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General: Un escrito para ser discutido .- " Keynes tenía razón "
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 09/02/2012 00:20

Keynes tenía razón

Recortar el gasto público cuando la economía está deprimida deprime la economía todavía más

 

"La expansión, no la recesión, es el momento idóneo para la austeridad fiscal". Eso declaraba John Maynard Keynes en 1937, cuando Franklin Delano Roosevelt estaba a punto de darle la razón, al intentar equilibrar el presupuesto demasiado pronto y sumir la economía estadounidense -que había ido recuperándose a ritmo constante hasta ese momento- en una profunda recesión. Recortar el gasto público cuando la economía está deprimida deprime la economía todavía más; la austeridad debe esperar hasta que se haya puesto en marcha una fuerte recuperación.

Por desgracia, a finales de 2010 y principios del 2011, los políticos y legisladores en gran parte del mundo occidental creían que eran más listos, que debíamos centrarnos en los déficits, no en los puestos de trabajo, a pesar de que nuestras economías apenas habían empezado a recuperarse de la recesión que siguió a la crisis financiera. Y por actuar de acuerdo con esa creencia antikeynesiana, acabaron dándole la razón a Keynes una vez más.

Los políticos y legisladores en gran parte del mundo occidental creían que debíamos centrarnos en los déficits, no en los puestos de trabajo

Lógicamente, al reivindicar la economía keynesiana choco con la opinión general. En Washington, en concreto, la mayoría considera que el fracaso del paquete de estímulos de Obama para impulsar el empleo ha demostrado que el gasto público no puede crear puestos de trabajo. Pero aquellos de nosotros que hicimos cálculos, nos percatamos, ya desde el primer momento, de que la Ley de Recuperación y Reinversión de 2009 (más de un tercio de la cual, por cierto, adquirió la relativamente ineficaz forma de recortes de impuestos) se quedaba demasiado corta teniendo en cuenta la gravedad de la recesión. Y también predijimos la violenta reacción política a la que dio lugar.

De modo que la verdadera prueba para la economía keynesiana no ha provenido de los tibios esfuerzos del Gobierno federal estadounidense para estimular la economía, que se vieron en buen parte contrarrestados por los recortes a escala estatal y local. En lugar de eso, ha venido de naciones europeas como Grecia e Irlanda que se han visto obligadas a imponer una austeridad fiscal atroz como condición para recibir préstamos de emergencia, y han sufrido recesiones económicas equiparables a la Depresión, con un descenso del PIB real en ambos países de más del 10%.

Naciones como Grecia e Irlanda han sufrido recesiones económicas equiparables a la Depresión, con un descenso del PIB real de más del 10%

Según la ideología que domina gran parte de nuestra retórica política, esto no debía pasar. En marzo de 2011, el personal republicano del Comité Económico Conjunto del Congreso publicó un informe titulado Gasta menos, debe menos, desarrolla la economía. Se burlaban de las preocupaciones de que un recorte del gasto en tiempos de una recesión empeoraría la recesión, y sostenían que los recortes del gasto mejorarían la confianza del consumidor y de las empresas, y que ello podría perfectamente inducir un crecimiento más rápido, en vez de ralentizarlo.

Deberían haber sido más listos, incluso en aquel entonces: los supuestos ejemplos históricos de "austeridad expansionista" que empleaban para justificar su razonamiento ya habían sido rigurosamente desacreditados. Y también estaba el vergonzoso hecho de que mucha gente de la derecha ya había declarado prematuramente, a mediados de 2010, que la de Irlanda era una historia de éxito que demostraba las virtudes de los recortes del gasto, solo para ver cómo se agravaba la recesión irlandesa y se evaporaba cualquier confianza que los inversores pudieran haber sentido.

Por cierto que, aunque parezca mentira, este año ha vuelto a suceder lo mismo. Muchos proclamaron que Irlanda había superado el bache, y demostrado que la austeridad funciona (y luego llegaron las cifras, y eran tan deprimentes como antes).

Pero la insistencia en recortar inmediatamente el gasto siguió dominando el panorama político, con efectos malignos para la economía estadounidense. Es verdad que no hubo ninguna medida de austeridad nueva digna de mención a escala federal, pero sí hubo mucha austeridad "pasiva" a medida que el estímulo de Obama fue perdiendo fuerza y los Gobiernos estatales y locales con problemas de liquidez siguieron con los recortes.

Los mercados financieros están indicándonos que deberíamos endeudarnos más

Claro que, se podría argumentar que Grecia e Irlanda no tenían elección en cuanto a imponer la austeridad, o, en cualquier caso, ninguna opción aparte de suspender los pagos de su deuda y abandonar el euro. Pero otra lección que nos ha enseñado 2011 es que Estados Unidos tenía y sigue teniendo elección; puede que Washington esté obsesionado con el déficit, pero los mercados financieros están, en todo caso, indicándonos que deberíamos endeudarnos más.

