Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
¡ Feliz Cumpleaños cuerva84 !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 Conociendo Cuba 
 CANCION L..A 
 FIDEL CASTRO.. 
 Fotos de FIDEL 
 Los participantes más activos 
 PROCLAMA AL PUEBLO DE CUBA 
 
 
  Herramientas
 
General: Eduardo Galeano: La voz de la mano con que escribe
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Marthola  (Mensaje original) Enviado: 21/01/2012 22:20
Eduardo Galeano: La voz de la mano con que escribe
.
.
.
.

Fotos: Omara Mederos

Nunca había vivenciado modo tan terrenal de presenciar una lectura como la de este martes. Y quizás justo por estar literalmente a ras de tierra, sentada en el suelo, apretada junto a otros y escoltada por zapatos de los más diversos modelos y números, fue que sentí en una dimensión nueva las angustias y el apego de ese hombre inmenso que es Eduardo Galeano a los sinsabores y sabores de esta América nuestra.

 

El contexto fue el salón Che Guevara, de la sempiterna Casa de las Américas, a la que el uruguayo agradeció especialmente “el calor humano que mi Casa,la Casade las Américas, me ha brindado siempre”. Eran cientos los congregados, también estaba repletala Sala Manuel Galich -donde en tiempo real transmitirían el audio-,  y otros tantos los que no tuvieron la suerte en ninguno de los dos salones y aguardaban en las afueras dela Casapara escucharlo por los altavoces allí situados.

 

No obstante lo multitudinario de la concurrencia, cuando Galeano, presentado por Retamar, pronunció las primeras palabras ante el micrófono, solo se oían, como picoteo de palomas, los obturadores de las cámaras. Fue un silencio de reverencia y aplausos el que acompañó al orador durante las cerca de dos horas en que dio lectura a breves relatos de su libro inédito “Los hijos de los días”, y también del libro “Espejos. Una historia casi universal”.

.

Galeano agradeció a la institución el haberle concedido el premio de narrativa José María Arguedas 2011 por “Espejos

 

Ese fue el encuentro de este multipremiado autor con el pueblo cubano, antes de que el jurado del Premio Casa que preside se encamine a Cienfuegos para sus deliberaciones. Agradeció a la institución el haberle concedido el premio de narrativa José María Arguedas 2011 por “Espejos”, cuya edición cubana fue puesta a la venta al concluir el encuentro.

 

A ese escritor peruano y a Juan Carlos Onetti dedicó, con emotivo verbo, sus lecturas, indicando que era un modo de “estrecharles las manos con que escriben, porque aunque parece que se fueron, son bastante quedados”. Con tal decir, Galeano evocaba la frase anotada por Arguedas sobre Onetti en su novela última, una suerte de diario: “Ahora estoy en Santiago de Chile, pero querría estar en Montevideo, y encontrarme con Onetti para apretarle la mano con que escribe”.

 

El uruguayo narró a los presentes que al leerle esa frase a Onetti, ambos permanecieron un rato callados “y cuando alcé la cabeza, vi que un tajo de humedad le atravesaba la cara. Creo que fue la única vez que lo vi emocionado.”

.

Eduardo Galeano en la lectura de algunos fragmentos de sus dos nuevos libros

Sobre el libro “Los hijos de los días”, comentó que es como las hojas del calendario, y por cada uno de los 366 días del año hay una historia, “que puede haber sucedido 200 años antes de cristo o la semana pasada, no importa cuándo, pero ese día”. El título del volumen es en homenaje a la cultura maya, a la que calificó de deslumbrante y poseedora de profundísimas verdades.

 

Con voz tan expresiva como su escritura, el autor leyó, de “Los hijos…” y también de “Espejos” algunos de sus cortos relatos, y eran tan elocuentes la entonación, las pausas, que parecía que las palabras le nacían acabadas de inventar, oliendo a significados más ambiciosos que en su concepción original. Y de nuevo estaba la ironía, sutil cual buena navaja; de nuevo las recurrencias a la muerte, hora vestida  de heroísmo, hora de miserias humanas. América Latina su protagonista, una vez más arropada con la ternura, el siempre asombro y también la indignación por quienes la mancillan.

.

Retamar obsequia a Galeano pintura de Fabelo

 

Intelectuales y artistas de renombre compartieron espacio con jóvenes, muchísimos jóvenes, que colmaron el salón y, desde el respeto y la reverencia aplaudieron con júbilo textos como el que asegura que Adán y Eva eran negros pero “Quizá nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia”, o aquellos otros donde se aborda de manera singular el tema de la emigración, el de la belleza, la prensa, o aquel dedicado a Roque Dalton en que sentencia: “los militantes que matan para castigar la discrepancia son tan criminales como los militares que matan para perpetuar la injusticia.”

.

.

No faltó tampoco el humor, ese certero y ágil que respeta la agudeza del destinatario, y al leer del Día septiembre 15 de 2008, comenta de una nota “con un título conmovedor, en plena crisis: Adopte un Banquerito” , el propio Galeano se interrumpía con su risa y se excusaba “es que no puedo con mi propia maldad”. Quizás hablaba de “maldades” como la de preguntar con “inocencia”: “¿Por qué será que el Che tiene esta peligrosa costumbre de seguir naciendo?”

