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General: BANCARROTA ECONÓMICA YANQUI .- Tomado de tribuna roja .-
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 04/02/2012 21:07 |
BANCARROTA ECONÓMICA YANQUI: LA CRISIS MONETARIA CAPITALISTA AGUDIZA LA LUCHA CONTRA EL IMPERIALISMO
Dificultades insuperables afronta el imperialismo yanqui. Los Estados Unidos han llegado a un verdadero atolladero. Multitud de problemas convergen a la vez, colocando a la economía norteamericana en una honda crisis de características muy particulares y sin antecedentes en la historia de los Estados Unidos. Las expresiones más sobresalientes de esta crisis son: baja constante de la producción, aumento acelerado del desempleo, estancamiento en el mercado interno, creciente incremento de los precios, balanza comercial desfavorable, enorme déficit presupuestal, pérdida considerable de las reservas de oro, devaluación del dólar, y grandes deudas internas y externas. Como se ve, la actual crisis de los Estados Unidos es a la vez una crisis económica y una crisis financiero-monetaria, y es el resultado natural del desarrollo del capitalismo monopolista norteamericano. La crisis del imperialismo yanqui es también producto de la política de agresión y guerra llevada a cabo desde hace muchos años por los distintos gobiernos de los Estados Unidos contra los pueblos y naciones del mundo.
LA HEGEMONÍA NORTEAMERICANA
Después de la Segunda Guerra Mundial, el imperialismo yanqui expandió su sistema bancario, aumentó considerablemente sus inversiones de capital y acaparó los principales recursos naturales del mundo capitalista. Para garantizar esta expansión y reemplazar a otros países en sus dominios coloniales estableció cerca de 2.700 bases militares y más de millón y medio de soldados en el exterior, desplegó sus flotas de guerra en sitios estratégicos de los océanos y mares del mundo y creó bloques políticos y militares en todos los continentes. Además desató guerras de agresión y conquista como las de Corea en 1950 y Vietnam en 1960.
El principal cambio operado en las fuerzas imperialistas después de la guerra consistió en que Estados Unidos se convirtió en la principal potencia imperialista mundial y los demás países imperialistas quedaron subordinados a ésta.
En 1944, año anterior al fin de la guerra, EE.UU., convocó una conferencia de países capitalistas para crear el Fondo Monetario Internacional bajo su control. En los reglamentos constitutivos del Fondo se estableció que el valor de las monedas de los países miembros se expresaría en términos de oro o del dólar estadinense. Desde entonces el sistema monetario capitalista descansa en la relación dólar-oro, a razón de 35 dólares la onza de oro. Aprovechándose de estos privilegios monetarios y financieros, Estados Unidos se dedicó a emitir dólares sin respaldo e inundó el mundo con ellos, para financiar sus agresiones militares, préstamos y “ayudas” especulativas, acaparamiento de empresas y materias primas de otros países y todas las demás operaciones dirigidas a controlar regiones y continentes.
LOS TIEMPOS HAN CAMBIADO
Los gastos militares en el exterior y las guerras de agresión, la constante decadencia de su economía y los enormes déficits en los pagos internacionales, han causado la salida de gran cantidad de las reservas de oro de Estados Unidos hacia el exterior. A la vez, los países imperialistas de Europa Occidental y el Japón han logrado una gran producción industrial y la primacía en las exportaciones mundiales y en el control de las reservas de oro del mundo capitalista. También han llegado a controlar una gran cantidad de dólares.
En 1949, Estados Unidos tenía en sus arcas más del 73 por ciento de todas las reservas del oro del mundo capitalista. En cambio, a mediados del presente año no alcanzaba a tener un 30 por ciento; la producción industrial representaba en aquel año el 53.4 por ciento del total capitalista, en cambio hoy sólo representa un 40 por ciento del total, y sus exportaciones que alcanzaban algo más del 30 por ciento bajaron en la actualidad a un 15 por ciento del total.
La producción industrial estadinense ha declinado constantemente desde agosto de 1969. A fines de 1970, las empresas funcionaron a un 72 por ciento de su capacidad, el nivel más bajo en los doce años anteriores. Las utilidades netas totales en 1970 declinaron en 7 por ciento con respecto a 1969; y en abril de este año las utilidades del sector no financiero declinaron un 10 por ciento.
Acosados por la frecuente crisis de superproducción, los monopolios han tratado vanamente de buscar una salida mediante la militarización de la economía. A fines militares corresponde el 95 por ciento de la industria de aviación, el 60 por ciento de la construcción de buques y el 40 por ciento de la industria de telecomunicaciones. Los pedidos militares del gobierno de Nixon en 1969 se elevaron a 42.300 millones de dólares, un alza del 59 por ciento con relación a 1965. En 1970 los gastos militares sumaron 80.200 millones de dólares.
