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General: los fachos de buenos aires
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De: albi (Mensaje original) |
Enviado: 10/02/2012 00:15 |
chan chan listo! |
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De: albi |
Enviado: 10/02/2012 00:20 |
Qué incoherencias dices, Albi. Entre incoherencias y tópicos.
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De: albi |
Enviado: 10/02/2012 00:21 |
De: albi |
Enviado: 09/02/2012 10:13 |
El último Cooke Absolutamente seducido por la figura del Che Guevara, su amigo personal y de Alicia Eguren, Cooke profundiza, entonces, su admiración por los primeros logros de la Revolución Cubana. Y una característica que siempre lo subsumió fue la moral revolucionaria. Ese sentimiento de superioridad moral era esencial, en Cooke, para convencer al pueblo de que debía acompañar ese testimonio de lucha. Estaba convencido de se debía ganar primero la batalla por la legitimidad política antes que vencer a los enemigos en el campo de batalla. Y esa superioridad debía ser demostrada con el sacrificio desinteresado del militante dispuesto a luchar y morir por su pueblo y su patria. “Nosotros pertenecemos a este mundo nuevo de hombres heroicos unidos por el ideal revolucionario”, sentenció en La lucha por la liberación nacional.
Y hacia el fin de su vida, Cooke, que no había podido convencer a los cubanos de los ontología revolucionaria del peronismo, terminó catequizado por la visión marxista y definió al peronismo desde una postura clasista. Así, las contradicciones internas de ese movimiento nacional lo llevaban a su propia destrucción más que el accionar de sus enemigos locales y del imperialismo.
Cooke tenía ya la misma mirada de la Izquierda Tradicional sobre el peronismo. Para él la alianza de 1945, que después de todo no era otra para él que una revolución democrática burguesa, se quebró con la crisis económica y cuando se acabó la bonanza de posguerra la puja distributiva deglutió a los miembros del frente.
Lúcido, comprendió algo, que muchos militantes posteriores del peronismo revolucionario se negaron a ver: “El peronismo es revolucionario, pero no está organizado adecuadamente para las tareas revolucionarias… Era un gigante invertebrado y miope”, resumía, mustio, en el La lucha… En algunos escritos fue aún más ácido: “No se puede armar la clase trabajadora para que defienda a su régimen –habla de la posibilidad de las milicias obreras en 1955- y al otro día decirle: Bueno, m´hijo, devuelva las armas y vaya a producir plusvalía para el patrón”.
Pero su escepticismo lo llevaba a comprender que el peronismo tampoco podía ser suplantado por su poder en la masas. Es decir, con el peronismo no se podía hacer la revolución, peor tampoco se la podía hacer sin él. Por eso sostenía que “el peronismo no desaparecerá por sustitución sino mediante superación dialéctica, es decir, no negándolo, sino integrándolo en una síntesis”. Para él, eso era el Frente Nacional: la amalgama de la izquierda peronista con las izquierdas tradicionales –si lograban superar su sectarismo- y otros sectores como los movimientos rurales, estudiantiles, la pequeña burguesía y la burguesía industrial independiente del imperialismo”.
Así, Perón, iba a quedar en la historia como “el máximo valor de la política democrático burguesa en la Argentina, un premarxista que, por inteligencia o por conocimientos generales sigue la evolución que toma la historia y simpatiza con las fuerzas que representan el futuro, lo cual no significa que sea en este momento el destinado a trazar una política revolucionaria”.
Sin embargo, Cooke tampoco podía desprenderse definitivamente del viejo general; y tal vez, esa fatal melancolía es la que también envolvió a muchos militantes revolucionarios de la década del setenta. “Perón –reconocía el Bebe- no sólo es el artífice de la única época en que el obrero fue feliz. Es el recuerdo, el símbolo, de la primavera revolucionaria del proletariado argentino, del momento cenital de las grandes conquistas sociales y las reivindicaciones nacionales. Por eso, su mito se alimenta tanto de la adhesión de los obreros como del odio que le profesa la oligarquía”.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 10:37 |
Pues lamento margarita decirte, que vos no serás tampoco comunista ( según la idea de marx), hasta que no abolas en tu país ( españa) primero la monarquia y luego el estado, cosa que dudo con rajoy en el gobierno.
Para Marx, el comunismo es posterior a la abolición de todo estado , cosa que hasta el día de hoy no ha sucedido en ninguna parte del mundo, la revolución siempre ha quedado en socialismo y el socialismo tiene un espectro muy amplio.
saludos
Albi
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 10:40 |
Descalificar al contrario para que se vaya y deje de decir lo que a vos no te gusta, no es sinónimo de ser revolucionario, sino de anular al otro para lograr un discurso homogéneo.
saluditos
Albi
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 10:42 |
Y eso para mi, es sinónimo de no saber dónde uno está parado , no al revés.
Mientras tanto vivmos en democracia y aún gozamos de libertad de expresión.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 11:15 |
extracto de las palabras y las cosas michel Foucault:
"En apariencia, este lugar es simple; es de pura reciprocidad: ve- mos un cuadro desde el cual, a su vez, nos contempla un pintor. No es sino un cara a cara, ojos que se sorprenden, miradas directas que, al cruzarse, se superponen. Y, sin embargo, esta sutil línea de visibilidad implica a su vez toda una compleja red de incertidum- bres, de cambios y de esquivos. El pintor sólo dirige la mirada hacia nosotros en la medida en que nos encontramos en el lugar de su objeto. Nosotros, los espectadores, somos una añadidura. Acogidos bajo esta mirada, somos perseguidos por ella, remplazados por aque- llo que siempre ha estado ahí delante de nosotros: el modelo mismo. Pero, a la inversa, la mirada del pintor, dirigida más allá del cuadro al espacio que tiene enfrente, acepta tantos modelos cuantos espec- tadores surgen; en este lugar preciso, aunque indiferente, el contem- plador y el contemplado se intercambian sin cesar. Ninguna mirada es estable o, mejor dicho, en el surco neutro de la mirada que tras- pasa perpendicularmente la tela, el sujeto y el objeto, el espectador y el modelo cambian su papel hasta el infinito. La gran tela vuelta de la extrema izquierda del cuadro cumple aquí su segunda función: obstinadamente invisible, impide que la relación de las miradas lle- gue nunca a localizarse ni a establecerse definitivamente. La fijezaopaca que hace reinar en un extremo convierte en algo siempre inestable el juego de metamorfosis que se establece en el centro en- tre el espectador y el modelo. Por el hecho de que no vemos más que este revés, no sabemos quiénes somos ni lo que hacemos. ¿Ve- mos o nos ven? En realidad el pintor fija un lugar que no cesa de cambiar de un momento a otro: cambia de contenido, de forma, de rostro, de identidad. Pero la inmovilidad atenta de sus ojos nos hace volver a otra dirección que ya han seguido con frecuencia y que, muy pronto, sin duda alguna, seguirán de nuevo: la de la tela inmóvil sobre la cual pinta, o quizá se ha pintado ya hace tiempo y para siempre, un retrato que jamás se borrará. Tanto que la mi- rada soberana del pintor impone un triángulo virtual, que define en su recorrido este cuadro de un cuadro: en la cima —único punto visible— los ojos del artista; en la base, a un lado, el sitio invisible del modelo, y del otro, la figura probablemente esbozada sobre la tela vuelta. En el momento en que colocan al espectador en el campo de su visión, los ojos del pintor lo apresan, lo obligan a entrar en el cua- dro, le asignan un lugar a la vez privilegiado y obligatorio, le toman su especie luminosa y visible y la proyectan sobre la superficie inac- cesible de la tela vuelta. Ve que su invisibilidad se vuelve visible para el pintor y es traspuesta a una imagen definitivamente invisible para él mismo. Sorpresa que se multiplica y se hace a la vez más inevitable aún por un lazo marginal. En la extrema derecha, el cua- dro recibe su luz de una ventana representada de acuerdo con una perspectiva muy corta; no se ve más que el marco; si bien el flujo de luz que derrama baña a la vez, con una misma generosidad, dos espacios vecinos, entrecruzados, pero irreductibles: la superficie de la tela, con el volumen que ella representa (es decir, el estudio del pintor o el salón en el que ha instalado su caballete) y, delante de esta superficie, el volumen real que ocupa el espectador (o aun el sitio irreal del modelo). Al recorrer la pieza de derecha a izquierda, la amplia luz dorada lleva a la vez al espectador hacia el pintor y almodelo hacia la tela; es ella también la que, al iluminar al pintor, lo hace visible para el espectador, y hace brillar como otras tantas líneas de oro a los ojos del modelo el marco de la tela enigmática en la que su imagen, trasladada, va a quedar encerrada. Esta ven- tana extrema, parcial, apenas indicada, libera una luz completa y mixta que sirve de lugar común a la representación. Equilibra, al otro extremo del cuadro, la tela invisible: así como ésta, dando la espalda a los espectadores, se repliega contra el cuadro que la representa y forma, por la superposición de su revés, visible sobre la superficie del cuadro portador, el lugar —inaccesible para nos-otros— donde cabrillea la Imagen por excelencia, así también la ventana, pura abertura, instaura un espacio tan abierto como el otro cerrado; tan común para el pintor, para los personajes, para los mo- delos, para el espectador, cuanto el otro es solitario (ya que nadie lo mira, ni aun el pintor). Por la derecha, se derrama por una ven- tana invisible el volumen puro de una luz que hace visible toda la representación: a la izquierda, se extiende, al otro lado de su muy visible trama, la superficie que esquiva la representación que porta. La luz, al inundar la escena (quiero decir, tanto la pieza como la tela, la pieza representada sobre la tela y la pieza en la que se halla colocada la tela), envuelve a los personajes y a los espectadores y los lleva, bajo la mirada del pintor, hacia el lugar en el que los va a representar su pincel. Pero este lugar nos es hurtado. Nos vemos vistos por el pintor, hechos visibles a sus ojos por la misma luz que nos hace verlo. Y en el momento en que vamos a apresarnos trans- critos por su mano, como en un espejo, no podemos ver de éste más que el revés mate. El otro lado de una psique."
