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General: Ahora los K van por la mentira que les faltaba: la Historia.
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Respuesta  Mensaje 1 de 21 en el tema 
De: Anti-gusano  (Mensaje original) Enviado: 30/11/2011 03:26
Ahora Cristina y los suyos van a completar la mentira que faltaba: un instituto de revisionismo histórico encabezado por el ex funcionario menemista Pacho O'Donnell. a través de este intituto van a contar la historia "verdadera" a la sociedad. Cualquier persona sabe que la historia sólo puede ser verdad o mentira en cuanto a datos concretos, no en cuanto a las interpretaciones, que están teñidas de las ideologías de cada historiador. Teniendo en cuenta el antecedente del Indec, podemos imaginar cuál es su concepción de "verdadero".
Seguramente el apoyo de Pacho O Donnel, Nestor y Cristina al gobierno más vendepatria, ultraderechista y prooligarca de los últimos años va a ser censurado o maquillado por los historiadores Nac and Pop rentados por el gobierno.  Patético.


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Respuesta  Mensaje 2 de 21 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 30/11/2011 13:18
Ya la están escribiendo y es con hechos .... como se debe escribir la historia por los verdaderos revolucionarios ... y es el pueblo ....el marginado ... el que nada tuvo y que apenas ahora empieza a contar ... y a andar ... y a levantar cabeza .... quien dirá la última palabra .- La historia hasta hoy , como en los demás paises latinoamericanos , ha sido la narrada por los hijos de la oligarquía  o por los pseudointelectuales pagados  por los privilegiados ... Y así como escondían a héroes de la talla del Ché y no les dejaban ver su grandeza a los estudiantes y a  los ciudadanos ... pero si se atrevían a maquillar la personalidad de tipos como videla y cia....  así iremos descubriendo la verdadera historia desfigurada desde pasquines vendidos como clarin  .... creo que antes se habían demorado mucho para iniciar tan gloriosa tarea .... la de mostrar al mundo lo que ha sido la verdadera historia de la patria de San Martín y del Ché .- 

Respuesta  Mensaje 3 de 21 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 30/11/2011 13:35
Por ahora solo queda esperar para ver los resultados ... No sé quienes son los otros miembros de ese Instituto pero conociendo a Cristina estoy seguro que la gente nombrada para realizar tan magna obra no se dejará manipular por el " pacho " para desfigurar la historia .... NO prejuzguemos .-
 
 
 

Con "Pacho" O'Donnell al frente, crean un instituto de revisionismo histórico

Busca "difundir la vida y la obra de personalidades que no recibieron el reconocimiento adecuado"; se financiará con fondos públicos y dará premios, subsidios y becas; quiénes integran la comisión directiva

 
 
 

El Gobierno dio un nuevo paso en su particular manejo de la cultura. Por decreto, creó el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego que dependerá de la Secretaría de Cultura, se financiará con fondos públicos, entregará premios y becas y estará a cargo de una comisión directiva que encabeza el historiador Mario "Pacho" O'Donnell e integran otros historiadores, ministros, dirigentes y periodistas.

Según consta en el decreto 1880, que se publica hoy en el Boletín Oficial, el nuevo instituto tendrá por objetivo "estudiar, investigar y difundir la vida y la obra de personalidades y circunstancias destacadas" de la historia argentina "que no han recibido el reconocimiento adecuado en un ámbito institucional de carácter académico acorde con las rigurosas exigencias del saber científico".

Se afirma además que el instituto "reivindicará la importancia protagónica de los sectores populares devaluada por el criterio de que los hechos sucedían sólo por decisión de los «grandes hombres»".

En los considerandos del decreto se explica la elección de Dorrego como "símbolo de la iniciativa" por considerarlo "un prócer caracterizado por su patriotismo, coraje y clarividencia" y por haberse destacado "en las luchas de independencia".

Se precisa también que entre las competencias del instituto estarán el "estímulo y la promoción de la actividad de historiadores, ensayistas y pensadores abocados a la investigación y divulgación de la historia revisionista", para lo que se implementará un sistema de becas, subsidios y premios "que favorezcan el desarrollo y profundización de sus tareas".

El decreto, que está firmado por la presidenta Cristina Kirchner, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el ministro de Economía, Amado Boudou, y su par de Educación, Alberto Sileoni, detalla cómo se integrará la Comisión Directiva que tendrá a su cargo la conducción del instituto.

Comisión directiva

Con O'Donnell a la cabeza, la lista incluye a los historiadores Araceli Bellota, Luis Launay, Juan Marcelo Gullo, Enzo Regalli, Hugo Chumbita, Felipe Pigna, Alberto Gelly Cantillo, Daniel Brion y Salvador Cabral.

También hay lugar para funcionarios: Aníbal Fernández, el secretario de Cultura, Jorge Coscia, la ministra de Infraestructura bonaerense, Cristina Alvarez Rodríguez, el presidente de la Comisión Bicentenario, Ernesto Jauretche y el gerente jurídico de Incaa, Francisco Pestanha.

El director del diario kirchnerista Tiempo Argentino, Roberto Caballero, y el del semanario Miradas al Sur, también alineado con el Gobierno, Eduardo Anguita, y el periodista Hernán Brienza también integran la comisión.

Son 33 en total y ejercerán sus cargos ad honórem.

El instituto entregará dos premios: el premio "José María Rosa", que recibirá "el historiador, ensayista o pensador argentino que más se haya destacado en la investigación, elaboración y divulgación de la historia revisionista nacional" y el premio "Jorge Abelardo Ramos", que distinguirá "a quien se haya destacado, dentro del territorio iberoamericano, en la historia revisionista continental"..


Respuesta  Mensaje 4 de 21 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 30/11/2011 13:49
Coronel Manuel Dorrego

 

 
“EL REPÚBLICO DEL FEDERALISMO”

1787 - 1828
 
 

Manuel Dorrego es probablemente una de las figuras más apasionadas de la historia argentina, y también una de las menos invocadas a la hora de reconocer a los próceres y mártires de la patria.

