FLORES IMPERFECTAS
Mientras tomaba un café en el supermercado,
mis ojos se toparon con una señora que buscaba flores en un
pequeño kiosco circular, todo en verde oscuro,
con pequeños tarros que albergaban a los variados ramos de
flores. La señora de mediana estatura, rubia, vestida elegantemente,
con zapatos taco alto, no hay nada mejor que creerse que uno
que se ve estupenda y es la reina del universo.
La bien ataviada "lady" puso sus ojos por media hora en
inspección rigurosa de cada pétalo de las flores en cuestión.
Se dio vueltas y más vueltas en el kiosco circular para observar
detenidamente hasta el papel en que venían las flores envueltas;
tocaba para sentir la suavidad del papel.
¡Que búsqueda de la perfección! Todos buscamos lo mejor dentro de lo mejor.
Nos volcamos a ciertos rituales de vida que nos agobian y el
único escape es buscar perfección en otras cosas que no se
presentan en la vida cotidiana. El observar cada detalle y no
dejar huella a la imperfección, produce que algo de la naturaleza como
una flor se convierta en algo ficticio. Vivimos, muchas veces,
en ambientes ficticios, casas ficticias, egos ficticios.
Una flor imperfecta modela la cercanía a la ingenuidad,
a la belleza pura sin buscar tanta perfección en donde no la hay.
La vida como todo, es imperfecta, al igual que miles
de cosas que topamos en el camino del día a día.
¿No será mejor vivir con más imperfección y ser más feliz?.
Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo. William Shakespeare
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