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General: pARA LOS MEJORES HIJOS SALVADOREÑOS Y LATINOAMERICANOS .-
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 18/01/2012 14:04 |
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En 1930 regresa a El Salvador y funda junto a otros compañeros el PCS, partido que rápido se pone a la cabeza de los trabajadores y del pueblo que ha sufrido regímenes sucesivos de opresión.
farabundo Martí1983-1932 Nació en Teotepeque, La Libertad, Departamento de El Salvador, el 5 de mayo de 1893 y creció en las remotas montañas de la costa balsameras de ese lugar. Hijo de Pedro marti y Socorro Rodríguez. Sexto hijo de un total de 14.  marti...la familia vive en un ambiente agrícola. farabundo crece en medio de colonos y jornaleros. A sus 20 años, como estudiante ya se identificaba con la clase trabajadora. farabundo se bachillera en 1913 de un colegio salesiano, obteniendo el diploma de bachiller en ciencias y letras. Ingresa a la Universidad Nacional en la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Comenzó a jugar un rol activo en la lucha contra el régimen de Meléndez-Quiñónez a temprana edad. Por organizar un acto en apoyo a la Asociación de Estudiantes Unionistas, grupo guatemalteco que exigía el fin de la dictadura de Estrada Cabrera en ese país vecino es encarcelado en Zacatecoluca. En 1920 la Asociación de Estudiantes Universitarios pide la libertad de farabundo marti, Ese mismo año farabundo es deportado a Guatemala, al exilio por cinco años en donde continua sus estudios en la Universidad de San Carlos. Durante meses desaparecía de las aulas. Finalmente se le encontraba trabajando en una fabrica de cervezas, como peón en los ingenios de azúcar o como albañil, de esta manera logro experimentar en carne propia la explotación que sufría el pueblo. Martí aprende en este periodo gran parte de la lengua vernácula de las comunidades Quiche viviendo entre ellos. Sigue su formación y se identifica con los oprimidos y se une a la lucha de los Indios del Quiche. marti es denunciado por los patronos alemanes de las fincas de café (Guatemala) Por su actividad revolucionaria en Guatemala debe partir para México. En aquél país se unió a los trabajadores mexicanos para luchar contra la opresión capitalista. Luego regresa a Guatemala. En 1925, un grupo de estudiantes fundan en Guatemala el Partido Comunista Centroamericano, marti ocupa el cargo de secretario del exterior. Este partido fue disuelto en 1927. Martí es deportado a El Salvador, y de El Salvador a Nicaragua por ordenes del Presidente Alfonso Quiñonez. A los pocos días regresa clandestinamente a El Salvador a seguir organizando a los trabajadores. Ya desde 1925 hasta 1928 marti trabaja febrilmente junto a la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador. farabundo conocido bajo el pseudonimo de "El Negro" se gana nombre en los círculos de intelectuales. En 1928, marti viaja a New York para tomar contacto con la dirección central de la Liga Antiimperialista de las Americas que le encarga situarse en Nicaragua como su representante ante Sandino. En El Salvador lo nombran responsable de una Brigada que luchara junto a Sandino. Después de luchar en Nicaragua junto a Sandino, viajó a México donde se convirtió en el Líder Latinoamericano del Socorro Rojo Internacional. En 1930 regresa a El Salvador y funda junto a otros compañeros el PCS, partido que rápido se pone a la cabeza de los trabajadores y del pueblo que ha sufrido regímenes sucesivos de opresión. Fue deportado nuevamente a fines del 1930 y fue montado prisionero en la embarcación Venezuela con rumbo a Florida, pero con la solidaridad de los trabajadores de aquel lugar, farabundo se negó a desembarcar y fue traído nuevamente a El Salvador pero lo subieron en otro barco rumbo a Nicaragua. Ninguno de los gobiernos reaccionarios del área lo admitía en su país. En el Puerto de Corinto de Nicaragua se escapo de un bote y regreso de inmediato a El Salvador el 1 de febrero de 1931. A esa altura la lucha se había incrementado en El Salvador con huelgas y protestas en todo el país contra la opresión, persecución política, el desempleo, el hambre y la pobreza. La persecución, el arresto y la deportación era algo común. farabundo y otros líderes del PCS fueron arrestados en la insurrección general del 22 de enero de 1932. El 1 de febrero fue ejecutado por un escuadrón del ejército asesino y represivo. Artículo tomado de: Instituto de Ciencias Políticas y Administrativas "farabundo Martí"
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Schafik Jorge Hándal nació el 13 de octubre de 1930 en la ciudad de Usulután. En 1944, a los 13 años, inicia su lucha apoyando la "Huelga Nacional de Brazos Caídos" que derrocó al dictador Maximiliano Hernández Martínez, el 9 de mayo de ese año Al finalizar la primera etapa de la dictadura militar, la martinista, tras el golpe militar de diciembre de 1948, en la Universidad Nacional como estudiante de derecho participó en la lucha por la reforma universitaria y la consagración de la autonomía universitaria en la nueva Constitución de la República de 1950.

En 1951, con el aparecimiento público de la propaganda, la línea política del Partido Comunista de El Salvador, fue reprimido, capturado y expulsado del país. Vivió exiliado en Chile donde continuó sus estudios de derecho en la Universidad de Chile participando activamente en el movimiento estudiantil universitario y militando en el Partido Comunista de ese país.
En 1956, retornó al país. Su activa participación política le permitió asumir el cargo de Secretario General del Comité Departamental de San Salvador, del Partido Comunista de El Salvador (PCS). Ocupando ese cargo incidió en la formación de varias organizaciones que lucharon en contra de la dictadura militar y por la democratización del sistema político del país. En 1960, nuevamente fue apresado y exiliado a Guatemala.