Un hombre, que como bien dice el periodista Hernan Brienza “no encaja en los moldes de las líneas de nuestra historia”: porteño y federal, liberal y nacionalista, popular y democrático, localista, sí, pero también: americanista, bolivariano y sanmartiniano.

Hombre clave del Ejército del Norte, al mando de Manuel Belgrano, su desempeño militar nos legó importantes páginas de gloria, donde su valor e hidalguía se amalgamaron, en todo momento, con su notable capacidad como oficial al frente de sus tropas.

Sus ideales republicanos y liberales, su creencia en las mayorías y en el papel central que le correspondía a las Provincias en la construcción y el futuro de nuestra incipiente Nación, inexplicablemente, llenaron su camino de enemigos.

Cuando el federalismo, por fin llegó al poder en Buenos Aires, con Manuel Dorrego como gobernador, no bastaron ni su generosidad, siempre demostrada hacia sus adversarios, ni la breve pero brillante gestión de gobierno, para que el inefable golpe unitario, encabezado por Juan Lavalle, lo derrocara y asesinara.

Cuando se narran las circunstancias del fatal desenlace; historiógrafos, periodistas y escritores, cometen una imperdonable omisión. Se refieren al “fusilamiento” de Don Manuel Dorrego, un eufemismo que disfraza uno de los peores crímenes que recuerda nuestra historia, porque el 13 de diciembre de 1828, las balas asesinas del “cipayaje” vernáculo, no sólo se cobraron la vida de un verdadero héroe y patriota, sino que acribillaron también el último aliento de los ideales de Mayo.

Un acto deleznable y cobarde, que resulta indigerible, para un pueblo que aún hoy, espera la materialización del sueño primero de sus padres.

El Dorrego muerto, es el Dorrego que más le convino a las facciones en pugna, aquellas que perseguían inconfesables intereses, tan distantes del bien común del pueblo y de la patria, como aparentemente estaban el federalismo “rosista” y sus enemigos “progresistas y liberales”.

Lo cierto es que con el advenimiento al poder del federalismo “rosista”, el centralismo se consolidó en un grado directamente proporcional, en magnitud, a la perdida de aquellas libertades, que tan bien, se había ocupado Dorrego, de preservar y estimular.

La eliminación física de D. Manuel Dorrego de la escena política provincial y nacional, no terminó siendo funcional a sus ejecutores, sino más bien y como es de orden, en este tipo de crímenes, sólo fue funcional a sus instigadores.

EL estuario del Río de la Plata, convertido en aguas internacionales a partir de la definitiva pérdida de nuestra soberanía sobre la Banda Oriental, tuvo como directos beneficiarios a las potencias extranjeras de ultramar, quienes sin mediar otro requisito, pudieron acceder a su libre navegación.

El centralismo porteño, se mantuvo y en algunos aspectos, incluso se exacerbó, permitiendo a esas mismas potencias europeas, tener que sentarse a “negociar”, pero eso sí, con un sólo interlocutor.

Resulta difícil, calcular hoy en día, cuanto atraso significó para nuestra querida patria, éste negro capítulo de nuestra historia, pero no resulta difícil de imaginar, que el golpe ignominioso, que Lavalle le propinó a las instituciones republicanas, también sentó el trágico precedente, que en la forma de experiencias trágicamente análogas, se manifestaría en forma recurrente, a lo largo del siglo XX.

Pero la tragedia de Navarro, trasciende la pérdida de la vida de D Manuel Dorrego y se agrava con la postergación del ideario dorreguiano y la tergiversación del federalismo doctrinal a manos del rosismo.

El resurgimiento de los ideales de Dorrego sólo volvió a manifestarse en forma esporádica durante la gestión de Adolfo Alsina y en los albores del radicalismo, donde influyeron claramente en el ideario propio de Leandro N. Alem y de Aristóbulo del Valle.

El Coronel D. Manuel Dorrego, vivió, luchó y murió para legarnos su ideario de auténtico federalismo. Sus ideas, largamente postergadas, duermen el sueño que le impusieron las balas unitarias y el egoísmo, resentimiento y pobreza de espíritu, de quienes conspiraron contra su vida.

Sólo nosotros, el pueblo argentino, los verdaderos destinatarios de sus esperanzas y desvelos, tenemos la responsabilidad y porque no, el deber, de implementar, para nosotros y nuestra posteridad, el ideario federal, que asegure el definitivo surgimiento de nuestra querida Nación en el marco de las virtudes republicanas que soñaron los padres de la Patria.


Paula Arranz, estudiante de abogacía.
Noviembre de 2008, ciudad de Coronel Dorrego, pcia. de Buenos Aires, Argentina.

 
 
 

CAPITULO I

 
Manuel Críspulo Bernabé Dorrego nació el 11 de junio de 1787 en lo que por aquellos años era una pequeña aldea que se convertiría con el tiempo en la Ciudad de Buenos Aires. Manuel Dorrego era hijo del súbdito portugués JOSÉ ANTONIO de ORREGO o DORREGO y la criolla MARÍA DE LA ASCENCIÓN SALA.

Corrían tiempos políticos opresivos . El sistema virreynal, tutelar, centralista y autocrático, se encontraba en pleno apogeo. Era el tiempo del Virrey NICOLÁS DEL CAMPO, Marqués de LORETO, quien gobernó entre los años 1784 y 1789.

Desde su infancia MANUEL se fue formando en un ambiente donde imperaba un clima de altiva resistencia a la opresión. Situación que incentivaba la indomable resistencia del padre lusitano, a los manejos inconsultos de los funcionarios españoles.

Cursó sus primero estudios en el REAL COLEGIO DE SAN CARLOS donde hizo amistad con figuras de singular gravitación en el futuro de la patria, como TOMAS GUIDO y ESTEBAN de LUCA.

