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General: EL PANÓPTICO DE BENTHAM
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De: albi (Mensaje original) |
Enviado: 09/02/2012 12:42 |
Panóptico
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Diseño del panopticón de Bentham.
El panóptico es un centro penitenciario imaginario diseñado por el filósofo Jeremy Bentham en 1791.[1] El concepto de este diseño permite a un vigilante observar (-opticón) a todos (pan-) los prisioneros sin que éstos puedan saber si están siendo observados o no.
La estructura de la prisión incorpora una torre de vigilancia en el centro de un edificio anular que está dividido en celdas. Cada una de estas celdas comprende una superficie tal que permite tener dos huecos: uno exterior para que entre la luz y otro interior dirigido hacia la torre de vigilancia. Los ocupantes de las celdas se encontrarían aislados unos de otros por paredes y sujetos al escrutinio colectivo e individual de un vigilante en la torre que permanecería oculto. Para ello, Bentham no sólo imaginó persianas vecinas en las ventanas de la torre de observación, sino también conexiones laberínticas entre las salas de la torre para evitar destellos de luz o ruido que pudieran delatar la presencia de un observador.[2]
De acuerdo con el diseño de Bentham, este sería un diseño más barato que el de las prisiones de su época, ya que requiere menos empleados. Puesto que los vigilantes no pueden ser vistos, no sería necesario que estuvieran trabajando todo el tiempo, dejando la labor de la observación por instantes. Aunque el diseño tuvo efectos limitados en las cárceles de la época de Bentham, se vio como un desarrollo importante. Así, Michel Foucault (en Vigilar y castigar) consideró el diseño como un ejemplo de una nueva tecnología de observación que trascendería al Ejército, a la educación y a las fábricas.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 12:54 |
Vigilar y castigar, de 1975, empieza con una descripción muy gráfica de la ejecución pública del regicida Damiens en 1757. Contra ésta, Foucault expone una prisión gris, 80 años después y busca entender cómo pudo ocurrir tal cambio en la forma de castigar a los convictos en un período tan corto. Estas dos formas de castigo tan contrastantes son dos ejemplos de lo que llama “tecnologías de castigo”. La primera, la tecnología de castigo ‘monárquica’, consiste en la represión de la población mediante ejecuciones públicas y tortura. La segunda, el “castigo disciplinario”, según dice, es la forma de castigo practicada hoy día; este castigo le da a los “profesionales” (psicólogos, facilitadores, guardias, etc.) poder sobre el prisionero: la duración de la estancia depende de la opinión de los profesionales.
Foucault compara la sociedad moderna con el diseño de prisiones llamadas panópticos de Bentham (nunca construidas pero tomadas en cuenta): allí, un solo guardia puede vigilar a muchos prisioneros mientras el guardia no puede ser visto. El oscuro calabozo de la pre-modernidad ha sido reemplazado por la moderna prisión brillante, pero Foucault advierte que “la visibilidad es una trampa”. A través de esta óptica de vigilancia, dice, la sociedad moderna ejercita sus sistemas de control de poder y conocimiento (términos que considera tan íntimamente ligados que con frecuencia habla del concepto “poder-conocimiento”). Foucault sugiere que en todos los planos de la sociedad moderna existe un tipo de ‘prisión continua’, desde las cárceles de máxima seguridad, trabajadores sociales, la policía, los maestros, hasta nuestro trabajo diario y vida cotidiana. Todo está conectado mediante la vigilancia (deliberada o no) de unos seres humanos por otros, en busca de una ‘normalización’ generalizada.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 13:00 |
(contratapa)
Quizá nos dan hoy vergüenza nuestras prisiones. El siglo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites y a veces en el corazón de las ciudades. Le encantaba esta nueva benignidad que remplazaba los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y de saber corregir en adelante las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social. A los que roban se los encarcela; a los que violan se los encarcela; a los que matan, también. ¿De dónde viene esta extraña práctica y el curioso proyecto de encerrar para corregir, que traen consigo los Códigos penales de la época moderna? ¿Una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien una tecnología nueva: el desarrollo, del siglo XVI al XIX, de un verdadero conjunto de procedimientos para dividir en zonas, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez "dóciles y útiles". Vigilancia, ejercicios, maniobras, calificaciones, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros, una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, se ha desarrollado en el curso de los siglos clásicos, en los hospitales, en el ejército, las escuelas, los colegios o los talleres: la disciplina. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades: pero les dio un subsuelo profundo y sólido — la sociedad disciplinaría de la que seguimos dependiendo. De Michel Foucault, Siglo XXI Editores ha publicado también El nacimiento de la clínica. La arqueología del saber. Las palabras y las cosas. Historia de la sexualidad 1 : La voluntad de saber. Historia de la sexualidad 2: El uso de los placeres, Historia de la sexualidad 3: La inquietud de sí y Raymond Roussel. |
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Para imaginar un nuevo estilo de cárcel ....