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En octubre de 1960 participó en el Pleno del CC del PCS en el cual se decidió impulsar la lucha armada para la toma del poder, días después se produjo el Golpe de Estado contra el dictador José María Lemus abriéndose 3 meses de relativas libertades democráticas. El primero de enero de 1961 en Cuba participó activamente en la celebración del segundo aniversario de la Revolución Cubana. Ante ese acontecimiento el imperio realizó un nuevo Golpe de Estado en El Salvador el 25 de enero de 1961, dando así continuidad a la segunda etapa de la dictadura militar. Que culmino el 15 de Octubre de 1979.
Schafik participó directamente en la nueva reforma universitaria en el período 1963-1967 impulsada por el Rector de la UES el Dr. Fabio Castillo Figueroa, quien en 1967 fue candidato presidencial del Partido de Acción Revolucionaria (PAR nueva línea) cuyo Programa de Gobierno resumido en “5 soluciones para 5 grandes problemas” fue obra principalmente de Schafik.
Los resultados para el PAR nueva línea en esas elecciones presidenciales, fueron considerados por la derecha como una “amenaza comunista”, por ello, al día siguiente de las elecciones la legalidad del PAR fue anulada, decisión que la derecha repitió cuando Schafik, en 1970 encabezó la fundación y organización del Partido Revolucionario 9 de Mayo (PR-9M), cuya inscripción legal fue rechazada por la dictadura.
Como miembro de la dirección del PCS Schafik apoyó la fundación de la organización de maestros, ANDES 21 de Junio en 1965, la huelga de los trabajadores de ACERO S.A en abril de 1967 y las huelgas en solidaridad con aquella. Las grandes huelgas de maestros dirigidas por ANDES en 1968 y 1971 y el periodo de lucha de estudiantes y docentes de la UES en contra de la dictadura, que culminó con la intervención militar el 19 de julio de 1972 y acabó con la autonomía universitaria.
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6 Oct 2009 – San Salvador, El Salvador - Enero 15 / 2012. Biografia ... Breve esbozo biográfico del poeta Roque Dalton, el más importante y reconocido ...
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Martes, 06 de Octubre de 2009 23:58 |
Por Yeanny González Peña (*)
Llegó a Cuba con un pequeño país entre las manos
LA HABANA
- Hace 73 años nació un escritor salvadoreño cuya poesía se esparce por el continente latinoamericano, enérgica y anunciadora de que a estas tierras, ultrajadas durante más de 500 años, les ha llegado, por fin, el turno del ofendido: Roque Dalton. En un encuentro de artistas celebrado recientemente en El Salvador sobre la figura de Dalton, la poetisa española Aitana Alberti expresó que América Latina vive momentos de libertades y reivindicaciones acordes con el pensamiento de uno de los poetas revolucionarios más auténticos de la literatura en la región.
Nació el 14 de mayo de 1935 en la capital de la nación centroamericana. De madre salvadoreña y padre norteamericano, fue educado en un colegio jesuita hasta que en la universidad se involucró en las primeras acciones insurgentes contra el régimen dictatorial en su país.
Formó parte de una juventud inconforme y soñadora. Hombre de su tiempo que vibró al centro de sus circunstancias: una patria conmovida por la dictadura militar que se instauró allí desde 1931 hasta 1979.
Estudió derecho y antropología en las Universidades de El Salvador, Chile y México, pero desde muy joven se dedicó al periodismo y a la literatura, con la cual obtuvo diversos premios en certámenes nacionales y centroamericanos.
El amor y la política dominaron los hilos de su poesía, cuyas raíces provenían de Pablo Neruda, cantor de la geografía continental y de César Vallejo, conocido radiólogo del alma latinoamericana. “A nada temo sino a la cobardía / nada me hace llorar sino el amor”, decía.
Allí, en lo más recóndito de su obra, conviven también un humor y una ironía abonados con las corrientes surrealistas de Henri Michaux, Saint John Perse y André Breton. Sobre esa cualidad de su poesía el poeta uruguayo Mario Benedetti expresó: “en el caso de Roque Dalton, más que hablar de humor en poesía, habría que hablar de humor poético. Roque elabora poéticamente el humor; lo convierte en poesía antes de soltarlo sobre la página”.
Fue uno de los representantes más genuinos de la poesía conversacional, movimiento literario que alcanzó su auge en este continente al calor de los sucesos del Mayo Francés, Tlatelolco, Vietnam, Argelia, la Revolución Cubana y las dictaduras instauradas en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX.
A los 22 años de edad se afilió al Partido Comunista salvadoreño y en 1959 el gobierno militar lo encarceló por su militancia en esa organización.
Dos años después fue liberado y se exilió, primero en Guatemala, después en Cuba y más tarde en Checoslovaquia y la Unión Soviética.
Su paso por Cuba
Llegó a Cuba con un pequeño país entre las manos, del cual había conseguido huir luego de ser apresado por el gobierno salvadoreño en 1964, y fue aquí dónde escribió la mayor parte de su obra ensayística y poética: El mar (1962), El turno del ofendido (1962), Los testimonios (1964) y Taberna y otros lugares (1969).
Mía junto a los pájaros (San Salvador, 1957), La ventana en el rostro (México, 1961), Poemas (San Salvador, 1968) y Los pequeños Infiernos (Barcelona 1970), también forman parte de sus publicaciones.
En 1969, bajo el seudónimo de Farabundo, obtuvo el premio Casa de las Américas de poesía con su ópera-rock Taberna y otros lugares.
“Dos patrias tengo yo: / Cuba / y la mía”; decía el guerrillero arrimado a la lumbre de la atmósfera revolucionaria de la nación cubana de los años 60 y 70.
“Sobre nuestra moral poética” es el poema que quizás mejor describe al Dalton exiliado y convencido de que “la poesía no está hecha sólo de palabras”. “Ser poeta es una conducta moral”, expresaba, en su empeño de cambiar el destino de su pueblo.
“No confundir, somos poetas que escribimos/desde la clandestinidad en que vivimos./No somos, pues, cómodos e impunes anonimistas:/de cara estamos contra el enemigo/y cabalgamos muy cerca de él, en la misma pista.”
Dalton, profundo conocedor de los clásicos comunistas, organizó el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una de las más fuertes organizaciones guerrilleras de El Salvador.