Mientras el niño MANUEL iba creciendo, se sucedían en el gobierno de éstas tierras, virreyes como el progresista NICOLÁS DE ARREDONDO (1789-1795), el intrascendente PEDRO MELÓ DE PORTUGAL, (1795-1797), el interinato de ANTONIO OLAGUER y FELIU (1797-1799), el valioso GABRIEL DE AVILES Y DE FIERRO (1799-1801), el meritorio JOAQUÍN DEL PINO (1801 -1804) y el polémico y polemizado RAFAEL DE SOBREMONTE, MAR­QUES DE SOBREMONTE (1804-1807). Cualquiera fuera el balance que se pudiera hacer sobre las citadas administraciones, lo cierto era que “el sistema” en que se basaban, estaba herido de muerte.

En el caso particular del virreinato del Río de la Plata, se manifiestan dos causas fundamentales que le son propias:

A) Por un lado, una clase dirigente criolla y porteña, que conforma una verdadera -ELITE- y que se asume al mismo tiempo como desplazada SOCIALMENTE, dificultado su acceso a cargos de real significación en el aparato virreinal hispánico y bloqueada totalmente en sus expectativas de siquiera compartir el poder y B) Los PUEBLOS DEL INTERIOR, desplazados ECO­NÓMICA Y SOCIALMENTE, los que sumidos en una profunda postración, alimentan ideas localistas de superación.

Estas causas confluyen para generar una explicación a dos puntos fundamentales de nuestro pasado: 1) El origen de las ideas federalistas y unitarias; 2) Las bases que permitieron la gestación y posterior desarrollo de la Revolución de Mayo.

La citada crisis del sistema implantado por España en América va a tener en el Río de la Plata, una manifestación de clara magnitud, con el episodio generado por las Invasiones Inglesas. Las consecuencias de dicho suceso son definitorias al respecto: 1º) De ellas deriva la formación institucionalizada de los GRUPOS DIRIGENTES CRIOLLOS que luego concretarían la Revolución de Mayo; 2º) La palmaria evidencia de la incapacidad de los funcionarios hispanos en la ocasión y, por contrapartida, la solvencia de sus propias fuerzas y elementos en el sector criollo; 3º) Las ventajas manifiestas del comercio libre decretado por el General inglés GUILLERMO CARR BERESFORD, frente a los notorios perjui­cios del sistema monopólico español.

Este episodio, las invasiones inglesas, se vinculan con DORREGO justamente en la medida de su no participación en aquellas heroicas jornadas.

Mientras tanto, Manuel Dorrego completaba sus estudios de Filosofía y Teología en el ya mencionado Real Colegio de San Carlos, Graduándose en la primera disciplina.

En aquellas épocas no existía aún, en Buenos Aires, ninguna Casa de Altos Estudios, razón por la cual, Manuel se trasladó a Santiago, Chile, para matricularse en la carrera de Abogacía, en la Universidad de San Felipe.

La instalación de la Junta Chilena -un 18 de setiembre de 1810- da comienzo a la mutación de la toga jurídica por el uniforme militar de nuestro evocado. Fruto de una iniciativa propia -compartida fervorosamente por la juventud trasandina- fue la creación del primer cuerpo militar criollo de aquel país, el que recibió el nombre de Granaderos de Chile, siendo DORREGO designado Teniente.

Los contactos de la Junta Chilena, con su similar de Buenos Aires, dieron noticia a la primera de las amenazas que sobre la segunda se cernían por vía de los aprestos de invasión que planteaba el antiguo gobernante montevideano Brigadier FRANCISCO JAVIER DE ELIO, quien por entonces había sido designado en la Metrópoli como nuevo Virrey del Río de la Plata, en reemplazo del depuesto BALTASAR HIDAL­GO DE CISNEROS.

El enviado de la Junta porteña -Don JOSÉ ANTONIO ALVAREZ JONTE- fue autorizado por el gobierno revolucio­nario trasandino para organizar fuerzas militares que luego cruzarán los Andes para auxiliar al movimiento de Mayo.

Rápidamente, ALVAREZ JONTE captó los valores del joven DORREGO y le encomendó la riesgosa misión de transportar tropas desde Santiago a Mendoza. El designado obró con la presteza y la solvencia de un veterano: El 9 de marzo de 1811 partió desde la capital chilena, cruzó la cordillera con cien almas y a fines de ese mismo mes estuvo de regreso en Santiago. Teniendo en consideración su experiencia nula como baqueano y los graves peligros a afrontar, surge otro de sus perfiles: temerario, capaz de cualquier valentía, con arraigado sentido de sacrificio.

Ya había sentado reales en este sentido en el país trasandino al estallar el motín contrarrevolucionario encabezado por el Coronel TOMAS DE FIGUEROA. Frente al peligro inminente, nuestro evocado tomó el mando de los Granaderos de Chile -pasando sobre la inacción del comandante natural- y en acción fulmínea -otra de las constantes de su obrar- terminó con el alzamiento y pasó a revistar como Capitán. Aquí comenzó su gloriosa costumbre de ganar galones en el riesgo.
Poco después, dejó definitivamente Chile -no sin antes cruzar por dos veces más la cordillera, pasando más de cuatrocientos hombres- marcando en su historia el trazo inconfundible de su turbulencia valiente y útil, todo ello con poco más de veinte años.

Desde aquí, la Junta de Buenos Aires lo enviaría a otro de los escenarios mayores de su destino trágicamente noble: El Ejército del Norte
 
-Sigue ....

Respuesta  Mensaje 5 de 21 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 30/11/2011 13:51
Viene ...
Publicado por GARABATO en 12/06/2008 11:30:00 AM 0 comentarios  

CAPITULO II - "EL MILITAR ARROJADO AL SERVICIO DE SU PATRIA" (1810 -1816)

 
Las situación de país donde iniciaría DORREGO su glorioso peregrinar por los campos de batalla del Norte Argentino era la siguiente:

a) Luego de la Revolución de Mayo de 1810 se consolida la famosa Junta Grande (gobierno centralista al mejor estilo virreinal) bajo el liderazgo de Saavedra y la inspiración del Dean Funes.

b) La creciente oposición a la política centralista de la Junta Grande se tornó en irresistible luego de la derrota del Ejército del Norte en Huaqui (20 de junio de 1811).

c) Ante lo dicho, FUNES y el grupo portuario tomaron dos medidas fundamentales. En primer lugar, eliminaron a SAAVEDRA, a quien se mandó para reorga­nizar las tropas derrotadas en el Norte. Luego, decidieron crear un Poder Ejecutivo menos numeroso y así surgió en nuestra vida institucional el Primer Triunvirato.

