mario, o tener cualquier otro nombre, pero siempre en ese momento y en los que van a seguir puede llamarse Cuba".

Un 27 de julio, transcurridos 27 años de esos acontecimientos, que redundaron en la muerte de casi 70 jóvenes, dijo adiós a la vida Haydeé, quien colocó en lo más alto el estoicismo, el honor y la dignidad de la mujer cubana en los instantes en que se rasgaban sus más puros sentimientos.

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Fuente: EXCLUSIVO, 27/07/06

 

 

como también era identificada por sus compañeros en la clandestinidad, la Sierra o el exilio, tuvo sueños de enfermera en su infancia, pero la vida le deparó otra suerte.


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 24/11/2011 00:22
 
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