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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: albi  (Mensaje original) Enviado: 25/02/2012 20:55

Nicolás Tereschuk (Escriba)

 

La responsabilidad

 

Entonces era primavera y tierno nuestro amor

Entonces la saludaba cada día con mi canto

Como canta el ruiseñor en la alborada del estío

Y apaga sus trinos cuando va entrando el día

Shakespeare, Soneto 102

 

Cuando me pongo mal leo a Weber.

Creo que en estos días, algunas novedades se hacen patentes:

  • Hay en el país un sentimiento opositor que hoy no es mayoritario, pero sí incluye a una cantidad importante de personas. Personas que pueden haber votado a Cristina o, lo más seguro, no lo hayan hecho. Están allá, en esos territorios donde el voto del oficialismo se hace menos denso. Allá, donde se generan y difunden ciertos gustos y modos de hablar, cierta cultura, ciertos formatos de pensamiento.
  • Ese sentimiento opositor se compone, entre otras cosas, de algunos reclamos genuinos, legítimos. No inopinables, claro. Pero sí legítimos. Y muy anclados en parte de nuestra Historia. La reciente y bastante más allá.
  • ¿Qué quieren? ¿Quieren el Bien? ¿Quieren Justicia? ¿Quieren Honestidad? ¿Quieren Libertad? ¿Quieren Igualdad? ¿Fraternidad? ¿Modernidad acaso?
  • No hay partidos opositores nacionales que puedan canalizar ese sentimiento opositor. Hoy no existen.
  • No hay “fin de la Historia nacional y popular” de nada acá. Esto es Argentina, América Latina. El “nunca” de “Nunca Menos” se construye todos los días. De a un día por vez. Siempre hay demandas nuevas y otras viejas que se renuevan, que mutan, que se vuelven a poner en primer plano.
  • ¿Las demandas? Provienen de todos lados. De los que se sumergen en ese sentimiento opositor sin canales y también de los que no tienen nada en contra del oficialismo. De los que ponen la histeria por sobre el dolor y de los que primero se conmueven y recién después se enojan. De todos. De cualquiera tan parecido a aquellos que un día van a trabajar pero resulta que no vuelven más.
  • El único actor político nacional que puede recibir, que puede ser objeto de esas múltiples demandas es el Gobierno nacional. Y no podría ser de otra manera.
  • El único actor político nacional que puede operar para empezar a dar cuenta de esas demandas hoy es el Gobierno nacional.

Algo más:

  •  No desde ahora, muchachos. Por lo menos desde el Indoamericano, en diciembre de 2010, debería formar parte de nuestro sentido común que los problemas concretos de la gente son a esta altura de la velada responsabilidad del kirchnerismo. Que no hay “apelación a los duhaldismos” que te venga a salvar cuando hay compatriotas que se ven acechados por riesgos absurdos ahora, en 2012.
  • Al igual que podríamos pensar que si no se hubieran estatizado las AFJP (o tantas otras cosas que hizo el kirchnerismo) hoy estaríamos con la mierda hasta el cuello, sabemos -debemos saber- que hay otras cosas que no se hicieron o que se hicieron mal y que bien pueden comenzar a cubrirnos no precisamente de flores si no se acierta con las políticas.

¿Y entonces? Cuando todavía todos te miran para que resuelvas las cosas es porque las cosas se pueden resolver. Soy de los que creen que incluso se puede decir “nos equivocamos en esta área de política pública y vamos a cambiarlo así”. Aún si no se quisieran usar las palabras, es posible meterle mano a las políticas.

De hecho, la presidenta Cristina Kirchner ya metió varios cambios de frente desde fines de 2010 a esta parte sin decir “agua va” y resultaron avances (Ministerio de Seguridad, Schoklender, José Pedraza, reordenamiento de subsidios, por ejemplo).

Me parece que es posible. Pensemos: si a la compañera Dilma Rousseff algunos la elogian por impulsar la renuncia de varios de los ministros de las que ella misma había sido jefa de Gabinete durante cinco años (te presento a tus ministros, Dilma, mucho gusto), a la compañera Cristina tendrán que elogiarla si logra cambiar las políticas que se necesiten para responder a las demandas pendientes. (Perdón la ironía).

Pero para avanzar hay que hacerse cargo. Dice Max Weber en un texto tan bello como contundente:

Cuando las consecuencias de una acción realizada conforme a una ética de la convicción son malas, quien la ejecutó no se siente responsable de ellas, sino que responsabiliza al mundo, a la estupidez de los hombres o a la voluntad de Dios que los hizo así. Quien actúa conforme a una ética de la responsabilidad, por el contrario, toma en cuenta todos los defectos del hombre medio (…), no se siente en situación de poder descargar sobre otros aquellas consecuencias de su acción que él pudo prever“.

