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General: Vos sos antineoliberal? andaaaa!
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De: Matilda (Mensaje original) |
Enviado: 16/02/2012 15:30 |
La minería a cielo abierto fue impulsada en el marco del neoliberalismo a escala mundial. Por lo tanto, un proyecto político que se dice antineoliberal no debería seguir avalando esta continuidad con los noventa.
El jueves pasado se realizó una videoconferencia entre una fábrica de cemento en Olavarría y la Casa Rosada, en la que hablaron la Presidenta, el Vicepresidente, el intendente de la ciudad y Armando Domínguez, un obrero sindicalista y dirigente del PJ olavarriense.
Cuando le dieron el micrófono a Domínguez, éste hizo referencia al conflicto que vive el país respecto de la minería a cielo abierto, y lanzó: “los trabajadores mineros queremos trabajar y en paz (...) y no que 4 o 5 pseudoambientalistas nos corten la ruta”. Frente a lo cual la Presidenta y el resto del salón aplaudieron sonrientes, expresando ya sin tapujos la postura del gobierno nacional frente a la problemática. Domínguez también dijo que “ayer se levantó un corte de ruta”, refiriéndose solapadamente (al mejor estilo clarinista) a la represión de las fuerzas de seguridad.
Minutos después la Presidenta y Domínguez hicieron gala de una extraña concepción del funcionamiento del mercado laboral: según su opinión, las condiciones laborales (y el trabajo mismo!) siempre se elijen libremente. Así es que “los trabajadores mineros no estarían trabajando en medio de condiciones que los intoxicaran, porque trabajarían 2, 3, 4 años y se morirían intoxicados (…) ¿qué trabajador se va a meter en un lugar sabiendo que se está intoxicando o que se va a morir?”. De boca de una de las políticas más inteligentes de este país, no puede tomarse como ignorancia. Es una tomada de pelo. Por otro lado, el reclamo de los “pseudoambientalistas” (que no son ni 4 ni 5, ni son pseudos, ni son simplemente ambientalistas: son también campesinos, estudiantes, docentes, vecinos, amas de casa, indígenas, etc.) no incluye solamente los riesgos sobre la vida de los mineros, sino también la expulsión de pobladores ante la instalación de las excavaciones, la utilización de cianuro para el proceso de lixiviación, la enorme rentabilidad de las transnacionales que dejan contaminación y se llevan fuera del país la mayor parte de sus ganancias (porque el destino fundamental de la producción es la exportación), el desastre ambiental sobre el suelo y especialmente sobre el agua, que se utiliza y contamina en cantidades exorbitantes: no hay muchas estadísticas confiables para Argentina, pero tan sólo uno de los emprendimientos mineros de la Barrick Gold -en Australia- consume 17.000.000 de litros de agua por día.
Armando Domínguez, que fue descrito apenas como “un trabajador que defiende su fuente de trabajo”, es además dirigente sindical y del PJ de Olavarría. Y tanto es del PJ que al hablar sobre la provincia de San Juan dijo: “es impresionante el desarrollo que tiene la minería, y por supuesto que está acompañado por el poder político del gobernador, el compañero Gioja”. El compañero Gioja. Fue tal el queme, que Cristina tuvo que agradecerle velozmente y pedir que le pasaran el micrófono al intendente.
La Presidenta también dijo: “vamos a tener que darnos una discusión en serio, responsable en el país, y estamos dispuestos a darla. Porque lo que tenemos que exigir es, por un lado calidad ambiental a las empresas, pero por otro lado también responsabilidad y seriedad acerca de los planteos que se realizan”. El debate comenzó hace tiempo, se viene expresando con cartas, con gritos, con banderas, con música, con cortes de ruta. La respuesta: la represión de la Provincia y el silencio de la Nación.
A Cristina le gustaron las palabras de Domínguez porque “motivan a la reflexión y al debate”, no como otras que llevan “a posiciones dogmáticas y cerradas que dicen sí o no, y se resisten a cualquier inflexión, a cualquier matiz”. Si son dogmáticas las resistencias de Esquel y Gan Gan, Andalgalá, Belén, Santa María y Tinogasta, Chilecito y Famatina, Calingasta y Jachal, Ingeniero Jacobacci y Bariloche, Gregores, Campana Mahuida-Loncopué y Rincón de los Sauces, General Alvear, San Carlos y Uspallata, Capilla del Monte, Casa Grande y Yacanto de Calamuchita, La Carolina y Merlo, Abra Pampa, Cangrejillos y Tilcara, Cafayate, Metán y Tolar Grande, Jasimampa y Sumampa, Amaicha del Valle y El Paso... pues entonces somos muchos los feligreses. Si la protección de los bienes comunes para las futuras generaciones es una cuestión dogmática, pues entonces habrá que creer. Si somos un dogma, es esta nuestra oración: “el agua vale más que el oro”. Porque podemos vivir sin oro, pero no sin agua.
La minería a cielo abierto (así como otras actividades extractivas) fue impulsada en el marco del neoliberalismo a escala mundial. Por lo tanto, un proyecto político que se dice antineoliberal (y que ha dado cuenta de ello en varias oportunidades), no debería seguir avalando esta continuidad con los noventa. Por este camino el “modelo” hace agua... y a las mineras les encanta porque necesitan muchos litros.
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De: albi |
Enviado: 16/02/2012 16:28 |
http://guerrillaviaweb.blogspot.com/2012/01/historia-de-trotsky-y-del-trotskismo_06.html
La gran burguesía ama a los trotskistas.
En 1929 el diario británico mas importante, Daily Express, invita a Trotsky a escribir una serie de artículos durante tres días pagándoselos a precio de oro. En julio de 1933 el gobierno de derechas de Daladier autoriza a Trotsky a residir en Francia.
La Universidad anticomunista y proimperialista de Harvard dispone hace años de un archivo Trotsky que ha sido muy útil durante la guerra fría contra el comunismo. Es curioso observar cómo los dirigentes e ideólogos trotskistas no tienen ningún problema en desarrollar carreras en las universidades burguesas anticomunistas alcanzando incluso puestos de responsabilidad. Es el caso de Daniel Bensaïd, Pierre Broué, Fougeyrollas, Catherine Samary y Pierre Naville en Francia, de Ernst Mandel y Roland Lew en Bélgica, de Ramón Zallo en la UPV-EHU, de Jaime Pastor en la UNED española, ...
La prensa burguesa francesa dedica sus esfuerzos en hacer propaganda del trotskismo: El periódico reaccionario francés Figaro Littéraire del 28 de febrero del 2002 dedica sus artículos centrales a alabar el troskismo. En marzo del 2002 Radio TV Luxemburgo (RTL) invita a la portavoz de LO Arlette Laguillier a un debate en horario de máxima audiencia. El periódico Le Monde apoya el 4 de enero del 2003 con despliegue de medios tipográficos la publicación de un libro del fundador de la Lutte Ouvrière (LO) Robert Barcia, Hardy. Le dedica una foto en colores en la primera página, una entrevista en páginas interiores en la que denuncia a Fidel Castro como no demócrata y al Ché Guevara como su colaborador, y una reseña. Una TV privada dedica a LO un programa especial el domingo 10 de agosto del 2003 en la emisión “Secrets d’actualité” en el que los trotskistas de LCR son utilizados para atacar a la LO. Los guiñoles del Canal + francés hacen descarada propaganda de Laguillier y Besancento mientras denigran a Lenin y a cualquier posibilidad de Revolución socialista.
Los trotskistas y los fascistas, aliados en la lucha anticomunista.
En Francia el troskista Jean Rous, que había liderado la tendencia “La Voix de Lénine” en el seno del “Partido Socialista Obrero Campesino” (PSOP), disuelto al comenzar la guerra en 1940, crea un “movimiento nacional revolucionario” (MNR) de ideología pro nazi. El MNR se muestra favorable a la colaboración con Alemania.
Los miembros de otro grupo troskista francés, “Partido Comunista internacionalista” (PCI, que también desaparece), Henri Molnier y Roger Foirier, practican el entrismo en el partido fascista “Rassemblement National Populaire” (RNP) de Déat. Otros troskistas les “condenan a muerte” por su colaboración con los fascistas. Un libro destaca la eficaz y activa militancia de Foirier en ese partido que al parecer dura hasta 1941.
Hubo en Francia unos pocos troskistas del tercer partido troskista de la época, el “Partido Obrero Internacionalista”, que lucharon contra la ocupación en Bretaña y región parisina pero aislados de su dirección política y en ocasiones en desacuerdo con la misma.
En esa época a los troskistas se les conocía como los “hitlero-troskistas”.
Según la revista germano-occidental Die Neue Gessellschaft publicada en mayo de 1962 Hitler decía que “Trotski le enseñó muchas cosas”. En su biografía de Adolf Hitler, Der Fürher, Konrad Heiden afirma que en 1930 el jefe nazi blandió el libro de Trostsky Mi vida ante sus correligionarios gritando:”He aprendido mucho (con la lectura del libro) y vosotros también podéis aprender”.
En los años 70 la secta trostskista francesa La Vieille Taupe creada en 1967 por un aventurero llamado Pierre Guillaume, antiguo miembro del grupo “Socialismo y barbarie” de Castoriados y Lefort, apoya al profesor de literatura pro nazi que niega los crímenes nazis e intenta disculpar a este régimen nazi Robert Faurisson que fue expulsado de la Universidad y condenado por calumnias. Dicho grupúsculo publicó sus obras.
La dictadura franquista publica ampliamente propaganda troskista mientras aplica una férrea censura y prohíbe toda idea progresista, democrática y antifascista. Por ejemplo en 1961 se edita legalmente en Barcelona la obra de Julián Gorkín, “Cómo asesinó Stalin a Trotski”; en 1967 la editorial Plaza & Janés publica la biografía de Stalin escrita por Trotsky, y en 1974 se publica la obra de Gorkín “El proceso de Moscú: el sacrificio de Andrés Nin”...
Pacifistas burgueses.
En los años 60 y 70 el SWP trotskista controlando la National Peace Action Coalition (NPAC) en USA impulsa la campaña “Traer las tropas a casa ahora” para pedir la retirada de las tropas USA de Vietnam. En ocasiones atacaba a quienes se solidarizaban con los combatientes comunistas vietnamitas.
Aliados entusiastas de la socialdemocracia europea.
Ya en los años 30 el troskista caribeño CLR James se integró en el partido laborista británico y los trotskistas llegaron a dominar la Labour League of Youth en el norte de Londres. En los años 60 la SLL de Healy conquista la dirección de la juventud del partido laborista británico.
En 1971 el miembro de la OCI de Lambert Lionel Jospin entra en el PS llegando a ser primer ministro. En 1981 esa organización llamó a votar por el socialdemócrata de derechas Mitterrand a las presidenciales francesas y le apoyó con todas sus fuerzas llegando a organizar el servicio de orden del PS en su toma de posesión. En 1986 el miembro de la dirección de la OCI y presidente de la Unión de Estudiantes de Francia Jean-Christophe Cambadelis se unió al PS junto a otros 400 militantes. Un diario francés escribe que Mitterrand supo emplear a su favor la capacidad demagógica de los troskistas, su experiencia en manipular asambleas y su experiencia para reducir la influencia del PCF . En 1997 la LCR llamó a votar por Jospin.
La LICR pide el voto para Jospin, Blair (tanto en 1997 como en 2001) y Schroëder (en el 2002). La AWL de Matgamna pertenece y apoya al partido laborista y al gobierno de Tony Blair.
El POS belga tiene algunos electos locales pero surgidos de listas del SP (Flandes) o PS (Walonia).
El POSI español es considerado un instrumento del PSOE para influir en la extrema izquierda. Su núcleo principal está en Getafe. Sus miembros pertenecen a las juventudes del PSOE. Los veteranos del POUM han pasado también al PSOE.
Bibliografía:
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Brar (Harpal), Trotskysm or Leninism?, London, 1993. Publicada una edición en francés por el
Instituto de Estudios Marxistas de Bélgica en el 2003 Trotskisme ou léninisme? Casas, Raymond, “Le trotskisme de nos jours”, 2002.
Castro (Fidel), “Le trotskysme, vulgaire instrument de l’imperialisme et des reactionnaires” Cuba Socialista nº 57, 1966, Nº 38 de la revista política del PTB Etudes Marxistes, 1997.
Corriente Leninista Internacional, “La ruptura con el troskismo”, Soviet, verano del 2001, http://www.leninist-current,revolete.net/ilc/es/.
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Figuières (Leo), Le trotskisme, cet antiléninisme, Editions Sociales-Notre Temps, París, 1969. Este libro es el contraataque del PC francés al auge del troskismo a partir de la insurrección de mayo del 68.
Foster, (William Z.) The History of the Communist Party of the United States, Nueva York, 1952. Instituto de Marxismo-Leninismo adjunto al CC del PCUS, Contra el Trotskismo,
Editorial Progreso, Moscú, 1972.
Lenin, Contra el oportunismo de derecha y de izquierda, contra el trotskismo, Progreso, Moscú,
1979.
Mao Tsetung, Obras Escogidas, Tomo II, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1971. Martens (Ludo), Trotski, EPO, 1979.
Martens (Ludo), “le troskisme au service de la CIA contre les pays socialistes”, 20 octubre 1992. www.solidaire.org.
Martens (Ludo), “Trotskisme ou léninisme?”, Solidaire, nº 32, 23 agosto 1995. Mavrakis (Kosta), Du trotskysme, problémes de théorie et d'histoire, Maspero, París.
Partido de la Liberación (Argentina). Dos textos: “Marxismo-Leninismo o trotskismo”; publicado en el número 9 de Cuadernos Revolucionarios, mayo de 1988 y también “Nuestra confrontación con el trotskismo” publicado en 1993.
Santucho (Mario Roberto), “Porqué nos separamos de la IV Internacional”, escrito en agosto de
1973, publicado en Marxists Internet Archive.
Saunder (Frances Stonor), La CIA y la guerra fría cultural, Editorial Debate, Madrid, 2001. Solidaire, “Ce que les jeunes doivent savoir sur le trotskisme” , nº 25, Bruselas, junio 1993. Vandenbroucke (Danny) “Cuba et ses “amis” trotskistes de la IVe internationale”, Etudes Marxistes,
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Vasetski, (Nikolai)“A quien sirve el trotskismo moderno”, Agencia de prensa Novosti, Moscú, 1984.
Viatkin (A.), Movimiento obrero, comunista y de liberación nacional, Editorial de Ciencias Sociales de La Habana, 1982.
http://guerrillaviaweb.blogspot.com/2012/01/historia-de-trotsky-y-del-trotskismo_06.html
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La gran burguesía y los trotskistas derrocaron a la URSS
Los trotskistas traicionaron al movimiento rojillo mundial |
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De: albi |
Enviado: 16/02/2012 20:49 |
Mario Roberto Santucho
Por qué nos separamos de la IV Internacional
Agosto de 1973
Redactado: Agosto de 1973. Publicación primera: En argentina, 1973. Digitalización: Diego Burd, 2002. Esta edición: Marxists Internet Archive, nov. de 2002.