 

Galeano con sus ojos azulísimos sobre la camisa azul, recortado ayer contra el Árbol de la Vida de la Casa de las Américas quizás sea el motivo de algún relato corto por escribir en futuros Espejos. Ahora, con más razones, que eso son sus dos nuevos libros,  imprescindibles transfusiones de sensatez y verdades para esta América Latina de venas abiertas.

por  Vladia Rubio

.

.

Marthola



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: algoporalgo Enviado: 21/01/2012 22:57


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: algoporalgo Enviado: 21/01/2012 23:49
Las venas abiertas de Eduardo Galeano

Mensaje por Azali Hoy a las 5:59 pm

Las venas abiertas de Eduardo Galeano




  • Rafael Gumucio
    Nueva York-Santiago de Chile










En Chile los jóvenes luchan hoy por una educación gratuita y de calidad para todos. Se trata de un tema de mínima justicia en uno de los países más desiguales del planeta. Un país donde los libros, gravados con impuestos especiales, son un lujo impensable y la cultura es una incestuosa secta de parientes y capillas generalmente estériles. Un país en que un alcalde se da el lujo de homenajear con fondos municipales a un torturador y asesino condenado a 400 años de cárcel.

Sin la menor ambigüedad, me siento comprometido en la lucha por una educación gratuita y de calidad para los chilenos. Sólo figuras como Eduardo Galeano frenan a veces mi ímpetu. Hijo de una sociedad, la uruguaya, que ha logrado hace décadas esta educación gratuita, ciudadano de un país donde los libros no son una ruina y donde la cultura es casi inevitable, Galeano representa los peligros de la gratuidad de la cultura. La figura del que usa los libros para deformarlos, del que le habla a esa peligrosa turba que lee lo que no comprende y no sabe —por culpa del exceso de universidad— admitir que no sabe. Porque esa ideología seduce no desde la ignorancia completa, sino desde la semi cultura, desde los malos libros donde siempre hay culpables que te exculpan, donde abundan hasta el mareo convicciones para convencer a cualquiera de cualquier cosa.

Galeano representa —hasta niveles que serían cómicos si no fuesen patéticos— el tartufismo de una izquierda de lobby de hotel. El antimperialismo que el imperio más disfruta porque imita a la perfección el estilo de éste, sus generalizaciones, su desprecio por todo lo que se escapa del maniqueísmo, la falta de matiz, el desdén por la complejidad, el odio profundo por los detalles, el amor por las moralejas. Maya, quechua o mapuche, traducido al rioplatenses: el populismo y la pedantería, la palabrería pícara, que tanto seduce a las periodistas ansiosas por soltarle unas cuantas verdades al papá explotador. Por todos esos indios, obreros o pueblos olvidado, Galeano suele cobrar una suerte de impuesto revolucionario. No importa si la revolución existe o no, la necesidad de vivir de ella sigue en pie.

Galeano es el historiador impermeable a la historia. Capaz de decir, por ejemplo, que “la revolución cubana hizo lo que pudo y no lo que quiso”. Amante de la “Humanidad”, sus libros carecen justamente de hombres con dudas de hombres: antes de empezar ya se sabe el final de la película. Periodistas y profesores varios le agradecen haberse ahorrado verla o comprenderla. A cambio de ese prodigioso trabajo de síntesis, le perdonan que se reserve siempre el mejor papel: iguana inmortal que predica el compromiso pero parece no conocer otro que el compromiso consigo mismo. Vendedor de eslóganes, operador de turismo revolucionario, pícaro sin alegría, sus indios y sus obreros siempre víctimas del explotador ¿no son en el fondo él mismo, víctima de un talento a medias, de una capacidad de articular palabras que esconden mal la incapacidad de construir formas novelescas o ensayísticas que no dependan de la complicidad entregada del público? Libros que hablen por sí solos y digan lo que no esperamos. ¿No es esa historia de frustración continental que cuenta Galeano el relato de su propia frustración, la de no poder haber sido Onetti ni Feliberto Hernández, escritores que valen por escrito de una manera más entera y elusiva de lo que son en declaraciones y manifiestos? ¿No es esa defensa sin fin de causas perdidas una forma de esconder su incapacidad para generar efectos duraderos, verdaderos? En vez de novela o de historia o de periodismo una mezcolanza de todo eso; la pura convicción del que no cree en nada.

Esas venas abiertas de Latinoamérica, ¿no son acaso las de quien no tuvo el coraje de abrírselas para contarnos eso que habría sido más apasionante, la historia de un escritor que tiene el talento justo suficiente para darse cuenta del talento que le falta para ser un escritor de verdad? ¿No es esa la tragedia, una tragedia tan rioplatense, la de abrirse las venas para descubrir que por ella no corre la tinta sino el discurso, palabras y más palabras para encubrir quizás no sólo los hechos sino las sensaciones, los sentimientos, las ideas, contras las que parece Galeano haberse construido una máscara perfecta? Porque al ver sus foto, al ver su aspecto de un inquisidor en vacaciones, uno no puede dejar de pensar que es una máscara, la cubierta de otro rostro que quizás sufrió, temió, quiso, intentó, pero que ante la intemperie de la duda prefirió esconderse.

http://debates.1talk.net/t11895-las-venas-abiertas-de-eduardo-galeano


 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados