DOMINGO DE RAMOS
Iniciamos con el Domingo de Ramos la Semana Santa. El protagonista central es Jesucristo, nosotros los destinatario de su Pascua. Frente a este acontecimiento podemos tomar la actitud de simples espectadores de un hecho de la historia, o sentirnos realmente destinatarios del camino y de la obra de Jesucristo. El primero contempla un hecho del pasado que despierta, tal vez, sentimientos de admiración. El segundo, en cambio, se descubre como parte de un acontecimiento que lo involucra. Esta distinción tiene grandes consecuencias tanto para la celebración de la Pascua como para su significado en nuestras vidas. Nuestra actitud no cambia el hecho, lo que aconteció, pero sí nos dispone a participar y a comprender lo que celebramos. Una Semana Santa bien vivida nos ayuda a sentirnos parte de este acontecimiento único.
Dije Dios... me duele y Dios dijo... lo se.
Dios estoy tan deprimida... y Dios dijo por eso te dí el brillo del sol.
Dije Dios he llorado tanto... y Dios dijo por eso te dí lágrimas.
Dije Dios me siento ta sola... y Dios dijo por eso te dí seres queridos.
Dije Dios mi ser más querido murio... y Dios dijo yo vi al mio clavado en la cruz.
Dije Dios tu ser mas querido vive... y Dios dijo el tuyo también.
Dije Dios me duele... y Dios dijo lo se.
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