EL DIALOGO...
El diálogo desata los nudos, disipa las suspicacias, abre las puertas,
soluciona los conflictos, engrandece la persona, es vínculo de unidad
y "madre" de la fraternidad.
Comprendamos que nuestras desinteligencias se deben,
casi siempre, a la falta de diálogo.
Comprendamos que el diálogo no es una discusión ni un debate de ideas,
sino una búsqueda de la verdad entre dos o más personas.
Comprendamos que mutuamente nos necesitamos y nos complementamos
porque tenemos para dar y necesitamos recibir, ya que yo puedo ver
lo que los otros no ven y ellos pueden ver lo que yo no veo.
Cuando aparezca la tensión, tengamos la humildad para no querer imponer
nuestra verdad atacando la verdad del hermano; de saber esperar a
que el otro acabe de expresar por completo su verdad.
Tengamos sabiduría para comprender que ningún ser humano es capaz de
captar enteramente la verdad toda, y que no existe error o desatino
que no tenga alguna parte de verdad.
Tengamos sensatez para reconocer que tambien yo puedo
estar equivocado en algún aspecto de la verdad,
para dejarme enriquecer con la verdad del otro.
Tengamos, en fin, la generosidad para pensar que también el otro
busca honestamente la verdad, y para mirar sin prejuicios
y con benevolencia las opiniones ajenas.
Autor: Desconocido