Nuevas cárceles: Barrotes con un tinte más humano Por Oriana Olivos La construcción ya comenzó. El nuevo diseño contempla como unidad básica el módulo de reclusión con celdas individuales, dejando en el pasado el dormitorio común.
La nueva infraestructura penitenciaria ya es una realidad. Imponentes edificios, con una arquitectura singular, están siendo emplazados en diversas regiones del país. Se trata de un nuevo modelo que deja atrás las celdas colectivas, reemplazándolas por la individual.
Allí, las personas que deben sufrir reclusión por haber transgredido la ley harán su vida como si estuvieran en una ciudadela.
La base del diseño es el módulo de reclusión, donde se ubicarán las celdas que a su vez convergerán a un espacio común: una gran cancha.
La arquitectura se plasma en un concepto básico: la compartimentación. Explica Mauricio Márquez, gerente general de BAS consorcio a cargo de la concesión de cinco recintos nuevos, que estos establecimientos se han diseñado con el principio de estructurar unidades de subcárceles autosuficientes (similar a un condominio de casas). Se caracterizan porque permiten albergar en promedio a 80 internos por módulo, con celdas de uno o tres reclusos (nunca de dos), segregados según su compromiso delictual, sexo y vulnerabilidad.
Tal vez es difícil imaginárselo, pero los nuevos establecimientos podrían asimilarse al feudo medieval. Haciendo un pantallazo, al ingresar la gente se encontrará con un holgado espacio en plena calle, cuyo objetivo es recibir a familiares y amigos de los reclusos. La idea es erradicar de una vez por todas esas largas colas en la vía pública. Este lugar, tratado paisajísticamente, será la antesala de la visita. Por lo menos, éste es el ejemplo del nuevo establecimiento penitenciario que se construye al lado del by pass de Rancagua, cuyo avance en obras supera el 50%.
Estos recintos estarán protegidos por un gran muro de hormigón, que es la piel que divide el mundo interior de los reclusos del mundo de la libertad. Después de esta inmensa contención, existen alineadas varias barreras de seguridad, controladas por seres humanos, equipos tecnológicos y también por perros.
Una vez dentro, los familiares ingresarán, por diversos circuitos, a los espacios diseñados para las visitas, ubicados en los respectivos módulos de reclusión. Se termina así la aglomeración de personas en el gimnasio de la clásica cárcel, evitando los típicos problemas que de por sí esta situación acarrea.
Pero también se contemplan iglesias, centros hospitalarios, espacios para el trabajo remunerado, para la educación y para talleres de rehabilitación. "Todo para que se cree un sistema autosustentable", dicen las autoridades.
Hablando de dimensiones, los reclusos tendrán mucho espacio. Un ejemplo que representa a las diez nuevas cárceles de este histórico proyecto es Rancagua. Este establecimiento tendrá cerca de 40 mil metros cuadrados y acogerá a 1.700 internos. Nada despreciable si se calcula el tamaño per cápita.
¿Cómo tanta modernidad ha sido posible en tan poco tiempo?
Camilo Rojas, coordinador general de Concesiones, dice que se creó un modelo de financiamiento similar al usado en la construcción y operación de las carreteras. En este caso, las empresas concesionarias diseñan, construyen, mantienen y operan las cárceles. La inversión viene de los privados. Y el Ministerio de Justicia, a través de un sistema de subsidio, les devuelve el dinero a las concesionarias que se adjudicaron el proyecto.