En estas circunstancias DORREGO principió en el ejército norteño como ayudante de EUSTAQUIO DÍAZ VELEZ. Rápidamente, la acción lo envolvió en Sansaña y Nazareno, donde resultó herido.

Pese a esto, asistió a la segunda batalla de Suipacha, bajo el mando del General JUAN MARTIN DE PUEYRREDON, donde recibió otra condecoración al valor -bajo las formas de una ráfaga de metralla que lo dejó en estado grave- y su ascenso al grado de Teniente Coronel .

El petitorio de PUEYRREDON de ser relevado del mando del ejército por razones de salud, significó, la presencia de la jefatura de las tropas del ilustre general MANUEL BELGRANO, quien sutilmente captó las capacidades del joven Teniente Coronel y lo designó Ayudante de Campo y Secreta­rio de la Guerra.

La situación en Buenos Aires no había mejorado con la creación del Triunvirato. Primero habían sido sus propios creadores -antiguos diputados del interior y algunos de sus seguidores porteños- quienes nucleados en la Junta Conser­vadora se reservaron para sí funciones de Poder Legislativo frente al Ejecutivo otorgado al citado Triunvirato. Sin embargo, se trataba de un Poder Legisferante muy especial, en la medida que por los contenidos del Reglamento Orgánico que la propia Junta elaboró, se le reservaban potestades superio­res a los otros dos poderes restantes, en particular en referen­cia al Ejecutivo.

En tanto, sucedía que el Triunvirato había comenzado a ser dominado por una nueva figura: Don BERNARDINO RIVADAVIA. Los comerciantes porteños vieron en él su hombre para reiniciar sus tradicionales proyectos centralizantes.

Bien pronto comprendieron que FUNES y sus compañe­ros de Junta no tenían cabida en el nuevo orden de cosas. Así, el Triunvirato, disconforme con el Reglamento Orgánico, lo remitió al Cabildo Portuario -hechura de su medida- para que eximiera opinión a su respecto. La Junta Conservadora, a pesar de ello, le dio su aprobación. Ante ello, el Triunvirato disolvió la Junta y desterró a los diputados, iniciando así otro período de crudo centralismo.

Nuevamente la marcha de la guerra de la Independencia sería el detonante de las reacciones contra la tendencia centralizadora. En efecto, los antiguos morenistas -reunificados por medio de la Segunda Sociedad Patriótica- comenzaron una decidida campaña antigubernamental.

Pronto recibieron el apoyo del Doctor BERNARDO DE MONTEAGUDO, arribado en esos días del Alto Perú. A esto se sumó la presencia del joven Coronel JOSÉ FRANCISCO DE SAN MARTIN, venido de España, vía Inglaterra y la formación de la Logia Lautaro, la que pronto se vio enfrentada con el Triunvirato. MONTEAGUDO sirvió de hábil nexo entre ambas agrupaciones.

Por otro lado ya se hacía sentir la prédica perdurable de JOSÉ GERVASIO DE ARTIGAS en favor de los derechos de los pueblos del interior.

El episodio de la guerra de la independencia que movió a la totalidad de los opositores a precipitar la caída del Triunvirato fue el siguiente:

Resultaba que el Triunvirato había ordenado al Jefe del Ejército del Norte General MANUEL BELGRANO el evitar un encuentro decisivo con los realistas y a tales fines dispuso se evacuara primero Jujuy, luego Salta y posteriormente Tucumán. Los pobladores de esta última -ante la posibilidad cierta de caer en manos de los españoles- lograron de BELGRANO la promesa de enfrentar a los realistas. El encuentro -BATALLA DE TUCUMAN, dada el 24 de setiembre de 1812 en el Campo de las Carreras- significó un rotundo éxito patriota y dio por tierra con los escasos rastros de prestigio del Gobierno cen­tral. Así fue que el 8 de octubre de 1812 una revolución terminó con el Primer Triunvirato.

DORREGO estuvo presente en la gesta tucumana y desem­peñó un papel protagónico en el campo de batalla.

Su actuación en la BATALLA DE SALTA -20 de febrero de 1813- no lo fue en desmedro de la anterior. A la orden belgraniana de "Avance usted y llévese por delante al enemi­go", supo responder con una carga fulminante, a punto de convertirse en uno de los factores decisivos de aquella glorio­sa acción de guerra. Allí se acuñan sus despachos de Coronel graduado. Sin embargo, aquí comenzarían sus padecimientos generados en su propio y fogoso temperamento. La cuestión empezó cuando nuestro hombre discrepó abiertamente con la generosa capitulación que el noble general BELGRANO otorgó a su vencido en los campos salteños, General PIÓ TRISTAN. Es que DORREGO -no sin gran acierto, tal como le reconocería la evolución posterior de los sucesos- considera­ba que dicha capitulación comprometía decisivamente el éxito posterior de la guerra.

Fue entonces que BELGRANO lo destinó al frente de su contingente al puesto de avanzada emplazado en Humahuaca. Desde allí debió regresar a Jujuy, privado del mando, para ser sometido a sumario.

Algunos historiadores creen que la motivación de tan grave medida se encuentra en una presunta actitud instigadora de DORREGO sobre dos oficiales sometidos a su mando para que resolvieran sus diferencias mediante la realización de un lance caballerezco, del cual habrían resultado ambos con lesiones graves. Otros opinan que surge en la férrea y fundada oposición de DORREGO a los planes de invasión del Alto Perú elaborados por ANTONIO ALVAREZ DE ARENALES y aceptados por BELGRANO. DORREGO se basada en las casi imposibles labores de aprovisionamiento de la retaguar­dia, proba­blemente generante de la pérdida de todo lo ganado en Tucumán y Salta.

Esta última interpretación queda respaldada por algunas acciones que el mismo BELGRANO llevó a cabo con posterioridad a las derrotas de VILCAPUGIO (15 de octubre de 1813) y AYOHUMA (14 de noviembre de 1813), cuando reha­bilita a DORREGO y le confiere el mando de la retaguardia y el cargo de Gobernador Interino de Salta, además de reconocer públicamente que con la sola presencia de DORREGO al frente de sus coraceros, pudo haber evitado los desafortunados contrastes.

En tanto el Segundo Triunvirato -nacido de la Revolución del 8 de octubre de 1812- puso en práctica los principios MORENISTAS-SANMARTINIANOS proclives a lograr la unidad nacional para luego encarar planes de liberación continental. Bajo tales miras se convocó a la Asamblea de 1813 a la que ARTIGAS envió seis diputados, portadores de sus notables "INSTRUCCIONES" propugnadoras de la INDEPENDENCIA TOTAL, del RÉGIMEN REPUBLICANO y de la IDEA FEDERA­LISTA CONFEDERATIVA.

Anteriormente, hemos sostenido a este singular documento como un verdadero esbozo de Carta Constitucional que en muchos aspectos supera y en otros anticipa a la dictada en 1853.

Los hombres de Buenos Aires, veían todos estos prepa­rativos de organización con singular preocupación pues los mismos imponían conceptos de igualdad entre Estados a integrarse bajo una estructura federalista que destruían la preponderancia porteña. Entendieron que gran parte del peli­gro estaba representado en la LOGIA LAUTARO y sobre ella actuaron por vía de producir la división de sus integrantes. Así lograron ganar para su causa a un sector de la logia, liderado por el joven y ambicioso CARLOS MARÍA DE ALVEAR, en tanto dejaron sin orientador a la fracción disidente al enviar primero a Santa Fe y luego al Norte a SAN MARTIN. De esta manera, el núcleo adicto a ALVEAR y el bando portuario dominó la Asamblea, se negó a la proclamación de la Independencia, rechazó por meros aspectos formales a los Diputados Orientales, eludió el dictado de una Constitución y tan sólo concretó un conjunto de medidas parciales, a la par que instauraba el Directorio Supremo, primer ejecutivo unipersonal de nuestra historia, de fuerte determinismo centralista.

Conforme lo dicho, el futuro Libertador fue destinado a la jefatura del ejército norteño, en reemplazo del hacedor del lábaro de la Argentinidad, D Manuel Belgrano.

En principio existieron acuerdos entre el nuevo jefe y DORREGO, a punto tal, que el primero llega a encomendarle la organización de la guerra de guerrillas, nada menos que junto a MARTIN MIGUEL JUAN DE LA MATA GÜEMES.

Luego vendría el episodio de la uniformación de las voces de mando que consistió en una actitud descomedida de DORREGO al mofarse de la supuesta voz aflautada de BELGRANO. Lo que le valió por parte del Libertador SAN MARTIN su separación del ejército y su retiro a Santiago del Estero.

Arribado a Buenos Aires, fue destinado a la Banda Oriental para incorporarse al ejército que a órdenes de CAR­LOS MARÍA DE ALVEAR, operaba contra los contingentes artiguistas.

Algunos historiadores piensan que la comprobación de las reales causas de la hostilidad de los pueblos a los desig­nios porteños, lo llevaron a pensar por vez primera en términos políticos. Ya que, a partir de aquí, su vida ofrece la declinación del profesional de la violencia y el florecimiento de un incipiente ser político.


 

CAPITULO III - “EL PERIODISTA, EL POLÍTICO Y EL IDEÓLOGO DE PROFUNDA TRASCENDENCIA” (1816-1827)


Respuesta  Mensaje 6 de 21 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 30/11/2011 13:53
Viene ....

CAPITULO III - “EL PERIODISTA, EL POLÍTICO Y EL IDEÓLOGO DE PROFUNDA TRASCENDENCIA” (1816-1827)

 
Los inicios de Manuel Dorrego en el periodismo tuvieron una doble y significativa motivación: primero, evitar el progreso de los planes portugueses destinados a tomar la Banda Oriental, para lo cual se proponía sacar de su inactividad al Directorio de Pueyrredón; y segundo: oponerse a los intentos del Congreso de instalar una monarquía en el país. Generosos e importantísimos objetivos, mane­jados por una pluma fervorosa y punzante, al punto de ganarse un destierro tan injusto como cruel.

Su quehacer periodístico se desarrolló en la hoja "CRÓNICA ARGENTINA", dirigida por VICENTE PAZOS SILVA, con quien colaboraban MA­NUEL MORENO y PEDRO JOSÉ AGRELO.

En tanto, la marcha del país no se había detenido y el Congreso de Tucumán procedió a declarar la Independencia. En su seno se discutió el tema de la forma de gobierno a adoptarse, dando lugar a un esclarecedor debate en el que se anotaron las siguientes posturas: A) Monarquía, la que se expresó de conformidad a dos subtendencias, a saber: a) Monarquía Incaica: Sostenida por el Diputado ACEVEDO, siguiendo la idea de MANUEL BELGRANO; b) Monarquía Europea: que entre otros la expusieron los Diputados SERRANO y CASTRO BARROS; B) Republicanismo: Fue la idea defendida por TOMAS MANUEL DE ANCHORENA y TOMAS GODOY CRUZ; C) Posición perso­nal de FRAY JUSTO SANTA MARÍA DE ORO, quien sostuvo la necesidad de consultar al pueblo.