Regresó desde La Habana a su país para integrar las filas del ERP. Allí cayó el 10 de mayo de 1975, cuatro días antes de cumplir 40 años, acribillado a balazos a manos de una facción disidente de esa organización clandestina a la que había ingresado para participar de la lucha armada.
Para entonces ya había expresado: "Usted sabe: me quedan algunos meses de vida. Los elegidos de los dioses seguimos estando a la izquierda del corazón. Debidamente condenados como herejes".
Según la poetisa española Aitana Alberti, Dalton era un ser angélico cuya vida tuvo que ser sacrificada en función de un ideal que es el de muchos en América.
“Pero qué va/los muertos son otros desde entonces./Hoy se ponen irónicos/preguntan./Me parece que caen en la cuenta/de ser cada vez más la mayoría!”, escribió en su poema “El descanso el guerrero”.
Años después, el principal responsable de la fracción del ERP que decidió su eliminación, Joaquín Villalobos, reconoció tarde, muy tarde ya, que su muerte había sido un error, “un trágico error llamado Roque Dalton”.
(*) Tomado de Prensa Latina/ 12 de junio de 2008
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Domingo, 27 de Septiembre de 2009 19:35 |
Pablo Jofré Leal (*)
Roque es el recuerdo de la sangre joven prodigada por salvadoreños e internacionalistas que lucharon por un Salvador más justo
SANTIAGO DE CHILE
- El día 14 de mayo de 1935, nace en San Salvador, capital de la República de El Salvador, uno de los más brillantes poetas y ensayistas latinoamericanos : Roque Dalton García. Comprometido con la lucha de su pueblo, vivió las penurias, alegrías y las contradicciones de una época que marcó igualmente su muerte, a manos de sus propios compañeros en la guerrilla, el día 10 de mayo de 1975.
Hace unos días, mi hijo mayor, que acaba de cumplir nueve años, demandó explicaciones respecto a su nombre. El por qué de el, de donde provenía tal manera de llamar a alguien. Por qué se llamaba Roque y no Juan por ejemplo. No tuve que hacer mucha memoria para recordar a un poeta y su vida, que llenaron mis horas por largas jornadas y que influenció esta elección a la hora de dar un nombre significativo a este hijo que hoy interrogaba por su patronímico. Roque Dalton García es el nombre del ejemplo. Un hombre al cual podemos perfectamente, asimilar la paráfrasis de su propio homenaje a la muerte del Che. Roque Dalton es: “la encarnación de los más puro y lo más hermoso que existe en el seno de esa actividad grandiosa que nos impone nuestra época: la lucha por la liberación de la humanidad; la profunda lección moral y política de su vida y de su muerte forma parte inapreciable del patrimonio revolucionario de todos lo pueblos del mundo, y cuya desaparición física es un hecho irreparable para el cual no debemos escatimar lágrimas de revolucionarios; la actitud fundamental a que nos obliga su actual inmortalidad histórica es hacernos verdaderamente dignos de su ejemplar sacrificio”
Un Hombre como Nosotros
“La poesía no se escribe con ideas, sino con palabras” declaraba, a fines del siglo XIX, el poeta francés Guillaume Mallarmé. Esta sentencia, errada en Latinoamérica, y supongo que en el resto del planeta, sobre para todo aquel que tenga como arma de combate la escritura contra las injusticias que se cometen, cae estrepitosamente ante la obra vital y literaria de poetas, narradores y todos aquellos hombres y mujeres que han hecho de la literatura el modo de expresar verdades, sentimientos, deseos, anhelos e igualmente fracasos. Uno de esos hombres: vital, vigoroso y tenaz fue Roque Dalton García, una de las figuras cimeras de la poesía Latinoamericana del siglo XX. Tan genial como desconocido, tan brillante como comprometido con las causas de justicia y libertad de su pueblo: El Salvador, país en el que nació el 14 de mayo de 1935. Hijo de un estadounidense afincado en esas tierras centroamericanas y una enfermera salvadoreña, estudió en un Colegio de jesuitas, que le entregó las armas de la disciplina y la constancia. A pesar de esa formación religiosa supo empaparse de la realidad trágica de su pueblo y abrevar su espíritu inquieto con letras de Neruda, Vallejos y los representantes de la escuela Surrealista. Los poetas franceses como Billón, Saint John Perse, Kafka, Salarrué y hasta Henry Miller allegaron agua a ese molino creativo, inquieto, pleno de un humor desbordante y de extremo rigor intelectual, como solía caracterizarlo el fallecido escritor argentino Julio Cortázar.
Roque Dalton se definía como uno de nosotros, sin más ni menos: “Yo como tú amo el amor, la vida, el dulce encanto de las cosas, el paisaje celeste de los días de enero. También mi sangre bulle y río por los ojos que han conocido el brote de las lágrimas. Creo que el mundo es bello, que la poesía es como el pan, de todos. Y que mis venas no terminan en mí, sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poseía de todos”. Poeta y revolucionario son dos conceptos que en Roque Dalton se conjugaron con perfecta armonía. Demostró, mediante su temática como escritor y en la vida práctica como intelectual comprometido con las causas justas de su pueblo y de Latinoamérica, que la verdad sí podía ser encerrada en palabras. Mediante la poseía, sostenía Dalton, era posible decirlo todo
“... Poesía, perdóname por haberte ayudado a comprender que no estás hecha sólo de palabras...”. “...agradecido te saludo poesía porque hoy al encontrarte (en la vida y en los libros) ya no eres sólo para el deslumbramiento, gran aderezo de la melancolía. Hoy también puedes mejorarme, ayudarme a servir, en esta larga y dura lucha del pueblo...” Para Roque Dalton el trabajo poético le permitía expresar su propia vida, de la que era testigo y coautor, su tiempo, los hombres, el medio que compartían con todas su interdependencias: “Camino para tal intento, desde el hecho, aparentemente simple de ser salvadoreño, o sea, parte de un pueblo latinoamericano que busca su felicidad luchando contra el imperialismo y la oligarquía criolla y que, por razones históricas bien concretas tiene una tradición cultural sumamente pobre. Tan pobre, que solamente en una debilísima medida la ha podido incorporar a esa lucha que reclama todas las armas”.
