El Senado argentino aprobó hoy la ley de Muerte digna, que ya había sido aprobada en Diputados en noviembre de 2011. La aprobación, según la web de Clarín, fue unánime, contando con los votos del oficialismo y de la oposición.
La ley se aplica a los enfermos terminales como también a los que sufren enfermedades o heridas irreversibles e incurables y establece que tienen derecho a negarse a operaciones quirúrgicas, hidratación y nutrición, reanimación y sistemas de soporte vital, tales como respiradores artificiales. En vez de buscar una orden judicial, todo lo que necesitan es preparar una instrucción anticipada sobre el cuidado de su salud y firmarla ante un notario, con dos testigos presentes. También absuelve a los médicos de toda responsabilidad legal cuando cumplen con el deseo del paciente.
Los desafíos éticos que implica la situación se agravan cuando el paciente ya no puede hablar y no ha preparado un documento formal anticipadamente. En estos casos, la ley argentina faculta a los familiares o representantes legales a tomar la decisión en su nombre.
Se descontaba la aprobación por amplio margen, en parte debido a que prohíbe expresamente la eutanasia o cualquier otro acto que cause la muerte y en cambio se concentra en los derechos de los pacientes y sus familias.
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Algunos legisladores manifestaron malestar por la posibilidad de desconectar el soporte vital a alguien que ya no puede comunicarse. El diputado Julián Obligo, del partido conservador PRO (Propuesta Republicana), rogó a sus colegas eliminar esa referencia aduciendo que equivalía a eutanasia al acelerar la muerte. Sonia Escudero, miembro disidente del partido peronista gobernante, sostuvo que retirar la nutrición y la hidratación podría causar dolor a un moribundo.
Expertos en medicina y bioética dijeron lo contrario, que las evidencias científicas demuestran que los moribundos naturalmente dejan de comer y beber por un motivo, que sus organismos se están extinguiendo y que alimentarlos forzosamente les causa dolor. En cambio, sin alimentos ni bebida, el metabolismo produce sustancias que causan un sentimiento de euforia.
DOS CASOS. Una de las impulsoras de este proyecto fue Silvia Herbón, madre de Camila Sánchez, una niña que debió ser revivida al nacer, pero que luego de ese percance cayó en un estado vegetativo permanente. Desde entonces vive conectada a un respirador artificial, del que su madre pretende desconectarla.
Otro de los casos que resonó en los días previos a la votación fue el del músico argentino Gustavo Cerati, de 52 años, quien permanece en coma desde el 15 de mayo de 2010, cuando sufrió un accidente cerebrovascular tras brindar un recital en Venezuela.
A diferencia de Silvia Herbón, la madre del ex vocalista y líder del grupo Soda Stereo, Lilian Clark, descartó hoy toda posibilidad de que vaya a recurrir a la ley. "Yo nunca me planteé la alternativa de la muerte digna, porque confío en que Gustavo va a salir, así que no lo tengo en mis pensamientos", afirmó hoy.
En base a agencias, Clarín y GDA I La Nación