Para esto, se establecieron tres tipos de subsidios: uno fijo para la construcción, el que se reembolsará al privado semestralmente durante diez años, desde que los recintos comiencen a operar; otro, también fijo, para la operación, que dura toda la concesión, y un tercero, de carácter variable, por el número de internos promedio que atendió el establecimiento en el semestre anterior.
"Sin este modelo", afirma Camilo Rojas, "habría sido imposible construir en el corto plazo toda esta infraestructura".
En total con este sistema se emplazarán diez establecimientos, los que se localizarán en Iquique, La Serena, Rancagua, Concepción, Antofagasta, Santiago, Valdivia y Puerto Montt. También se contempla uno más en la Región Metropolitana y otro en la VII Región. Hasta la fecha existen tres grupos de cárceles adjudicados, y en proceso de estudio se encuentra un cuarto. En periodo de construcción, con un avance del 50%, se hallan los establecimientos penitenciarios de Iquique, La Serena y Rancagua.
Competencias claras
Según el subsecretario de Justicia, Jaime Arellano, Chile en el tema de establecimientos penitenciarios fue más allá del sistema francés, al dejar el diseño en manos de las empresas concesionarias, sobre la base de los requisitos que establece la ley chilena.
"Esta deja muy claro que las personas que deben cumplir una pena tienen que hacerlo en un edificio público y que la vigilancia debe estar a cargo de Gendarmería de Chile (Genchi)".
Por ejemplo, en Estados Unidos es al revés, porque las cárceles están totalmente privatizadas.
La empresa concesionaria sí deberá hacerse cargo de mantener en buen estado los sistemas de control, educar y rehabilitar a los internos. También se hará responsable de la alimentación, de la salud y de la limpieza. Por eso no será raro que al interior de los recintos funcionen lavanderías, casinos y otros servicios operados por personal externo, labores que hasta ahora eran exclusivas de Gendarmería.
Dice Jaime Arellano que al incorporar empresas especializadas, se busca hacer más eficientes los servicios y que Genchi se vuelque sólo al ámbito que le compete: la seguridad.
Para garantizar que las prestaciones estén de acuerdo con los estándares exigidos por el Ministerio de Justicia y Genchi, los consorcios que llevan adelante los proyectos deben contar con una empresa especializada en la operación de cárceles. Un caso importante lo representan BAS y BAS Dos, que se adjudicaron los recintos del grupo I y el Grupo II (Alto Hospicio, La Serena, Rancagua, Antofagasta y Concepción).
Dice el ejecutivo Mauricio Márquez que estos consorcios están formados por tres accionistas: Sodexho Chile y las constructoras Besalco y Torno Chile. "Estas empresas han unido su experiencia y expertis para desarrollar estos proyectos de construcción y de distribución de servicios penitenciarios".
Sólo Sodexho cuenta con un gran bagaje en operar establecimientos penitenciarios a nivel internacional. Su currículo dice que en el mundo maneja recintos que en total contienen a una población de 66 mil internos. Por ejemplo, en el continente europeo tienen en sus manos cerca de cien establecimientos. "Esto avala lo que está haciendo en nuestro país", dice Márquez.
Trabajo compartido
Este nuevo modelo de cárcel promete rehabilitación de verdad. Dice Jaime Arellano, subsecretario de Justicia, que todo está diseñado para brindar al recluso un ambiente que le permita reinsertarse socialmente. "Los internos permanecerán en recintos de última generación que presentan un equilibrio en la seguridad desde todos los puntos de vista: para el interno, para el personal que trabaja y también para la comunidad".
Pero el plan es bien concreto. Explica Mauricio Márquez que, además de educación, se les brindará a las personas la posibilidad de trabajar en los servicios de alimentación, lavandería y aseo. "Así como lo ha hecho Sodexho en otras latitudes como estrategia de inserción social".
La suerte está echada. Y las empresas concesionarias operarán las cárceles durante 20 años. Para efectuar este maratónico programa, los recursos no han sido pocos: la suma asciende a 280 millones de dólares. Estos fondos provienen de las empresas, las que han recurrido a la banca para completar todo el capital financiero demandado.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 14:23 |
“Hacen falta tiempo y cambio cultural”
El especialista argentino en Salud Mental, impulsor de la desmanicomialización en Río Negro, sostiene una fórmula ya aplicada con éxito en Chile: “No se trata de cómo cerrar manicomios, sino de cómo abrir servicios con mejores respuestas”.