A medida que se agrava la crisis las contradicciones de clase en los Estados Unidos se han agudizado. Se han movilizado en grandes luchas los obreros, estudiantes, negros, indios y demás sectores del pueblo norteamericano. Desde 1968 se vienen realizando grandes huelgas en los renglones básicos de la producción y del transporte. En 1969 los obreros declararon más de 5.000 huelgas y los negros lucharon en más de 170 ciudades contra el régimen fascista. A principios de 1970 cerca de 120 tribus indígenas participaron en luchas por la tierra y por los derechos democráticos en todo el país. Cuando Estados Unidos invadió Camboya, los estudiantes de 760 universidades fueron a la huelga para repudiar la agresión. En el presente año los obreros y el resto del pueblo han realizado grandes huelgas y manifestaciones.
MEDIDAS DE NIXON
En un afán desesperado por salir del pantano, el gobierno de Nixon adoptó el 15 de agosto pasado medidas de emergencia buscando el objetivo de proteger la economía estadinense de la fuerte competencia del Japón y demás países imperialistas de Europa, y aliviar la prolongada y profunda crisis que ha sumido al país en el caos. Suspendió la convertibilidad del dólar en oro, lo que significa el abandono del patrón oro; estableció un impuesto del 10 por ciento a las importaciones; congeló los salarios a los trabajadores del país, y exigió a sus rivales comerciales que revaluaran sus monedas. En esta forma el gobierno de Nixon pretende reducir el déficit de la balanza de pagos, evitar la salida del oro del país, proteger el mercado interior de la competencia de mercancías procedentes de los otros países imperialistas, especialmente de Alemania Occidental y Japón, y aumentar las exportaciones norteamericanas. Dichas medidas paralizan el comercio internacional y significan la bancarrota del actual sistema monetario capitalista. Se ha desatado una crisis financiera y comercial a nivel internacional.
Los monopolios dominantes yanquis quieren trasladar sus dificultades y los efectos de su propia crisis a los otros países imperialistas y a los países coloniales. Pero todo será en vano. La economía norteamericana está enferma de muerte. Las medidas de Nixon no lograrán resolver las contradicciones inherentes al capitalismo. Por el contrario, ellas agudizarán la crisis del sistema imperialista y terminarán estimulando el espíritu revolucionario de los pueblos del mundo que se levantan contra su más odiado enemigo: el imperialismo yanqui.
AMÉRICA LATINA CON LA PEOR PARTE
América Latina es una zona de dominio de Estados Unidos, sometida a su sistema financiero y a su control político y militar. Además de saquear sus recursos naturales y de oprimir y explotar a las masas populares, Estados Unidos impone a Latinoamérica relaciones comerciales desiguales, préstamos onerosos y el mantenimiento de sus reservas monetarias en dólares.
A los perjuicios tradicionales, derivados de su dominio y explotación, se suma el impuesto del 10 por ciento con que el gobierno de Nixon gravó las importaciones. Según cálculos oficiales, a causa de este impuesto, América Latina perderá algo más de 1.000 millones de dólares anuales en el valor de sus exportaciones a Estados Unidos. Los gobiernos títeres de estos países han sido sorprendidos por los golpes de su amo y no les ha valido las lamentaciones ni las protestas para conseguir trato especial.
Las dificultades de Estados Unidos las alivia forzando ajustes en los tipos de cambio de las monedas de estos países, obligándolos a devaluar, con lo cual el dólar aumenta su poder adquisitivo en estas zonas de dominio y disminuye el de las monedas dependientes. América Latina tiene que seguir usando el dólar y absorbiendo su pérdida de valor.
SITUACIÓN EXCELENTE PARA LA REVOLUCIÓN
Una grave crisis está sacudiendo el sistema capitalista e imperialista mundial. Los países imperialistas han entrado en un febril regateo y pugnan por sacar ventajas de la actual crisis financiera y monetaria; entre estos países se ha agudizado la competencia comercial y la lucha por los mercados.
También se están agudizando rápidamente las contradicciones entre el imperialismo y las naciones oprimidas en general, y entre Estados Unidos y América Latina en particular. La situación internacional es excelente para la revolución de liberación nacional. La crisis imperialista que sume a los pueblos oprimidos de Asia, Africa y América Latina en la miseria y represión violenta, sólo se solucionará con la derrota del imperialismo yanqui y el triunfo de la revolución.