En su reunión de julio, el Comité Ejecutivo del Partido Revolucionario de los Trabajadores votó, ad referéndum de nuestro VI Congreso la resolución de separarse de la IV Internacional.
Para la mejor comprensión por parte de los compañeros lectores sobre esta importante decisión, queremos reunir en esta nota los principales antecedentes de la misma.
El V Congreso de nuestra organización votó. entre otras resoluciones, el mantenimiento de la adhesión a la IV Internacional, contra el cual se habían pronunciado varios Congresistas. Posteriormente, para una mejor comprensión del sentido de este voto, el Comité Central encargó al compañero Miguel que resumiera en una minuta los puntos de vista sostenidos por la mayoría en el debate del Congreso, incluyéndose la misma en el folleto de divulgación de sus resoluciones.
Tomamos de esa minuta algunos párrafos centrales: "Nuestro punto de vista es que desde la experiencia leninista de la Tercera Internacional, quedó más clara que nunca la necesidad de un Partido Revolucionario Internacional que centralizara mundialmente la lucha contra el capitalismo y el imperialismo, necesidad día a día más apremiante por las características de la época en que vivimos, con el capitalismo férreamente centralizado bajo la égida del imperialismo yanqui, la lucha revolucionaria desenvolviéndose en algunos teatros con contenido y forma internacional (sudeste asiático) y la notoria interinfluencia de los distintos procesos revolucionarios, anticapitalistas y antiimperialistas que se desarrollan en cada país, en cada región y en cada continente".
"El movimiento trotskysta. es necesario aclararlo, agrupa a sectores heterogéneos. Desde aventureros contrarrevolucionarios que se sirven de su bandera prostituyéndola hasta consecuentes revolucionarios".
"...es necesario tener claro que, efectivamente, la IV Internacional tiene enormes limitaciones y una tradición escasamente reivindicable".
"Podemos resumirla diciendo que la histórica tarea de mantener vivo el internacionalismo leninista, de conservar y desarrollar la teoría y la práctica de la revolución permanente, hubo de ser asumida en las condiciones de predominio absoluto del stalinismo, por pequeños círculos de intelectuales revolucionarios cuya marginación real de la vanguardia proletaria y de las masas -pese a importantes esfuerzos por penetrar en ellas- impidió su proletarización y otorgó un carácter pequeño-burgués al movimiento trotskysta. Esta realidad determinó que el opone de la IV Internacional al movimiento revolucionario mundial se limitara al nada despreciable de custodio de aspectos esenciales del marxismo-leninismo abandonados y pisoteados por el stalinismo, y lejos de jugar un rol práctico revolucionario de importancia, cayera en numerosas oportunidades en puntos de vista reformistas, ultraizquierdistas e incluso, sirviera de refugio a toda clase de aventureros contrarrevolucionarios, consecuencia y, a su vez, causa de la marginación de la que habláramos".
"Mas, el proceso de renovación y desarrollo a que nos referimos, que demuestra suma pujanza, implica necesariamente una transformación de la Internacional y de sus partidos en una dirección proletaria.
Implica un cambio radical en su composición social, el abandono progresivo de las características pequeño burguesas todavía dominantes, una participación plena y protagónica en distintas revoluciones nacionales. El futuro del movimiento trotskysta depende de la capacidad de la Internacional, de sus Partidos nacionales, para asimilar esta transformación, realizarla consciente y ordenadamente."[1]
Corresponde ahora analizar si la Internacional y sus partidos han sido capaces de asimilar y desarrollar esta transformación. Pero antes nos remitiremos brevemente a los antecedentes de la Internacional.
EL SURGIMIENTO DE LA IV INTERNACIONAL
Después de su expulsión de la Unión Soviética en 1929, León Trotsky comenzó a dar forma internacional a la oposición que venía desarrollando contra el stalinismo.
A esta tarea desarrollada por el gran luchador revolucionario, corresponde atribuirle el mérito de haber mantenido vivas las banderas leninistas del internacionalismo revolucionario y de la democracia proletaria, de haber desarrollado una crítica consecuente y generalmente acertada de los graves errores del stalinismo que contribuyeron a la frustración de la Revolución en Europa y de haber tratado tesoneramente de construir una nueva vanguardia proletaria. Pero también cabe señalar en ella un error capital; que contribuye decisivamente a la frustración de ese proyecto de desarrollar una nueva vanguardia revolucionaria a escala mundial.
León Trotsky, aferrado a las tradiciones revolucionarias del marxismo en Europa, no advirtió todo el profundo sentido de la definición de Lenin, acerca de que "la cadena imperialista se rompe por su eslabón más débil" y no sacó todas las consecuencias de su propia teoría de la Revolución Permanente. No comprendió, en suma, que el eje de la revolución mundial se había desplazado a los países coloniales y dependientes.
No comprendió que, mientras en Europa la Revolución se estancaba y retrocedía, en Asia, en cambio, continuaba en vigoroso ascenso, dirigida por partidos y hombres que, a pesar de militar formalmente en la III Internacional Stalinista, supieron mantener viva la teoría y la práctica del marxismo-leninismo, construir sólidas organizaciones proletarias de vanguardia, y ponerse a la cabeza de las masas oprimidas de sus países y conducirlas finalmente a la victoria sobre el capitalismo imperialista.
Sus discípulos chinos, por ejemplo, llamaron varias veces su atención sobre la correcta dirección de la guerra revolucionaria por Mao Tsé-Tung, apoyada sobre las masas campesinas oprimidas. Pero Trotsky lo esperaba todo de los obreros urbanos y desconfiaba de los ejércitos campesinos dirigidos por el Partido Comunista Chino.
En Vietnam, existió un partido trotskysta, relativamente fuerte y prestigiado entre las masas, que en 1936 concurrió a elecciones en Frente Único con el Partido Comunista Indochino. Sin embargo, poco después se produce la ruptura y los trotskystas vietnamitas llegaron a enfrentarse abiertamente con el Partido de Ho-Chi-Minh justamente cuando éste comienza a desarrollar la guerrilla.
Trotsky apenas prestó atención a estos importantes hechos, mientras dedicaba un tiempo desmedido a las pequeñas disputas y problemas de sus partidarios europeos, especialmente franceses.
"Los grupos minúsculos que no pueden ligarse a ningún movimiento de masas no tardan en ser presa de la frustración. No importa cuánta inteligencia y vigor puedan poseer, si no encuentran aplicación práctica para una y otra cosa están condenados a malgastar su fuerza en disputas escolásticas e intensas animosidades personales que desembocan en interminables escisiones y anatemas mutuos. Una cierta dosis de tales riñas entre sectas ha caracterizado, por supuesto, el progreso de todo movimiento revolucionario. Pero lo que distingue al movimiento vital de la secta árida es que el primero encuentra a tiempo, y la segunda no, la saludable transición de las disputas y las escisiones a la auténtica acción política de masas."
"Las disensiones similares a ésta, en las que prácticamente es imposible separar lo personal de lo político, vinieron a ser una dolencia crónica de la mayoría, si no de la totalidad de los grupos trotskystas; el ejemplo francés fue infeccioso porque, aparte de otras razones. París era ahora el centro del trotskysmo internacional. Las personalidades, por regla general, tenían tan poco peso, los motivos de disensión eran tan insignificantes y las disputas tan tediosas, que ni siquiera la participación de Trotsky les confieren suficiente importancia para que merezcan un lugar en su biografía".[2]
El principal biógrafo de Trotsky refleja así, con toda precisión, las características del trotskysmo en la época de su surgimiento y que constituiría en él un mal endémico. Lo que le falta precisar a Deutscher, aunque se desprende claramente de sus palabras, es la raíz de clase de estas características. Ellas constituyen una manifestación clarísima del individualismo pequeño-burgués, propio de los intelectuales revolucionarios no proletarizados por el desarrollo del partido. Por esta razón encontramos, como señala acertadamente Deucscher, tales características en los comienzos de codo movimiento revolucionario, cuando los intelectuales constituyen la mayoría o la totalidad de la militancia.
Pero cuando la vanguardia obrera penetra en sus filas, imprimiéndole su sello de clase, la organización y sus componentes no obreros se proletarizan y se produce la "saludable transición a la acción política de masas".
El trotskysmo no pudo concretar tal transición por las razones ames apuntadas. Mientras Trotsky concentraba sus esfuerzos en Europa y "tales fruslerías devoraban gran parte de su tiempo y de sus nervios", en China, en Vietnam, en Corea, las masas se batían firmemente contra el imperialismo, forjando en la guerra sus organizaciones proletarias. ¡Cuánto más útil hubiera sido allí el aporte de Trotsky, su invalorable experiencia, atesorada en años de militancia revolucionaria, templada en la Revolución de Octubre y la Guerra Civil!
Así, agobiado por el triple peso del retroceso de las masas en Europa, la persecución stalinista y sus propios errores, el trotskysmo siguió desarrollándose al margen de la práctica real de la lucha de clases.
Y en esas circunstancias surge, precisamente, la IV Internacional, fundada en 1938. Dejemos hablar otra vez a Deutscher:
"Durante todo el verano de 1938 Trotsky se mantuvo ocupado en la preparación del 'Proyecto del Programa' y de las resoluciones para el 'Congreso Constituyente' de la Internacional. En realidad éste fue sólo una pequeña conferencia de trotskistas celebrada en la casa de Alfred Rosiner en Perigny, una aldea cercana a París, el 3 de setiembre de 1938. Estuvieron presentes 21 delegados que decían representar a las organizaciones de 11 países."
"Naville rindió el 'informe sobre los progresos realizados' que debían justificar la decisión de los organizadores en el sentido de proclamar la fundación de la Cuarta Internacional. Sin proponérselo, sin embargo, Naville reveló que la Internacional era poco más que una ficción: ninguno de sus llamados Ejecutivos y Burós Internacionales había sido capaz de trabajar durante los últimos años. Las 'secciones' de la Internacional contaban con unas cuantas docenas o, a lo sumo, uno? cuantos centenares de miembros cada una."[3]
Mientras vivió Trotsky, la IV logró mantener cierta unidad de acción. Después de su asesinato, el 20 de agosto de 1940, las disputas y escisiones se hicieron interminables y atomizaron a la organización.
No obstante, tras el XX Congreso del PC soviético, en el que el propio Khruschev denunció los crímenes de Stalin, el trotskysmo experimentó un cierto reflorecimiento.
En nuestro V Congreso decíamos: "El resurgimiento del trotskysmo a partir de la defenestración de Stalin en la URSS se ha polarizado en la IV Internacional a que pertenecemos, quedando al margen la casi totalidad de los grupos aventureros y contrarrevolucionarios que se reivindican trotskistas. Reconocidos por el propio Partido Comunista de la Unión Soviética los aspectos negativos de Stalin, ello constituyó una dramática confirmación de las raíces sanas y correctas del movimiento trotskysta y favoreció dos procesos simultáneos: a) la reunificación de la mayoría del movimiento trotskysta, entonces muy atomizado, debilitado y desprestigiado, concretada en el Congreso de Reunificación de la IV Internacional de 1963; b) La revitalización del trotskysmo por la doble vía de un nuevo y más amplio prestigio, que posibilitó el ingreso a sus filas de la juventud revolucionaria y del traslado del eje de lucha desde el enfrentamiento y denuncia del stalinismo (...) hacia la problemática revolucionaria contemporánea". (Minuta citada).
Las esperanzas que entonces poníamos en la proletarización y renovación del trotskysmo se han visto frustradas. Las manifestaciones más claras de esta frustración son tres: la composición de clase de la IV, la actividad fraccional desarrollada contra nuestro Partido y el sostenimiento de posiciones teóricas que se apartan del marxismo-leninismo.
PEQUEÑA-BURGUESÍA Y FRACCIONALISMO
La composición de clase de la IV se puede medir con facilidad por la composición y orientación política de sus dos partidos más numerosos: el Socialist Warker's Party (SWR Partido Socialista de los Trabajadores) norteamericano y la Liga Comunista de Francia (LCF).
El SWP es un partido que cuenta en sus filas con algunos miles de militantes de origen pequeño-burgués, intelectuales, profesionales y estudiantes. Su vinculación a la clase obrera es escasa o nula y su actividad principal se desarrolla en los círculos intelectuales y en los movimientos "marginales", como el movimiento de liberación femenina. Constituyen desde hace muchos años el ala derecha de la Internacional. Por otra parte, no deja de ser significativo en sí el hecho de que el Partido más fuerte de la Internacional se haya desarrollado en el país mas reaccionario del mundo, mientras sus fuerzas son insignificantes en todos los países coloniales y dependientes.
La LCF es una organización de alrededor de 2.300 miembros, un 10 por ciento de ellos obreros, otro 20 por ciento empleados o profesionales y el 70 por ciento estudiantes. Su única intervención importante en !a lucha de clases en Francia se registró en las movilizaciones de 1968.
Un sector de la dirección de este Partido es precisamente el que desarrolló contra nuestra organización un trabajo fraccional en 1971 y 1972. Sobre esta última cuestión no nos extenderemos aquí, puesto que ya hemos publicado un folleto informativo sobre el tema.
Baste señalar que éste culminó con la formación del grupo que actualmente trata de usurpar e! nombre de nuestro Partido y del Ejército Revolucionario del Pueblo, añadiéndoles el aditamento "Fracción Roja".
Más importante es tratar aquí las profundas diferencias ideológicas que reflejan el carácter pequeño-burgués de la IV Internacional y constituyen el trasfondo de las actividades contra nuestro Partido, al mismo tiempo que marcan la imposibilidad de continuar trabajando por la construcción de una organización proletaria revolucionaria internacional en el marco de la Cuarta.
A) DEFINICIÓN IDEOLÓGICA
Para nosotros el socialismo científico, la teoría revolucionaria del proletariado, ha sido elaborada en lo fundamental por Marx y Engels. Lenin ha realizado a esta teoría aporres esenciales, especialmente la teoría científica del partido revolucionario, que justifican plenamente la designación del socialismo científico como marxismo-leninismo.
MaoTsé-Tung, Ho-Chi-Minh, Giap, Le Duan, KÍm-II-Sung, Fidel Castro y el Che Guevara han realizado grandes aportes al marxismo-leninismo, en el curso de su experiencia como dirigentes de la revolución en sus países, sobre todo en lo que hace a la teoría de la guerra revolucionaria y a la construcción del socialismo. León Trotsky, también ha hecho aporres valiosos, especialmente la teoría de la revolución permanente y la caracterización de la burocracia y del fascismo. Otros aportes menores podemos encontrar en Antonio Gramsci y otros y en todos los que con aciertos y errores han luchado y luchamos por el triunfo de la revolución socialista. Pero ninguno de estos aportes justifica ya el cambio de designación a la teoría científica de la clase obrera.
Esta no es una mera cuestión de nombres, sino que la IV Internacional, al sostener que el trotskysmo "es el leninismo de nuestro tiempo", desvaloriza los aportes de otros revolucionarios y maneja el pensamiento de Trotsky en bloque, negando sus errores. Carecen así de orientaciones correctas para una serie de cuestiones, especialmente aquellas relacionadas con la lucha armada.
