A. Guerrero (PRENSA OBRERA, especial para ARGENPRESS.info)
Siempre la Federal
En una parte de su denuncia, Lorena Martins y Lifschitz dicen: "Esta actividad (la explotación de prostíbulos) la desarrollan gracias a la protección que a cambio de dinero reciben tanto por parte de funcionarios de la Policía Federal Argentina, como de funcionarios del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, encargados del control de habilitaciones y desarrollo de actividades lucrativas dentro de esta Capital Federal".
También indica Lorena Martins que en los resúmenes de cuentas de la banda de su padre están indicadas con nombres en clave las comisarías donde se pagan las coimas. La 50ª es "Gaona", por la avenida en que está ubicada, con jurisdicción sobre los prostíbulos Top Secret y Hot Area. La 38ª es "83", en cuya jurisdicción está el local New Manhattan. La 6ª es "árbitro 11" (por el barrio), con control sobre el boliche Oba-Oba; y la 19ª es "vecinos", porque está a cien metros de Anchorena SW Club, un local swinger donde, además, funciona la administración del emporio de Martins en la Capital.
Lorena Martins denuncia que esta mafia aportó 10 mil pesos o dólares (ella, según dice, no pudo ver los billetes) a la campaña de Macri. El vínculo de Macri con Martins se produjo por intermedio de Gabriel Conde, hijo de Luis (ex dirigente de Boca). La denuncia adjunta una foto de Conde con Macri y su mujer en Cancún. Pues bien: Gabriel Conde está procesado y prófugo de la justicia argentina desde los años '90, cuando en su cabaré Shampoo explotaba mujeres traficadas desde Brasil y República Dominicana. Shampoo fue fundado por Luis Conde, ladero político de Macri en Boca.
Un mail de Martins, dirigido a uno de sus socios y que también acompaña la denuncia, dice: "Hay que aportar a la campaña de Mauricio porque todos los negocios los tenemos en Capital". ¿Hay acaso algún pedido de juicio político, o siquiera una investigación impulsada por el kirchnerismo en la Legislatura porteña? No, y es lógico: si esto se investiga van presos hasta los investigadores.
Otra vez la SIDE
Ahora bien, hay un punto especialmente llamativo en la denuncia original de Lorena Martins respecto de los vínculos de estos mafiosos con la SIDE, que toca el centro del aparato de inteligencia kirchnerista.
La denuncia dice: "También se le paga al agente de la ex SIDE conocido como ‘el Lauchón', para que avise si algún teléfono o handy que utiliza la organización se encuentra intervenido judicialmente".
Martins, en sus tiempos de la SIDE, era operador de Contrainteligencia, como ya se dijo, en la Esma y en la Base Billinghurst. Su tarea era preparar escuchas telefónicas y obtener fotografías de personas que luego los grupos de tareas secuestraban y hacían desaparecer. En Contrainteligencia, ya entonces trabajaba Luis Stiusso, "Stiller", que actualmente es el hombre clave de los K en la Secretaría de Inteligencia. El tal "Lauchón", si como dice la denuncia tiene por encargo avisar de cualquier posible intervención judicial a los teléfonos del grupo de Martins, necesariamente tiene que estar en Contrainteligencia, donde nada sucede sin que Stiusso lo sepa.
Lorena Martins presentó su denuncia en julio del año pasado. En sus declaraciones judiciales posteriores, y sobre todo en su raid de prensa por medios oficialistas, jamás volvió a hablar del "Lauchón" ni de la SIDE. Se olvidó del asunto ¿Habrá sido, causalmente, porque antes de esa recorrida mediática se reunió con Nilda Garré?
El prostibulario Oyarbide
De un modo u otro, la denuncia duerme desde hace dos meses en el despacho del juez Oyarbide. Razonablemente, Lorena Martins dice que no volverá a declarar ni a ratificar su denuncia mientras Oyarbide no se aparte de la causa ¿Por qué? Otra foto, publicada en diversos medios de circulación "reservada", pero no en los diarios oficialistas ni en los de la "corpo", muestra a Oyarbide, en un restaurante, abrazado con Raúl Martins y en compañía del comisario Luis Buscaglia, ex jefe de Moralidad (ahora Seguridad Personal).
Oyarbide, tan amigo de los K, está vinculado íntimamente con la Iglesia y con la Policía Federal, pero, sobre todo, con los prostíbulos. Todos recordarán el escándalo de su señoría con el prostíbulo masculino Spartacus, también propiedad de Martins, que destapó sus vínculos con el comisario Roberto Rosa. Ese oficial, que con el nombre de "Clavel" operó durante la dictadura en los grupos de tareas de la Federal, luego se dedicó, él también, a la protección de prostíbulos. Que Oyarbide esté a cargo de resolver la situación procesal de Martins es como poner al oso a cuidar la miel.
Por eso está tan cuidadoso el kirchnerismo con esta porquería.