La clase obrera y las amplias masas populares de los Estados Unidos, víctimas de la extremada explotación, de la carga de impuestos y del peso de los gastos militares, han entrado en una etapa de amplias luchas revolucionarias. Este gran desarrollo de la lucha de clases en el seno del imperialismo yanqui contra la política fascista interna y de agresión y conquista en el exterior, constituye un valioso aporte al desarrollo y la victoria de la revolución mundial proletaria. El pueblo estadinense desplegará aún más sus luchas, elevará a un nuevo nivel su conciencia política y conquistará grandes victorias.
El imperialismo yanqui saldrá maltrecho y derrotado; en cambio, los pueblos del mundo, orientados por el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, saldrán victoriosos y fortalecidos. El enemigo se descompone con cada día que pasa, mientras que para los pueblos las cosas mejoran diariamente.
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Economía > A medida que la crisis se agudiza, el desempleo se extiende
A medida que la crisis se agudiza, el desempleo se extiendeGayle AllardVicerrectora de Investigación de la Universidad IE. Directora del departamento de Entorno Económico IE Business School
“¿Cuál es el problema económico más serio: la inflación o el desempleo?”, le preguntaron en una ocasión al presidente estadounidense Harry Truman. Su respuesta fue sencilla: «Eso depende de si uno tiene trabajo o no».Mientras que la economía global se hunde en la que podría ser la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, cada vez más gente puede dar una rápida respuesta a la pregunta que le hicieron a Truman: ¡el desempleo es peor! El desempleo está aumentando a un ritmo vertiginoso en los Estados Unidos, donde aproximadamente medio millón de trabajadores pierden sus empleos cada mes; en China, millones de trabajadores rurales vuelven al campo tras perder sus trabajos en las fábricas de las ciudades; y en Europa, la tasa media de desempleo pronto volverá a alcanzar cifras duplicadas, tras muchos años de mejora gradual.
No es ninguna sorpresa que el desempleo aumente durante las recesiones. Obviamente, una menor demanda de bienes y servicios por parte de los hogares y las empresas provoca que esas empresas reduzcan su producción y que, en el proceso, despidan a los trabajadores que no necesitan. El economista británico Arthur Okun planteó en 1962 una relación bastante estable entre el crecimiento del PIB y el desempleo. Un crecimiento del PIB de un punto porcentual por debajo de su tasa potencial se asocia con un aumento de medio punto en la tasa de desempleo; y la misma regla de “dos por uno” se aplica cuando el PIB está un punto por debajo de su potencial (el desempleo es medio punto más alto). Por tanto, las tasas de desempleo suben y bajan más lentamente que la economía mientras que ésta cambia de ciclo.
La regla del pulgar de Okun se aplica bastante bien a la economía estadounidense en la actualidad. Cuando el PIB se contrae a un ritmo de aproximadamente un 3,7% anual (como indican las cifras del último trimestre de 2008), entonces la economía está operando más de seis puntos por debajo de su potencial y el desempleo deberá ser tres puntos porcentuales superior que antes de la crisis. De hecho, esto es lo que ha ocurrido: del 4,9% de hace un año, la tasa de desempleo ha alcanzado en la actualidad el 7,6% y se espera que siga subiendo.
EL DESAFÍO ESPAÑOL Sin embargo, ciertos países desafían a la ley de Okun. Uno de estos países es España, donde el desempleo sube y baja mucho más deprisa de lo que cabría esperar según la relación “dos por uno”. En una de las caídas del empleo más espectaculares que se recuerdan en todo el mundo, la economía española destruyó casi medio millón de puestos de trabajo en el cuarto trimestre de 2008 y la tasa de desempleo aumentó a un ritmo galopante hasta casi el 14% desde el 8,6% de un año antes. Los expertos creen que la rigidez de los mercados laborales españoles provoca que las empresas despidan trabajadores a la primera señal de incertidumbre, para evitar los altos pagos de indemnización por despido que se exigen para trabajadores con contrato fijo. De los 3,2 millones de desempleados españoles, el 28% son trabajadores temporales, el porcentaje más alto de la OCDE. Esos puestos de trabajo se están destruyendo a un ritmo de casi 400.000 por trimestre. Si esta tendencia continúa, el número de desempleados en España podría alcanzar casi 4,5 millones, o el 19 % de la población activa, a finales de 2009.
Aunque el desempleo no sube tan rápido en ningún sitio como en España, las cifras se mueven al alza en todo el mundo a medida que la recesión se hace sentir. En 2010, la OCDE cree que la tasa media de desempleo en los países desarrollados será del 7,2% (del 9% en la zona euro). La tasa de desempleo española será la más elevada, pero Francia y Alemania estarán cerca del 9%, e incluso buenos alumnos, como Dinamarca, verán como la tasa sube hasta la mitad, el 4,5%. La Organización Mundial del Comercio cree que la crisis podría suponer que el número de personas desempleadas en todo el planeta sea de 210 millones este año, comparado con los 190 millones de 2007.