B) CARACTERIZACIÓN DE LOS REVOLUCIONARIOS VIETNAMITAS Y CUBANOS
La IV niega el carácter de verdaderos y completos partidos marxista-leninistas a los compañeros vietnamitas y cubanos. Nuestros fraccionistas llegaron al extremo de caracterizarlos como "partidos de base amplia" al estilo del Partido Socialdemócrata Alemán (!), mientras ponían como modelo de construcción de partido en nuestro tiempo a la Liga Comunista de Francia. Esto es evidentemente desconocer el abecé del marxismo, que basa en la práctica toda caracterización. Y a nadie puede caber duda alguna sobre lo que vietnamitas y cubanos han hecho en el terreno de la práctica revolucionaria.
C) LUCHA DE CLASES EN EL PARTIDO
Este es un punto complejo e importante, en el que se entremezclan en un solo haz, los métodos de construcción de una organización verdaderamente proletaria, el centralismo democrático y los medios de conocimiento del Partido.
Empecemos por esto último. Un Partido revolucionario, para ser tal, debe conocer la realidad en la que se mueve. La fuente de ese conocimiento, como lo han enseñado reiteradamente Marx, Lenin y todos los revolucionarios, es la propia práctica, la actividad transformadora del mundo. O sea, en el caso de los revolucionarios, la actividad destinada a transformar las estructuras de la sociedad.
La práctica está, a su vez, orientada por la teoría, por el marxismo-leninismo, que no es otra cosa que la acumulación del conjunto de las experiencias prácticas de la Revolución y de los elementos de análisis científicos de la sociedad, que surgen del conjunto de la práctica social.
Pero, a su vez, la teoría, el marxismo-leninismo, no es un método abstracto, una herramienta que sirva para cualquier uso, al modo en que por ejemplo, se utilizan las notas musicales indistintamente para escribir un tango o una zamba.
La utilización correcta de la teoría depende del "punto de vista" con que se aplica. Sólo ubicándose en el punto de vista del proletariado la clase a que corresponde tal ideología y teoría científica de la revolución, se puede obtener el resultado correcto.
Ahora bien, en el curso de la actividad revolucionaria, ante una cuestión cualquiera, surgirán entre los compañeros opiniones diferentes. Esto es lógico y justo. Esas diferencias de opinión reflejan las diferentes experiencias de cada compañero. Es muy natural que frente a un determinado problema no opinen lo mismo un obrero tucumano que uno cordobés, un compañero que trabaja en una gran fábrica, que el que lo hace en un pequeño taller, el de un frigorífico que el de una planta química.
La confrontación de esas diferencias de opinión, a través de una discusión franca, amplia, sin trabas de ningún tipo, permitirá entonces capear la realidad en todos sus matices, arribar a una opinión común más justa, más correcta, más rica. Por eso se dice que el Partido es el "intelectual colectivo" de la Revolución. Este es el polo de la democracia en el centralismo democrático, el aspecto que permita la elaboración justa de la línea partidaria con el aporte de todos los compañeros.
Pero esto es a condición de que realmente "se quiera" llegar a una opinión común, que todos los que participan en la discusión lo hagan desde "el punto de vista proletario", atendiendo al interés superior de hacer avanzar a la Revolución.
Cuando la discusión "se empantana", cuando las diferencias se vuelven irreductibles y devienen en duros enfrentamientos de tipo personal, entonces esto quiere decir que alguna de las panes "no quiere" realmente llegar al acuerdo. Y si no quiere llegar al acuerdo, esto refleja un "interés social", un punto de vista "no proletario", que tiene su base material en intereses burocráticos o pequeño-burgueses, que son introducidos en la organización por sus elementos no proletarios o, excepcionalmente, por elementos obreros que se han desclasado. De esta manera esos elementos se transforman en correa de transmisión de las presiones de clases hostiles es sobre la organización del proletariado, de esa manera la lucha de clases en el conjunto de la sociedad se refleja como lucha de clases en el seno del lamido.
Cuando se llega a este punto, las contradicciones en el seno de la organización ya no pueden resolverse por la vía habitual, la discusión, la autocrítica y la crítica, sino que es necesario resolverlas mediante una enérgica liquidación de estas corrientes no proletarias: primero derrotándolas ideológica y políticamente, para así "curando el mal, tratar de salvar al enfermo", y en caso de persistir en sus posiciones antiobreras, expulsadas sin contemplaciones del seno de la organización como se extirpa un tumor para que no infecte a la mayoría sana del organismo.
No es siempre fácil detectar acertadamente y a tiempo, cuándo las diferencias de opinión se transforman en lucha de clases en el seno del Partido.
Es necesario orientarse permanentemente por la opinión de los obreros, consultar el mayor número de opiniones posible para tener una visión más amplia y justa de la realidad. Y la piedra de toque para diferenciar las corrientes de opinión sanas de las tendencias fraccionistas y antipartidarias es precisamente la práctica, el respeto del centralismo democrático en sus dos aspectos: amplia libertad de discusión en la elaboración, rigurosa disciplina centralizada en la acción.
Si ante un problema más complejo que otros una minoría no tiene argumentos suficientes para convencer de sus posiciones a la mayoría, y no está a su vez convencida de las posiciones de ésta, la actitud correcta es acatar la disciplina de la organización, continuar desarrollando la militancia tenazmente con la línea que en ese momento detenta la mayoría.
En la práctica, entonces, los compañeros de la minoría podrán comprobar la validez de las opiniones y si fuera acertada la opinión de la mayoría, rectificar la propia suya. Si, por el contrario, en la práctica se demostrara como justa la opinión de la minoría -lo que ha sucedido a veces en la historia de la revolución- será entonces en esa misma práctica, ejercida de una manera leal y respetuosa de la disciplina partidaria, cómo la minoría tendrá oportunidad de demostrar la corrección de sus posiciones y logrará oportunamente la rectificación de la línea.
Esto es posible, precisamente sobre la base, como hemos señalado, de un común punto de vista proletario, de la intención de todos, mayoría y minoría, de servir únicamente a los intereses de la revolución.
Cuando una de las partes tiene un interés social ajeno al interés de la clase obrera, cuando está situada en un punto de vista no obrero, sólo entonces cristalizan las diferencias en tendencias fraccionistas, se viola la disciplina y la legalidad partidaria y se debita la lucha de clases en la organización.
Hasta aquí, en apretada síntesis, la posición leninista sobre la lucha de clases en el seno del partido, que nuestra organización ha mantenido teórica y prácticamente de manera consecuente.
La IV Internacional, por el contrario, opina que esta posición es "burocrática", "stalinista", que se utiliza el rótulo "pequeño-burgués", para perseguir a los compañeros dentro del Partido. Reclaman, en consecuencia, la libertad de constituir permanentes tendencias diferenciadas en el seno de la organización, que discutirán sus distintas opiniones de manera permanente ante la "opinión pública" del Partido.
La piedra de toque para caracterizar estas corrientes no es ya para ellos la práctica misma de la organización, sino el debate permanente, la "continua discusión de ideas" con la única salvedad de un formal acatamiento de la minoría a la mayoría, llegando incluso a expresar públicamente las diferencias.
Consecuentemente, nuestros fraccionistas exigían como condición para ingresar al Partido, un elevado nivel teórico, a fin de poder participar en sus permanentes debates internos. Trababan así el ingreso de cuadros obreros, que, aunque conozcan perfectamente por su práctica sus intereses de clase y estén dispuestos a luchar por ellos, a causa de su explotación no pueden tener grandes conocimientos teóricos antes de ingresar al Partido y sólo en su seno pueden adquirirlos.
Esta posición no es marxista, no es materialista dialéctica, sino idealista y tiene una raíz de clase claramente pequeño-burguesa.
El intelectual pequeño-burgués, que no sufre en carne propia la explotación y se acerca a la revolución a partir de una posición humanista, moviéndose por ideas, tiene una fuerte tendencia a enamorarse de las ideas por las ideas mismas, a manejarlas de una manera abstracta en la discusión permanente.
Al obrero, en cambio, que experimenta día a día la explotación, le interesan la discusión y las ideas pero de una manera concreta, como forma de mejorar su práctica para acabar más pronta y eficazmente con la explotación de su clase y de toda la humanidad.
D) ELABORACIÓN TEÓRICA
Para nosotros, como para todo marxista serio, la teoría, en cualquier terreno, sólo puede surgir de la práctica. Ya Marx señalaba, en sus "Tesis sobre Feuerbach": "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo." (Tesis XI. Publicadas como apéndice en eI libro de Engels Ludwig Fewerbach y el fin de la filosofía clásica alemana). La teoría revolucionaria, en consecuencia, sólo puede surgir de la práctica revolucionaria y su elaboración sólo se puede realizar en el Partido revolucionario.
La IV Internacional, por el contrario enfatiza el aspecto del análisis, sosteniendo que se puede conocer y elaborar teoría al margen de la práctica y que esa es precisamente la función de una dirección revolucionaria internacional.
Por cierto que nosotros también sostenemos como un deber de internacionalismo revolucionario conocer, opinar e "intervenir" en las revoluciones de otros países, intercambiando experiencias y apoyo moral y material, coordinando la lucha contra el enemigo común. Pero esto sólo puede hacerse sobre la práctica de la revolución en el otro país.
O sea que, mal podemos opinar nosotros sobre el Congo, por ejemplo, si no existe un Partido hermano congolés en cuya práctica podamos basarnos para conocer y opinar.
CONCLUSIÓN
Como vemos, todas las importantes diferencias apuntadas hacen a aspectos capitales de la lucha revolucionaria. Por otra parte, todas ellas están íntimamente relacionadas y tienen una única raíz de clase: el carácter pequeño burgués de la IV Internacional, su negativa a proletarizarse. Teniendo en cuenta esto y todos los demás aspectos que hemos resumido aquí, nuestro Partido ha tomado la resolución que mencionamos al comienzo de esta nota.
Esta ruptura no debilita sino que fortalece nuestra inquebrantable decisión de luchar por la construcción de una nueva Internacional revolucionaria, aportando a esa tarea todo lo que esté dentro de nuestras modestas fuerzas.
NOTAS
1- Destacado por El Combatiente.
2- Isaac Deutscher, El Profeta Desterrado, pp. 65-66.
3- Isaac Deutscher, obra citada, pp 379-380. El autor ha tomado los datos de "Los Archivos", de Trotsky
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De: Matilda |
Enviado: 17/02/2012 00:07 |
Esto es lo que cualquiera llama : quedarse sin argumentos, caput, se finit, alpiste perdiste.
Albi, ya no sólo das verguenza ajena,también dás lástima.
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De: albi |
Enviado: 17/02/2012 00:42 |
El Tio Ho nos habla sobre el trotskismo y los trotskistas.
Kwelin, 10 de mayo de 1939
Queridos camaradas:En el pasado, según mi opinión y la de un buen número de camaradas, el trotskismo nos ha parecido una cuestión de lucha entre las tendencias en el seno del Partido Comunista chino. Por eso casi no le prestábamos atención. Pero, poco antes del estallido de la guerra, más exactamente desde finales del año 1936, y sobre todo durante la guerra, la propaganda criminal de los trotskistas nos ha abierto los ojos. Después, nos pusimos a estudiar el problema. Y nuestro estudio nos ha llevado a las siguientes conclusiones:
1 - El problema del trotskismo no es una lucha entre las tendencias en el seno del Partido Comunista chino. Porque entre comunistas y trotskistas no hay ningún lazo, absolutamente ningún lazo. Se trata de un tema que concierne al pueblo entero: la lucha contra la patria.
2 - Los fascistas japoneses y extranjeros lo saben. Por eso buscan crear desacuerdos para engañar a la opinión y perjudicar el renombre de los comunistas, haciendo creer a la gente que comunistas y trotskistas son del mismo campo.
3 - Los trotskistas chinos (como los trotskistas de otros países) no representan un grupo, mucho menos a un partido político. No son más que una banda de malhechores, de perros de caza del fascismo japonés (y del fascismo internacional).
4 - En todos los países, los trotskistas se dieron buenos apelativos para enmascarar su sucia tarea de bandidos. Por ejemplo, en España, se llaman Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). ¿Sabían ustedes que son ellos los que constituyen los nidos de espías en Madrid, en Barcelona y en otros lugares, al servicio de Franco? Son ellos los que organizan la célebre «quinta columna», organismo de espionaje del ejército de los fascistas italianos y alemanes. En Japón, se llaman Liga Marx-Engels-Lenin (MEL). Los trotskistas japoneses atraen a los jóvenes a su liga, luego los denuncian a la policía. Buscan penetrar en el Partido Comunista japonés con el objetivo de destruirlo desde adentro. Según mi opinión, los trotskistas franceses, actualmente organizados en torno al grupo Revolución Proletaria se fijaron como meta sabotear el Frente Popular. Sobre este tema, pienso que ustedes estarán mejor informados que yo. En nuestro país de China [se refiere a Indochina, N. del E.], los trotskistas se agrupan en formaciones tales como La Lutte, Guerra contra los japoneses, Cultura y Bandera roja.
5 - Los trotskistas no son solamente enemigos del comunismo, sino también enemigos de la democracia y el progreso. Son los traidores y los espías más infames.Quizás han leído las actas de acusación de los procesos en la Unión Soviética contra los trotskistas. Si no las han leído, les aconsejo que lo hagan y que se las hagan leer a sus amigos. Es una lectura muy útil. Les ayudará a ver el verdadero rostro repugnante del trotskismo y de los trotskistas. Aquí, me permito extraerles algunos pasajes concernientes directamente a la China. El verdadero rostro repugnante del trotskismo.
Frente al tribunal, el trotskista Rakovsky confesó que en 1934, cuando estaba en Tokio (como representante de la Cruz Roja soviética) un alto personaje del gobierno japonés le había dicho: «Tenemos el derecho de esperar de los trotskistas un cambio de estrategia. No quiero entrar en detalles. Solamente quisiera decirle que esperamos de parte de los trotskistas, acciones que favorezcan nuestra intervención en los asuntos de China».Respondiendo a este japonés, Rakovsky decía: «Le escribiré a Trotsky respecto a esto». En diciembre de 1935, Trotsky le envió a sus partidarios en China, instrucciones en las que destacaba varias veces esta frase: «No crear obstáculos a la invasión japonesa a China».Y ¿cómo han actuado los trotskistas de China? Están apurados por saberlo, ¿no es cierto?Pero, amados camaradas, no podré responderles más que en mi próxima carta. ¿Ustedes no me recomendaron escribir cartas cortas? Espero verlos pronto.
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De: Matilda |
Enviado: 17/02/2012 03:09 |
PATÉTICO...
Acá la lucha no es ya contra el capitalismo , aca se lucha contra las garras del mercado y contra el imperialismo que nos asfixia,
(Albi dixit sin sonrojarse)
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Acá la lucha no es ya contra el capitalismo, aca se lucha contra las garras del mercado y contra el imperialismo que nos asfixia,
(Albi dixit sin sonrojarse)
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(MATILDA)
¿Dijo eso Albi? Bueno, no me extraña.