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De: albi |
Enviado: 10/02/2012 00:22 |
De: Matilda |
Enviado: 09/02/2012 13:21 |
Bueno, sorprendida de estar en líneas generales,de acuerdo con Margarita.
Aunque sí es necesario aclarar que muchos son los movimientos políticos, como políticos y pensadores individuales que han tomado ideas de Marx, con diferentes suertes y aciertos, como la Teología de la Liberación ,por ejemplo.
Pero lo que es innegable es que Marx es ante todo , el mejor analista del capitalismo y el mejor ,único e inigualble hasta ahora, creador de una alternativa, de una teoría político económica,capaz de superarlo.Luego no se puede, bajo ningún esfuerxzo,ni ningún desvarío político, ser capitalista, en cualquiera de sus expresiones o apoyando regímenes capitalistas y decirse marxista,porque la única y fundamental idea del marxismo es la aniquilación del capitalismo y no su preservación en el tiempo mediante cualquier tipo de ilusión o teoría ilusoria.
Una cuestión es apoyar los movimientos populares, los logros de los trabajadores y otra cosa muy diferente es apoyar los regímenes soporíferos y creadores de falsas conciencias.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 13:37 |
Pues lamento margarita decirte, que vos no serás tampoco comunista ( según la idea de marx), hasta que no abolas en tu país ( españa) primero la monarquia y luego el estado, cosa que dudo con rajoy en el gobierno.
Para Marx, el comunismo es posterior a la abolición de todo estado , cosa que hasta el día de hoy no ha sucedido en ninguna parte del mundo, la revolución siempre ha quedado en socialismo y el socialismo tiene un espectro muy amplio.
saludos
Albi
Pero, Albi... ¿tengo yo que abolir en España la monarquía y el Estado?
De acuerdo, tus palabras son órdenes para mí. Mañana mismo exigiré, junto el glorioso Enano Infiltrado, que se disuelvan inmediatamente primero la monarquía y después el estado, para así poder ser comunista como tú dices, aunque creo que sentencias como la que se acaba de dictar contra el juez Garzón es una de las cosas que más pueden hacer contra el actual sistema de franquismo prolongado.
Ahora ya sé que, por ejemplo, Lenin no fue comunista hasta que logró tomar el poder. Albi, muchas gracias por tus enseñanzas.
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Ser marxista es naturalmente profesar la doctrina elaborada por marx, pero tb se llaman marxistas quienes partiendo de los puntos fundamentales del marxismo original y han asumido otros aspectos folosóficos, políticos y económicos etc etc. Además con frecuencia vemos que se consideran marxistas quienes solamente han tomado algunos elementos del marxismo. Creo que en la actualidad no hay un solo marxismo, sino varios marxismos, lo que no implica serlo verdaderamente.
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 17:14 |
marx dijo que la fase comunista se da con la abolición dell estado, asi que margarita, mucho me temo que sí, que tendrás que hacer la revolución mañana, abolir la monarquia, luego el estado, luego organizar nuevamente españa y entonces pasado mañana yo me retracto y el domingo me voy a españa.
besitos
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 17:17 |
Marthola, yo no hablaba de marxismo, sino de comunismo, pero es verdad si, hay muchas corrientes que tomaron el método materialista´dialéctico y son neo marxistas, es decir que no toman alp pie de la letra todo lo que sostiene marx.
También en el psicoanálisis tenés muchas corrientes neo psicoanalistas que toman el método freudiano, pero van agguirnando la teoría, así es la ciencia, se va superando permanentemente.
saludos
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 17:23 |
Y claro, entiendo, es que el juez garzon es demasiado justo para la izquierda de verdad....te lo cambio por oyharbide si querés, con ese andarían mejor por ahí digo no sé....