Un Poeta Revolucionario
Todo tipo de temas ocupó su mente. Sus letras, opiniones y acciones son expresión de diversidad basada en la riqueza en el uso del lenguaje, y el compromiso político que lo embargaba. Su riqueza oral y escrita se demostraba verbo a verbo, en una poesía de rompimiento con los moldes y usanzas de la época. Sus poemas son verdaderos edificios elaborados con insólitas relaciones, entre elementos disímiles en una lucha dialéctica de unión y lucha de contrarios. Viajó, al igual que su referente político y modelo de hombre: El Che, por gran parte de Latinoamérica. Vivió en Santiago de Chile, donde estudió la carrera de leyes y en México, donde se empapó de periodismo y tertulias literarias. A pesar de militancias, luchas, y avatares políticos su visión de la poesía era firme: “El poeta debe ser, fundamentalmente fiel con la poesía, con la belleza. Dentro del caudal de lo bello debe sumergir el contenido que su actitud ante la vida y los hombres le imponga como gran responsabilidad de convivencia, Y aquí no caben los subterfugios ni la inversión de los términos. El poeta es tal porque hace poesía, es decir, porque crea una obra bella. Mientras haga otra cosa será todo lo que quiera menos un poeta. Lo cual, por supuesto, no implica con respecto al poeta una privilegiada situación entre los hombres, sino tan sólo una exacta ubicación entre los mismos y una rigurosa limitación de sus actividades, que también sería eficaz en el caso de particularizar la calidad de los médicos, los carpinteros, los soldados o los criminales”.
“La ventana en el rostro” escrita en el año 1961 fue su primer libro, y en él están contenidos las características de lo que sería todo su trabajo futuro: Un lenguaje fulgurante y de ruptura, la voluntad conceptual y una estructura innovadora que empieza a abrirle paso en la gran camada de poetas, cuentistas, ensayista y novelistas que ha dado Latinoamérica en el siglo XX. Le siguió “El Turno del Ofendido”, donde comienza a perfilarse con mayor nitidez su poesía plena de ironía y crítica no sólo frente a otros poetas, sobre todo los adoradores del soneto, que para Dalton significaba, en ese momento “una poesía conservadora, anacrónica y no sólo por el formalismo esencial que el sonetismo conlleva, sino porque los problemas de la vida actual no caben en vasos tan puros y estrechos” (Carta de Roque Dalton a los autores de la Revista “De aquí en adelante”. En el Poema “Canto a Nuestra Posición” dedicado a su amigo y compañero Otto René Castillo, expresa su crítica afilada a esos llamados de hacer florecer todo en el poema ya que el hombre parecía ser un pequeño dios: “...¿Cómo pudisteis cantar infamemente a las abstractas rosas y a la luna bruñida, cuando se caminaba paralelamente al litoral del hambre y se sentía el alma sepultada bajo un volcán de látigos y cárceles, de patrones borrachos y gangrenas y obscuros desperdicios de vida sin estrellas?...Ay poetas que os olvidasteis del hombre, que os olvidasteis de lo que duelen los calcetines rotos, que os olvidasteis del final de los meses de los inquilinos, que os olvidasteis del proletario que se quedó en una esquina con un bostezo eterno inacabado, lleno de balas y sin sangre, lleno de hormigas y definitivamente sin pan... ay poetas ¡como duelen vuestras estaturas inútiles!.”
Estudió e investigó con rigurosidad y con originalidad la historia de El Salvador a través de la publicación de un libro de testimonio fundamental, para el estudio de los acontecimientos relacionados con las luchas obreras y campesinas en El Salvador: “Miguel Mármol: la insurrección en El Salvador: año 1932”” donde a través de la historia de este personaje real se da cuenta de la represión al levantamiento campesino y que ocasionó 20.000 muertos en apenas tres meses. Su quehacer literario lo colocó al servicio de su pueblo y cuando este reclamó su presencia en esa Inmensa estepa verde que son las montañas de Morazán, y ellas se convirtieron en su hogar no dudo un minuto en convertirlas en una nueva trinchera de palabras y balas. Morazán se convirtió en el último centro de su creación, no sólo de dardopalabras maravillosas lanzadas al centro de la injusticia, golpes de ideas, de agudezas sustantivas, verbales y adjetivas, bofetadas de realidad, sino también de plasmación de ese hombre nuevo, que años atrás, en montañas de la sierra boliviana se empezó a visualizar en forma de pájaro de fuego llamado Ernesto. Morazán sería su escalón más alto en la vida de un revolucionario, su vida plena pero también su muerte, tan brutal como absurda a manos de una fracción de la organización guerrillera en la cual militaba, en el trágico 14 de mayo del año 1975.
Este hombre, bajo en estatura pero gigante como poeta y rebelde en una conjugación práctica y , estaba convencido que una de las vías fundamentales, posibles de transformar al intelectual en intelectual revolucionario era la acción social. Una práctica que le daba temor, tan presente junto al miedo y la pérdida de la inocencia en cada uno de sus poemas: “27 años: Es una cosa seria tener veintisiete años, en realidad es una de las cosas más serias. En derredor se mueren los amigos de la infancia ahogada y empieza a dudar uno de su inmortalidad”. Esa praxis social debía hacerse en el seno de la lucha de los pueblos que llevan a cabo su combate por dejar sólo de sobrevivir y llegar a conocer lo que es vivir como un verdadero ser humano. Su paso por Cuba, donde dejó a sus dos hijos, para dedicarse a la lucha guerrillera le dio la formación necesaria, no sólo desde el punto de vista político sino que literario y de reconocimiento expresado en su Premio Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1969, por su poemario “Taberna y Otros Lugares”.