Por lo visto, el mercado y el imperialismo no tienen nada que ver con el capitalismo.
¡Vaya! No me había enterado. Por eso hay que apoyar el régimen islámico-ayatólico de Irán, porque allí combaten las garras del mercado a base de lapidar adúlteros-as, kgarse en la igualdad entre los sexos, masacrar a los comunistas, ahorcar homosexuales y apóstatas y torturar a mansalva.
Esa es la lucha que hay que llevar, como dice Albi, con el gobierno iraní, con el profeta Mahoma, por Alá, contra el comunismo (aunque fuera de Irán se puede confraternizar con comunistas o algo así) y el imperialismo, que son lo mismo. El capitalismo está bien, no hay problema.
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De: albi |
Enviado: 17/02/2012 13:54 |
Los movimientos sociales populares y el perfil del socialismo latinoamericano.
Pistas para la reflexión colectiva
Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología*
Instituto de Filosofía, Cuba
Nuevo escenario y territorio político
En nuestra región se despliega lo que algunos autores definen como posneoliberalismo, caracterizado por el avance de gobiernos y proyectos de corte nacional-popular que, con mayor o menos consecuencia política y radicalidad, rescatan la soberanía y el control de sus recursos básicos, hasta ahora en manos de las transnacionales. El término alberga un conjunto de posiciones que oscilan entre la orientación anticapitalista de procesos como el de Venezuela, Bolivia y Ecuador hasta las de gobiernos de mayor o menor giro a la izquierda que intentan restituir una variante de capitalismo nacional endógeno sobre las ruinas dejadas por décadas de políticas neoliberales extremas en el Cono Sur.
En ese contexto, los procesos constituyentes devienen formas novedosas de lucha de clases para potenciar y legitimar los cambios revolucionarios en el ámbito político-jurídico, dando lugar a una nueva institucionalidad que rompe con los cánones del Estado burgués dependiente y, a la vez, resuelve ancestrales injusticias con las propuestas de estados multinacionales y pluriétnicos.
La radicalidad explicativa del modelo contrahegemónico varía de una a otra posición o contexto dentro de ese consenso. Emir Sader lo ha expresado claramente. “El agotamiento —teórico y práctico— del neoliberalismo no representa su muerte. Los mecanismos de mercado que ese modelo multiplicó siguen siendo tan o más fuertes que antes, condicionando y cooptando gobiernos y partidos, fuerzas sociales e intelectuales. La lucha contra la mercantilización del mundo es la verdadera lucha contra el neoliberalismo, mediante la construcción de una sociedad democrática en todas sus dimensiones, lo que necesariamente significa una sociedad gobernada conscientemente por los hombres y las mujeres y no por el mercado”.[1]
El tipo de sociedad que suceda al neoliberalismo es el gran tema —apunta el sociólogo brasileño—, puesto que dicha sustitución puede darse por la superación del neoliberalismo en favor de formas de regulación de la libre circulación del capital, ya en la lógica del gran capital, ya en sentido contrario. Esto dependerá de las condiciones en que se dé esa superación, de la correlación de fuerzas y de la coalición social y política que la lleve a cabo. Para Sader, el gran capital puede retomar formas de regulación, de protección, de participación estatal en la economía,[i] bien sea alegando necesidades de hecho, bien retomando concepciones más intervencionistas del Estado, con críticas a las limitaciones del mercado.
El posneoliberalismo, de cualquier modo, expresa un nuevo escenario para la lucha de clases y la lucha por el pleno ejercicio de la soberanía de los países en la región, que ponga freno al saqueo imperialista transnacional. El ecuatoriano Alberto Acosta señala cómo la propia noción de soberanía se amplía como resultado de las luchas plurales: al rescate y ejercicio de la soberanía política y jurídica se unen la soberanía alimentaria, energética, las soberanías cultural y educativa, hasta la soberanía del cuerpo[2].
La resistencia del imperialismo y de las oligarquías a estos cambios se ha intensificado en los últimos años, especialmente en los casos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y más recientemente con el golpe en Honduras, enfilado contra los procesos populares emergentes y los nuevos gobiernos elegidos, que ponen en peligro el otrora poder absoluto de las oligarquías y las transnacionales en nuestros países.
Gustavo Codas reflexionaba sobre este escenario:
que haya cuestionamiento y oposición al neoliberalismo no quiere decir aún que otro proyecto ya esté claramente en marcha. Lo que significa es que ese programa se agotó porque no ofrece más perspectivas de gobernabilidad (al menos en un marco democrático), que está abierta la temporada de formulación, construcción y aplicación de alternativas. Por otro lado, no hay un programa alternativo ya listo y válido para todos los casos. Por último, el desenlace de la coyuntura dependerá de la constitución de voluntades políticas capaces de impulsar a cada país y a la región hacia un proyecto de superación del neoliberalismo; y serán "capaces" si construyen mayorías políticas (por ello, el tema clave es el de la "hegemonía" en los procesos nacionales).[3]
Estas alternativas surgen hoy de manera multivariada en nuestra región, algunas podrán ser mediatizadas y encapsuladas por un tiempo. Sin embargo, si no se conforman gobiernos con voluntad política que expresen esas alternativas populares de resistencia y lucha, las transnacionales (y las políticas de sus centros imperialistas) seguirán su saqueo y depredarán nuestros recursos naturales y biodiversidad y nos lo seguirán devolviendo como mercadería y patrones macdonalizados de consumo mediático, generador de tensiones insoportables para una enorme masa de trabajadores precarizados y excluidos.
Para que se ponga fin a esa cadena de expoliación, un requisito es lograr la más amplia articulación política de los movimientos sociales y populares y su accionar oportuno, de conjunto, desde el centro de gravedad política de cada país y región.
En esas batallas en nuestra región, que siguen siendo más que nunca una creación heroica, participan todos los sectores interesados en subvertir y remontar la siniestra lógica del neoliberalismo. Para ello contamos con numerosos movimientos sociales y populares que colocan las demandas reivindicativas (económicas, sociales, culturales) en una perspectiva cada vez más política.
El desafío que tenemos las organizaciones populares, las redes y movimientos sociales es poner en común los sentidos de una construcción de lo político como proceso de la propia lucha contrahegemónica y los objetivos emancipatorios del movimiento social-popular, superando la lógica fragmentaria y elitista de la visión liberal de la política.
Hay un fraccionamiento de las luchas de los movimientos, no hay dudas, y una trabazón para llegar a la articulación política que se da puntualmente en campañas pero no cuaja como propuesta estratégica antisistémica. ¿Cómo construir esa totalidad política que no sea, por otra parte, tramposa, que escamotee la diversidad y a la vez que se obstruya por las barreras que cada movimiento pone para integrarse, unirse o articularse con los demás?
La experiencia histórica muestra múltiples intentos por buscar los puentes entre determinadas luchas por demandas y reivindicaciones y la construcción política que las abarca. Pesa aún la idea gradualista fragmentaria de que es preciso pasar de las demandas reivindicativas de los trabajadores a la instancia política como algo “posterior”. O en otros casos, pasar de las demandas por el reconocimiento (de género, étnico-racial, diversidad sexual, derechos de la naturaleza, etc.) como un escalón para saltar a lo político. Frente a estas visiones, se mantiene también la concepción liberal instrumentalista de la política, según la cual lo político se define exclusivamente en el ámbito organizativo institucional, al margen de los movimientos sociales. Ambas visiones muestran la ausencia de la perspectiva de la lucha contrahegemónica como proceso que se da simultáneamente en todos los espacios, momentos y emprendimientos de resistencia y lucha alternativa.
No se trata de desconocer esas instancias particulares, ni de obviar las mediaciones, sino de concebir la totalidad política de otro modo, sin fraccionarla previamente, sin atomizarla para luego enfrentarnos a una reconstrucción que inevitablemente puede dejar espacios y relaciones de dominio fuera de la estrategia política alternativa.
Lo político debemos seguirlo viendo en clave marxista, ampliando la naturaleza social del poder, que se sigue materializando en el Estado pero abarca múltiples relaciones, múltiples prácticas en las que se debate el polo dominación-emancipación simultáneamente. Lo micro y lo macro no son lugares espaciales, separados, sino arquetipos de un mismo sistema integral de dominio, cuyo centro emana de las relaciones sociales, las instituciones y las lógicas del capital. La tarea consiste en revelar (concienciar desde la propia experiencia de lucha) los vasos comunicantes entre todas estas vertientes de dominio, para tener claridad sobre la articulación política que necesitamos, aunque no todos los componentes de esa articulación tengan desde los primeros momentos claros sus objetivos antisistémicos.
La experiencia muestra que no es posible, dentro de un sujeto tan plural como el que hoy se autoconstituye en las variadas luchas antisistémicas, definir prioridades. Cada uno tiene las suyas, con razón, pero se pueden definir, objetivamente, puntos estratégicos comunes. De ahí también que la elección de estos objetivos puede ser resultado de un análisis y un pensamiento políticos compartido y consensuado entre todos los componentes del movimiento social popular.
Emergencias emancipatorias anticapitalistas: brechas hacia el socialismo
Formular los nuevos problemas que afronta la alternativa socialista frente a la culminación a escala mundial del proceso de expansión y crisis sistémica del capitalismo monopolista transnacional exige, en principio, un enorme esfuerzo explicativo y pronóstico de los nuevos marcos de la acción colectiva.
Más que elaborar una modelística abstracta sobre el socialismo, los movimientos sociales populares deben observar una postura teórica ajena a lo que Gramsci criticaba como “proyectos mastodónticos” de socialismo[4], sean estos hoy fruto de disquisiciones analíticas formales, de escasa o casi nula viabilidad histórica, como de visiones rupturistas mesiánicas que prometan la solución de todas las contradicciones. Pero también es necesario protegernos de la tendencia contraria: la máxima pretensión de lo socialista convertida en hipóstasis conceptual inalcanzable, desde cuya idealidad se menosprecian las evoluciones factibles en dicha dirección, inherentes al segmento discreto del desarrollo interformacional en que nos encontramos. El no comprometimiento del socialismo con un paquete de rasgos fijos e inamovibles es, precisamente, la manera más productiva de conservar lo alcanzado, descubrir las salidas multivariadas que ofrece la crisis de la época y abrirnos hacia nuevos grados de socialidad desenajenada.
Queda en pie encontrar las verdaderas alternativas que entronquen con el centro de gravedad político configurado hoy por la globalización transnacional y la hegemonía del imperialismo de los Estados Unidos. Frente a esto se perfila, en la perspectiva histórica inmediata, la necesidad de una transformación radical, cuya propensión estratégica coincide (pese a los usos viciados del concepto) con la idea de la revolución democrática completa. El término fue empleado por Lenin para distinguir las transformaciones democráticas prosocialistas del contenido de la revolución democrática burguesa. En la literatura soviética oficial posterior, este concepto es preterido en aras de la apología de un socialismo que perdió su sentido, precisamente, como revolución democrática completa. Contenido democrático y revolución socialista no son dos continentes que requieran puentes comunicantes. Un socialismo sin ese contenido, no podrá calificar como tal. Ambos conceptos están integrados en una misma alternativa. Hallarle solución a las contradicciones que genera esta alternativa era, es y será por algún tiempo el contenido fundamental de esta fase interformacional, a pesar de los cambios de épocas y marcos históricos que harán variar las singularidades, pero no su contenido esencial[5].
En América Latina esa revolución democrática completa adquiere contenidos liberadores particulares, en primer lugar dirigidos a restituir, afianzar y completar la independencia nacional y la soberanía política mediante proyectos populares de mayor o meno radicalidad (demonizados como populistas por los voceros de la “democracia” neoliberal) y el rescate de los recursos naturales, económicos en manos de las transnacionales y sus socios vernáculos, así como la conservación de las identidades. Transformaciones transicionales democráticas incompletas, mediatizadas, como las que caracterizaron a nuestra región, por el desarrollo medio del capitalismo alcanzado en nuestros días, o son imposibles o son paliativos ante la dominación imperial transnacionalizada.
El socialismo en América Latina será resultado mancomunado de alternativas políticas (y sus estrategias de orden, de nueva estatalidad) y prácticas populares de socialidad emergentes, de experiencias autogestivas y solidarias. No vendrá de ningún libro iluminado sobre “el socialismo del ni en el siglo XXI”. Vendrá, en primer lugar, de los movimientos radicales de masas (y de la intelectualidad orgánica a ellos) en pro de alternativas social políticas que recuperen la soberanía y la dignidad de los pueblos y enfrenten con decisión e inteligencia estratégicas a los instrumentos de dominación (de recolonización) del imperio (OMC, ALCA, TLCs, re-militarización y deuda externa).
Un tema que requiere especial consideración teórica es lo que nombramos emergencias emancipatorias anticapitalistas que afloran desde las prácticas de los movimientos sociales populares y su accionar en el actual escenario regional. Resultará valioso detectar y reflejar cómo los sujetos que conforman estos referentes político-organizativos viven por anticipado los nuevos valores emancipatorios, en el sentido de procesos políticos, organizativos, cosmovisivos, intersubjetivos que permiten apreciar la novedad y potencialidad para la transformación social, cultural-civilizatoria en pos de una sociedad realmente humanizada, desenajenada. Dichos procesos, aún no hegemónicos, impactan sobre el conjunto del movimiento social popular.
La búsqueda y sistematización de esas experiencias emancipatorias anticapitalistas tienen como premisa conceptual la noción de Sistema de Dominación Múltiple del capital, lo que implica concebir la dominación no como mera exterioridad, sino como sistema que integra las tramas o relaciones, las instituciones y las lógicas de la dominación.
Si se piensa en alternativas reales, de trascendencia desenajenadora, a la civilización rectoreada por el capital, es imprescindible determinar las formas históricas de opresión que se entrelazan en la crisis civilizatoria de fines de siglo xx y principios del xxi. Nos parece oportuno, en esta dirección, asumir la categoría de Sistema de Dominación Múltiple (SDM)[6].
Su análisis debe realizarse teniendo en cuenta sus dimensiones económica, política, social, educativa, cultural y simbólica. El campo económico y social del capital completa su fortaleza con su conversión en capital simbólico. Mientras enfrentábamos su poder visible con las armas de la crítica reflexivo-racional, sus tentáculos estetizados contactaban con los subvalorados rincones del inconsciente social e individual de sus víctimas, logrando incorporarlas, en no pocas ocasiones, al consenso de sus victimarios. Ello se hace patente especialmente en el lenguaje cotidiano que, a juicio de Jean Robert, se transforma hoy en subsistemas del sistema capitalista. Los hábitos lingüísticos del sistema-mundo internalizan la lógica del capital. La actual jerga económica, política, profesional, carcelaria nos hace hablar capitalismo. Para el investigador suizo-mexicano, se hace necesario confeccionar un Glosario del lenguaje capitalista para descapitalizar nuestras mentes y sentimientos[7].