En esta semana horrible, creo que leer otra vez aquel final vale la pena:

La política consiste en una dura y prolongada lucha contra tenaces resistencias, para las que se requiere, al mismo tiempo, pasión y mesura. Es completamente cierto, y así lo prueba la Historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez. Pero  para ser capaz de hacer esto no sólo hay que ser un caudillo, sino también un héroe en el sentido más sencillo de la palabra. Incluso aquellos que no son ni lo uno ni lo otro han de armarse desde ahora de esa fortaleza de ánimo que permite soportar la destrucción de todas las esperanzas, si no quieren resultar incapaces de realizar incluso lo que hoy es posible. Sólo quien está seguro de no quebrarse cuando, desde su punto de vista, el mundo se muestra demasiado estúpido o demasiado abyecto para aquello que él ofrece; sólo quien frente a todo esto es capaz de responder con un ‘sin embargo’; sólo un hombre de esta forma construido tiene ‘vocación’ para la política“.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: albi Enviado: 25/02/2012 21:10
Corridos “por izquierda”

 

El liberalismo pretende la subordinación del universal, o sea, del Estado, al
particular, esto es, a la sociedad civil, o más específicamente al mercado, a la propiedad que, como sabemos después de Marx, es el capital. El Estado ético (Hegel), en cambio, pretende que el particular, el mercado, la sociedad civil, tengan su lugar, se desarrollen, crezcan, pero como momentos de la realización de todos en el universal concreto que es el Estado.”

(De este capítulo, de Rubén Dri).

El discurso de la presidenta Cristina Kirchner pronunciado ayer en la Casa Rosada fue el más claro que realizó sobre cuáles son sus preocupaciones y su visión de cara a su segundo mandato. El enfoque de la jefa de Estado se viene moldeando desde la campaña electoral y tomó forma con sus palabras en la Conferencia Anual de la UIA y ante la Asamblea Legislativa. Pero ahora parece asentarse y se entiende mucho más.

Vamos a dejar de lado las opiniones y a ponernos por unos minutos los anteojos de Cristina. ¿Qué vemos?:

  • Con el crecimiento de estos años, algunos sectores de los trabajadores “en blanco” lograron tener “los mejores salarios de entre los asalariados”.
  • Con el crecimiento de estos años, algunos empresarios tuvieron muy buenas ganancias.
  • Todavía tenemos sectores informales, precarizados, desocupados, pobres.
  • Obtuve el mayor porcentaje de votos de un presidente en esta democracia: no acepto “presiones”. Digamos, si esos sectores a los que les fue bien se las pueden seguir arreglando para que les vaya bien, no hay problema. No acepto que se nucleen como “factores de poder” ni que tomen acciones con las que quieran pisar el jardín de quien toma las decisiones sobre el rumbo y los ritmos con los que marchará la economía.

En un ejercicio de imaginación, pienso que si uno le preguntara a la Presidenta si se está “corriendo a la derecha”, ella podría responder que se está “poniendo por arriba”.

Nos quitamos los anteojos ahora.

A favor del enfoque de la jefa de Estado se puede decir una cosa. Cuando la Presidenta arrancó con esta línea discursiva, el impacto más fuerte se dio en la CGT. Los titulares de la prensa destacaban sus cuestionamientos a la conducción de la central obrera, un sector que había sido manifiestamente oficialista. Luego, Hugo Moyano respondió a las críticas en un acto. Si vemos el panorama ahora, tras el recambio gubernamental del 10 de diciembre, el “mundo empresario” también siente el impacto de la línea oficial. La ratificación de un funcionario como Guillermo Moreno hace prever que habrá un seguimiento constante por parte del Gobierno de los cuellos de botella del mercado. Y hay que escuchar a los voceros de la City hablar de cómo funciona “el control de cambios”, cómo avanzan las “presiones” del Banco Central para que los bancos bajen las tasas, cómo el sistema financiero se encamina a funcionar como uno “estatizado” (sic) y por qué no suben las acciones de los bancos ante esa situación.

De todos modos, la estrategia encarada por Cristina tiene mucho de desafío, de innovación, de avanzar sin mapa prefijado. Porque, claro, uno puede ponerse “por arriba”. O, en fin, estar “por arriba”, por ser el único actor con iniciativa política de este bendito sistema. No será menos cierto que quien está “por arriba” dejará, de algún modo, de estar “a la izquierda”.

Así, según parece, el 2012 será el año en que el kirchnerismo será corrido “por izquierda”. Mi impresión es que todos, todos, todos los que quieran correrlo -aún sin proyectos de poder concretos- , lo harán “por izquierda”.

En ese contexto, el desafío y las incógnitas son grandes. No es cuestión de hacer como la gente con muchos años de educación formal que es capaz de ver a Patton avanzando con los tanques por Europa y confundirlo con los Nazis entrando en París, sino de detenerse a analizar un poco.

Uno puede pensar que cuestionar los reclamos de un sector en blanco y sindicalizado de los asalariados ayuda a impedir la conformación de una “aristocracia” asalariada. Y puede considerar que de esa forma logra la capacidad de transferir ingresos hacia “los de abajo” y así igualar.