Por Pedro Lipcovich
La pregunta no debería ser “¿cómo cerrar los manicomios?”, sino “cómo abrir nuevos servicios que den mejores respuestas, porque, entonces, la población los elegirá”, y eso llevará al cierre de los manicomios. Así lo plantea Hugo Cohen, asesor en salud mental para Sudamérica en la Organización Panamericana de la Salud. La fórmula no es mera esperanza a futuro, sino que ya muestra resultados en países como Chile, donde el principal centro de internación psiquiátrica está a punto de cerrar por falta de pacientes. Sin embargo, “en la mayoría de los países sudamericanos, los centros de salud no atienden la salud mental ni existe internación en hospitales generales”, con lo cual los afectados desembocan en el psiquiátrico. Para la OPS, la atención de la salud mental se liga con el fortalecimiento de los lazos comunitarios y personales, ya que “cotidianamente, sin saberlo nos ayudamos y apoyamos: nos damos cuenta cuando perdemos ese apoyo”. Cohen, argentino, encabezó la desmanicomialización en la provincia Río Negro y se desempeñó en distintos países latinoamericanos. Participa en el Foro de Autoridades de Salud Mental de Sudamérica, que finaliza mañana en Buenos Aires.
–¿Qué avances se destacan, en Sudamérica, en el proyecto de sustituir los hospitales psiquiátricos por otras formas de atender la salud mental?
–El país más avanzado es Chile, que incorporó a los hospitales generales servicios de salud mental, con internaciones breves; hay centros comunitarios, apoyo para las familias e incluso emprendimientos como viveros, sostenidos por pacientes, que producen para el mercado. El hospital psiquiátrico más antiguo de Chile, El Peral, está por cerrar porque le quedan muy pocos pacientes. También en estados de Brasil, como Campinas y Rio Grande do Sul, desarrollaron “centros de atención psicosocial” y cerraron muchas instituciones. En México, también se abrió la internación en hospitales generales y se capacitó al personal de guardia para atender urgencias en salud mental. Pero, en la mayoría de los países sudamericanos, los centros de salud no atienden ni siquiera urgencias en salud mental, ni disponen de adecuados psicofármacos, ni hay posibilidad de internación en hospitales generales.
–¿Hay acuerdo sobre cómo avanzar hacia el cierre de los manicomios?
–Se trata de pensarlo, no como cierre, sino como apertura: en la medida en que se abren servicios que dan mejores respuestas, la población los elige. Hay que construir una oferta que genere una nueva demanda. Cuando la gente ve que al hijo con esquizofrenia no es necesario apartarlo, sino que se lo puede atender en el centro de salud del barrio y en el hospital general, elige este camino. Hace falta tiempo, se trata de cambios culturales, pero son factibles: por ejemplo, hace cuarenta años, la sociedad no aceptaba que un nene con síndrome de Down pudiera ir a una escuela, integrarse, jugar: hoy sí. Lo mismo puede valer para la psicosis. En realidad, los prejuicios no sólo afectan al “loco”: una persona con un cuadro depresivo puede no atreverse a decirlo en su trabajo por temor a que la echen, en vez de tomarlo como un problema que puede requerir su tiempo para tratarse y después volver a trabajar.
–Ya que mencionó la depresión, se debate sobre el riesgo de medicalizarla, reduciéndola a una “enfermedad” curable con fármacos.
–No todas las depresiones se resuelven con medicación: muchas evolucionan bien con abordajes psicoterapéuticos y otras con apoyos que no son ni farmacológicos ni psicoterapéuticos: muchas veces, lo que actúa es el vínculo; la relación con un otro por el que se siente ayudado, acompañado, reconocido y rescatado en su momento de sufrimiento; éste otro puede ser un amigo o una instancia religiosa.
–Este último abordaje implica a la comunidad.
–Sin duda. En lo cotidiano, todos nos ayudamos y apoyamos mutuamente, aunque no lo sepamos: nos damos cuenta cuando perdemos ese apoyo. Entonces, cuando una persona atraviesa una crisis, conviene rescatar y fortalecer esos vínculos, para que lo ayuden más que lo habitual. Y esto contraindica nuevamente la internación en el manicomio, donde se corta lo poco que a la persona le quedaba de la relación con su entorno inmediato.