Ade­más, el Congreso eligió nuevo Director Supremo en la persona del Diputado por San Luis JUAN MARTIN DE PUEYRREDON -sesión del 3 de mayo de 1816- El Directorio de PUEYRREDON alternó aciertos y errores. Entre los primeros se cuentan su decidido apoyo a la campaña del Libertador y su correcta administración interior. Los segun­dos se marcan a través de su indiferencia ante la lucha solitaria y heroica de ARTIGAS y el pueblo oriental ante el invasor portugués. También, reparando en sus continuos intentos de ocupación sobre Santa Fe y Entre Ríos. El aparente equilibrio apuntado se rompió al trasladarse el Congreso de Tucumán a Buenos Aires y comenzar una política tendiente a la instalación de un príncipe europeo en nuestro país como monarca a la par que influyendo sobre el Director para aumentar las constantes centralistas de su administración.

Contra todo este estado de cosas intentó luchar DORREGO -junto a sus compañeros de la CAUSA REPUBLICANA Y FEDERALISTA- de la hora de "CRÓNICA ARGENTINA". Alter­naba estas tareas con sus preparativos para incorporarse al Ejército de los Andes.

Esto lo obligaría al destierro y con ello a resignar -por voluntad ajena- la posibilidad de incorporarse al Ejército de SAN MARTIN.

DORREGO fue trasla­dado a la goleta "Congreso", dándose la orden a su capitán de desembarcar al prisionero en Santo Domingo, lugar donde debía entregarle la cantidad de quinientos pesos, dado que su salida intempestiva del país lo había privado de lo más elemen­tal.

El viaje fue un verdadero suplicio. Es que el capitán del "Congreso" desoyó la orden de desembarcar al prisionero en Santo Domingo y se organizó en corso por las Antillas. En tales menesteres se capturó la goleta española "San Antonio", a cuyo bordo el proscrito fue llevado, pero frente a las costas de la Isla de Jamaica la nave fue presa de un buque de bandera inglesa y DORREGO terminó prisionero en un castillo de Montego, sitio donde se le inició la causa sospechado de ser pirata. Su situación fue angustiante pues al haber huido el antiguo capitán de la "Congreso", llevó la documentación que acredi­taba la real condición de nuestro hombre. A la postre de mil contratiempos, logró recuperar la libertad y a bordo de otra goleta, llegó por fin al puerto de Baltimore.

Nuestro hombre conoció y adoptó en Estados Unidos de América la tipología de la CONFEDERACIÓN dentro del Sistema FEDERAL, pues la otra variante federativa -esto es la propia del ESTADO FEDERAL- recién despuntaría al finalizar la guerra de Secesión (1865). La idea estudiada por DORREGO tiene características muy particulares, a saber: A) Los Estados Confederados poseen los DERECHOS DE NULIFICACIÓN y SECESIÓN. Puede que este sea su principio más distintivo. Se trata de una FACULTAD DE VETO poseída por los ESTADOS CONFEDERADOS SOBRE PROCEDIMIENTOS o ACTOS DEL ESTADO CONFEDERACIONAL CENTRAL. De esta forma, un ESTADO CONFEDERADO PUEDE RECHAZAR UNA RESOLU­CIÓN DEL ESTADO CONFEDERACIONAL CENTRAL por con­siderarla incompatible con las prescripciones constituciona­les. Es así como puede NULIFICAR EL ACTO. Si tres cuartas partes de los ESTADOS CONFEDERADOS aceptan el acto como enmienda de la Constitución, el ESTADO CONFEDERA­DO DISIDENTE puede ADMITIRLO o RETIRARSE -ESTO ES SECESIONARSE, EJERCITANDO ASI EL DERECHO DE SE­CESIÓN- DE LA UNION CONFEDERAL. Conforme lo reseñado, resulta notorio que la Unión Norteamericana era del tipo CONFEDERACIONAL caracteri­zación que debe limitarse hasta 1865 -año final de la guerra de secesión- pues allí son dejados sin efecto los derechos de los hasta allí ESTADOS CONFEDERADOS en punto a NULIFICACIÓN y SECESIÓN. Desde entonces debe admitirse que la Unión Norteamericana participa de las características del ESTADO FEDERAL y que sus ESTADOS INTEGRANTES han dejado de ser ESTADOS CONFEDERADOS DE UN ESTA­DO CONFEDERACIONAL para revistar como ESTADOS MIEM­BROS DE UN ESTADO FEDERAL. Ello, por cuanto la vigencia de los DERECHOS DE NULIFICACIÓN y SECESIÓN es incom­patible con la doctrina que informa los contenidos propios del ESTADO FEDERAL. Se trata de la diferencia de grado absoluto más gravitante entre ambas variantes del FEDERALISMO.

DORREGO también conoció de aquella peculiaridad de la tipología Confederacional que impone a los ESTADOS CON­FEDERADOS COMO ESTADOS SOBERANOS. Este es el crite­rio de JOHN G. CALHOUN quien partiendo de la idea de Juan Jacobo Rousseau, en el sentido de entender a la soberanía como inalienable, indivisible e imprescriptible, supo enseñar que "dividir la soberanía, que es por esencia absoluta, impor­taría destruirla". En función de ello, afirmaba que si los ESTA­DOS CONFEDERADOS eran originalmente soberanos antes de la formación de la CONFEDERACIÓN y no habían delegado en esta última tal soberanía al tiempo de la integración del sistema, en el ESTADO CONFEDERACIONAL CENTRAL, les asistía el derecho a seguir asumiéndose como tales. La idea en la Unión Norteamericana llega hasta 1865, pues allí fenece la CONFEDERACIÓN para dejar paso al ESTADO FEDERAL, tipología en la que los ESTADOS INTEGRANTES -DENOMINABLES ESTADOS MIEMBROS- reviste el carácter inequívoco de AUTÓNOMOS, siendo el ESTADO FEDERAL CENTRAL el depositario de la condición de soberanía. Es la doctrina contraria a la expuesta por CALHOUN y debida a DANIEL WEBSTER.

En la variante del ESTADO FEDERAL, la AUTONOMÍA DE LOS ESTADOS MIEMBROS se conecta con la presencia de las REGLAS DE SUJECIÓN que colocan naturales límites a este carácter autonómico para así permitir la supremacía de las instituciones federales, de la Carta Constitucional Federal y del ordenamiento jurídico federal.