Este libro de poemas es la expresión de lo que fue Roque Dalton, un insurrecto permanente, un visionario, un hombre dotado de gran sutileza. En plena efervencia pre- Primavera de Praga en el año 1968, Roque Dalton solía visitar las viejas tabernas del centro de la capital de la ex Checoslovaquia, después de su trabajo en la Revista Internacional, que reunía la crema y nata de los ideólogos comunistas de ese entonces. En esas visitas llenas de espumosos brebajes, Roque, armado de una vieja máquina grabadora se deleitaba escuchando las conversaciones de estudiantes, obreros y soldados. De ese trabajo salió Taberna y Otros Lugares, pero también el convencimiento que el socialismo, en aquellos grises países de Europa del Este no eran el modelo natural de esa visión de mundo, que tarde o temprano reventaría por sus propias contradicciones, y que Latinoamérica no debía trasladar mecánicamente las experiencias políticas allende el Atlántico.
El Gran Habitante del Pequeño Pulgarcito
Uno de sus hijos, Juan José Dalton lo describe como un tipo genial, poseedor de sentido del humor inigualable, un hombre que sabía esconder las tristezas bajo una permanente sonrisa y con una decisión inquebrantable. Así, cuenta Juan José: “En la Habana teníamos un vecino que se llamaba Fernando Martínez, era un experto en marxismo-leninismo. Como en su casa se había roto el refrigerador, mi papá le guardaba la carne y le pollo a cambio de clases de materialismo. Cuenta Fernando que en una de esas calurosas tardes de 1972, había salido a la verja de su casa. Bajando por la calle J, del Vedado (donde aún está nuestra casa en La Habana), venía rodando mi padre. El poste de la esquina lo detuvo. Fernando se le acercó. “¿Roque, que te pasa chico? Mira como vienes...” “No voy a seguir bebiendo Fernando, porque si no, no voy a poder ser guerrillero”, le contestó a modo de autocrítica. “Efectivamente, nunca más lo volví a ver tomado... Fue la última vez. Nunca creí que esa la despedida”, me contó aquel cubano”. Era la última vez pues su próximo paso era integrarse a las fuerzas guerrilleras que actuaban en El Salvador.
Roque era también un escritor del más íntimo lirismo, capaz de expresar los dolores que llegaban del testimonio práctico de las heridas de su pequeño pulgarcito, como una vez definió la poetisa chilena Gabriela Mistral a El Salvador. Sus letras venían del pueblo, de la herida vallejiana que carcomía la vida de ese Salvador suplicante de ser salvado. Nos legó la policromía de su estilo, la riqueza y vivacidad de su prosa refulgente y dinámica, la belleza de sus ideas y lenguaje. Nos dejó un arma defensiva a la cual recurrir, cuando los significados y significantes nos amenazan con evadir sus responsabilidades. Sus escritos no marcharon nunca al margen de la hoy tan vilipendiada lucha de clases pero, esa contradicción vital era transmitida en forma tan sugerente y pedagógica, tan finamente irónica y genial, que podía enseñar más con el corazón que con manuales, con su experiencia más que con citas de sesudos personajes. Roque, a su manera, mostró el escalón más alto del ser humano, para llegar a tener los derechos nunca alcanzados de su pueblo: “El escritor y el artista latinoamericano promedio, lucha en distintos niveles contra el régimen que lo discrimina, lo humilla y lo persigue; y más, que el poeta y el escritor, es el subversivo, el perseguido, el preso, el torturado. Y comienza a ser el asesinado junto a miles de su pueblo, y el que combate con las armas en la mano, en consecuencia los nombres de Javier Heraud, Edgardo Tello, Otto René Castillo encabezan la lista.
”Su pequeña amada patria era un tema constante en sus letras. Mezclaba en ello la rabia y la ternura, el amor y el odio más profundo. Mientras su madurez biológica avanzaba inexorable, su florecimiento intelectual, nutrido en tierras latinoamericanas y europeas, desbordaba los cauces poéticos conocidos hasta la época. Su amor por ese pedazo de tierra de 20.000 kilómetros cuadrados, no tenía los límites señalados en mapas y acuerdos políticos, pero se había transformado, con el paso de los años y el exilio, en un dolor que laceraba todo su ser, y lo convencía que la redención de su Salvador, pasaba por liberarlo de todo aquello que roía su existencia. Roque estaba convencido, que la libertad de su diminuta tierra era parte de la construcción de múltiples patrias dispersas por la mestiza Latinoamérica. La edificación de un verdadero Nuevo Mundo, con hombres nuevos era considerada por Roque Dalton como un camino plagado de dificultades, una senda difícil, dura y terrible, que necesitaba de inéditos y más penetrantes dolores para lograr erradicar su enajenación: “Necesitas bofetones, electro-Shocks, Psicoanálisis, para que despertés a tu verdadera personalidad... habrá que meterte a la cama, a pan de dinamita y agua, lavativas de cóctel molotov cada quince minutos, y luego nos iremos a la guerra de verdad, todos juntos, novia encarnizada, mamá que parás el pelo”
Ser Fuerte sin perder la Ternura
Roque fue también periodista, de aquel que desolla, que enseña y no hace de la lisonja el pan de cada día. Se alejó y burló del dogmatismo obnubilante, verdadero opio del deseo y práctica de cambios. Los esquemas incuestionables, hayan sido políticos o literarios no eran su alimento. No existía disyuntiva entre su creación artística y su actividad política, entre versos y reforma agraria, entre ensayos literarios y prácticas guerreras ¿Su máxima? La duda, siempre la duda en lugar del dogma que adormece. La crítica que construye en lugar del acatamiento incondicional. El aprendizaje de esto fue un proceso doloroso: “Mi actitdu ante el contenido ideológico y la trascenedencia social de la obra poética está determinada fundamentalmente por dos hechos extremos: el de mi larga y profunda formación burguesa y el de la militancia revolucionaria que mantengo desde algunos años. La práctica en las filas del partido ha organizado mi preocupación e siempre por los problemas de la gente que me rodea, del pueblo, en último grado y ha ubicado con exactitud ante mi atención, las responsabilidades fundamentales a las cuales deberse, así como a la forma concreta de realizar esos deberes a lo largo de la vida. Pero los largos años en el Colegio Jesuita, el desarrollo de mi primera juventud en el seno de la chata burguesía salvadoreña, el apegamiento a formas de vida irresponsables, alejadas con santo horror del sacrificio o de los problemas esenciales de la época, han dejado en mí sus marcas, las cicatrices que aún ahora duelen”.