Independientemente de dónde ocurra, el desempleo tiene una enorme onda expansiva sobre la economía y la sociedad. Cientos de miles de hogares españoles en los que ninguno de sus miembros tiene trabajo, pueden dar fe de las estrecheces que suponen los menores ingresos y del desánimo que esto provoca en los que no consiguen encontrar un puesto de trabajo. Los ejércitos de desempleados pueden provocar malestar social y el desempleo a largo plazo puede afectar seriamente a las cualificaciones de los trabajadores. Un país sufre en conjunto cuando personas que pueden trabajar y contribuir a la riqueza nacional no son capaces de encontrar la forma de hacerlo.
EL ALTO COSTE DE LAS PRESTACIONES POR DESEMPLEO Sin embargo, la gravedad del problema varía de un país a otro. En la mayor parte de la Unión Europea, en la que las prestaciones por desempleo son relativamente generosas y se pueden cobrar durante largos periodos de tiempo, la presión sobre los ingresos familiares es mucho menor. De hecho, muchos millones de desempleados europeos podrían haber optado por no trabajar con sueldos o puestos de trabajo poco atractivos, porque las prestaciones por desempleo son una elección más cómoda. En estos países, uno de los efectos graves del aumento del desempleo es el alto coste de las prestaciones para los presupuestos estatales. En 2005, cuando España era el mayor generador de empleo de Europa y el desempleo era relativamente bajo, las prestaciones por desempleo le costaban al gobierno aproximadamente lo mismo que la defensa nacional: el 2,2% del PIB. En esta crisis, ese gasto fácilmente podría haberse duplicado, hasta el 4-5% del PIB, aproximadamente. Este gasto adicional y el mayor déficit que provoca son un reflejo crudo del elevado coste explícito del desempleo.
En países con prestaciones por desempleo menos generosas, la naturaleza del problema es otra. En tiempos normales, los trabajadores estadounidenses sólo pasan unas pocas semanas en las listas del paro entre dos empleos, porque sus prestaciones normalmente se acaban tras unos seis meses, pero también porque podrían no tener una buena cobertura sanitaria cuando estén sin trabajo y, por tanto, necesitan encontrar un nuevo trabajo rápidamente. En los países en desarrollo, el problema del desempleo es especialmente urgente, porque puede que ni siquiera reciban prestaciones por desempleo. Las familias pueden ahorrar para protegerse frente a una posible pérdida del puesto de trabajo en el futuro y se puede encontrar trabajo en el mercado informal cuando los puestos de trabajo oficiales desaparecen, pero incluso en estos casos el desempleo es una perspectiva alarmante y un acontecimiento que afecta muy seriamente a los ingresos familiares. La subida actual de las tasas de desempleo en los países en desarrollo está acompañada, sin duda, por un descenso a la pobreza para millones de familias en las que aquellos que las sostienen no tienen trabajo.
En la economía globalizada de este comienzo del siglo XXI, los despidos del excedente de trabajadores adquieren una especial urgencia. La globalización ha visto como millones de trabajadores han atravesado sus fronteras nacionales para ir a otros países –normalmente más ricos– en los que encontrar puestos de trabajo mejor pagados. Con frecuencia, una buena parte de los salarios ganados se remite a casa en forma de envíos de dinero, que en las últimas décadas se han convertido en un elemento cada vez más importante de las balanzas de pago de los países en desarrollo. En México e India, por ejemplo, estos envíos suponen en torno al 2,5% del PIB. En países más pequeños, como Ecuador, con millones de trabajadores que han emigrado para encontrar trabajo en el extranjero, la cifra está cerca del 10% del PIB. Estos flujos de remesas aportan ingresos a las familias y estimulan la demanda de las empresas locales, ayudando al desarrollo y aliviando la pobreza.
EL DILEMA DEL TRABAJADOR EXTRANJERO A medida que las economías desarrolladas se ralentizan, los trabajadores inmigrantes son con frecuencia los primeros que pierden sus puestos de trabajo (el informe sobre el mercado laboral español del cuarto trimestre de 2008 mostró que las tasas de desempleo entre los inmigrantes subieron un 100% y que, mientras que uno de cada 10 trabajadores en España es inmigrante, uno de cada cinco desempleados ha nacido en el extranjero). Cuando esto sucede, el trabajador extranjero se enfrenta a un dilema especialmente doloroso. ¿Debe volver a su país, en el que los salarios son más bajos, el desempleo está creciendo y en el que puede que no disponga de atención sanitaria gratuita, pensiones, educación y otras ventajas del país que le acoge? ¿O debe permanecer en el extranjero, buscando trabajo en la economía formal o en la sumergida, intentando mantener a su familia a niveles de precios elevados y soportando la hostilidad de los nativos que culpan a los inmigrantes por sus elevadas tasas de desempleo? La elección no puede ser fácil.