Una vez más, se suponía que esto no debía pasar. Iniciamos 2011 con advertencias funestas sobre una crisis de la deuda al estilo griego que se produciría en cuanto la Reserva Federal dejara de comprar bonos, o las agencias de calificación pusieran fin a nuestra categoría de Triple A, o el superfabuloso comité no consiguiera alcanzar un acuerdo, o algo. Pero la Reserva Federal finalizó su programa de adquisición de bonos en junio; Standard & Poor's rebajó a Estados Unidos en agosto; el supercomité alcanzó un punto muerto en noviembre; y los costes de los préstamos de Estados Unidos no han parado de disminuir. De hecho, a estas alturas, los bonos estadounidenses protegidos de la inflación pagan un interés negativo. Los inversores están dispuestos a pagar a Estados Unidos para que les guarde su dinero.

Es posible que acabemos siguiendo el consejo de Keynes, que sigue siendo tan válido como lo era hace 75 años

La conclusión es que 2011 ha sido un año en el que nuestra élite política se obsesionó con los déficits a corto plazo que de hecho no son un problema y, de paso, empeoró el verdadero problema: una economía deprimida y un desempleo masivo.

La buena noticia, por decirlo así, es que el presidente Barack Obama por fin ha vuelto a luchar contra la austeridad prematura, y parece estar ganando la batalla política. Y es posible que uno de estos años acabemos siguiendo el consejo de Keynes, que sigue siendo tan válido hoy como lo era hace 75 años.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: algoporalgo Enviado: 09/02/2012 01:03

John Maynard Keynes

De Wikipedia, la enciclopedia libre
John Maynard Keynes
John Maynard Keynes.jpg
Keynes en 1946.
Nombre John Maynard Keynes
Nacimiento 5 de junio de 1883
Bandera del Reino Unido Cambridge, Reino Unido
Fallecimiento 21 de abril de 1946 (62 años)
Bandera del Reino Unido Firle,
Sussex Oriental, Reino Unido
Nacionalidad británico
Alma mater Cambridge University Crest.svg Universidad de Cambridge
Ocupación Economista
Conocido por Macroeconomía, Keynesianismo, demanda agregada, oferta agregada
Título Primer Barón Keynes
Partido político Partido Liberal del Reino Unido
Creencias religiosas Agnóstico
Cónyuge Lidya Lopokova
Padres John Neville Keynes y Florence Ada Brown
Obras Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Para las teorías económicas de Keynes, véase keynesianismo.

John Maynard Keynes, primer barón Keynes (5 de junio de 188321 de abril de 1946) fue un economista británico, considerado como uno de los más influyentes del siglo XX,[1] cuyas ideas tuvieron una fuerte repercusión en las teorías y políticas económicas.

La principal novedad de su pensamiento radica en plantear que el sistema capitalista no tiende a un equilibrio de pleno empleo de los factores productivos, sino hacia un equilibrio que solo de forma accidental coincidirá con el pleno empleo. Keynes y sus seguidores de la posguerra destacaron no solo el carácter ascendente de la oferta agregada, en contraposición con la visión clásica, sino además la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de los shocks ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los altibajos en la confianza de los inversionistas. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la intervención pública directa en materia de gasto público que permite cubrir la brecha o déficit de la demanda agregada.[1] Está considerado también como uno de los fundadores de la macroeconomía moderna.

Keynes fue una personaje muy polifacético, que además de ser un economista teórico que cambió la consideración de la macroeconomía en el siglo XX, desempeñó también múltiples puestos en el mundo económico, fue profesor en la Universidad de Cambridge desde 1908, editor del Economic Journal desde 1912, secretario de la Royal Economic Society, alto funcionario de la Administración británica y negociador internacional en nombre de Inglaterra en diferentes ocasiones; trabajó también en el sector empresarial, en la dirección de inversiones de una compañía de seguros, y de asesor financiero del King´s College, del Banco de Inglaterra y del propio gobierno británico. Dentro también del mundo de la economía fue gran aficionado a la historia económica y biógrafo de grandes economistas. Fuera del mundo económico, durante sus estudios en la Universidad de Cambridge se interesó por la matemáticas, estadística, filosofía, literatura y solo finalmente por la economía. Fue también director y principal accionista del Teatro de las Artes de Cambridge y mecenas del grupo de Bloomsbury, coleccionista de pintura moderna y bibliófilo de literatura científica.

Contenido

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[editar] Biografía

[editar] Keynes estudiante

Comedor del King's College (Cambridge) Keynes estuvo muy vinculado a esta institución toda su vida, en la que su padre impartía clases, donde Maynard realizó su estudios y donde posteriormente fue profesor y también administrador financiero.

John Maynard Keynes nació en la ciudad de Cambridge, en una familia acomodada de reputado nivel cultural. Sus padres eran John Neville Keynes, profesor de economía y filosofía en la Universidad de Cambridge y Florence Ada Brown, una de las primeras mujeres que logró estudiar en las universidades británicas, era una autora y precursora de la asistencia social que llegó a ser alcaldesa de Cambridge en 1932.[2] Su hermana Margaret (1885–1974) contrajo matrimonio con el premio Nobel en fisiología Archibald Hill y su hermano menor Geoffrey Keynes (1887–1982) fue cirujano y gran bibliófilo.

