Esta ternura y estas manos libres, ¿a quién darlas bajo el viento ? Tanto arroz para la zorra, y en medio del llamado la ansiedad de esa puerta abierta para nadie. Hicimos pan tan blanco para bocas ya muertas que aceptaban solamente una luna de colmillo, el té frío de la vela la alba. Tocamos instrumentos para la ciega cólera de sombras y sombreros olvidados. Nos quedamos con los presentes ordenados en una mesa inútil, y fue preciso beber la sidra caliente en la vergüenza de la medianoche. Entonces, ¿nadie quiere esto, nadie?
Julio Cortázar
EL NIÑO BUENO
No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo. Acepto este destino de camisas planchadas, llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras. El largo desarreglo de los sentidos me va mal. Opto por el dentífrico y las toallas. Me vacuno. Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente para traerte un pescadito rojo bajo la rabia de gendarmes y niñeras.