El impacto global de esas megaindustrias contemporánea de subjetividad y sus redes de distribución transnacional[8] ha hecho de la enajenación mediático cultural la norma de la vida contemporánea en las sociedades capitalistas, generando a la vez ilusiones y tensiones insolubles tanto en el centro como en la periferia del sistema. La hegemonía se presenta como lo que es: una praxis y un modo de pensamiento, de subjetividad que se elabora desde las matrices ideológicas de los dominadores, pero que, como nos recuerda José R. Vidal, no se circunscribe a ese polo de los “victimarios”, sino que involucra a sus “víctimas”: el universo de los sujetos subalternos, dominados[9].
Con la categoría de sistema de dominación múltiple podremos visualizar el conjunto de las formas de la dominio y sujeción, algunas de las cuales han permanecido invisibilizadas para el pensamiento crítico, y favorecer el acercamiento entre diversas demandas y prácticas emancipatorias que hoy aparecen contrapuestas o no articuladas, y evitar de esta forma viejos y nuevos reduccionismos ligados a la predeterminación abstracta de actores sociales a los que se les asignan a priori mesiánicas tareas liberadoras. El contenido del SDM abarca las siguientes prácticas de:
- Explotación económica y exclusión social (Aparecen nuevas formas de explotación de las empresas transnacionales de producción mundial, a la vez que se acentúan las prácticas tradicionales de explotación económica y a esto se agrega la exclusión social que refuerza las primeras)
- Opresión política en el marco de la democracia formal (Política-espectáculo neoliberal: contaminación visual y “pornografía” política, irrelevancia decisoria del voto ciudadano, vaciamiento de la democracia representativa, corrupción generalizada y clientelismo político, secuestro del estado por las élites de poder).
- Discriminación sociocultural (étnica, racial, de género, de edades, de opciones sexuales, por diferencias regionales, entre otras).
- Enajenación mediático-cultural (Alta concentración de los medios como forma de dominio del capital sobre la sociedad, su conversión en espacios de toma de decisiones políticas y de contrainsurgencia frente las alternativas y las resistencias populares que pongan en peligro su hegemonía, su papel como puerta “estetizada” del mercado capitalista, antesala visual de la plusvalía, paralización del pensamiento crítico a través de la velocidad de la imagen fragmentada y del simulacro virtual, hiperrealista de las televisoras, lo que el Subcomandante Marcos llama, con razón, “el Canal Único del neoliberalismo”).
- Depredación ecológica (en el sentido de que la especie humana, colocada como “responsable” y no como “dueña” de la tierra, ha contraído una deuda ecológica, al no haber podido impedir la proliferación de modelos utilitarios de intervención en la naturaleza, que han destruido los ecosistemas.).
El despliegue de esta categoría nos facilita el análisis integral de las prácticas de dominación, y por ende, permite debatir los problemas de la emancipación en clave más compleja. De ahí la necesidad de abordar la crítica a las prácticas de dominio y sujeción acendradas en la sociedad contemporánea vinculadas al examen de los problemas actuales de la articulación de las demandas libertarias y emancipatorias en el movimiento social y popular de América Latina y el Caribe. Resulta necesario contextualizar, a la luz del imperialismo transnacional y de los aportes de la teoría social contemporánea, aquellos conceptos teórico-críticos surgidos de Marx: explotación económica, exclusión social, opresión política, alienación individual y colectiva, con el propósito de sistematizar las múltiples perspectivas de lucha y demandas emancipatorias que se dan a diario y simultáneamente en los lugares más diversos del planeta, y determinar las bases de una voluntad proyectiva mundial que otorgue condiciones de posibilidad a la superación de la dominación capitalista.
La esencia de la categoría de sistema de dominación múltiple coincide con la formulación que realiza István Mészáros para caracterizar la civilización del capital: “El capital —apunta con razón el destacado pensador húngaro— no es simplemente un conjunto de mecanismos económicos, como a menudo se lo conceptualiza, sino un modo multifacético de reproducción metabólica social, que lo abarca todo y que afecta profundamente cada aspecto de la vida, desde lo directamente material y económico hasta las relaciones culturales más mediadas”[10]. La diversidad articulada puede concebirse, en este sentido, potencialmente, como posibilidad de la multiplicación de los sepultureros de esa reproducción metabólica social.
Las emergencias emancipatorias anticapitalistas presuponen nuevas visiones epistemológicas. Se abre paso una epistemología del Sur que nos propone una serie de manifiestos desenajenadores: frente a la monocultura del saber científico, la ecología de los distintos saberes solidarios y en diálogo y controversia; frente a la lógica lineal del tiempo, la ecología de las temporalidades, como formas plurales coexistentes, no jerárquicas de vivir la contemporaneidad; frente a la monocultura de la clasificación social excluyente, la ecología de los reconocimientos; frente al productivismo capitalista centrado en la ganancia, la ecología de las producciones y distribuciones sociales y frente a la monocultura de lo universal generalizable, la ecología de las transescalas de la diversidad[11].
La noción de anticapitalismo en las nuevas condiciones históricas apunta con fuerza a la necesidad de que las revoluciones en curso y las aún por realizar se propongan como meta histórica irrenunciable un tránsito civilizatorio cultural, que permita que las alternativas anticapitalistas que hoy se despliegan como posibilidades y tendencias no hegemónicas den lugar a una nueva sociedad emancipada, base de una nueva cultura productiva no depredadora, de ruptura con la lógica explotadora, patriarcal y discriminatoria del capital.
Lo anterior nos conduce a entender que el ideal de justicia distributiva y de equidad social, irrenunciable para cualquier proyecto de socialismo, de avance hacia la emancipación humana, tendrá que acompañarse de nuevos desafíos relacionados con el cuestionamiento del patriarcado en todas sus formas (económicas, políticas y simbólico-culturales) y del modelo productivista y depredador de desarrollo, no solo vigente a nivel mundial, sino deificado como aspiración y única alternativa de progreso humano.
Si concebimos las emergencias emancipatorias anticapitalista desde la cotidianidad, se trataría de mostrar las brechas, los intersticios de ruptura de ese sistema, de esas tramas y esas lógicas de la dominación reproducidas e internalizadas en nuestras propias prácticas. Son emergentes porque trascienden, superan los límites de la hegemonía político-cultural, bullen como proyección social, construyen alternativas desde la socialización de nuevas formas de subjetividad individual y colectiva. Experiencias de articulación política en función de una nueva lógica de la Vida que desafía la lógica de la producción y la reproducción del capital. Hacer visible experiencias de construcción civilizatoria alternativa que no son hegemónicas, que existen invisibles no solo para el poder hegemónico, sino en muchas ocasiones para las organizaciones de izquierda. De eso hay más de lo que nos imaginamos y será de mucha significación mostrarlas en la investigación porque se trata de anunciar nuevos mundos que no siempre vemos, ni socializamos como es debido, y están en nuestras propias prácticas alternativas, aunque al parecer son contingentes y fuera de lo pensado habitualmente desde el paradigma modernizador y liberal de la política.
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De: albi |
Enviado: 17/02/2012 13:54 |
Las emergencias emancipatorias anticapitalistas, tanto a nivel micro (vividas al interior de los movimientos o redes o en espacios locales) como macro social devienen horizonte de sentido de las resistencias y las luchas del presente, aunque teniendo los pies y las mentes puestos en las contradicciones que deben ser resueltas en el plano social-popular, nacional y regional. Joao Pedro Stédile ha dicho en una entrevista: “A largo plazo todos tenemos como proyecto estratégico el socialismo, pero el socialismo por sí solo no organiza la lucha política, es una referencia, entonces hasta que lleguemos al socialismo ¿qué proyecto tienes para el país? El desafío actual es construir un proyecto que represente soluciones concretas a los problemas de las masas y que acumule fuerzas para el socialismo”.
La referencia de los valores emancipatorios anticapitalistas es clave sobre todo para los/as revolucionarios/as, para asumir esos valores en la cotidianidad y fundar sus obras en esa ética y no desligar fines y medios.
Estas emergencias –y en consecuencia, sus estrategias--escapan de la lógica etapista de épocas anteriores. Aparecen nuevos desafíos políticos y teóricos que las fuerzas de izquierda tienen el deber de asumir y resolver: cómo subvertir el orden neoliberal y a la vez mantener una perspectiva anticapitalista realmente emancipatoria que, desde la cotidianidad de las luchas, haga posible esa otra civilización que deje atrás la barbarie excluyente, patriarcal, discriminatoria y depredadora del capital.
Gilmar Mauro, del MST, se plantea la estrategia del socialismo como superación del etapismo mecanicista de otros momentos, insistiendo en la idea de proceso ininterrumpido de superación política, económica y cultural del orden del capital:
(…) es preciso superar parte de las ideas del proyecto democrático-popular que nortearon nuestro accionar hasta el momento. Es mi opinión, una perspectiva muy personal. Precisamos superar la lógica de que el proyecto estratégico será nacional-desarrollista, un proyecto que incluye algunas medidas (un cierto control de los medios de comunicación). Un mejorismo. Son reformas que la izquierda trabajó como un proyecto estratégico: un cierto control del capital financiero, algún tipo de política de intereses…Esto se puede defender hasta tácticamente, pero no es un proyecto estratégico, primero porque no va a golpear la esencia del capital. Son reivindicaciones de una clase media radicalizada y antimonopolista (…).
El proyecto estratégico, a mi modo de ver, es la defensa del socialismo, y no tiene una etapa, una lógica de que “entonces nosotros vamos a embaucar a la burguesía brasilera con el proyecto de algunos controles y después, en la hora de acumular fuerzas, damos los golpes a ellos”. Nadie va a creer en nosotros. No hay ningún burgués bueno defendiendo un proyecto nacional. El proyecto estratégico de la clase trabajadora es la superación del orden capitalista. Y esto precisa ser discutido más que nunca en el conjunto de la sociedad. Porque, al continuar la lógica del capital, talvez no tengamos ni humanidad de aquí a un tiempo. La cuestión del socialismo o barbarie está vigente. Es socialismo o barbarie, con suerte.
Por eso, el proyecto socialista está colocado hoy. Pero no es fácil. Porque la mayoría de nuestras organizaciones todavía están con aquellas ideas del proyecto democrático-popular. Yo no tengo problemas con el hecho de que tengamos un programa de tipo reivindicativo, en tanto, es preciso tener claridad que no vamos a volver al Estado de bienestar social, que es cosa del pasado. El programa reivindicativo debe apuntar más allá de lo posible, que ese Estado no va a cumplir dentro de la lógica del capital. Entonces, se trata de un programa que liga las necesidades inmediatas de la población (lo que es preciso contemplar, sino quedamos con un programa colgado en el aire), con la superación de esa lógica capitalista. Esa es la conjunción que precisamos hacer, en mi opinión, un programa estratégico que coloque la defensa del socialismo abiertamente con las necesidades cotidianas[12].
No pasemos por alto que construir una sociedad de igualdad, justicia y bienestar sería una ardua y prolongada tarea histórica, que requeriría eliminar progresivamente las normas de la competencia, la explotación y el beneficio. No es una meta a realizar en poco tiempo. Esa contra-lógica frente la mercantilización de la vida y el orden económico del beneficio capitalista puede ser sostenida solo si emana de una revolución popular, que construya su propia noción de democracia política, social y económica.
Sería especulativo definir a priori cuáles serán los grados de posibilidad de avance hacia el socialismo de las alternativas democrático-populares que aparecerán, desaparecerán tal vez y reaparecerán en Latinoamérica, ni medir sus resultados a la luz de lo que hemos concebido tradicionalmente como mecanismos de acción de la leyes de la sociedad socialista. Existe, sin embargo, una enseñanza histórica imposible de soslayar: el reto del socialismo es ir más allá de la lógica del capital, superar lo que llamamos sistema de dominación múltiple del capital. Ese sistema de dominación múltiple es enfrentado por una gran diversidad de prácticas constestatarias de actores y movimientos, que expresan no solo protestas colectivas sino propuestas de nueva socialidad. No podremos volver otra vez a decir: con ustedes vamos hasta aquí, después tendrán que hacer dejación de sus demandas y visiones alternativas. Se trata de una cuestión de la mayor importancia teórica y práctica.
Un problema que habrá que resolver, según el contexto social y político de cada país y subregión, es la tensión (conflicto) entre contrahegemonías y emancipaciones, entre autonomía (social) y hegemonía política-cultural, entre la autonomía necesaria con que los sujetos populares protagonizan e impulsan muchas de estas experiencias y su inserción procesual en la lucha política contrahemónica del movimiento social popular en su conjunto.
Se deben armonizar autonomía y hegemonía. Sader refiere que la dificultad de algunos movimientos sociales es que no logran autoconstuirse como movimientos social-políticos alternativos. La autonomía es fundamental para defender los intereses de los grupos y sectores marginados y discriminados del pueblo, pero no es absoluta. La política tiene un momento institucional que los movimientos sociales populares deben resignificar en clave emancipatoria. Si se oponen autonomía y hegemonía, los movimientos se relegan y pueden adquirir rasgos corporativos[13]. De igual modo, el movimiento contrahegemónico de voluntad anticapitalista, antipatriarcal y por formas de producción y reproducción no depredadoras de la vida, debe atender con profundidad las llamadas emergencias emancipatorias antisistémicas, células de nuevo relacionamiento humano y con la naturaleza.
Francois Houtart, en su intervención en el Coloquio Internacional Planeta Tierra: Movimientos Antisistémicos, convocado por el EZLN, recordaba que “un proceso social es también una construcción y aquí interviene el hecho de su institucionalización. La experiencia de los movimientos sociales comprueba esta dialéctica, oscilando entre corrientes anarquistas que privilegian la creatividad, las iniciativas de base, la efervescencia cultural y los que insisten sobre la organización, la claridad de objetivos y la adaptación de los medios a los fines. La paradoja es que los dos son necesarios, a condición de que la referencia a la utopía no se transforme en un cultivo de ilusiones y la institucionalización en sistemas piramidales que tornándose como fin terminan por contradecir los objetivos. Eso se experimenta en todos los campos de la vida social: político, social, cultural, religioso[14].”
En consecuencia, ¿reconocemos la necesidad de (auto) constitución de movimientos políticos alternativos? Si admitimos esta necesidad, ¿nacerá este de la articulación de y desde los movimientos sociales y otras fuerzas? ¿Cuáles son los sentidos éticos y políticos que deberían encarnar en estos procesos de articulación? ¿Cómo tomar en cuenta la reclamada autonomía de lo social y los movimientos que lo expresan? Y en el caso en el que estas problemáticas puedan ser respondidas positivamente, en el que un movimiento social rico y diverso se de a sí mismo una expresión política, y llegue hipotéticamente al gobierno, ¿cómo vivir entonces la autonomía en esas nuevas condiciones, hasta qué punto convertirla en un coto cerrado? ¿Cómo construir esa nueva política realmente emancipatoria, en la que los fines no son indiferentes a los medios, en la que la postura ética personal y el compromiso con las mayorías son intransferibles?
¿Se enajenan el movimiento político y el movimiento social?
O en el caso de quienes tienen una reconocida trayectoria y liderazgo en organizaciones y movimientos sociales y a la vez poseen una militancia partidaria, ¿cómo viven como individuos (sujetos) esa aparente contradicción?