Además de a los inmigrantes, en todas partes el desempleo tiende a afectar mucho más a los jóvenes, los mayores y los trabajadores menos cualificados. La naturaleza de esta crisis supone que se estén destruyendo empleos al ritmo más alto en la construcción y el sector financiero, aunque los despidos se están extendiendo rápidamente a todos los sectores de la economía.
CÓMO COMBATIR LAS ELEVADAS TASAS DE DESEMPLEO ¿Qué se puede hacer para combatir las elevadas y crecientes tasas de desempleo? En tiempos como los actuales, cuando el PIB se contrae a ritmos que no se veían desde los años 1970 y 1980 en los países desarrollados y cuando se espera que la recesión dure más que cualquier otra desde la Segunda Guerra Mundial, existen pocas respuestas buenas. Una economía en declive destruye puestos de trabajo que no se volverán a ocupar hasta que el PIB vuelva a crecer. En países en los que la mayoría de los trabajadores pueden solicitar prestaciones por desempleo durante más de un año, la mejor opción es capear el temporal y volver al trabajo en cuanto comience la recuperación.
Si los gobiernos pueden financiar los paquetes de estímulo fiscal que se han anunciado para combatir la recesión, aportarán cierto alivio. El presidente de Estados Unidos, Barak Obama, prevé gastar cientos de miles de millones de dólares para reparar, actualizar y ampliar las infraestructuras estadounidenses. Esto creará miles de puestos de trabajo, inyectando dinero rápidamente en el flujo de ingresos y aliviando el bajón de la economía. Si otros gobiernos que han anunciado paquetes de estímulo los gastan en actividades laborales intensivas como autopistas y ferrocarriles, el desempleo seguirá subiendo, pero en menor medida.
El único remedio, aparte del estímulo fiscal del que disponen los gobiernos para luchar contra el desempleo, es la puesta en marcha de reformas que hagan más atractiva la contratación de trabajadores. Esto se podría hacer de muchas formas. Se podría reducir el pago de elevadas indemnizaciones por despido en los casos en los que supongan un problema, como en España, Italia, Grecia o incluso Francia y Alemania (no obstante, en España, donde los mercados rígidos son un problema particularmente serio, el presidente ha anunciado que ni siquiera discutirá este tipo de reforma). Se podrían contener los salarios e incluso reducirlos a cambio de la promesa de mantener los puestos de trabajo; este tipo de acuerdos deberían ser menos problemáticos en un momento en el que la inflación está bajando rápidamente y podría incluso pasar a ser negativa. Se deberían flexibilizar o eliminar las cláusulas en la legislación nacional o en los acuerdos de negociación colectiva que hacen difícil reasignar trabajadores a otras tareas dentro de una misma empresa, o a otras regiones del país, para que las empresas puedan ajustarse a la crisis con menos despidos.
Mientras tanto, para aliviar el dolor del desempleo, las prestaciones deberán ampliarse allí donde existan, aunque también se deberán administrar con más cuidado para evitar el fraude y mantener el gasto del sistema bajo control. En los países sin un sistema de atención sanitaria universal, habría que ofrecer a los trabajadores que están entre dos puestos de trabajo un seguro médico por periodos de tiempo más largos. También se debería ampliar la atención sanitaria a aquellos que tienen puestos de trabajo a media jornada para aliviar la carga de las familias. Para mejorar las perspectivas de empleo a largo plazo de los trabajadores, el dinero público deberá canalizarse cuando sea posible hacia esquemas de formación laboral y educación, que siempre elevan el nivel de cualificación de la población y hace que resulte más fácil que encuentren un empleo. Todas estas soluciones implican un mayor gasto público en un momento en el que se espera que los déficits sean los más altos de las últimas décadas.
En el caso de los países en desarrollo, es más difícil afrontar el problema del desempleo. Los gobiernos no disponen de recursos fiscales para implantar unas prestaciones por desempleo generosas y, en el momento en el que miles de trabajadores vuelven de otros países en los que los puestos de trabajo han desaparecido y se suman a las filas de desempleados nacionales, el coste de ayudarles descarta esa opción. Estos gobiernos tampoco disponen de dinero para gastar en grandes proyectos de infraestructuras y otros programas de creación de empleo. No hay duda de que el crédito, el capital extranjero y las ayudas oficiales y privadas se irán terminando a medida que avance la crisis, lo que dejará a estos países sin las principales fuentes de recursos que les podrían ayudar durante el periodo de recesión. Además, los sectores exportadores de sus economías, que abastecen la demanda en los países desarrollados, seguirán deshaciéndose de puestos de trabajo a medida que la demanda se desvanezca. La economía informal y las actividades de subsistencia podrían ser las únicas fuentes de ingresos de millones de trabajadores en las regiones más pobres del mundo, hasta que termine la recesión.