Estas palabras escritas en su Ensayo “Poesía y Militancia en América Latina” son ese ejemplo de autocrítica que animaba a Roque Dalton y que resumen esa vida plagada de contradicciones pero siempre honesta. El destino con la revolución marcó su existencia, era un indiscutible compromiso de pareja. En un mundo como el que se nos presenta en este nuevo milenio requiere de nuevos honores, de nuevas formas de enfocar los cambios necesarios para los pueblos subdesarrollados, pero igualmente se necesita de un conciencia de revolucionarios, de poetas como Roque que si la muerte no lo tuviese en su seno, seguiría convocando a esta generación de móviles y globalización en la necesidad de ser revolucionarios hoy, en la época dura, la única que da posibilidades de ser sujeto de epopeyas: “Ser revolucionario cuando la revolución ha eliminado a sus enemigos y se ha consolidado en todos los sentidos puede ser, sin lugar a dudas, más o menos glorioso y heroico. Pero serlo, cuando la calidad de revolucionario se suele premiar con la muerte es lo verdaderamente digno de la poesía. El poeta entonces la poesía de su generación y la entrega a la historia”. Roque Dalton García entregó su poesía a toda una generación de latinoamericanos que a 27 años de su asesinato, tan brutal como absurda a manos de un grupo de dogmáticos que jamás conocieron al verdadero Roque, camuflado bajo el nombre de Julio Delfus Marín en las montañas de Morazán. Quienes lo asesinaron jamás le perdonaron su humor, su desparpajo ante las más insólitas situaciones, su imaginación llena de optimismo por el mejoramiento humano.
El poeta Nicaragüense Julio Valle al saber sobre la muerte de su amigo dijo a su hijo Juan José “Mirá hermano, quienes mataron a Roque no tenían humor” una ingeniosidad tan permanente y vital que hizo exclamar a Eduardo Galeano que Roque era capaz de hacer reír hasta las piedras. Capaz de sacar sonrisas, pero recordarnos sobre el sufrimiento de sus hermanos en el Poema de Amor: “Los que ampliaron el Canal de Panamá (y fueron clasificados como “silver roll” y no como “gold roll”) los que repararon la flota del pacífico en las bases de California, los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras, Nicaragua, por ladrones, contrabandistas, por estafadores, por hambrientos... los sembradores de maíz en plena selva extranjera, los reyes de las páginas rojas, los que nunca sabe nadie de dónde son, los mejores artesanos del mundo, los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera, los que murieron de paludismo o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla en el infierno de la bananeras, los que lloraron borrachos por el himno nacional, los arrimados, los mendigos, los marihuaneros, los guanacos hijos de la gran puta... los eternos indocumentados, los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, los primeros en sacar el cuchillo, los tristes más tristes del mundo, mis compatriotas, mis hermanos”
Roque Dalton murió, y ahora que El Salvador luego de muchos años de guerra civil empezó una nueva y enigmática caminata por inéditos derroteros, es imperativo recordar a aquellos, que regaron con su fresquísima sangre el camino que hoy transitan otros nuevos hombres. Él murió, pero está encarnado en muchas vidas, que encuentran en su ejemplo, la luz que guía y alecciona. Ha resucitado en este nuevo El Salvador, tal vez un poco mejor que aquel sangrante país que conoció sus pasos terrenos. Roque Dalton, hombre pequeñito de estatura pero gigante y feroz con la pluma y el fusil está riendo, y lo hace henchido de placer a pesar de las masacres y las lágrimas jamás recuperadas. Roque es el recuerdo de la sangre joven prodigada por salvadoreños e internacionalistas que lucharon por un Salvador más justo, que entregaron sus vidas por una causa que no importaba tener como norte la muerte si de verdad se moría entre pájaros y árboles, como decía el poeta Javier Heraud. Roque ha triunfado y pronto será: Parques infantiles, escuelas, hospitales, será nuevos poemas por venir, un continente reidor y feliz por tener en su vientre a millones de nuevos Roques por nacer.
(*) Periodista y Escritor Chileno (Publicado en Rebelión, 23 de junio de 2003).
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Martes, 15 de Septiembre de 2009 14:30 |
Por Magdalena Flores Breve esbozo biográfico del poeta Roque Dalton, el más importante y reconocido nacional e internacionalmente
SAN SALVADOR– Roque Dalton García, es considerado por la crítica literaria tanto nacional como internacional, como el más prominente de los poetas salvadoreños. Nacido el 14 de mayo de 1935 en la ciudad capital de San Salvador, El Salvador, Roque Dalton es un referente innegable en la historia, no solo del país que le vio nacer, sino de Latinoamérica.
Sus padres fueron la enfermera salvadoreña María Josefa García y el estadounidense Winnall Dalton. El considerado como uno de los más revolucionarios de los poetas salvadoreños fue educado en el colegio de padres jesuitas “Externado de San José”. Roque contrajo matrimonio con Aída Cañas en 1955, cuando apenas tenía 19 años de edad. Con Aída procreó tres hijos: Roque Antonio, Juan José y Jorge.
A pesar de que era un hombre inteligente y con un talento incomparable, nunca culminó ninguna de las carreras universitarias que emprendió. Roque estudio Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Antropología en universidades de El Salvador, Chile y México.
Desde muy joven incursionó en el mundo literario y periodístico, y como todo buen escritor tenía sus fuentes de inspiración. Según su hijo menor, Jorge Dalton, las mujeres y las bebidas fueron algunos de los elementos que inspiraron a su padre, pero también la nostalgia de estar tan lejos de su país amado, cuando estaba en el exilio.