Tendremos que enfrentar –apunta con razón Joel Suárez-- estas y otras interrogantes e intentar hallar pistas y caminos que nos orienten en la constitución de un (nuevo) bloque histórico y una (nueva) hegemonía emancipatoria[15].
En América Latina existe una tensión entre la lógica de la lucha política (antineoliberal, antioligárquica, antiimperialista) y la emergencia civilizatoria antisistémica derivada de las prácticas y visiones utópico-liberadoras de los movimientos sociales (sus desafíos y propuestas frente a la civilización excluyente, patriarcal, discriminatoria y depredadora del capital). Esta tensión se ha hecho tradicionalmente explícita desde una visión instrumentalista de la política y de la lucha por el poder como demiurgo de lo social. Más desde una visión más amplia de lo político, ella reaparece como algo imposible de obviar. La actitud más productiva para intentar superar dicha tensión no radica, salvo que nos contentemos con un consenso “fácil” e igualmente estéril, en desplazar los puntos conflictivos que suponen ambas lógicas.
La demonización de las mediaciones institucionales y del Estado, como representación de uno de los pilares de la dominación, por parte de algunos movimientos libertarios, deviene un punto de no entendimiento y de conflicto entre ambas concepciones. De igual manera el pragmatismo y el peligro de reproducir o continuar la cadena de dominaciones en los proyectos contrahegemónicos que queden truncos y no se propongan trascender el sistema y superar la civilización y el orden cultural del capital, constituye el principal cuestionamiento que puede hacerse a la perspectiva lineal contrahegemónica. Ni las emancipaciones han logrado quebrar desde la cotidianidad y territorialidad de sus emprendimientos la hegemonía capitalista, ni las contrahegemonías son tales si no incluyen en sus estrategias de orden el perfil emancipatorio, libertario y autogestivo de los movimientos sociales.
Ninguna de estas lógicas debe ser supeditada una a la otra, sino armonizadas y complementadas, lo que implica asumir sus puntos de tensión como desafíos creativos de aprendizaje de los sujetos involucrados. La construcción teórica de la lucha implica acompañar las prácticas para sistematizarlas y reflexionarlas colectivamente, asumir una lógica dialógica, de complementariedad: “con todos y todas, en cualquier lugar y en cualquier momento”[16]. En otras palabras: si en aras de la presunta toma del poder se abandonan las demandas libertarias y de reconocimiento por las que han luchado muchos movimientos, el nuevo poder contrahegemónico pudiera derivar en una entidad ficticia o desnaturalizada. De igual forma, negarse a participar en el movimiento radical de masas que se constituya en una nación determinada ante la crisis del modelo hegemónico, colocando las demandas específicas (por muy legítimas que sean) por encima de las de la inmensa mayoría de la población, implica signar la noción de “diferencia” con un alto rango de universalidad excluyente.
Habría que reconocer, en principio, que la confluencia de los movimientos sociales populares para generar alternativas social-políticas en una dirección anticapitalista no implica hacer dejación de sus demandas específicas (libertarias y de reconocimientos) ni posponerlas para etapas posteriores, aunque se modifiquen sus objetivos y métodos en cada coyuntura. La lógica geopolítica antiimperialista que avanza hoy en América Latina no es incompatible con la lógica de los movimientos sociales. Las razones de los movimientos son tantas como los atributos del mundo que es posible conquistar: dignidad para personas y pueblos, equidad, igualdad de género, medio ambiente, diversidad sexual, multiculturalismo, soberanía alimentaria, biodiversidad. El “programa máximo” emancipatorio y libertario de la revolución política anticapitalista (pospuesto en las experiencias protosocialistas del siglo XX) se convierte en “programa mínimo” de las luchas de los movimientos sociales y populares.
Las emergencias emancipatorias antisistémicas avanzarán mas no de la noche a la mañana, ya que no se puede vivir una mutación genética sociopolítica de manera inmediata, espontánea y radicalmente distinta al sistema hegemónico capitalista, sino como parte de un desprendimiento de la vieja piel para cubrirse de otra alternativa. Esta transición implica por tanto incoherencias, contradicciones, retrocesos, pero con una direccionalidad por medio del desprendimiento para dar origen y parir otros mundos. El desafío político sigue siendo cómo asumir estos elementos antisistémicos desde nuestras propias prácticas políticas, desde nuestra cotidianidad de resistencia, lucha y experiencias formativas.
Lo político revolucionario hoy se inscribe en la perspectiva antisistémica, esto es, anticapitalista, antipatriarcal y en favor de modos no depredadores de producir y reproducir la vida. No se trata de idealizar o mistificar prácticas emergentes, muchas de las cuales han convivido como “islotes” en medio del océano global de la propiedad privada, sino de estudiarlas y potenciar sus posibilidades en las alternativas políticas antisistémicas que se construyan. Esas experiencias anuncian nuevos mundos que no siempre vemos, ni socializamos como es debido, y están en las propias prácticas alternativas de los movimientos sociales populares, aunque al parecer son contingentes y fuera de lo pensado habitualmente desde el paradigma modernizador.
La dirección antisistémica (antihegemónica) está ligada en su razonamiento al avance de las emancipaciones, mas no de la noche a la mañana, ya que no se puede vivir una mutación genética sociopolítica de manera inmediata, espontánea y radicalmente distinta al sistema hegemónico capitalista, sino como parte de un desprendimiento de la vieja piel para cubrirse de otra alternativa. Esta transición implica por tanto incoherencias, contradicciones, pero con una direccionalidad por medio del desprendimiento para dar origen y parir otros mundos[17].
El ideal de justicia distributiva y de equidad social, irrenunciable para cualquier proyecto de socialismo, de avance hacia la emancipación humana, tendrá que acompañarse de nuevos desafíos relacionados con el cuestionamiento del patriarcado en todas sus formas (económicas, políticas y simbólico-culturales), del modelo productivista y depredador de desarrollo, no solo vigente a nivel mundial, sino deificado como aspiración y única alternativa de progreso humano (o metamorfoseado con el apellido “sostenible” para el Sur, o de expresas alusiones a la reducción de la pobreza, siempre que estas escondan el proceso real de empobrecimiento que la produce). No se trata de renunciar al bienestar, sino de comprender que el mito del bienestar centrado en el consumo desenfrenado del industrialismo moderno y sus variantes actuales, es causa del camino acelerado hacia un punto de no regreso para la posibilidad de la propia vida. En nombre de ese bienestar en los países centrales, se lanzan y lanzarán guerras genocidas por las reservas de hidrocarburo y los recursos hídricos del planeta.
El conflicto aparente entre la lucha antihegemónica antimperialista y las emancipaciones superadoras de la civilización del capital, será resuelto por los propios sujetos populares involucrados en dichos procesos, en la medida en que se superen positivamente las contradicciones del llamado orden posneoliberal y se logre avanzar hacia el socialismo como sociedad emancipada, desenajenada, auntogestionaria. El socialismo en el siglo XXI, no puede reproducirse en los marcos de la actual civilización excluyente, patriarcal, discriminatoria y depredadora que heredamos de la modernidad y que la globalización imperialista potencia a límites insospechados.
De las alternativas políticas antineoliberales y de los pequeños, continuos y diversos saltos que demos hoy en nuestras luchas cotidianas y visiones de sociedad, emergerá el salto cultural-civilizatorio que nos coloque en esa deseada perspectiva histórica que rescatará y dignificará al socialismo en este siglo, como real emancipación humana.
No hay fórmulas a priori ni cómodos determinismos para transitar esos derroteros. Hoy, como nunca antes, la izquierda requiere elaborar nuevas visiones estratégicas, puesto que “es necesario pensar en una empresa muchísimo más difícil: la labor histórica de superar la lógica objetiva del capital en sí, mediante un intento sostenido de ir más allá del capital mismo[18]” Pero esas alternativas sociopolíticas, no serán obra de gabinetes, ni fruto de ninguna arrogancia teórica o política. La emancipación política y la emancipación humana serán cada vez más procesos concomitantes, construidos como proyectos colectivos y compartidos, desde y para el movimiento social-popular.
*Integrado por Georgina Alfonso González, Yohanka León del Río, Humberto Miranda Lorenzo, Alberto Pérez Lara y Gilberto Valdés Gutiérrez (coordinador)
[1] Emir Sader, “¿Érase una vez el neoliberalismo?”, www.rebelion.org, 30 de junio de 2003.
[2] Cf. Alberto Acosta: “El "buen vivir" para la construcción de alternativas”, www.rebelion.org, 18-07-2008.
[3] Gustavo Codas: “América Latina: integración regional y luchas de emancipación”, Contexto Latinoamericano. Revista de Análisis Político, No. 1, septiembre-diciembre de 2006, México
[4] “Pero entonces --escribía Gramsci en 1918 sobre la sociedad rusa-- ¿no es el socialismo? (...) No, no es el socialismo en el groserísimo sentido que dan a la palabra los filisteos constructores de proyectos mastodónticos; es la sociedad humana que se desarrolla bajo el control del proletariado. Cuando éste se haya organizado en su mayoría, la vida social será más rica en contenido socialista que ahora, y el proceso de socialización irá intensificándose y perfeccionándose constantemente. Porque el socialismo no se instaura en fecha fija, sino que es un cambio continuo, un desarrollo infinito en régimen de libertad organizada y controlada por la mayoría de los ciudadanos, o sea, por el proletariado” (Antonio Gramsci: “Utopía”, Antonio Gramsci. Antología, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p. 51.).
[5] El retorno a la teoría de la revolución de Marx es hoy una necesidad de primer orden político y teórico. Hay que deslindar la doble abstracción en el concepto de revolución de Marx y Engels: la revolución en sentido amplio, como tránsito formacional entre el capitalismo y el comunismo y en sentido estrecho, como revolución sociopolítica. A ésta última es a la que se representa como “locomotora de la historia”. Marx entrelaza la revolución antiabsolutista con la revolución proletaria. Apoya la primera allí donde implica liberar las fuerzas de la sociedad burguesa-capitalista obstruidas por los frenos monárquico-feudales. Pero se diferencia de los demócratas y liberales de su época por su concepto de revolución permanente, ininterrumpida.
[6] Véase Raúl Leis, “El sujeto popular y las nuevas formas de hacer política”, Multiversidad, n. 2, Montevideo, marzo de 1992, y Gilberto Valdés Gutiérrez, El sistema de dominación múltiple. Hacia un nuevo paradigma emancipatorio, Tesis de doctorado, Fondo del Instituto de Filosofía, La Habana, 2002. La categoría operacional de Sistema de Dominación Múltiple ha sido enriquecida a lo largo de los Talleres Internacionales sobre Paradigmas Emancipatorios, convocados desde 1995 cada dos años por el Grupo GALFISA del Instituto de Filosofía en coauspicio con otras organizaciones e instituciones cubanas e internacionales, como el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr.
[7] Cf. Jean Robert: “Ponencia presentada en el Coloquio Internacional Planeta Tierra: Movimientos Antisistémicos”, convocado por el EZLN, San Cristóbal de las Casas, México 13-17 diciembre, 2007, p.4 (meca).
[8] Para José Luis Brea, en el llamado tercer umbral del “capitalismo cultural” la producción y reproducción de simbolicidad es el nuevo gran motor generador de riqueza. La megaindustria contemporánea de subjetividad y sus redes de distribución transnacional, han producido modos de sujeción nunca antes vistos: “Pero las nuevas economías propias de las sociedades red no solo afectan a los modos de producción y consumo de los objetos que las prácticas culturales generan y distribuyen (digamos: de los objetos inmateriales) en su seno, sino también, y quizás de manera aún más decisiva, a los propios sujetos, a los modos en que en ellas se producen los efectos de subjetividad, de sujeción. En medio de la crisis profunda de las Grandes Máquinas tradicionales productoras de identidad, el conjunto de los dispositivos inductores de socializad -familia, religión, etnia, escuela, patria, tradiciones,…-- tienden cada vez más a perder su papel en las sociedades occidentales avanzadas, declinando en su función. Sin dudas el espectacular aumento en la movilidad social –geográfica, física; pero también afectiva, cultural, de género e identidad, tanto como de estatus económico y profesional—determina esa decadencia progresiva de máquinas en última instancia territoriales. Pero lo que sobre todo decide su actual debacle es la absorción generalizada de esa función instituyente por parte de las industrias contemporáneas del imaginario colectivo (a la sazón cargadas con unos potenciales de condicionamiento de los modos de vida poco menos que absolutos). Una industria expandida –más bien una “constelación de industrias”--, en las que se funden las de la comunicación, el espectáculo, el ocio y el entretenimiento cultural, y en términos aún más generales, la totalidad de las industrias de la experiencia y la representación de la propia vida, que toma a su cargo la función contemporánea de producir al sujeto en los modos en que éste se reconoce como un sí mismo en medio de sus semejantes, administrando en esa relación sus efectos de diferencia e identidad” (José Luís Brea: El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era del capitalismo cultural, CENDEAC, Murcia, España, 2003, p.89.
[9] Cf. Anneris Ivett Leyva y Abel Samohano: “Claves dialógicas para interpretar la realidad cubana. Entrevista a José R. Vidal”, Caminos, No. 49, 2008.
[10] István Mészáros, “La teoría económica y la política: más allá del capital” www.rebelión.org, 26 de diciembre de 2002.
[11] Cf. Boaventura de Sousa Santos: Una epistemología del sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social, CLACSO. Siglo XXI, DF., 2009.
[12] Luciana Araújo: “La estrategia es superar el capitalismo. Entrevista con Gilmar Mauro”, Debate Socialista, Nº 3. Sao Paulo, abril/julio 2008.
[13] Ver Emir Sader: “El posneoliberalismo será anticapitalista, no socialista”, La Jornada, viernes 12 de octubre de 2007, p. 7.
[14] Ponencia presentada en el Coloquio Internacional Planeta Tierra: Movimientos Antisistémicos, convocado por el EZLN, San Cristóbal de las Casas, México 13-17 diciembre, 2007, p. 3 (meca)
[15] Estas interrogantes surgen en el debate acerca de la propuesta de investigación participativa “Diversidad, Identidad y Articulación en las organizaciones, redes y movimientos sociales en América Latina y el Caribe” realizada por GALFISA y el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr.
[16] Cf. Hugo Ávila: El sujeto popular revolucionario en la experiencia de las comunidades socialistas en Venezuela (Proyecto de tesis de doctorado), Fondo Instituto de Filosofía, La Habana, 2008.
[17] Gustavo Castro Soto: Otros mundos. Los elementos anti sistémicos, www.otrosmundoschiapas.org, 15 de julio de 2007.
[18] István Mészáros, La teoría económica y la política: más allá del capital”, www.rebelión.org, 26 de diciembre de 2002.
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Historia de Trotsky y del trotskismo 4ta Parte y final
Practican el entrismo para sabotear desde el interior las organizaciones de izquierda.