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ECONOMÍA.- Se agudiza la crisis y decadencia del capitalismo.
Por Emma Largaespada.
La crisis económica global afectó simultáneamente a todos los países desarrollados, los mercados de exportación se estrecharon. Debido a que se desarrolló simultáneamente en muchos países, la crisis económica puede regresar en su conjunto con una fuerza extraordinaria, pues la recesión de cada país individualmente agrava la recesión de otros y todos se combinan para agravar la crisis mundial. Con ello se demuestra una vez que el capitalismo es un sistema mundial.
Se acabó la prosperidad de unos pocos
El deterioro del estado económico del sistema capitalista internacional puede apreciarse a través de dos fenómenos que se han producido a una escala sin precedentes: la expansión del desempleo y el rechazo de los grandes monopolios financieros a reanudar las inversiones estimuladas solo por los incentivos monetarios. Ya no se arriesgan, lo que profundiza más la crisis. En el sistema capitalista la inversión productiva de grandes trust depende tanto de las tendencias del mercado como de las fluctuaciones de la tasa de beneficios.
La prosperidad del sistema capitalista depende de dos condiciones: una ascendente tasa de ganancia y un mercado en expansión. Las inversiones productivas no se van a presentar en la medida que no aparezcan signos de una tendencia que permita anunciar un cambio en los dos factores mencionados. El boom económico posterior a la segunda guerra mundial finalizo en los años 70 y ahora esta realidad de comprueba con la agudización de la crisis económica mundial.
El endeudamiento de la primera potencia imperialista
La proyección es que la deuda pública de Estados Unidos ascienda a 16.2 billones de dólares en 2012. Es un agujero que preocupa a los inversionistas extranjeros, como China, principal acreedor de Estados Unidos, y que resta valor al dólar como moneda de reserva. Esta montaña de deuda podría con facilidad convertirse en el detonante de la próxima crisis, que se encuentra en la sombra de la recaída de las burbujas financieras creadas en los mercados de especulación, en las bolsas de valores y en la pobre confianza del dólar. China al ser el mayor poseedor de reservas monetarias extranjeras, ha reiterado su exigencia de un dólar estable y una diversificación del sistema monetario internacional. La emergente potencia capitalista de China ha insistido en adoptar una nueva moneda de reserva internacional para reemplazar el dólar, en un sistema que está bajo la egida del FMI.
Ahora bien, el déficit fiscal estadounidense a finales de 2009 era de 1.42 billones de dólares, 10% del PIB de la potencia norteamericana. Para darnos una idea, la Unión Europea exigen que el déficit fiscal de los países de la eurozona sea inferior al 3 %. Un déficit cada vez más grande, difícil de financiar y ello implica un alza de intereses para atraer compradores de bonos y papeles norteamericanos. Intereses más altos dificultan la recuperación económica y generan inflación, otro efecto inflacionario es el gigantesco aumento en la masa monetaria que implico la inyección de billones a los bancos mas todos los flujos monetarios virtuales y de valores.
La especulación financiera
La recién pasada crisis hizo presión sobre las tasa de ganancia, lo que arrastró a la quiebra a un número considerable de empresas, se produjo una baja general en el volumen de las inversiones, una reducción de la producción, despidos en masa, que por su efecto acumulativo crean una baja de la producción y de la productividad económica, y una concentración de enormes stocks de mercancías no vendibles. Pero el fantasma de esta crisis y una posible recaída se manifiesta en primer lugar en los mercados de valores. Es la punta del iceberg.
En el mundo financiero es donde está sólidamente afincada la creencia de que la inteligencia genera riquezas. Los que se consideran más listos o informados inician un movimiento comprador de determinadas acciones en la Bolsa. De esta manera se produce un movimiento que confirma las expectativas creadas. La euforia dura hasta que alguien advierte que hay una sobrevaloración de esos activos y comienzan a vender. La tendencia se auto refuerza y llega un momento que todos intentan escapar, lo que resulta imposible porque no hay compradores, sólo hay vendedores. La burbuja se pincha y el precio de las acciones se derrumba.
Estos ciclos de auge y caída se producen periódicamente. Esto es debido a que, según Galbraith, la memoria del público sobre los peligros de las burbujas financieras no alcanza más allá de un par de décadas. Por consiguiente, los ciclos se repiten. Los que participan en este juego y pierden se revuelven contra los “especuladores”. Son los profesionales quienes salen bien parados de la crisis, porque debido a su experiencia han tenido la capacidad e intuición para adelantarse a los acontecimientos. Pero en ocasiones, cuando son fondos de gran tamaño, más que prever los acontecimientos, los provocan.