También podría pensar en otra estrategia, que implica empujar a los asalariados en blanco hacia arriba y que eso “arrastrará” a los desocupados, los precarizados.

La primera opción, por la que parece optar Cristina requiere de medidas concretas, un seguimiento fuerte para que los ricos no se escapen solos y te rompan el “esquema igualador”. También necesita de acciones del Estado para ir dando cuenta de las demandas bien concretas de “los de abajo”, que por otra parte son muy difíciles de tapar. Se da cuenta de ellas o se expresan en un Parque Indoamericano o en una elección legislativa. Esto hay que tenerlo claro.

No hay plan prefijado para esto que plantea Cristina. Si miramos con el espejo retrovisor, el neoliberalismo no planteaba  hundir a todo el mundo en el hambre sino que contaba con un discurso según el cual en la sociedad había sectores privilegiados y que se requería más “equidad” para beneficiar a los de abajo. Claro que los recortes siempre se hacían primero y las medidas “compensatorias” al final nunca se tomaban. Y por la exposición a los shocks externos también es cierto que se cortaban los ciclos de crecimiento.

Como vemos, se trata este que comienza en 2012 de un escenario nuevo, desafiante, que requiere de políticas muy concretas y precisas por parte del Estado. Es también, para los que nos sentimos a gusto con la pared a la izquierda, para los que no nos surge adoptar una posición festiva ante las críticas a sectores asalariados y sus representantes, un panorama que inquieta.

Pero claro, no es menos cierto en el primer mandato de Cristina Kirchner ocurrió algo que no pasa cada cinco minutos en la Argentina. Se fue consolidando una identidad política. Y ahí estamos.

Buen año para todos.

Fuerza, Cristina. No aflojés.


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Matilda Enviado: 26/02/2012 02:38

TBA y el clan Cirigliano: cultores del subsidio y la baja inversión

Fecha: Jueves 23 de febrero de 2012

Por: Verónica Zaldívar

Lejos quedó la época en que los Cirigliano jugaban al golf con Carlos Menem, en tiempos de privatizaciones y pizza con champagne; en aquellos dorados noventa, fueron bendecidos con la concesión de la explotación de las líneas Mitre y Sarmiento. Los hermanos, principales accionistas de TBA, se adaptaron rápidamente al nuevo aire “nacional y popular” a partir de 2003; incluso, dicen las malas lenguas, uno de ellos se encargó de juntar billetes para la campaña presidencial de Néstor Kirchner en el sector de transporte. Su buena relación con el poder político nunca menguó, siendo parte de la troupe que hacía buenas migas con el ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime, hoy procesado por múltiples hechos de corrupción (básicamente, recibir jugosas dádivas de éste y otros grupos económicos).

Con el kirchnerismo llegó la hora, para el Grupo Plaza de los Cirigliano, de absorber decenas de nuevas líneas de colectivos, muchas veces con procedimientos non sanctos para los cuales contaban con la inestimable colaboración de distintos funcionarios de turno. También llegó la operación de líneas interurbanas, así como la incursión en nuevos negocios: Sig S.A. (informática), Pasajes Express, Transmedios (publicidad en medios de transporte), compañías dedicadas al marketing, fondos de inversión y negocios agropecuarios, entre otros. Como denunciamos en LVO 461, fueron actores privilegiados en un proceso de concentración de capitales inédito en el sector del transporte, además de estar entre los grandes beneficiarios en el festival de subsidios K. Se expandieron a otros países, ganando concesiones para transporte urbano en Latinoamérica e iniciando nuevos emprendimientos en Estados Unidos, donde tienen una empresa de autobuses de lujo.

Con participación en holdings como Cometrans y consorcios asociados al Estado como UGOFE, la familia Cirigliano interviene en la gestión de varias líneas más de ferrocarril, además de recibir dinero del Estado para reparar unidades mediante otras empresas que posee. La falta de inversión en infraestructura, una generalidad entre las empresas de transporte, llevó a múltiples “accidentes” que ya suman decenas de trabajadores y pasajeros muertos o severamente lesionados, y a rebeliones de usuarios hartos del mal servicio, con estaciones incendiadas inclusive (como la de Haedo, en 2005). Hace pocos meses, la línea Sarmiento donde ayer se vivió una nueva masacre, fue escenario de otro hecho terrible en Flores, donde fallecieron 11 personas. Pero los Cirigliano duermen tranquilos; saben que gozan de completa impunidad, apoyados por un gobierno que los cuenta entre sus “empresarios amigos”, aunque tuvieran que hacer algunas concesiones como renunciar a la Asociación Argentina de la Empresa (AEA) para complacer a los Kirchner. Los beneficios justifican ampliamente estos pequeños “daños colaterales”: solamente durante 2011 recibieron $147 millones en concepto de subsidios, y este año esperan recibir cerca de $200 millones, lo cual se estima los llevaría a incrementar en un 20% sus ganancias, mientras el aumento salaria para los trabajadores ferroviarios estaría por debajo de ese porcentaje.



 
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