–Se trata, entonces, de fortalecer ese entorno.
–Muchas familias necesitan apoyo para hacerse cargo del miembro con problemas. Esto se ve claro en los problemas de los adultos mayores, como la demencia: el primero que se quiebra suele ser el familiar, si no recibe ayuda para hacerse cargo del otro. Se trata de cuidar a los que cuidan.
–¿De qué modo?
–Hay aspectos muy concretos: subsidios, pensiones, licencias en el trabajo. En otro orden, se disponen cursos e intervenciones profesionales de apoyo a las familias. Y son muy efectivas las asociaciones de familias: las que tuvieron problemas y lograron superarlos apoyan a otras que, en plena crisis, no saben qué hacer ni a quién recurrir. Pero a veces no hay familia, o la que hay no tiene posibilidad de sostener a esa persona, quizá porque la familia misma atraviesa un momento de crisis. Existen, entonces, estructuras intermedias como los hogares sustitutos.
–¿Qué se plantea para las personas ya internadas en instituciones psiquiátricas?
–Hace falta una transición prolongada: no se trata de cerrar los hospitales psiquiátricos y dejar a las personas en la calle. Es necesario evaluar qué respuesta es la mejor para cada persona internada: hogar de día, de noche, volver con la familia, tomar una familia sustituta. La experiencia internacional muestra que, de este modo, el 90 por ciento de los internados se reintegran; los restantes pueden permanecer en espacios asignados en los hospitales generales.
–Se ha señalado la resistencia de profesionales y empleados de los hospitales psiquiátricos, así como la presión de los fabricantes de psicofármacos.
–En efecto, intereses perversos de los laboratorios medicinales no facilitan estos cambios. Por otra parte, los profesionales reciben una formación limitada a lo clínico, que no incorpora la dimensión de la salud pública. Hace poco, al dialogar con alumnos de una facultad de psicología argentina muy importante, ninguno conocía la Declaración de Caracas.
–¿Qué dice la Declaración de Caracas?
–Se emitió en 1990, en el marco de la OMS, como resultado de un encuentro de expertos sobre la salud mental en América latina: planteó claramente la sustitución progresiva de los hospitales psiquiátricos por sistemas basados en la comunidad. Observó que la existencia de esas instituciones desconoce acuerdos internacionales sobre derechos humanos. Señaló que el presupuesto para salud mental debería acercarse al diez por ciento del presupuesto total en salud; en Sudamérica, en promedio, no supera el 1,5 por ciento. Advirtió sobre la ineficacia e ineficiencia de esos establecimientos psiquiátricos, que, aun en países con economías en crisis, reciben, por cada paciente, miles de dólares mensuales, que se pierden por la corrupción. La Declaración de Caracas fue ratificada en 2001, en Ginebra, y hace dos años en Brasilia.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 14:32 |
El mejor servicio es auxiliar a las familias, para que enfermos mentales, ancianos y niños puedan quedar en su casa CON SU FAMILIA. |
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 14:35 |
LOS HOSPITALES PSIQUIÁTRICOS, LAS CÁCELES, LOS ASILOS DE ANCIANOS O GERIÁTRICOS, LOS INSTITUTOS DE MENORES, LOS HOGARES SUSTITUTOS, SON DIFERENTES DE HACER MERCADEO DE LA NIÑEZ, LA ANCIANIDAD, LAS DIFICULTADES EMOCIONALES, Y EL DELITO. |
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 15:17 |
Minoridad y Familia
Expondrán en Suiza sobre el proceso de desinstitucionalización de menores
Mirta Videla, titular del Hogar Materno Infantil “Juana Koslay” expondrá sobre la experiencia puntana en un congreso internacional que se realizará en Suiza. Allí mostrará videos y fotografías sobre la transformación que experimentó la provincia en este ámbito. Se preparan cursos de capacitación sobre el uso indebido de drogas y el crecimiento y desarrollo del niño.