Roque fue apresado, exiliado y condenado a muerte en varias ocasiones, pero siempre logró salvarse. Algunos de los casos más conocidos son cuando se libró de ser ejecutado en 1960, debido a que el presidente de esa época, José María Lemus, fue derrocado cuatro días antes de su ejecución. Luego en 1964 logra salir ileso de otra condena a muerte gracias a un terremoto que agrietó las paredes del presidio en el cual se encontraba, en Cojutepeque, ubicado en el departamento central de Cuscatlán, y le permitió huir.
Dalton estuvo exiliado en países como México, Checoslovaquia, Guatemala y Cuba. Realizó viajes por sur América, Europa, Corea y Vietnam, pero a pesar de eso nunca cortó su relación con su país, ya que sus propios escritos evidencian ese vínculo que siempre estuvo presente.
El intelectual y el poeta
Roque Dalton fue y sigue siendo una fuente de inspiración para muchos escritores nacionales y latinoamericanos. En 1956, Roque, junto a otros escritores, fundó el Círculo Literario Universitario. Eran escritores de izquierda que a través de sus actividades resaltaban su compromiso social, fueron catalogados como la “Generación Comprometida”, los que sirvieron de guías para generaciones posteriores.
Obtuvo diversos galardones por sus escritos, en tres ocasiones ganó el Premio Centroamericano de Poesía, otorgado por la Universidad de El Salvador. Por su libro “Taberna y otros lugares”, el más conocido y para la mayoría de los críticos el mejor de sus textos, ganó el Premio Casa de las Américas (Cuba), en 1969, entre muchos más reconocimientos.
En 1956, cuando logró su primer Premio Centroamericano de poesía, público sus primeros poemas en la revista Hoja – Amigos de la Cultura, San Salvador- y en periódico local “Diario Latino”, en la actualidad “Diario Co Latino”.
El destacado poeta y escritor salvadoreño, Luis Alvarenga, sostiene en uno de sus artículos sobre Dalton, que él no sólo fue un artista que cultivó la poesía, el periodismo, la narrativa, el ensayo y el teatro, sino que también fue el intelectual que estuvo abierto a los problemas sociales y políticos de su tiempo.
Al mismo tiempo indica que el trabajo intelectual de Roque “está sustentado por un proyecto político de país”, debido a que él aparece “actuando en política, en vez de dejar esto en manos de los supuestos profesionales”.
Según Alvarenga, Roque fue “revolucionario de la literatura, porque revoluciona el fundamento del lenguaje: la palabra”. “Dalton cuestiona radicalmente el concepto existente de la palabra”.
“La tensión, o el desgarramiento entre la palabra y la vida, es lo que lo hizo crecer como intelectual. Por ello, su obra está animada por una voluntad de transformar, a través de la palabra, a su país”, enfatiza Alvarenga.
“La palabra deja de ser una simple explicación de la historia y busca rehacer la historia. Aquí es donde comienza el camino de Roque Dalton”, enmarca Alvarenga en su escrito titulado “Roque Dalton, intelectual integral, palabra integral”. (Consúltelo en la siguiente dirección http://www.rebelion.org/noticia.php?id=33060)
Por su parte, el poeta Uruguayo, Mario Benedetti, en el prólogo del libro de Roque “La ventana en el rostro”, hace un análisis del trabajo de Dalton en torno a su poesía.
“Dalton elabora poéticamente el humor; lo convierte en poesía antes de soltarlo sobre la página”. “Aún reconociendo la puntería humorística de Roque hay que señalar que no todo su humor es festejable. A veces nos propina un fustazo de ironía y la sorpresa no nos deja espacio para la risa”, sostiene Benedetti.
También considera que Roque contiene poemas creados a partir de un humor de una verdad estricta, logrando así que la viñeta humorística se convierta en “toda una síntesis histórica”.
Según Benedetti, un claro ejemplo es el poema “El general Martínez”, del cual destaca los siguientes versos: “Dicen que fue un buen Presidente / porque repartió casas baratas / a los sobrevivientes”.
“A veces el humor de Roque no apela a la ironía, sino a la mera alegría de vivir, pero curiosamente se advierte en tales ocasiones un sabor surrealista” “Ahora bien, si sólo nos detenemos en el humor poético de Roque, corremos el riesgo de dar una imagen superficial de su actitud ante la vida. El humor es en su obra un estupendo fijador de ideas, no son jocosas sino rigurosas e inquebrantables, profundas y arraigadas en su conciencia y por ende en su vida y en su poesía”, afirma Benedetti.
Asimismo considera que Roque tiene una “actitud de amor/odio que impregna su poesía de una inagotable movilidad dialéctica”. “La idea básica de Roque es que en El Salvador existe una injusticia consolidada, y en su versos va dejando incuestionables signos del estado de ánimo a que lo lleva esa comprobación”.
Un claro ejemplo de ello es el poema “El alma nacional”, a continuación versos de dicho poema: Patria dispersa: caes / como una pastillita de veneno en mis horas. / ¿Quién eres tú, poblada de amos, / como la perra que se rasca junto a los mismos árboles / que mea? ¿Quién soportó tus símbolos, / tus gestos de doncella con olor a caoba, / sabiéndote arrasada por la baba del crápula? / ¿A quién no tienes harto con tu diminutez?
“Sin embargo, en el fondo de todo ese sarcasmo hay un imborrable trazo de amor. El poeta ridiculiza al falso país en que se ha convertido su país verdadero, pero sigue amando y añorando a éste”. Benedetti fundamenta dicho argumento citando algunos versos del poema “Temores” de Roque. País mío vení / papaíto país a solas con tu sol / todo el frío del mundo me ha tocado a mí/ y tu sudando amor amor amor.