Las crisis empobrecen a unos y enriquecen a otros.
La historia registra casos divertidos del encantamiento que produce en las personas la creencia de que tienen a su alcance la posibilidad de enriquecerse. Alrededor del año 1593 el embajador austríaco en Holanda, llevó a este país una serie de bulbos provenientes de Turquía. Eran los famosos tulipanes, que hicieron furor entre los holandeses por la vistosidad que daban estas flores a los jardines. El precio de los bulbos comenzó a subir y cuanto más subían, más convencidos estaban los inversores de que aquella era una buena inversión.
El pasado 5 de agosto los principales índices bursátiles europeos han caído con fuerza ante el regreso del temor a un estancamiento de la economía mundial. Fráncfort ha perdido el 5,82% (su mayor caída desde la catástrofe de Lehman Brothers a finales de 2008); Milán, el 6,15%; París, el 5,48% (también la mayor desde Lehman). El Ibex ha sido al final una de las plazas mejor paradas y aun así se ha dejado el 4,7%, su segundo mayor retroceso del año, quedándose en 8.317 puntos.
Pero la preocupación es generalizada, las Bolsas internacionales y el Ibex de forma destacada, se han desplomado este 4 de agosto de 2011 por el aumento de las dudas sobre una eventual recaída de la economía en recesión.
La jornada se ha cerrado con fuertes descensos en EE UU, del 4,3% en el Dow Jones, del 4,8% en el S&P 500 y de casi el 5,1% en el Nasdaq.La desaceleración ya está aquí, como lo apuntan la mayoría de datos macroeconómicos que paulatinamente se van presentando sobre el segundo trimestre, pero lo que ahora se cotiza es que la ansiada recuperación se seguirá debilitando durante la segunda mitad del año. Tras el batacazo, el selectivo abrió la mañana del 5 de agosto, por primera vez desde junio de 2010 por debajo de los 9.000 puntos. También está registrando importantes pérdidas Wall Street, que a media tarde se dejaba un 2,32%.
En la deuda, la prima de riesgo española, que es el sobreprecio que los inversores exigen por sus bonos a 10 años frente a los alemanes, los más seguros, ha puesto fin al alivio que venía registrando por la mañana y, tras la intervención del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, ha recuperado la tendencia al alza de la mano de la italiana. Así, tras llegar a bajar a primera hora hasta los 360 puntos básicos, 25 menos que ayer, al cierre de las Bolsas rozaba sus máximos (398 frente a 407 puntos básicos). El presidente del BCE ha cumplido con las expectativas y, si por un lado ha dejado inalterados los tipos de interés en el 1,5%, por el otro ha dado algunos mensajes para tratar de aliviar el acoso a España e Italia, aunque con escaso éxito.
Decadencia permanente del capitalismo
"No me sorprendería que antes del final de esta rueda de prensa vean ustedes algo en los mercados". Las palabras de Trichet han tenido un impacto inmediato aunque efímero en los mercados. En la deuda, las primas de riesgo han bajado, sobre todo la italiana, mientras en la renta variable se han moderado las pérdidas previas a la intervención del político francés. No obstante, a los pocos minutos, las primas recuperaban la tendencia al alza -todas menos la irlandesa- y las Bolsas agudizaban las caídas con recortes superiores al 2% en los parqués de referencia del Viejo Continente. El hecho de que hasta el propio instituto emisor admita de manera tan evidente que el futuro a corto plazo se anuncia complicado ha reavivado el temor de los inversores a la desaceleración económica internacional. El resultado ha sido dramático: fuertes descensos y mínimos anuales para el Ibex y el resto de Europa.
Desde inicios del sistema capitalista hace menos de trescientos años, el mundo ha experimentado constantes crisis. Para la ciencia joven, la economía (en ese entonces en las manos de burgueses liberales), y para el mundo en transición, las crisis eran cosas nunca antes vistas. En ninguno de los anteriores modelos de producción económica se habían experimentado estas llamadas crisis. Lo que por lógica primero y luego por demostraciones de la ciencia económica (que evoluciona como ciencia al ser estudiada ya no solo por los burgueses que negaban las crisis y creían en el libre mercado y la autorregulación del sistema) y por los diversos aportes de científicos como Carlos Marx, nos advierten que las crisis son inherentes al sistemas capitalistas y por tanto inevitables, dejándonos entrevisto que el sistema capitalista contiene el germen de su propia destrucción, que no es el sistema adecuado para el progreso de las naciones y menos para el desarrollo humano
ECONOMÍA.- Se agudiza la crisis y decadencia del capitalismo.
