Las mujeres judías actúan, influyen, aconsejan y nos dan la vida
Hemos sido testigos, como vecinos de los países musulmanes a los que el integrismo religioso conduce, que Israel en sólo 63 años de existencia (63 años bajo ataques, agresiones y amenazas de exterminio) ha logrado lo que muchos países con más historia, recursos y sin la carga de la constante preocupación por la seguridad no han siquiera atisbado.
Israel se ha convertido en un país líder en innovación y desarrollo, ha dado 10 premios Nobel, ni más ni menos.
Ha convertido un desierto en un vergel. Ha dado lugar a una de las Cortes Supremas más sobresalientes del mundo jurídico. Y ahora un grupo de personas que, más allá de la observancia Halájica, da la impresión de que están adoptando costumbres que nada tienen que ver con el judaísmo, con los valores de integración y ética por los cuales tantas mujeres y hombres lucharon codo a codo durante siglos. Este minúsculo grupo de hombres amenaza todo aquello que significa Israel. Y no sólo eso, sino todo aquello en que fuimos educados los judíos de la Diáspora, que nos alegramos de la posibilidad de retornar a nuestra tierra y amamos el Estado que allí se ha construido.
¿Alguien se imagina a una pequeña Golda Meir segregada; imposibilitada de llegar a ser primer ministro? Hubiese significado un inmenso empobrecimiento político e intelectual, no sólo para Israel o para los judíos, sino para el mundo entero. Las mujeres, en el judaísmo, han ocupado una posición privilegiada en el plano científico y humanístico.
O la propia Henrietta Szold, líder y fundadora de la organización femenina Hadaza, en 1942 co-fundó el Ihud, un partido político en el Mandato Británico de Palestina que abogaba por una salida binacional. En la actualidad, una gran mujer se encuentra como presidenta de la Suprema Corte, Dorit Beinish, y hemos tenido a Miriam Ben Porat como contralor general.La pobreza intelectual y ética a las que nos conduciría este minúsculo grupo, sería imperdonable.
nombrar a las Premios Nobel de Literatura como Nelly Zacks y la sud-africana Nadine Gordimer; en Eretz Israel, Rajel, Dvora Barón, Zelda, Lea Goldberg, Dalia Ravicovich y muchas otras, como la gran Naomi Shemer, poetisa y cantante israelí.Una debilidad personal: Simone Weil, de cuya obra T. S. Elliot dijo que pertenecía a ese género de “prolegómenos de la política, libros que los políticos rara vez leen, y que tampoco podrían comprender y aplicar-”. Además consideraba que debían ser leídos por los jóvenes antes de que las propagandas políticas anularan su capacidad de pensamiento.
En el caso de las ciencias, y para no abundar: la italiana Rita Levi Montalcini recibió el premio Nobel de medicina en 1986. Ada Yonath, por su parte, fue galardonada con el Premio Nobel en Química en 2010. Dra. Rosalyn Sussman Yalow (norteamericana), galardonada con el Nobel en Fisiología y Medicina en 1977.
Pero no sólo en la modernidad, en el mundo bíblico la mujer está siempre presente: desde la Madre de la Humanidad, Eva, que indujo a Adán a comer el fruto prohibido, pasando por las cuatro Madres del pueblo judío -Sara, Rebeca, Lea y Raquel-, la poetisa, cantante y profetisa Miriam, las profetisas y juezas Devora y Hulda, la madre del profeta Samuel, las esposas de reyes como Mijal y Bat Sheva, la heroica Yehudit, y tantísimas que han poblado y pueblan nuestra historia y afectos, como Esther, que nos salvó en Persia gracias a su diplomacia. Y por supuesto, la amada poetisa del Cantar de los Cantares.
Este nuevo movimiento se aleja, en definitiva del Tanaj, de la igualdad de la mujer judía, y de sus los roles que allí aparecen reflejados. Es lo que suele suceder con el fanatismo: que reinterpreta las tradiciones según sus fobias.
Desviarse hacia prácticas que no forman parte de nuestra tradición, que sólo conducen al oscurantismo, es un favor que se les hace a aquellos que buscan la menor grieta por la que colar su odio. Israel no debe traicionar su esencia, debe dar los pasos contundentes para no desmembrarse socialmente, y porque es el sueño hecho realidad de tantos hombres y mujeres a los que les ha costado la vida.
*Con la colaboración y consejos de Irit Green y Mercedes Bendahan (y a ellas dedicado)