De acuerdo con Benedetti, Roque logra sus mejores poemas eróticos hasta que los desvincula de la política, la revolución o la lucha de clases, “y se concentra en la mujer, casi diría en el cuerpo de la mujer, y mejor aún en su incanjeable desnudez. Pero no se deduzca de ello que el poeta se queda en una relación meramente carnal. Lo que sucede es que, sólo a través del cuerpo al natural, puede tocar la desnudez del alma, también al natural”.
“En los poemas amorosos de Roque tienen su parte seducción sexual, el embeleso del tacto, pero también hay gracia, goce espiritual, sensibilidad correspondida”, considera Benedetti.
Al mismo tiempo que añade “Un hombre como Roque, que había hecho de la alegría una de su fructíferas reservas de vida, no podía aterrorizarse ante la inevitabilidad de la muerte. Pero tampoco podía obviarla, fingir que no existía, por el contrario, la asume”. Esto se evidencia en su poema “El descanso del guerrero”, concluye Benedetti– usted puede leer el prologo completo en el libro de Roque titulado “La ventana en el Rostro”.
Roque el revolucionario
“Mi padre fue uno de los primeros jóvenes que se fueron a entrenar militarmente a Cuba a principios de los años 60, con el fin de armar aquí una guerrilla para luchar contra la dictadura”. “Abrazó, después de la revolución cubana, las ideas de la necesidad de la lucha armada para combatir las dictaduras en América Latina”, sostiene su hijo Juan José Dalton.
En El Salvador siempre imperaron las dictaduras militares, fue hasta después de los Acuerdos de Paz (1992) que comenzaron a darse los primeros pasos democráticos, por lo que “mi papá luchó contra la dictadura en El Salvador”.
De acuerdo con Juan José Dalton la última vez que su padre estuvo preso fue cuando escapó de la cárcel de Cojutepeque. “Entonces tuvo que irse al exilio, primero nos fuimos a vivir a Praga y después a Cuba, y estando en el exilio mi padre toma contacto con intelectuales revolucionarios de América Latina, uruguayos, chilenos, nicaragüenses, guatemaltecos, que también abrazaban las ideas de la lucha armada”.
Su incorporación al ERP
Para nadie era un secreto los ideales políticos y sociales del controversial poeta Roque Dalton, pero es hasta 1973 que decide enrolarse en las fuerzas contrainsurgentes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de El Salvador.
“¿Por qué se vincula con el ERP?, nosotros todavía no lo tenemos muy claro, pero lo cierto es que yo creo que fueron los líderes del ERP que hicieron contacto con él para que se fuera a esa organización”.
“Tengo entendido que mi padre en 1971 ó 1972 tuvo una reunión en Chile con el Doctor Fabio Castillo, quien en ese momento era como un ideólogo de las luchas, él según entiendo, le llevó el mensaje del ERP a mi papá”. Roque para enrolarse en la filas del ERP entró clandestinamente a El Salvador en 1973 con el nombre de Julio Dreyfus.
“Mi padre no era un cuadro militar, pero si era un hombre que tenía una gran capacidad política, por su nivel intelectual y también por su nivel de conocimiento de los procesos de los países que le había tocado vivir; por ejemplo, el proceso en Cuba, la relación que tenía con los demás líderes revolucionarios de otros países”. “Conoció la realidad en Asia, como China, Vietnam, Corea, entonces todo eso era lo que el transmitió a los dirigentes de la guerrilla inicial”.
“Hasta ahora lo que hemos sabido es que mi padre tenía una intensa labor en la preparación política de los dirigentes de la guerrilla tanto de los que estaban al mando de las acciones militares como de los cuadros políticos, y también estuvo en la preparación de lo que eran lineamientos y estrategias políticas, muchas de esas cosas están escritas en documentos de lo que fue el moviendo guerrillero en su etapa inicial”, enmarcó Juan José Dalton.
La traición de Judas Iscariote
Efectivamente Roque recibió una muerte cruel, pero no por las autoridades gubernamentales de ese entonces que tanto lo perseguían, sino por sus mismos compañeros de lucha.
El 10 de mayo de 1975 sus propios compañeros del ERP lo asesinaron, tras someterlo a un juicio, que como los propios protagonistas han descrito, fue toda una patraña para ejecutarlo.
Se cree que fue asesinado en el Barrio Santa Antia, al sur de San Salvador, o que probablemente fue en El Playón, un lugar de lava seca del volcán de la capital salvadoreña.
Ninguno de sus asesinos ha sido condenado. Después de los Acuerdos de Paz (1992) se conoció que Joaquín Villalobos, ex comandante guerrillero, quien actualmente vive en el exterior, dirigió su homicidio. También en el crimen fueron implicados los guerrilleros Jorge Meléndez (actualmente concejal de la alcaldía de San Salvador), Vladimir Rogel (ya fallecido) y Alejandro Rivas Miras.
Treinta y tres años han pasado del asesinato de Roque Dalton. Los nombres de sus verdugos y asesinos a veces alumbran cuando se piensa y habla de Roque Dalton. Su trabajo literario e intelectual aún sigue con vitalidad conjugando las paradojas y contradicciones de los salvadoreños. Fueron proféticas sus palabras cuando en aquel diciembre de 1961 escribiera en México: “(…) Creo que mis hermanos deberían amarme por sobre tanta cicatriz. Su amor me sea propicio. Su amor me salve siempre. Así sea. Así…
Algunas de sus obras poéticas y narrativas
Mía junto a los pájaros (San Salvador, 1957) La ventana en el rostro (México, 1961) El mar (La Habana, 1962) El turno del ofendido (La Habana, 1962) Los testimonios (La Habana 1964) Poemas (San Salvador, 1968) Taberna y otros lugares (La Habana 1969) Los pequeños Infiernos (Barcelona 1970)
César Vallejo (La Habana 1963) El intelectual y la sociedad (1969) ¿Revolución en la revolución? y la crítica de la derecha (La Habana 1970) Miguel Mármol y los sucesos de 1932 en El Salvador (1972) Las historias prohibidas del pulgarcito (México, 1974).
(Publicado en Suplemento Cultural ContraPunto-Mayo 2008)
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