El entrismo es un invento del propio Trotsky que en 1934 planteó la entrada de sus seguidores de la Liga Comunista francesa en el Partido Socialista-Sección Francesa de la internacional obrera (SFIO). Así en 1934 la LC pasó a llamarse “Grupo bolchevique-leninista (SFIO)”. Un comunista soviético afirma que Trotsky fue “iniciador de la táctica del contrabando político y de los agentes ideológicos”
. Un diccionario soviético que hemos citado presenta así el entrismo: el trotskismo “busca nuevos procedimientos de actividad subversiva antirrevolucionaria utilizando la táctica del denominado entrismo, es decir, la infiltración enmascarada, el doble juego, en las organizaciones democráticas de masas con el fin de minarlas desde dentro, de introducir la desorganización en su trabajo, de reclutar partidarios” .
Los trotskistas lo practican con frecuencia. En julio de 1964 los trotskistas penetraron en el seno del Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre de Guatemala con el propósito de lanzar una campaña de ataques políticos contra el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT, comunista). Los disconformes con las tesis trotskistas se separaron de dicha organización para crear las Fuerzas Armadas Rebeldes.
Varias organizaciones amplias de izquierda como el Partido de los Trabajadores (PT) del Brasil, Euskal Herritarrok, el Partido de la Refundación Comunista de Italia (PRCI), el PRD de México, el Partido del Socialismo Democrático (PDS) de Alemania e Izquierda Unida (IU) de España sufren la acción corrosiva y de zapa de diversas tendencias, sectas y corrientes trotskistas que procuran apartarlo de la fidelidad a los ideales de la Revolución Socialista y de la clase obrera y convertirlas en organizaciones socialdemócratas oportunistas con un lenguaje mas o menos izquierdista, según las circunstancias.
La gran burguesía ama a los trotskistas.
En 1929 el diario británico mas importante, Daily Express, invita a Trotsky a escribir una serie de artículos durante tres días pagándoselos a precio de oro. En julio de 1933 el gobierno de derechas de Daladier autoriza a Trotsky a residir en Francia.
La Universidad anticomunista y proimperialista de Harvard dispone hace años de un archivo Trotsky que ha sido muy útil durante la guerra fría contra el comunismo. Es curioso observar cómo los dirigentes e ideólogos trotskistas no tienen ningún problema en desarrollar carreras en las universidades burguesas anticomunistas alcanzando incluso puestos de responsabilidad. Es el caso de Daniel Bensaïd, Pierre Broué, Fougeyrollas, Catherine Samary y Pierre Naville en Francia, de Ernst Mandel y Roland Lew en Bélgica, de Ramón Zallo en la UPV-EHU, de Jaime Pastor en la UNED española, ...
La prensa burguesa francesa dedica sus esfuerzos en hacer propaganda del trotskismo: El periódico reaccionario francés Figaro Littéraire del 28 de febrero del 2002 dedica sus artículos centrales a alabar el troskismo. En marzo del 2002 Radio TV Luxemburgo (RTL) invita a la portavoz de LO Arlette Laguillier a un debate en horario de máxima audiencia. El periódico Le Monde apoya el 4 de enero del 2003 con despliegue de medios tipográficos la publicación de un libro del fundador de la Lutte Ouvrière (LO) Robert Barcia, Hardy. Le dedica una foto en colores en la primera página, una entrevista en páginas interiores en la que denuncia a Fidel Castro como no demócrata y al Ché Guevara como su colaborador, y una reseña. Una TV privada dedica a LO un programa especial el domingo 10 de agosto del 2003 en la emisión “Secrets d’actualité” en el que los trotskistas de LCR son utilizados para atacar a la LO. Los guiñoles del Canal + francés hacen descarada propaganda de Laguillier y Besancento mientras denigran a Lenin y a cualquier posibilidad de Revolución socialista.
Los trotskistas y los fascistas, aliados en la lucha anticomunista.
En Francia el troskista Jean Rous, que había liderado la tendencia “La Voix de Lénine” en el seno del “Partido Socialista Obrero Campesino” (PSOP), disuelto al comenzar la guerra en 1940, crea un “movimiento nacional revolucionario” (MNR) de ideología pro nazi. El MNR se muestra favorable a la colaboración con Alemania.
Los miembros de otro grupo troskista francés, “Partido Comunista internacionalista” (PCI, que también desaparece), Henri Molnier y Roger Foirier, practican el entrismo en el partido fascista “Rassemblement National Populaire” (RNP) de Déat. Otros troskistas les “condenan a muerte” por su colaboración con los fascistas. Un libro destaca la eficaz y activa militancia de Foirier en ese partido que al parecer dura hasta 1941.
Hubo en Francia unos pocos troskistas del tercer partido troskista de la época, el “Partido Obrero Internacionalista”, que lucharon contra la ocupación en Bretaña y región parisina pero aislados de su dirección política y en ocasiones en desacuerdo con la misma.
En esa época a los troskistas se les conocía como los “hitlero-troskistas”.
Según la revista germano-occidental Die Neue Gessellschaft publicada en mayo de 1962 Hitler decía que “Trotski le enseñó muchas cosas”. En su biografía de Adolf Hitler, Der Fürher, Konrad Heiden afirma que en 1930 el jefe nazi blandió el libro de Trostsky Mi vida ante sus correligionarios gritando:”He aprendido mucho (con la lectura del libro) y vosotros también podéis aprender”.
En los años 70 la secta trostskista francesa La Vieille Taupe creada en 1967 por un aventurero llamado Pierre Guillaume, antiguo miembro del grupo “Socialismo y barbarie” de Castoriados y Lefort, apoya al profesor de literatura pro nazi que niega los crímenes nazis e intenta disculpar a este régimen nazi Robert Faurisson que fue expulsado de la Universidad y condenado por calumnias. Dicho grupúsculo publicó sus obras.
La dictadura franquista publica ampliamente propaganda troskista mientras aplica una férrea censura y prohíbe toda idea progresista, democrática y antifascista. Por ejemplo en 1961 se edita legalmente en Barcelona la obra de Julián Gorkín, “Cómo asesinó Stalin a Trotski”; en 1967 la editorial Plaza & Janés publica la biografía de Stalin escrita por Trotsky, y en 1974 se publica la obra de Gorkín “El proceso de Moscú: el sacrificio de Andrés Nin”...
Pacifistas burgueses.
En los años 60 y 70 el SWP trotskista controlando la National Peace Action Coalition (NPAC) en USA impulsa la campaña “Traer las tropas a casa ahora” para pedir la retirada de las tropas USA de Vietnam. En ocasiones atacaba a quienes se solidarizaban con los combatientes comunistas vietnamitas.
Aliados entusiastas de la socialdemocracia europea.
Ya en los años 30 el troskista caribeño CLR James se integró en el partido laborista británico y los trotskistas llegaron a dominar la Labour League of Youth en el norte de Londres. En los años 60 la SLL de Healy conquista la dirección de la juventud del partido laborista británico.
En 1971 el miembro de la OCI de Lambert Lionel Jospin entra en el PS llegando a ser primer ministro. En 1981 esa organización llamó a votar por el socialdemócrata de derechas Mitterrand a las presidenciales francesas y le apoyó con todas sus fuerzas llegando a organizar el servicio de orden del PS en su toma de posesión. En 1986 el miembro de la dirección de la OCI y presidente de la Unión de Estudiantes de Francia Jean-Christophe Cambadelis se unió al PS junto a otros 400 militantes. Un diario francés escribe que Mitterrand supo emplear a su favor la capacidad demagógica de los troskistas, su experiencia en manipular asambleas y su experiencia para reducir la influencia del PCF . En 1997 la LCR llamó a votar por Jospin.
La LICR pide el voto para Jospin, Blair (tanto en 1997 como en 2001) y Schroëder (en el 2002). La AWL de Matgamna pertenece y apoya al partido laborista y al gobierno de Tony Blair.
El POS belga tiene algunos electos locales pero surgidos de listas del SP (Flandes) o PS (Walonia).
El POSI español es considerado un instrumento del PSOE para influir en la extrema izquierda. Su núcleo principal está en Getafe. Sus miembros pertenecen a las juventudes del PSOE. Los veteranos del POUM han pasado también al PSOE.
Bibliografía:
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Viatkin (A.), Movimiento obrero, comunista y de liberación nacional, Editorial de Ciencias Sociales de La Habana, 1982.
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De: albi |
Enviado: 17/02/2012 14:14 |
EL TROTSKISMO: INSTRUMENTO VULGAR DEL
IMPERIALISMO Y LA REACCIÓN
FIDEL CASTRO
Extracto del discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro en la clausura de la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de áfrica, Asia y América: pronunciado el 15 de enero de 1966 en el teatro Chaplin.
Los imperialistas yanquis contra nosotros no sólo han usado el bloqueo económico, no sólo han usado de las agresiones armadas, no sólo nos han amenazado mortalmente en determinadas circunstancias, no solo han perpetrado contra este país todo tipo de sabotajes, filtraciones de espías, ataques piratas, sino que el imperialismo yanqui ha acudido contra nuestro país a armas más sutiles, como son las armas de la propaganda y de la calumnia. Y no solo eso, sino que el imperialismo yanqui y sus agentes han tratado de destruir el prestigio de la Revolución Cubana al margen de las luchas revolucionarias de este continente, y han tratado-de las maneras más vil y más calumniosa- de desacreditar a la Revolución. Y se han valido de todo los medios, se han valido de todos los hechos, se han valido de todas las armas.
Desde luego que a los imperialistas les interesaría una discusión en concreto de estos problemas. A un irresponsable cualquiera, a un charlatán cualquiera, a un fantoche cualquiera, no le importa afirmar cualquier irresponsabilidad, cualquier calumnia. Bien es sabido que solo al enemigo el interesaría de que forma se lleva a cabo en la practica esa palabra que se llama solidaridad, no solo con los pueblos revolucionarios de este continente, sino de todo el mundo.
Pero ¿qué ha ocurrido? Hay un hecho que voy a tomar como ejemplo para demostrar como trabaja el imperialismo y sus agentes, y que es un hecho extraordinariamente interesante. Me refiero a la campaña realizada por el imperialismo yanqui y sus agentes en relación con la partida de nuestro compañero Ernesto Guevara.
Creo que esto es un asunto que hay que “tomar por los cuernos” para esclarecer algunas cosas. El compañero Ernesto Guevara, unos cuantos revolucionarios de este país y unos cuantos revolucionarios fuera de este país saben cuando salió, que ha estado haciendo en este tiempo y, desde luego, los imperialistas estarían muy interesados en saber, con todos los detalles, donde esta, que ha hecho, como lo hace y, desde luego, al parecer no lo saben y si lo saben lo disimulan mucho.
Pero desde luego, estas son cosas que el tiempo, cuando las circunstancias lo permitan, permitirá su esclarecimiento. Pero los revolucionario no necesitamos esos esclarecimientos; es el enemigo quien se vale de estas circunstancias para tratar de intriga y para tratar de confundir y para tratar de calumniar.
El compañero Guevara se unió a nosotros cuando estábamos exiliados en México, y siempre, desde el primer día, tuvo la idea, claramente expresada, de que cuando la lucha terminara en Cuba, él tenia otros deberes que cumplir en otra parte, y nosotros siempre le dimos nuestra palabra de que ningún interés de Estado, ningún interés nacional, ninguna circunstancias, nos haría pedirle que se quedara en nuestro país, obstaculizar el cumplimiento de ese deseo o de esa vocación. Y nosotros cumplimos cabal y fielmente esa promesa que le hicimos al compañero Guevara.
Naturalmente, que si el compañero Guevara iba a salir del país, era lógico que lo hiciera clandestinamente, era lógico que se moviera clandestinamente, es lógico que no haya estado llamando a periodistas, es lógico que no haya estado dando conferencias de prensa, es lógico que dadas las tareas que se propuso debiera hacerlo en la forma en que lo hizo. Y, sin embargo, ¡cuanto provecho han tratado de sacar los imperialistas de estas circunstancias y cómo lo que han hecho!.
Es por eso que yo traje algunos papeles. No se vayan a asustar ustedes pensando que les voy a leer todos los papeles que aquí hay, solo lo que han escrito todos los periódicos imperialistas y burgueses con relación al caso del Comandante Guevara, lo que han escrito los periódicos de Estados Unidos, sus revistas, sus agencias cablegráficas, los periódicos burgueses de América Latina y de todo el mundo. Y vamos a ver quienes han sido precisamente los principales voceros de la campaña imperialista de intriga y de calumnia contra Cuba con relación al caso del compañero Guevara. En primer termino, ciertos elementos que han sido utilizados en las últimas décadas de manera constante contra el movimiento revolucionario. Y así ustedes me dan un poquito de tiempo, entre tantos datos voy a buscar uno muy interesante.
¡Ah! Lo encontré. Es un cable de la UPI, de diciembre 6 de 1965, que dice: “Ernesto Guevara fue asesinado por el Primer Ministro cubano Fidel Castro por orden de la URSS-declaro Felipe Albuaguante, jefe de los troskistas mexicanos en declaraciones a El Universal-. Agrega que el Che fue liquidado por insistir en poner a Cuba en la línea china”. Esto, naturalmente, venia a tono con una campaña que comenzaron a desatar los elementos troskistas en todas partes simultáneamente.
Y así, con fecha octubre 22, en el semanario Marcha, se publica un articulo en que un conocido teórico del troskismo, Adolfo Guil, afirma que el Che salió de Cuba debido a discrepancias con Fidel por el conflicto chino-soviético y que el Che no pudo imponer su opinión en la dirección. Dice que el Che, en forma confusa, propugnaba la extensión de la revolución al resto de América Latina, en oposición a la línea soviética. Dice que la Dirección Cubana estaba dividida entre un ala conservadora, que incluye a viejos dirigentes del PSP, los partidarios del Che y Fidel y su equipo en una posición de oscilación centrista conciliadora. Dice que el Che salió de Cuba por carecer de medios para expresarse y que Fidel temió enfrentar a las masas para explicar el caso Che. Este mismo teórico del troskismo, el 31 de octubre de 1965, como reportero del Nuevo Mundo, un periódico italiano, escribe un artículo calificando a la Dirección Cubana de filosovietica y acusando a Fidel de no haber explicado políticamente al pueblo lo ocurrido con el Che. Dice que el comandante Guevara fue derrotado por el PSP y el equipo castrista; Critica al Che por no haber llevado a las masas la lucha por imponer su tesis y concluye que el Estado cubano, paralizado por su propia política no apoyo abiertamente a la revolución dominicana. Y sobre estoy me voy a referir mas extensamente un poco mas adelante.
En el número de octubre de 1965, el periódico Batalla, de los troskistas españoles, declara que el misterio que rodea el caso del Che Guevara debe ser aclarado. Dice que amigos del Che suponen que la carta leída por Castro es falsa y se pregunta si la Dirección Cubana se oriente hacia una sumisión a la burocracia del Kremlin.
Por la misma fecha, aproximadamente, el órgano oficial troskista de Argentina publica un articulo en el que asegura que el Che esta muerto o preso en Cuba. Dice que “entro en conflicto con Fidel Castro por el funcionamiento de los sindicatos y la organización de las milicias”. Agrega que “el Che se oponía a la integración del CC con los favoritos de Castro, especialmente oficiales del ejercito, seguidores del ala derecha de Moscú.
