Cuando el pasado 6 de mayo el rostro de Alexis Tsipras saltó a las pantallas de los medios de toda Europa nadie era capaz de reconocer a este líder recién nacido. Con su discurso alternativo, anti-austeridad y anti-dictadura de los mercados, consiguió ganarse al 17% de la sociedad griega, exhausta tras cinco años de recesión, dos rescates y un memorando que pesaba como una losa sobre una economía esquelética y unos ciudadanos agotados.Su discurso alternativo, partidario del euro y de Europa, pero, en contra del paquete de medidas impuesto por la troika, encantó a muchos ciudadanos que vieron en él, una opción nueva, no contaminada por años en el poder. Tsipras logró dinamitar el bipartidismo entre socialistas (PASOK) y conservadores (Nueva Democracia), vigente en los últimos treinta años en la política griega. Se convirtieron en la segunda fuerza del Parlamento con 52 escaños, por delante del aparato del socialismo desgastado del PASOK, que se quedó con 41 diputados. Desde entonces ha sido un mes y medio trepidante, la propia Coalición no esperaba un crecimiento de tal envergadura. Tsipras ha moderado su discurso, insistiendo en que quiere quedarse en Europa. Un deseo, de difícil coexistencia con su programa electoral, en el que aboga por subir los salarios, apoyar las economías domésticas, nacionalizar la banca ya saneada y subir los impuestos de las rentas más altas. Con su nuevo aire europeísta ha tratado de neutralizar el mensaje del miedo que lleva semanas en boca de los dirigentes financieros del planeta, desde la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde a los comisarios europeos, el Gobierno alemán o el BCE. Hoy Tsipras, durante una comida con sus colaboradores, sonreía pero su rostro denotaba la preocupación de quien sabe que tiene una oportunidad pero que es fácil que mañana se les escape de las manos: "Somos optimistas. Puede que ganemos pero no va a ser fácil", ha reconocido. La pugna está entre él y Samaras, el líder del partido conservador Nueva Democracia, una opción segura para Europa, desde el punto de vista del sistema, un valor seguro. También nos ha dicho que quiere mandar un mensaje de esperanza a otros países como España: "hay otras maneras de salir de la crisis, no sólo con ajustes. Mañana se despejará el primer capítulo de esta peligrosa odisea griega que amenaza con arrastrar a toda Europa.