La directora del Hogar Materno Infantil “Juana Koslay”, Mirta Videla expondrá en un congreso internacional que se realizará en Suiza sobre el proceso de desinstitucionalización de menores que se llevó a cabo en San Luis en los últimos meses.
Videla, una profesional de una aquilatada trayectoria a nivel nacional, que incluye el ejercicio de la docencia en la Universidad de Buenos Aires y participación en el Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia; ya prepara una serie de videos, fotos y escritos sobre la transformación que sufrieron las instituciones de menores en la provincia.
El material será expuesto en un congreso sobre Minoridad y Familia que se llevará a cabo en Ginebra, donde llega poca información referida a las transformaciones que se están llevando a cabo en Argentina sobre esta temática.
Videla fue invitada a exponer allí sobre la desinstitucionalización de los menores en riesgo por Atilio Alvarez, un reconocido experto argentino.
“La experiencia de San Luis es muy original y rica, auque no fue para nada fácil, ya que en estos 3 meses vivimos en un contexto de violencia”, puntualizó la especialista.
Pero además, la transformación llevada a cabo en la provincia se realizó con los mismos recursos con que se gestionaban antes los institutos de menores.
“Es que todos los profesionales que trabajan por ejemplo en el Materno Infantil, vienen del Plan de Inclusión Social”, aseguró la funcionaria.
Se trata de 11 profesionales, que reciben capacitación sobre el tema y que obviamente dejarán su impronta en el trato de los menores y las familias en riesgo puntanas.
El Hogar
Desde su llegada, Videla se encargó de realizar una reorganización del Hogar Materno Infantil, que se dividió en diferentes áreas, cada una de ellas destinada a un fin y actividad en particular.
Así, hoy el predio cuenta con una Sala de reunión de profesionales; una Repartería General; un Costurero; un Lavadero; una Sala para cantar, bailar y jugar; una Niñería (equipada con cunas y camas) y una sala de Juego y creatividad (dividida en 4 rincones: Rincón Arte y Lectura, Rincón del Hogar, Rincón de Armado y ‘Motricidad’ y ‘Rincón de Bebé’).
La antigua capilla, fue transformada en un aula donde se dictan los cursos de capacitación del personal que actualmente atiende a 13 niños y un bebé, además de 2 madres, una menor y una adulta.
En lo que respecta a los empleados, estos están siendo capacitados sobre el tema de la nutrición, porque no existía en el hogar una guía de nutrición adecuada.
Asimismo, otro grupo de psicólogos está organizando un Registro de Memoria Institucional del Hogar con fotos del lugar antiguas y otras actuales.
Por otro lado, se sacó de la institución a los varones, que ahora viven en una casa que depende de la repartición, acompañados de cuidadores, psicólogos y educadores.
De acuerdo a Videla, la idea es que en un futuro el Hogar Materno se transforme en un centro de capacitación, una escuela de Promoción Familiar.
Por eso, durante el mes de agosto llegará a San Luis, Andrés Pallavino, el mayor experto en uso indebido de drogas con que cuenta el país.
Pallavino, que fue el director de la primera comunidad terapéutica para adictos y miembro del Consejo Nacional del Menor y la Familia capacitará al equipo técnicos que trabajará en colaboración con el Municipio capitalino en los barrios de la ciudad.
También en agosto visitará San Luis, el pediatra Alberto Grieco, miembro emérito de la Sociedad Argentina de Pediatría y único discípulo del doctor Florencio Escardó, el creador de la Pediatría Humanista.
Grieco dará un curso que preparó especialmente para San Luis referido al crecimiento y desarrollo del niño en el marco de la familia.
Todos los seminarios tienen invitación a la totalidad de los Programas relacionados con la Familia, al personal de Salud, a los cadetes del Instituto Universitario de Seguridad Integral y a todos los docentes que quieran asistir.
Centro de Documentación
Por otro lado ya están avanzadas las gestiones para que San Luis sea la primer provincia en contar con un Centro de Documentación Internacional sobre Familia y Minoridad.
El centro estará abierto a cualquier persona que desee consultar sobre el tema, que podrá leer una guía de documentación del material que hay en todo el mundo.
El proyecto se lleva adelante en colaboración con la Universidad de La Punta, donde también se dictará un postgrado sobre Minoridad y Familia.
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