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La cuestionada reforma a la Justicia, que el Congreso aprobó en medio de una oleada de críticas y que a los pocos días debió ser archivada para desactivar las protestas, ha pasado factura al Presidente de Colombia. El caso provocó la renuncia irrevocable del ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra.

A poco más de un mes del término del segundo año de su gestión, que inició el 7 de agosto del 2010, Juan Manuel Santos transita por la etapa más complicada al frente de la Casa de Nariño. Por ejemplo, una encuesta de la empresa Gallup determinó que la imagen favorable del sucesor de Álvaro Uribe es ahora del 48%, es decir, cayó 16 puntos en relación con un sondeo realizado en abril pasado.

Una medición publicada a inicios de año por el Noticiero CM& señaló que el 83% de los consultados aprobaba la gestión del actual Jefe de Estado colombiano.

¿Cuáles son las causas del desplome de la aceptación del Presidente? Uno de los detonantes fue, precisamente, la abortada enmienda judicial. Esta, entre otros aspectos, abría las puertas para que queden en el aire unos 1 500 procesos que están en manos de la Corte Suprema de Justicia contra congresistas, ex parlamentarios, altos cargos y ex funcionarios por una serie de irregularidades. Por ejemplo, eso hubiese pasado en los procesos iniciados a ex colaboradores de la doble administración de Uribe (2002-2010) por los bullados casos de las interceptaciones telefónicas ilegales o ‘chuzadas’.

Y si la reforma se promulgaba, asimismo, hubiesen quedado en un limbo jurídico los juicios iniciados a políticos por sus nexos con los escuadrones paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, extrema derecha), un escándalo que en este país se denomina ‘parapolítica’.

“El fracaso de la reforma a la Judicial configura el peor momento político de la gestión de Santos y se constituye en un punto de quiebre para su gobierno”. De esa manera, el analista colombiano León Valencia sintetiza para este Diario la tormenta política que el Ejecutivo colombiano afronta tras la aprobación de la enmienda y el inmediato archivo de esta, obligado por el rechazo a toda escala al texto aprobado en el Congreso. El director de la ONG Corporación Nuevo Arco Iris, con sede en Bogotá, sostiene también que el caso pondrá a prueba a la coalición de partidos que el Ejecutivo de Santos consolidó en el Legislativo y que, en la práctica, siguió una ‘hoja de ruta’ trazada desde la presidencial Casa de Nariño.

Valencia, asimismo, enfatiza que detrás del archivo de la fallida reforma existe otros componentes que se deberán tener en cuenta en el futuro: la voz de los ciudadanos y una opinión pública más crítica. “Sí, es como un fenómeno nuevo que se dio en las redes ciudadanas y en los medios de comunicación. Jugaron un papel fundamental y son como unos nuevos protagonistas de la política”.

¿Qué requiere hacer Santos para enderezar la nave de su administración? El politólogo colombiano Alejo Vargas considera que al menos son necesarias dos decisiones, para superar la que considera la peor crisis política de la historia reciente de Colombia. Una, iniciar la reingeniería de su gobierno, que incluye el cambio de colaboradores. Y dos, reformular la agenda para los próximos dos años.

Valencia, en cambio, cree que la agenda gubernamental debiera dar más prioridad a los temas sociales y enfocarse en lo que el propio gobernante ha denominado como programas para la prosperidad. Además, sugiere que el Presidente “tiene que enfrentarse con (Álvaro) Uribe porque este le está dando palo y palo y Santos está quieto”. Y añade: “El que aprovecha todas las complicaciones del Gobierno es Uribe”.

En tanto que el analista colombiano Ramiro Bejarano, en su columna de opinión publicada este domingo en el diario bogotano El Espectador, hace una demoladora crítica. Y sintetiza: "Que Santos caiga en las encuestas y que en el Campus Party lo hayan abucheado muchos estudiantes, por primera vez en su gobierno, no es raro, lo tiene merecido, por su tozuda postura de sacar la inmoral reforma a la justicia".

De cara a las elecciones del 2014, en las cuales el actual Mandatario pudiera buscar la reelección, el Ejecutivo colombiano también requiere cambios en el manejo del tema de la inseguridad. Precisamente, el sondeo de Gallup también detectó que el 78% de los consultados desaprueba la actuación de Santos y la Fuerza Pública en esta materia.

La legislatura, mal vista

La caída de la imagen de Juan Manuel Santos también se reflejó en el chasco que vivió, el jueves pasado, durante su visita a Campus Party, la feria de las tecnologías que se realizó en Bogotá. El Presidente fue abucheado por un grupo de los jóvenes asistentes, y abandonó el evento porpedido de su equipo de seguridad.

El fracaso de la reforma a la Justicia también se constituyó en un duro varapalo para el Congreso colombiano. El sondeo de Gallup detectó que el 69% de los consultados desaprueba la actuación del Legislativo. Desde agosto del 2000, este no tenía una imagen tan desfavorable, según lo reseñó el diario El Tiempo.

La misma medición determinó que el 70% de los encuestados rechaza la gestión de la Función Judicial.