En 1897 obtuvo una beca para estudiar en Colegio Eton y en 1902, ingresó en el King's College en la Universidad de Cambridge donde estudió matemáticas y teoría de probabilidades para finalmente optar por los estudios de Economía, recibiendo clases de Alfred Marshall y Arthur Pigou.[3]

Durante su estancia como estudiante universitario en Cambridge, frecuentó el grupo de los llamados Apóstoles y de ahí pasó al denominado Círculo de Bloomsbury, grupo intelectual y artístico, que proponía un nuevo orden social, contrario a los principios morales victorianos, del que formaban parte entre otros el escritor Lytton Strachey, Leonard y Virginia Woolf o el pintor Duncan Grant, con quien Keynes mantuvo una relación homosexual durante varios años.[4] [5] [6]

La fascinación homoerótica de Keynes por Sergéi Diaghilev le llevó a conocer en octubre de 1918 a Lidya Lopokova,[7] una bailarina rusa de su compañía, con quien contrajo matrimonio luego de un viaje por Taiwán.

[editar] El comienzo de su carrera

En 1906 fue nombrado funcionario público del Home Civil Service, siendo destinado a la Indian Office donde acumuló un profundo conocimiento del sistema financiero indio, producto de su estancia en este departamento escribió en 1913 "Moneda y finanzas en la India". Después de considerar decepcionante su trabajo en esta oficina, renunció a su puesto en junio de 1908, para trabajar en la Universidad de Cambridge en teoría de probabilidades. En 1909 consiguió una plaza de profesor en la cátedra de Pigou de esta universidad. En 1911 fue nombrado editor de la revista económica Economics Journal y durante los años 1913-14 fue miembro de la Royal commission on Indian Finance and Currency.

A partir de 1916 comenzó a trabajar como consejero del Ministerio de Hacienda británico (HM Treasury), entre sus responsabilidades se encontraba el diseño de los contratos crediticios entre Gran Bretaña y sus aliados continentales durante la guerra, y los sistemas de adquisiciones exteriores. En 1919, tras finalizar la primera guerra mundial formó parte de la delegación británica en la Conferencia de Paz de París, puesto del que dimitió ese mismo año por estar disconforme con el régimen abusivo de indemnizaciones y reparaciones que se imponían a Alemania. Sobre este tema escribió, en 1919, el libro "Las consecuencias económicas de la paz", en el que anunciaba las implicaciones y consecuencias de las condiciones económicas impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles.

[editar] El periodo de entreguerras

En 1919, regresó a la Universidad de Cambridge, pero compartía su tiempo entre sus estancias en el domicilio familiar de la calle Harvey en Cambridge y el 46 de Gordon Square en Londres, ciudad donde ejercía una intensa conjunto de actividades, fue miembro de varios consejos de administración de empresas financieras y aseguradoras, dirigía el semanario Nation and Athenaeum y Econoic Journal y participaba en el Consejo asesor económico del primer ministro británico. Keynes también fue un inversor de éxito logrando hacerse con una gran fortuna (después de afianzarse como economista ya que en su juventud sufrió grandes pérdidas que debieron ser cubiertas por su padre). Durante el Crack del 29 casi queda en bancarrota, pero pudo recuperarse en poco tiempo. Se le considera un gran bibliófilo, en especial por lo que respecta a las ediciones originales de las obras de Isaac Newton. Estaba interesado en la literatura en general y el drama en particular; se constituyó en empresario del Teatro de Artes de Cambridge, labor en la que puso gran entusiasmo (cierto día que el portero estaba ausente se le pudo ver a él mismo cortando las entradas en el hall). Gracias a esto, la institución se convirtió durante un tiempo en el más importante escenario británico fuera de Londres. En 1925 contrajo matrimonio con la bailarina rusa Lydia Lopokova.[8]

Bertrand Russell decía de Keynes que era la persona más inteligente que había conocido, señalando que «cada vez que hablaba con Keynes, sentía que mi vida estaba en sus manos, y rara vez no me hacía sentir un poco tonto». Otro conocido comentario que Keynes hizo a su mujer fue que había «encontrado a Dios en el tren de las 5:15» cuando recibía a Ludwig Wittgenstein, el protegido de Russell, para su estancia en Cambridge.

[editar] Muerte

Keynes murió de un infarto. Sus problemas cardíacos fueron agravados por la presión de su trabajo en los problemas financieros internacionales de la posguerra. Su padre, John Neville Keynes (18521949), vivió tres años más. El hermano de Keynes, Sir Geoffrey Keynes (18871982), fue un distinguido cirujano, profesor universitario y bibliófilo. Sus sobrinos fueron el fisiólogo Richard Keynes (nacido en 1919) y Quentin Keynes (19212003), aventurero y bibliófilo.

[editar] Carrera

El número 46 de Gordon Square, en Londres, residencia de Keynes, en esta ciudad, entre 1916 y 1946.

[editar] Tratado sobre probabilidad

Keynes publicó su Tratado sobre probabilidad en 1920, una notable contribución a las bases matemáticas y filosóficas de la teoría de la probabilidad.

http://es.wikipedia.org/wiki/John_Maynard_Keynes



 
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