Los padres de Ricardo le habían entregado un loro de regalo. Aunque era un loro muy bonito, tenía la mala costumbre de decir una cuantas malas palabras. Con una gran paciencia, Ricardo procuraba corregirle usando música tranquila y afecto… pero el loro seguía igual que siempre!!
Hasta que un día, a Ricardo se le terminó la paciencia y encerró en el congelador al animal. Al principio éste gritaba empedernidamente, pero al rato ya no se escuchaba nada. Entonces Ricardo se arrepintió y abrió velozmente la puerta del congelador.
El ave salió con cara de susto y murmuró: “Lamento muchísimo haberte molestado con mis malas palabras. Discúlpame, ¡¡no lo volveré a hacer!! Ricardo, asombrado por la transformación del loro, no comprendía bien lo que le había incitado al cambio, cuando siente que el loro le dice…”Oye, ¿te puedo preguntar algo? ¿Qué hizo el pollo?