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De: albi |
Enviado: 09/02/2012 20:56 |
En el marxismo-leninismo el socialismo es considerado como la fase previa al comunismo, por ello los procesos revolucionarios vividos por la Unión Soviética, Cuba y China se relacionan con esta doctrina, ya que, en el caso de la Unión Soviética nunca se logró alcanzar el comunismo, y en el caso de Cuba todavía buscaría alcanzar ese objetivo.
wikipwdia
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De: albi |
Enviado: 10/02/2012 00:23 |
De: albi |
Enviado: 09/02/2012 20:59 |
Ahora ya sé que, por ejemplo, Lenin no fue comunista hasta que logró tomar el poder. Albi, muchas gracias por tus enseñanzas.
tampoco fue comunista cuando alcanzó al poder porque nunca logró el fin último de la revolución socialista que es precisamente el comunismo.
a menos que vos hablés de comunismo en el sentido platónico del término, ahí no sabría decirte si lenin fue o no comunista.
No tenés por qué darme las gracias amiga margarita es para mi un placer compartir lo que encuentro por ahi, (de paso me desasno un poco)
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De: Matilda |
Enviado: 09/02/2012 21:16 |
jeje, bueno,desconocer el comunismo de Lenin es un tanto asíiii de desconocimiento!
Sobre todo porque su obra es un grandísimo aporte al marxismo y es un gran teórico comunista, hay que leerlo, como por ejemplo la exponencial :
Marxismo y reformismo
A diferencia de los anarquistas, los marxistas admiten la lucha por las reformas, es decir, por mejoras de la situación de los trabajadores que no lesionan el poder, dejándolo como estaba, en manos de la clase dominante. Pero, a la vez, los marxistas combaten con la mayor energía a los reformistas, los cuales circunscriben directa o indirectamente los anhelos y la actividad de la clase obrera a las reformas. El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital. Cuando la burguesía liberal concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas. Por el contrario, si los obreros han asimilado la doctrina de Marx, es decir, si han comprendido que es inevitable la esclavitud asalariada mientras subsista el dominio del capital, no se dejarán engañar por ninguna reforma burguesa. Comprendiendo que, al mantenerse el capitalismo, las reformas no pueden ser ni sólidas ni importantes, los obreros pugnan por obtener mejoras y las utilizan para proseguir la lucha, más tesonera, contra la escalvitud asalariada. Los reformistas pretenden dividir y engañar con algunas dádivas a los obreros, pretenden apartarlos de su lucha de clase. Los obreros, que han comprendido la falsedad del reformismo, utilizan las reformas para desarrollar y ampliar su lucha de clase. Cuanto mayor es la influencia de los reformistas en los obreros, tanto menos fuerza tiene éstos, tanto más dependen de la burguesía y tanto más fácil le es a esta última anular con diversas artimañas el efecto de las reformas. Cuanto más independiente y profundo es el movimiento obrero, cuanto más amplio es por sus fines, más desembarazado se ve de la estrechez del reformismo y con más facilidad consiguen los obreros afianzar y utilizar ciertas mejoras. Reformistas hay en todos los países, pues la burguesía trata por doquier de corromper de uno u otro modo a los obreros y hacer de ellos esclavos satisfechos que no piensen en destruir la escalvitud. En Rusia, los reformistas son los liquidadores, que renuncian a nuestro pasado para adormecer a los obreros con ilusiones en un partido nuevo, abierto y legal. No hace mucho, obligados por Siévernaya Pravda, los liquidadores de San Petersburgo comenzaron a defenderse de la acusación de reformismo. Es preciso detenerse a examinar con atención sus razonamientos para dejar bien clara uba cuestión de extraordinaria importancia.(...)
Los marxistas realizan una labor constante sin perder una sola "posibilidad" de conseguir reformas y utilizarlas, sin censurar, antes bien apoyando y desarrollando con solicitud cualquier actividad que vaya más allá del reformismo tanto en la propaganda como en la agitación, en las acciones económicas de masas, etc. Mientras tanto, los liquidadores, que han abandonado el marxismo, no hacen con sus ataques a la existencia misma de un marxismo monolítico, con su destrucción de la disciplina marxista y con su prédica del reformismo y de la política obrera liberal más que desorganizar el movimiento obrero.
V Lenin.
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De: Matilda |
Enviado: 10/02/2012 00:26 |
Sin embargo Albi, me parece un despropósito motejar de fachos a quienes no piensan como vos,aunque estemos en las antípodas , deberías minimamente reconocer lo que es una opinión fascista y claro una actitud,también.
Para no ponerla en práctica,digo. |
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