Pero uno de los escritos más sucios, más groseros y más indecentes es el que escribió el dirigente del Buró Político Latinoamericano de la Cuarta Internacional en el periódico Lucha Operaria, de Italia. Sobre este articulo, largo por cierto, solo voy a leer tres párrafos. Empieza diciendo:
“Un aspecto de la agudización de la crisis mundial de la burocracia es la expulsión de Guevara. Guevara ha sido expulsado ahora, no desde hace ocho meses ha durado la discusión con Guevara y no han sido ocho meses que pasaron bebiendo café, han luchado duramente y quizás ha habido muertos, quizás se ha discutido a golpes de pistola. No podemos decir si han matado o no a Guevara, pero existe el derecho a suponer que lo hayan matado.
¿Por que Guevara no aparece? No lo han presentado en La Habana por temor a las consecuencias, a la reacción de la población, pero en definitiva al esconderlo producen el mismo efecto. La población dice: por que Guevara no sale, no aparece.
No hay ninguna acusación política, existen elogios políticos en relación con él. ¿Por que no han presentado a Guevara? ¿Por que no ha hablado? ¿Como es posible que uno de los fundadores del Estado obrero cubano, que hasta hace poco tiempo recorría el mundo en nombre del Estado obrero, imprevistamente diga: me he aburrido de la Revolución Cubana, voy a hacer la revolución en otra parte? Por otra parte, no dicen donde ha ido y no se presenta. Si no hay ninguna divergencia por qué no se presenta. Todo el pueblo cubano comprende que hay una lucha enorme y que esta luchando no se ha terminado.
Guevara no estaba solo ni esta solo. Si toman estas medidas contra Guevara es porque hay una gran tendencia, muy grande, que esta de su parte. Y además de una tendencia muy grande, hay una enorme preocupación del pueblo.
Hace poco tiempo, el gobierno cubano publico un decreto bastante severo: es necesario restituir todas las armas al Estado. En aquel momento la cuestión era un poco confusa, ahora esta claro que fin tenía esta resolución: era contra la tendencia Guevara. Tienen miedo de un levantamiento.
Otro párrafo: “¿Por que han hecho callar a Guevara? La Cuarta Internacional debe llevar adelante una campaña publica en ese sentido, exigiendo la aparición de Guevara, el derecho de Guevara a defenderse y discutir, a hacer apelaciones a las masas, a no fiarse de las medidas tomadas por el gobierno cubano, porque son medidas burocráticas y quizás de asesinos. Han eliminado a Guevara por callar su lucha, han hecho callar a Guevara. No obstante que su posición no fuese consecuente desde el punto de vista revolucionario, porque tendía a la armonización de sus posiciones en le tendencia revolucionaria”.
Y mas adelante dice: “Esto demuestra, no la potencia de Guevara o de un grupo guevarista en Cuba, sino la madurez de las condiciones en el resto de los Estados obreros para que en breve tiempo estas posiciones fructifiquen. No se engañan a la burocracia con maniobras y medidas de este género. La eliminación de Guevara significa para la burocracia la tentativa de liquidar una base de posible reagrupamiento de tendencia revolucionarias que continúan el desarrollo de la revolución mundial. Esta es la base de la liquidación de Guevara y no sólo por el peligro que representa a Cuba, sino porque incluye el resto de la revolución latinoamericano.
“Al lado de Cuba esta Guatemala, al lado de Cuba esta Guatemala con el programa de la revolución socialista y, no obstante su fuerza y los discursos de su líder máximo Fidel Castro, no ha podido impedir que el Movimiento “13 de Noviembre” se transforma en un movimiento revolucionario y que lucha directamente por el socialismo”.
No es absolutamente casual, ni mucho menos, que este señor, dirigente de la Cuarta Internacional, mencione aquí muy ufano el caso de Guatemala y del Movimiento “13 de Noviembre”, porque precisamente con relación a este Movimiento el imperialismo yanqui ha usado una de las tácticas más sutiles para liquidar un movimiento revolucionario, que fue filtrarle los agentes de la Cuarta Internacional que-por ignorancia, que ignorancia política del dirigente principal de este Movimiento-, lo hicieron adoptar nada menos que esa cosa desacreditada, esa cosa antihistorica, esa cosa fraudulenta que emana de elementos tan comprobadamente al servicio del imperialismo yanqui, como es el programa de la Cuarta Internacional.
¿Cómo ocurrió esto? Yong Sosa era, sin duda, un oficial patriótico; Yong Sosa encabeza el movimiento de un grupo de oficiales del ejército en cuyo aplastamiento por cierto participaron los mercenarios que después invadieron Girón-, y a través de un señor que era comerciante, que se encargo de la parte política del movimiento, la Cuarta Internacional se las arreglo para que ese dirigente, ignorante de los problemas profundos de la política y la historia del pensamiento revolucionario le permitiera a ese agente del trotskismo-acerca del cual nosotros no tenemos la menor duda que es un agente del imperialismo- que se encargara de redactar un periódico en el cual se copiaba “de cabo a rabo” el programa de Cuarta Internacional.
Lo que la Cuarta Internacional cometió con eso fue un verdadero crimen contra el movimiento revolucionario, para aislarlo del resto del pueblo, para aislarlo de las masas, al contagiarlo con las insensateces, el descrédito y la cosa repugnante y nauseabunda que hoy es el campo de la política el troskismo.
Porque si en un tiempo el trostkismo represento una posición errónea, pero una posición dentro del campo de las ideas políticas, el trostkismo paso a convertirse en los años sucesivos en un vulgar instrumento del imperialismo y de la reacción.
De tal manera piensan estos señores que, por ejemplo, con relación a Vietnam del Sur, donde un amplio frente revolucionario ha unido a la inmensa mayoría de la población, a distintos sectores de la población, los ha unido estrechamente alrededor del movimiento de liberación en la lucha contra el imperialismo, para los trotskistas esos es absurdo, eso es contrarrevolucionario, Y estos señores llegan a la osadía, a la cosa insólita frente a los hechos y a las realidades de la historia y del movimiento revolucionario, a expresarse de esa forma.
Afortunadamente, en Guatemala el movimiento revolucionario se salva. Y se salva gracias a la clara visión de uno de los oficiales que junto con Sosa había iniciado el movimiento revolucionario y que comprendiendo aquella insensatez, aquella estupidez, se separa del Movimiento “13 de Noviembre” y con otros sectores progresista y revolucionarios organiza las Fuerzas Armadas Rebeldes de Guatemala. Y ese oficial joven que tuvo tan clara visión de la situación es quien ha representado al movimiento revolucionario de Guatemala en esta Conferencia, el Comandante Turcios.
El Comandante Turcios tiene en su haber el mérito no solo de haber sido uno de los abanderados de la lucha armada por la liberación de su pueblo oprimido, sino el mérito de haber salvado al movimiento revolucionario guatemalteco de una de las estratagemas más sutiles y más pérfidas del imperialismo yanqui y levantar las banderas revolucionarias de Guatemala, y de su movimiento antiimperialista, rescatándola de las manos sucias de estos mercenarios al servicio del imperialismo yanqui.
Y tenemos la esperanza de que Yong Sosa, cuyas intenciones patrióticas al iniciar la lucha nadie duda, y cuya condición de hombre honrado nadie duda –a la vez que sí tenemos muy serias razones para dudar de su actitud como dirigente revolucionario de Guatemala, pero ya este vez bajo otra dirección bajo otra guía que si demostró, en momentos como esos, claridad de visión y actitud de dirigente revolucionario.
Esta posición de los trostkistas es la misma que adoptaron todos los periódicos y agencias publicitarias del imperialismo yanqui, la misma con relación al caso del compañero Ernesto Guevara; toda la prensa imperialista de Estados Unidos, sus agencias cablegráficas, la prensa de los contrarrevolucionarios cubanos, la prensa burguesa en todo el Continente y en el resto del mundo. Es decir, que esta campaña de calumnia y de intriga contra la Cuba Revolucionaria en relación al caso del compañero Guevara hizo coincidir de una manera exacta a todos los sectores reaccionarios imperialistas, burgueses, a todos los calumniadores y a todos los intrigantes contra la Revolución Cubana.
Porque es incuestionable que solo a la reacción y solo al imperialismo les puede interesar desacreditar a la Revolución Cubana, destruir la confianza de los movimientos revolucionarios en la Revolución cubana, destruir la confianza de los pueblos de América Latina en la Revolución Cubana, destruir su fe.
Y por eso, no ha vacilado en el empleo de las armas más sucias y más indecentes.
Ese mismo señor Guil, que de vez en cuando posa entre otros intelectuales norteamericanos en la revista Monthly Review, de Estados Unidos, tuvo la villanía de escribir el siguiente párrafo, que vale la pena analizar, con relación a la crisis de Santo Domingo: Dijo así”: Un punto culminante de esta crisis tiene que haber sido la Revolución Dominicana, donde el Estado obrero cubano quedo paralizado por su propia política, sin apoyar abiertamente a la Revolución, mientras en Cuba había una tremenda presión interior para una política de apoyo activo. Si la crisis era muy anterior a Santo Domingo, indudablemente Santo Domingo precipito la Revolución”.
Este señor tiene la villanía de acusar a la Revolución Cubana de no haber dado un apoyo activo a la Revolución Dominicana. Y mientras los imperialistas acusaban a Cuba; mientras los imperialistas trataban de pretextar su intervención diciendo que elementos izquierdistas y comunistas, entrenados en Cuba, estaban allí al frente del levantamiento; mientras el imperialismo acusaba a Cuba y presentaba a la Revolución Dominicana no como un problema interno, sino como un problema externo, este señor acusa a la Revolución de no haber dado un apoyo activo.
¿Y que se entiende por apoyo activo? ¿Acaso se pretendía que Cuba, cuyas armas, cuyos recursos se sabe cuales son sus características, podía impedir y debía impedir el desembarco de las tropas norteamericanas en Santo Domingo? Tiene Cuba armas para defenderse a sí misma y en una correlación infinitamente inferior a los imperialistas, armas defensivas. Y son tan miserables estos señores, tan desvergonzados, que intentan responsabilizar a Cuba de no haber impedido… Porque ¿qué otra cosa quiere decir apoyo activo? Porque todo cuanto Cuba podía hacer dentro de aquellas circunstancias, todo cuanto Cuba podía hacer y debía hacer, lo hizo. Y pedirle a Cuba que impidiera el desembarco es como pedirle a Camboya, en el sudeste de Asia, que impida los bombardeos a Vietnam del Norte y que impida la ocupación por la infantería de Marina yanqui, de Vietnam del Sur.
Desgraciadamente, las fuerzas de Cuba son limitadas. Pero en la medida de esas fuerzas, y de la manera óptima posible, y de la manera decidida, a la vez que más adecuada a las circunstancias, presta y prestará a la Revolución su máximo apoyo.
A aquellos que crean que este país teme a los imperialistas, a aquellos que crean –con espíritu de superioridad o con insolente delirio de superioridad sobre nadie- que este país teme a los imperialistas, bien les valdría haber vivido una hora aquí en este país, cuando la Crisis de Octubre y cuando por primera vez un pueblo pequeño como este se vio amenazado con una andanada masiva de cohetes nucleares sobre su territorio, la actitud que tuvo este pueblo y la actitud que tuvo el Gobierno Revolucionario.
Muchas tonterías y muchas boberías se escriben y, sobre todo, se escriben por los irresponsables, cuando ciertos documentos no pueden ser dados a la luz. Pero algún día la humanidad sabrá y algún día la humanidad conocerá todos los hechos. Será ese día, cuando los miserables vean que no hubo ningún compañero Guevara asesinado, cuando se conozca igualmente cual fue la posición de Cuba en aquellos días difíciles y cual fue la serenidad de este pueblo. Cuando se comprenda, no habrá nadie, por insolente que sea, por provocador que sea, que se atreve a poner en duda el sentimiento de solidaridad de este pueblo y el valor de este pueblo.
Valor que lo demuestra el hecho de su conducta. No obstante ser este un país que esta a noventa millas de la metrópoli imperialista, sobre cuyas cabezas en los venideros pesaran enormes peligros en la misma medida en que el movimiento revolucionario crezca. Movimiento revolucionario que crece sobre todo a partir del ejemplo de la Revolución Cubana; movimiento revolucionario que crece, que se agigante, por el ejemplo de Cuba, por las victorias de Cuba, por la posición de Cuba frente al enemigo.
Y hay que tener en cuenta que cuando este país desafía ese peligro, este no es un país que posea millones de hombres sobre las armas, este no es un país que posea armas termonucleares, porque aquí nuestros cohetes son morales; y el numero de millones no es lo infinito, el numero de hombres no es lo infinito, sino la dignidad y el decoro de este pueblo.
Y serán los años venideros los que hablen por nosotros, y serán los años venideros quienes se encarguen de aplastar a los calumniadores; no a esto, que son agentes conocidos de los imperialistas, sino a los confusos, a los intrigantes, a quienes se dejan intrigar y sirven de instrumento a las mentiras contra nuestra Revolución.
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Dejémonos de mierdas y copias y pegas interminables.
El capitalismo no es defendible. Ya sabemos que los trotskistas y los stalinistas son incompatibles. Los unos dicen pestes de los otros. Nada nuevo, no tratemos de inventar ahora la pólvora.
Ni Trotsky fue un defensor del capitalismo ni un vendido a no sé qué causas ni es un dios al que no se le pueda discutir su gran teoría.
Stalin no es como un dictador capitalista, no es Hitler, como sulen decir los carcas de siempre, pero Stalin confundió eso de "dictadura del proletariado" con dictadura personal o dictadura de partido. El socialismo no puede depender de una persona "carismática"; como no dependa del pueblo, no tiene nada que hacer. Sólo el pueblo de abajo, y no una figura genial, puede garantizar el socialismo. El pueblo de abajo y unas instituciones, no la voluntad de una persona. No había eso en el Este de Europa y por eso volvió el capitalismo clásico.
El fondo del asunto en esta discusión es que en Argentina hay gente embobada con la Cris y con el peronismo (demasiada categoría se da a Perón para otorgarle el "ismo"), a la que consideran "revolucionaria" cuando defiende el sistema capitalista, el dios Mercado, aunque pueda ser más o menos reformista.
Pero observo que aquí, en este foro, hace aproximadamente un año o algo más, me parece recordar que defendían la política cristino-nestoriana diciendo que era muy progresista, que había sacado a Argentina prácticamente del "corralito" y bla, bla, bla. ¿No era Antigusano, el actual martillo de Cristina? ¿Quién era el que me decía a mí lo buena que era doña Cris, esa musa "encantadora" con aspiraciones a ser la nueva Evita? Y no me refiero a Papiyo.
En fin, los contrasentidos de siempre.
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De: albi |
Enviado: 18/02/2012 20:03 |
"Sólo el pueblo de abajo, y no una figura genial, puede garantizar el socialismo. El pueblo de abajo y unas instituciones, no la voluntad de una persona"
Totalmente de acuerdo con esto |
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