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De: algoporalgo (Mensaje original) |
Enviado: 04/02/2012 13:58 |
Mierda y mas mierda, la cloaca rebosa de mierda
General: 30 hechos sobre la deuda de EE. UU Elegir otro panel de mensajes |
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De: algoporalgo (Mensaje original) |
Enviado: 02/02/2012 14:26 |
El presidente de EE. UU. Barack Obama y los republicanos están próximos a un acuerdo para elevar el tope de la deuda nacional. Hasta ahora, la cuestión del aumento constante del techo de endeudamiento era algo rutinario, pero en la actualidad el problema y sus posibles consecuencias adquieren tintes apocalípticos.
Varios analistas han elaborado una lista de hechos que testifica contra la economía de EE. UU. y confirma la posibilidad del impago técnico y como consecuencia la renuncia al dólar estadounidense como divisa principal de muchas reservas del mundo:
1. Ahora la deuda nacional del país es de unos 14,3 billones de dólares.
2. Hace 30 años el índice era 14 veces menor.
3. El primer billón de dólares en deuda se acumuló en EE. UU. desde el período de la presidencia de George Washington (1789-1797) hasta la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989).
4. Desde entonces y hasta hoy el país ha aumentado la deuda nacional otros 13 billones de dólares.
5. Más de un tercio de la deuda total del planeta pertenece a los Estados Unidos.
6. Si se divide la deuda nacional entre el número de hogares estadounidenses, resulta que cada familia tiene una deuda de 125.000 dólares.
7. Durante el período 2007-2010 el PIB creció un 4,26% y la deuda nacional un 61%.
8. La deuda soberana de EE. UU. aumenta cuatro millones de dólares diarios.
9. Cada minuto el país toma préstamos por valor de dos millones de dólares.
10. La deuda total de las compañías hipotecarias más grandes del país (Fannie Mae, Freddie Mac, Sallie Mae) ha crecido desde 3.2 billones a 6,4 billones en 2011.
11. Los servicios no prestados por las autoridades en el marco del programa nacional de Seguridad Social y Medicare (seguro médico subsidiado para ancianos) alcanzan los 60-100 millones de dólares.
12. Por el momento, Estados Unidos pide prestado de 41 centavos por cada dólar que gasta.
13. Los empleados del Gobierno federal recibieron 447.000 millones en concepto de salarios en 2010
14. EE. UU. gasta miles de millones de dólares en investigaciones inútiles o innecesarias para el Estado, por ejemplo, se asignaron 500 millones a un programa para resolver el problema de los niños de cinco años que no pueden "mantener la calma" en el parvulario.
15. Los bombardeos de Libia le costaron a EE. UU. unos 600 millones de dólares solo en la primera semana de guerra.
16. Un día de guerra en Afganistán cuesta más de lo que se invirtió en la construcción del Pentágono.
17. Más de la mitad (59%) de los estadounidenses recibe algún pago por parte del Gobierno federal.
18. Los subsidios sociales que reciben en este momento las familias estadounidenses superan los impuestos que pagan.
19. En 1950, los impuestos corporativos reprsentaban el 30% de los ingresos del presupuesto; en 2009 solo el 6,6%.
20. La deuda soberana estadounidense lleva más de 54 años aumentando.
21. El FMI prevé que la deuda nacional de EE. UU. se eleve al 400% del PIB en 2050.
22. En 2010 Estados Unidos asignaron 413.000 millones de dólares en pagos de intereses sobre su deuda nacional.
23. Aproximadamente uno de cada cuatro dólares prestados se destina al pago de intereses de la deuda.
24. Incluso si las tasas de interés subieran mínimamente, el interés de la deuda nacional aumentaría dramáticamente.
25. Si la deuda de EE. UU. se dividiera en billetes de cinco dólares y se pusieran uno sobre otro, esta pila tendría una altura de tres cuartas partes la distancia de la Tierra a la Luna.
26. Si se hiciera una cinta de un billón de billetes de diez dólares, se podría envolver la Tierra más de 380 veces, y esto no utilizaría toda la deuda nacional de EE. UU.
27. Si Bill Gates donara todo lo que posee al Estado, sería posible cubrir el déficit presupuestario del país solo durante 15 días.
28. Si una persona gastase un millón de dólares anuales en el período transcurrido desde el nacimiento de Jesucristo hasta el día de hoy, el gasto será 500 veces menos de un billón de dólares. La deuda de EE. UU. excede los 14 billones. Y este año va a solicitar un préstamo de otro billón de dólares.
29. Si se gastase un dólar cada segundo, harían falta 31.000 años para gastar un billón de dólares.
30. Si Estados Unidos empezara a pagar su deuda en proporción de un dólar cada segundo, ajustaría sus cuentas dentro de 440.000 años.
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