Otra de las diferencias de grado absoluto entre ambas variantes es aquella que pone el acento distintivo sobre la facultad de imperium directo sobre las personas integrantes de la población de los Estados Integrantes. En la CONFEDE­RACIÓN tal derecho asiste a los ESTADOS CONFEDERADOS, en tanto en el sistema contrario es el ESTADO FEDERAL CENTRAL quien lo posee.

Finalmente, vale la distinción de grado absoluto fundada en la existencia de imperio en el Estado Central para imponer sus decisiones a sus Estados Integrantes.

En este supuesto, es nítido que el ESTADO CONFE­DERACIONAL carece de tal potestad, vista su aceptación de los derechos de NULIFICACIÓN y SECESIÓN reconocidos en favor de los ESTADOS CONFEDERADOS.

Frente a las analizadas diferencias de grado absoluto, aparecen las diferencias de grado relativo, en las que el principio general opera como tal pero admite la presencia de excepciones.

En primer lugar conviene pasar revista a la diferenciación marcada por la unión, según sea concretada mediante una Constitución o un Pacto. Es un criterio un tanto generalizado y común a los juristas al exponer a esta diferenciación como básica, entendiendo que la CONFEDERACIÓN se fundamenta en un TRATADO, en tanto el ESTADO FEDERAL hace lo propio por medio de una CARTA CONSTITUCIONAL. La idea es correcta en lo genérico de los casos, pero existen supuestos notorios de CONFEDERACIONES regidas por una CONSTI­TUCIÓN. Siguiendo con el tema bajo examen, este es el caso de la Unión Norteamericana en el período que va de 1787 a 1865, esto es entre el año de sanción de la Carta Constitucional y el propio de fenecimiento del sistema confederacional. En suma, tenemos al criterio bajo tratamiento, por correcto en la mayoría de los supuestos concretos, pero sin la entidad de principio de validez absoluta, esto es admitiendo la posibilidad de presencia de excepciones.

Por último, vale el analizar la diferencia de grado relativo representada por la existencia o inexistencia de delegación de competencias del conjunto a Estados Integrantes en favor del Estado Central.

Se entiende que los PACTOS que por lo general dan vida a las CONFEDERACIONES no fijan tales delegaciones, en tanto las CARTAS CONSTITUCIONALES que genéricamente resultan propias de los ESTADOS FEDERALES si las estatu­yen. De ordinario ello es así, pero ante supuestos de excepción -CONFEDERACIONES basadas en CONSTITUCIO­NES- la hipótesis de trabajo se derrumba y pierde su categoría de absoluta, para situarse como una variante más de las tipologías relativas.

De todo lo estudiado, DORREGO creyó ver en el sistema confederativo una tipología plenamente conciliable con las ansias de localismos regionales que en nuestro medio generaron la aparición de los caudillos.

Mientras tanto, en nuestro medio, la situación se había agravado notablemente con la sanción por parte del Congreso de la Constitución de 1819. Esta Carta -de tendencia aristocrá­tica, centralizadora del poder y preparada para injertar una monarquía constitucional en nuestro medio- resultó amplia­mente repudiada por los pueblos del interior.

Los más activos opositores fueron los pueblos del litoral, cansados -por otra parte- de las constantes invasiones porteñas en sus territorios.

Todo lo reseñado llevó a la renuncia de PUEYRREDON en 1819 y a su sustitución por JOSÉ RONDEAU.

El nuevo gobernante no consiguió frenar el descontento popular generalizado y el 1º de febrero de 1820, el Directorio cayó en los campos de Cepeda por obra de santafesinos y entrerrianos. En efecto, el gobernador de Santa Fe, ESTANISLAO LÓPEZ, y el caudillo entrerriano FRANCISCO RAMÍREZ, eran los nuevos árbitros de la situación.

Los caudillos triunfantes -acampados en Pilar- exigieron la renuncia del Director RONDEAU y la disolución del Congre­so, lo que se concretó el día 11 de febrero de 1820.

Al desaparecer todas las autoridades nacionales, Buenos Aires -en ejercicio de su propia autonomía- procedió a elegir gobernador.

Se concretó la elección de la primera Junta de Represen­tantes Bonaerenses y este cuerpo eligió gobernador a MA­NUEL DE SARRATEA, quien el 23 de febrero de 1820 firmó con LÓPEZ y RAMÍREZ el Tratado del Pilar.

Los cambios acaecidos en nuestro país votaron favora­blemente la situación de DORREGO, quien rápidamente pasó de proscripto a reivindicado. Es así que no bien arribado a su patria - un 6 de abril de 1820- se le destina un Decreto -del 11 de abril- por medio del cual se lo repone a su grado militar y se lo hace objeto de consideracio­nes más propias de un verdadero discurso de homenaje.

La realidad arrachada de la guerra civil había partido, acaso insensiblemente, del TRATADO DEL PILAR. Es que este pacto marcó el inicio de una hábil política porteña destinada a terminar -una a una- con las influencias de los principales caudillos del interior.

Luego del paso de varios hombres por la silla gubernamental llegamos a DORREGO.

No le esperaba un trabajo fácil: La ciudad estaba literalmen­te rodeada de tropas hostiles: En Santos Lugares acampaban las montoneras santafesinas de Don ESTANISLAO LÓPEZ, en tanto en Morón lo hacían -en heterogénea mezcla- los gauchos y los aborígenes conduci­dos por el ex Director CARLOS MARÍA DE ALVEAR y el general chileno JOSÉ MIGUEL CARRERA. Nuestro evocado se vio repentinamente inmerso en la guerra intestina. Velozmente, como era su característica habitual, se puso en campaña, recibiendo refuerzos sureños de MARTIN RODRÍGUEZ, GREGORIO ARAOZ DE LAMADRID y, fundamentalmente, el joven y pujante estanciero Don JUAN MANUEL DE ROSAS.

En prin­cipio, los enemigos decidieron dividirse y ello los debilitó, facilitando así la tarea de DORREGO. Rápidamente, dio cuenta de ALVEAR y CARRERA en el en­cuentro de San Nicolás, el 1º de agosto de 1820 y del propio Don ESTANISLAO en Pavón, el día 12, lo que da idea de la celeridad y justeza de sus movimientos tácticos y de sus marchas.

Luego de dichas victorias en suelo bonaerense, buscó invadir Santa Fe para terminar con ESTANISLAO LÓPEZ. Donde DORREGO resultó derrotado teniendo que retroceder hasta los pagos de Areco ya en territorio bonaerense.

En Buenos Aires la Legislatura designó gobernador propietario a MARTIN RODRIGUEZ (26 de septiembre de 1820) y DORREGO hizo jurar a sus tropas obediencia al nuevo gobernador.

Eran los tiempos del Supremo Entrerriano FRANCISCO RAMÍREZ que luego de derrotar a Artigas en la batalla de Cambay promovió en éste ansías de predominio nacional. En tanto, los hombres de Buenos Aires habían tomado sus recaudos contra tales intenciones. Así apareció el Tratado de Benegas, un 24 de noviembre de 1820, entre Buenos Aires y Santa Fe, con la mediación de Córdoba. Que tenía un directo destinatario en su contra: FRAN­CISCO RAMÍREZ.

El Supremo entrerriano así lo entendió y comenzaron las hostilidades. Invadió Santa Fe, logrando inicialmente dos éxitos mientras esperaba la ayuda de la flotilla porteña que le había sido cedida en oportunidad de su enfrentamiento con Artigas. Los citados refuerzos esta vez fueron detenidos por los designios porteños y nunca llegaron, venciéndolo ESTANISLAO LÓPEZ ampliamente en Coronda, un 16 de mayo de 1821. Pasó entonces a Córdoba, suelo donde JUAN BAUTISTA BUSTOS lo derrotó completamente, primero en Cruz Alta -el 16 de junio de 1821 - y luego en San Francisco -el 10 de julio de 1821-. Intentó regresar a su tierra entrerriana por el Norte, mu­riendo en dicha empresa.

Solucionado el problema RAMÍREZ, quedaba a los go­bernantes porteños la del desarrollo de sus propios planes. Estos se acrecentaron al arribar de Europa BERNARDINO RIVADAVIA y asumir el Ministerio de Gobierno y las Relaciones Exteriores en el gabinete de MARTIN RODRÍGUEZ.

Se buscaba primero pacificar la convulsionada situación bonaerense, luego producir una administración reformista e innovadora en el mejor estilo europeo y por fin convocar a un Congreso Cons­tituyente a reunirse en Buenos Aires para integrar al país todo en el ejemplo porteño.

En el plano de las reformas rivadavianas se tuvo a la mira el sector religioso, concretándose así una REFOR­MA EN LA IGLESIA CATÓLICA ARGENTINA.

La resistencia a dicha reforma fue encabezada por el Doctor GREGORIO TAGLE.

DORREGO se presentó en el viejo Fuerte de Buenos Aires, por entonces sede gubernativa, para ofrecer sus servicios y su espada a la noble causa del orden común. Fue así que el propio ministro RIVADAVIA le encomendó el capitanear la sofocación del levantamiento. DORREGO cumplió a satisfacción plena, pues terminó con el levantamiento e inclu­so capturó al Doctor TAGLE. RIVADAVIA dio la orden de fusilarlo, la cual DORREGO no acató, dejándolo escapar.

En 1823 -tan sólo al año siguiente- fue elegido diputado a la Legislatura Bonaerense, al finalizar su mandato marchó al Alto Perú, donde conoció al Libertador SIMON BOLIVAR.

En Buenos Aires la Sala de Representantes eligió nuevo titular del Ejecutivo al General JUAN GREGORIO DE LAS HERAS. Su convocatoria a Congreso General se inspiró en estos términos: Servir a la Organización Nacional. El dictado de la Ley Fundamental confirmó tales miras. Pero pronto la ÉLITE RIVADAVIANA dominó en la Asamblea, y se arribó al dictado de una ley de creación del Poder Ejecutivo Nacional, siendo elegido RIVADAVIA como Presidente.

El nuevo mandatario comenzó con una Ley de Capi­talización que quitó al gobernador bonaerense la sede de su gobierno y parceló el restante territorio, para su ocupación por parte de los aborígenes.

El Congreso sancionó la Constitución de 1826, en cuya Sección Tercera se adoptaba la forma Representativa, Republicana, Consolidada en Unidad de Régimen. Los pueblos del Interior la rechazaron en forma generalizada , y se encendió nuevamente la llama de la guerra civil. El núcleo elitista utilizó las tropas nacionales, que estaban comprome­tidas en una lucha libertaria contra el Imperio esclavista del Brasil, para sofocar las reacciones intestinas.

Frente a todo este cuadro de situación, el círculo elitista se decidió por lograr la paz exterior a cualquier costo para repatriar las fuerzas de línea con el objeto de imponer "su civilización" a cañonazos en el Interior. Este es el origen de la misión que llevó a la Corte de Río de Janeiro al Doctor MANUEL JOSÉ GARCÍA.

El resultado fue una paz agraviante para la dignidad nacional: Un tratado que no se limitaba a restituir la Banda Oriental al enemigo, sino que también se obligaba a indemni­zarlo por las depredaciones sufridas en la guerra de corso llevada a cabo por nuestros navíos.

RIVADAVIA fue tenido por responsable último de esta situación y tuvo que renunciar. Acto seguido el Congreso dictó la Ley del 3 de julio de 1827 que establecía la designación de un Presidente de la República con carácter de Provisorio.

Dos días más tarde, el Congreso eligió Presidente Interino al Doctor Vicente López y Planes. Y el 12 de agosto de 1827 la Cámara de Representantes Bonae­renses eligió Gobernador Propietario a Manuel Dorrego.


 

CAPITULO IV - "EL ESTADISTA ENCLAVADO EN EL PORVENIR" (1827-1828)

 
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